Hace 80 años, el 23 de agosto de 1927, los anarquistas italianos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, acusados y condenados por un crimen sin pruebas, eran ejecutados en la silla eléctrica en una prisión de Massachusetts, al noreste de Estados Unidos.
Un relieve dedicado a nicola sacco y bartolomeo |
Casi
un siglo más tarde, este caso sigue siendo 'una de las páginas más
negras de la historia estadounidense, una historia de pasiones
mortíferas alimentadas por temores políticos y prejuicios étnicos',
estimaba la semana pasada el New York Times.
El
15 de abril de 1920 un transportador de fondos y un guardia que
trasladaban los salarios de los empleados de una fábrica de zapatos de
South Braintee, en las afueras de Boston, fueron víctimas de un atraco.
Las dos maletas que contenían la paga de los obreros fueron robadas y
los dos hombres mortalmente heridos.
El
5 de mayo de 1920 la policía detuvo en un tranvía a dos pasajeros. Eran
Sacco y Vanzetti y estaban armados. Fueron encarcelados por portar
armas prohibidas. Sin pruebas formales, la policía los acusó del
millonario asalto y el doble asesinato.
En
esos inicios de la década del 20 el contexto social en Estados Unidos
era explosivo. Los sindicatos, animados por militantes anarquistas a
menudo de origen extranjero, multiplicaban las huelgas en todo el país.
Varias personalidades, entre ellas el presidente de la Corte Suprema,
recibieron paquetes-bomba. Las manifestaciones callejeras degeneraron
en enfrentamientos violentos. Reinaba un clima de casi guerra civil y
algunos responsables políticos no dudaban en amalgamar a huelguistas,
extranjeros y 'rojos'.
Massachusetts,
considerado actualmente uno de los Estados más progresistas de Estados
Unidos, era en esa época un bastión del conservadurismo. El proceso de
los dos anarquistas fue dirigido por el juez Webster Thayer, convencido
desde el inicio de la culpabilidad de quienes consideraba 'anarquistas
bastardos', recuerda Bruce Watson, autor del libro 'Sacco and Vanzetti.
The men, the murders, and the judgment of mankind', que acaba de ser
publicado en Estados Unidos y ha sido muy elogiado por la crítica.
'El
proceso fue una farsa', sostiene Watson. El jurado compuesto únicamente
por blancos todos de origen anglosajón dio su veredicto en apenas tres
horas. Todas las apelaciones fueron rechazadas, incluso después de que
un reincidente, Celestino Madeiros, admitiera ser el autor del doble
crimen.
Intelectuales y escritores como
Bertrand Russell, John Dos Passos, George Bernard Shaw y H.G. Wells
asumieron la defensa de Sacco y Vanzetti. Manifestaciones a menudo
violentas estallaron en Estados Unidos y en Europa, especialmente en
Londres, París y Berlín, para reclamar la liberación de los italianos.
Pero fue en vano.
Muchos años más
tarde, en 1969, un juez de la Corte Suprema, William Douglas, escribió
que a cualquiera que lea la transcripción de las audiencias 'le costará
creer que ese proceso se desarrolló en Estados Unidos'.
En su libro, Watson estima que este caso sigue 'atormentando la historia estadounidense'.
'El
fanatismo de un juez y de un fiscal, la indiferencia de demasiados
estadounidenses y la moral dudosa de demasiados testigos llevaron a una
negación de justicia', concluye.
No
obstante, Watson recuerda que Sacco y Vanzetti -lejos de la imagen de
estereotipada difundida gracias a la célebre canción que les dedicara
Joan Baez 'Here's to you'- no eran unos 'bebés de pecho'.
Los dos hombres 'creían en la insurrección armada' y eran 'militantes revolucionarios', afirma.
El
23 de agosto de 1977, exactamente 50 años después de su ejecución, el
gobernador de Massachusetts Michael Dukakis absolvió simbólicamente a
Sacco y Vanzetti y declaró que 'todo deshonor debía ser suprimido de
sus nombres para siempre'.
FIN
[En memoria de los antepasados]
NOTAS ES ESTA SECCION
Sacco y Vanzetti, por
Howard Zinn
Una
lucha y la infamia de una clase que jamás serán olvidadas, por FAU
Antes de morir en la silla eléctrica en la prisión de Charlestown, el 23 de
agosto de 1927, Nicola Sacco se volvió hacia los testigos y exclamó
tranquilamente: "Buenas noches señores, ¡viva la anarquía!"
Desde entones sus nombres quedarían indisolublemente unidos en la memoria colectiva como expresión de indignación frente a la injusticia. Aunque Sacco y Vanzetti hubieran cometido realmente aquel delito, no terminarían en la silla eléctrica por ello, sino por su condición de ANARQUISTAS, EXTRANJEROS Y POBRES.
Horacio Sacco
...¡Oh, compañeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este horror debe terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero como mueren todos los anarquistas, altivamente, protestando hasta lo último contra la injusticia.
...Por eso muero y estoy orguloso de ello! No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruída..."
Nicola Sacco
Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti eran dos inmigrantes italianos, acusados del asalto y homicidio del pagador de una fábrica, Frederick Parmenter, y su escolta Alessandro Berardelli, en el pueblo de South Braintree, Estados Unidos, el 15 de abril de 1920. El proceso judicial causó un gran escándalo internacional y fuertes protestas, sobre todo en Europa aunque también tuvo grandes dimensiones en Latinoamérica, debido a las escasas e insuficientes pruebas. Pese a las protestas y los pedidos de clemencia arribados de todo el mundo, incluído el Papa, la condena a la pena de muerte se mantuvo inalterable. Antes de morir, Nicola Sacco se volvió hacia los testigos y gritó: ¡Viva la anarquía! En 1977 Estados Unidos reconoció oficialmente el error, Sacco y Vanzetti fueron exonerados de manera simbólica el 23 de agosto de 1977 por el entonces gobernador de Massachusetts, Michael Dukakis. Se considera que en un contexto social en que se temía la llegada del comunismo tras la crisis social desatada por el big crack, se debía dar una señal potente de que el pensamiento socialista y anarquista sería fuertemente vigilado y castigado. [Wikipedia]
Sacco
y Vanzetti
Por Howard Zinn*
Cincuenta años después de las ejecuciones de los inmigrantes italianos Sacco y
Vanzetti, el Gobernador Dukakis de Massachusetts puso en marcha una comisión
para analizar la limpieza del juicio, y la conclusión era que los dos hombres no
habían tenido un juicio justo. Esto despertó una tormenta menor en Boston.
Una carta, firmada por John M. Cabot, embajador americano retirado, declaró su
"gran indignación" y señaló que la confirmación de la pena de muerte por el
Gobernador Fuller se hizo después de una revisión especial por "tres de los más
distinguidos ciudadanos de Massachussets - el presidente de Harvard, Lowell, el
Presidente del MIT, Stratton y la Juez jubilada Grant".
Esos tres "distinguidos y respetados ciudadanos" fueron vistos de forma
diferente por Heywood Broun que escribió inmediatamente en su columna para el
New York World después de que la comisión del Gobernador hizo su informe.
Escribió:
No todo prisionero tiene un Presidente de Harvard que aprieta el interruptor
para él... Si éste es un linchamiento, por lo menos el vendedor ambulante de
pescado y su amigo artesano pueden tener como consuelo para el alma que morirá a
manos de hombres en traje de gala o con togas académicas.
Heywood Broun, uno de los periodistas más distinguidos del siglo XX, no continuó
como redactor para el New York World.
En el 50 aniversario de la ejecución, el New York Times informó que: "Los planes
del Alcalde Beame para proclamar el siguiente martes el día de Sacco y Vanzetti
se han cancelado, en un esfuerzo para evitar la controversia, según dijo ayer un
portavoz del ayuntamiento".
Debe haber una buena razón por la que un caso de hace 50 años, ahora de 75,
despierta tal emoción. Yo sugiero que es porque hablar sobre Sacco y Vanzetti
plantea materias que nos preocupan hoy inevitablemente: nuestro sistema de
justicia, la relación entre la fiebre por la guerra y las libertades civiles, y
la mayor preocupación de todos, la idea de anarquismo: la eliminación de límites
nacionales y por consiguiente de la guerra, la eliminación de la pobreza, y la
creación de una democracia plena.
El caso de Sacco y Vanzetti reveló, en sus condiciones más severas que las
palabras nobles que se inscribieron sobre nuestros palacios de justicia,
"Justicia Igual ante la Ley", siempre han sido una mentira. Esos dos hombres, el
vendedor ambulante de pez y el zapatero, no podrían conseguir justicia en el
sistema americano, porque la justicia no mide igual a pobres y a ricos, a
nacionales o a extranjeros, al ortodoxo y al radical, al blanco y la persona de
color. Y mientras la injusticia se da más sutilmente y de maneras más
intrincadas hoy que en las circunstancias crudas de Sacco y Vanzetti, la esencia
se mantiene igual.
En su caso, la injusticia era flagrante. Fueron juzgados por robo y asesinato,
pero en las mentes, y en la conducta del fiscal, el juez, y el jurado, lo
importante de ellos estaba en que eran, como Upton Sinclair señaló en su notable
novela Boston, "wops", los extranjeros, trabajadores pobres, radicales.
Aquí
va una muestra del interrogatorio policial:
Policía: ¿es usted un ciudadano?
Sacco: No.
Policía: ¿Usted es comunista?
Sacco: No.
Policía: ¿anarquista?
Sacco: No.
Policía: ¿Usted cree en nuestro gobierno?
Sacco: Sí; aunque algunas cosas me gustan diferentes.
¿Qué tenían estas preguntas que ver con el robo de una fábrica de zapatos en
Braintree Sur, Massachusetts, y el tiroteo de un pagador y un guardia?
Sacco mentía, claro. No, yo no soy un comunista. No, yo no soy un anarquista.
¿Por qué mentir a la policía? ¿Por qué un judío mentiría a la Gestapo? ¿Por qué
un negro en África del Sur mentiría a sus interrogadores? ¿Por qué un disidente
en la Rusia soviética mentiría a la policía secreta? Porque todos saben que no
hay justicia para ellos.
¿Ha habido justicia en el sistema americano para los pobres, la persona de
color, el radical? Cuando se sentenciaron los ocho anarquistas de Chicago a
muerte después de los altercados de Haymarket de 1886, no era porque había
alguna prueba de la conexión entre ellos y la bomba tirada en medio de la
policía; no había ninguna evidencia. Era porque ellos eran líderes del
movimiento anarquista en Chicago.
¿Cuándo Eugene Debs y mil otros fueron enviados a la prisión durante el Primera
Guerra Mundial, bajo la Ley de Espionaje, fue porque ellos eran culpables de
espionaje? Difícilmente. Eran socialistas que hablaron contra la guerra.
Confirmando la sentencia de 10 años de Debs, el juez de la Suprema Corte de
Justicia, Oliver Wendell Holmes dijo claro por qué Debs debía ir a la prisión.
Él citó del discurso de Debs: "La clase de los amos siempre ha declarado las
guerras, la clase oprimida siempre ha luchado las batallas".
Holmes, admirado como uno de nuestros grandes juristas liberales, dejó claro los
límites del liberalismo, los límites puestos por un nacionalismo vindicativo.
Después de que todas las apelaciones de Sacco y Vanzetti se agotaron, el caso
llegó ante Holmes, cuando estaba en la Corte Suprema. Se negó a revisar el caso,
mientras permitía que un veredicto así se mantuviera.
En nuestro tiempo, Ethel y Julius Rosenberg fueron enviados a la silla
eléctrica. ¿Era porque ellos eran culpables más allá de una duda razonable de
pasar los secretos atómicos a la Unión Soviética? ¿O era porque ellos eran
comunistas, como el fiscal dejó claro, con la aprobación del juez? ¿Era porque
el país estaba en medio de la histeria anti-comunista, los comunistas habían
tomado el poder en China, había una guerra en Corea, y el peso de todo ello
podía hacerse recaer en dos comunistas americanos?
¿Por qué George Jackson fue sentenciado a diez años en la prisión, en
California, por un robo de 70 dólares, y después disparado a muerte por
guardias? ¿Era porque él era pobre, negro y radical?
¿Puede un musulmán hoy, en la atmósfera de la "guerra del terror ", pedir
igualdad de justicia ante la ley? ¿Por qué mi vecino de arriba, un brasileño de
piel oscura que podría parecerse a un musulmán del medio oriente, fue sacado de
su coche por la policía, aunque él no había violado ninguna norma, y fue
interrogado y humillado?
¿Por qué de los dos millones de personas que están en las cárceles americanas y
prisiones, y seis millones de personas bajo libertad provisional, o vigilancia,
desproporcionadamente la mayoría son personas de color, y pobres? Un estudio
mostró que el 70% de las personas en las prisiones estatales de Nueva York
salieron de siete barrios donde reina la pobreza y la desesperación.
La
injusticia de clase se produce todas las décadas, todos los siglos de nuestra
historia. En medio del juicio de Sacco y Vanzetti, un hombre adinerado en el
pueblo de Milton, al sur de Boston, disparó y mató a un hombre que estaba
recogiendo leña en su propiedad. Se pasó ocho días en la cárcel, fue liberado
bajo fianza, y no se le persiguió. El fiscal del distrito lo llamó "el homicidio
justificable". Una ley para los ricos, otra para los pobres -una característica
persistente de nuestro sistema de justicia.
Pero ser pobre no era el crimen principal de Sacco y Vanzetti. Ellos eran
italianos, inmigrantes, y anarquistas. Habían pasado menos de dos años del final
de la Primera Guerra Mundial. Ellos habían protestado contra la guerra. Se
habían negado a ser reclutados. Ellos vieron la montaña de histeria contra los
radicales y extranjeros, observaron las correrías llevadas a cabo por los
agentes del Fiscal General Palmer en el Departamento de Justicia, que irrumpían
en casas en la mitad de la noche sin garantías para las personas incomunicadas.
En Boston se arrestaron 500 personas, fueron encadenados juntos, y marcharon a
través de las calles. Luigi Galleani, editor del periódico anarquista Cronaca
Sovversiva al que Sacco y Vanzetti se subscribieron, fue detenido en Boston y
rápidamente deportado.
Algo más grave pasó. Un anarquista compañero de Sacco y Vanzetti, un tipógrafo
llamado Andrea Salsedo que vivía en Nueva York fue secuestrado por los miembros
del FBI (uso la palabra "secuestrado" para describir la detención ilegal de una
persona), y retenido en la planta 14 de las oficinas del FBI del Edificio de
Park Row. No le permitieron llamar a su familia, amigos, o a un abogado, y fue
interrogado y agredido, según un prisionero compañero. Durante la octava semana
de su encarcelamiento, el 3 de mayo de 1920, el cuerpo de Salsedo, fue
encontrado en el pavimento cerca del Edificio de Park Row, y el FBI anunció que
él se había suicidado saltando de la ventana de la habitación en que estaba
custodiado. Fue dos días antes del arresto de Sacco y Vanzetti.
Hoy sabemos, como resultado de los informes del congreso en 1975, que por medio
del programa del FBI COINTELPRO, agentes del FBI irrumpían en casas y oficinas,
llevaban a cabo escuchas telefónicas ilegales, estaban envueltos en actos de
violencia al punto de asesinato, y colaboraron con la policía de Chicago en la
matanza de dos líderes de los Panteras Negras en 1969. El FBI y la CIA han
violado la ley una y otra vez. No hay ningún castigo para ellos.
Ha habido pocos motivos para tener fe que se protegerían las libertades civiles
de las personas en este país en la atmósfera de histeria que siguió el 11 S y
continúa hasta el momento. En casa ha habido redadas contra inmigrantes,
detenciones indefinidas, deportaciones, y espionaje doméstico no autorizado. En
el extranjero se han dado matanzas extra-judiciales, tortura, bombardeos,
guerra, y ocupaciones militares.
Igualmente, el juicio de Sacco y Vanzetti empezó inmediatamente después del Día
del Memorial, un año y un medio después de la orgía de muerte y patriotismo que
fue la Primera Guerra Mundial, cuando los periódicos todavía vibraban con el
ruido de tambores y la retórica patriotera.
A los doce días del juicio, la prensa informó que se habían repatriado los
cuerpos de tres soldados de los campos de batalla de Francia a la ciudad de
Brockton, y que el pueblo entero había participado en una ceremonia patriótica.
Todo esto estaba en periódicos que los miembros del jurado podían leer.
Sacco fue interrogado por el fiscal Katzmann:
Pregunta: ¿Amaba usted este país en la última semana de mayo de 1917?
Sacco: Me es difícil responder en una sola palabra, Sr. Katzmann.
Pregunta: Hay dos palabras que usted puede usar, Sr. Sacco, sí o no. ¿Cual es?
Sacco: Sí
Pregunta: ¿Y para mostrar su amor por los Estados Unidos de América cuándo
estaba a punto de ser llamado como soldado, usted corrió a México?
Al principio del juicio, el Juez Thayer (quién, hablando a un conocido en una
partida de golf, se había referido a los demandados durante el juicio como "esos
bastardos anarquistas") dijo al jurado: "señores, ustedes han sido convocados
para realizar con el mismo espíritu de patriotismo, valor, y devoción su deber
como lo hicieron nuestros soldados".
Las emociones evocadas por una bomba que explotó en la casa del Fiscal General
Palmer en tiempo de guerra -como las emociones liberadas por la violencia del 11
S- crearon una atmósfera rara en la que se vieron comprometidas las libertades
civiles.
Sacco
y Vanzetti entendieron que los argumentos legales que sus abogados pudieran
proponer no prevalecerían contra la realidad de la injusticia de clase. Sacco
dijo a la corte, en la sentencia: "Yo sé que la sentencia estará entre dos
clases, la clase oprimida y el clase rica...Es por eso por lo qué yo estoy aquí
hoy en este banco, por ser de la clase oprimida".
Ese punto de vista parece dogmático, simplista. No todas las decisiones de la
corte se explican por él. Pero, faltando una teoría que explique todos los
casos, el punto de vista de Sacco es ciertamente una mejor buena guía para
entender el sistema legal que otro que asume una contienda entre iguales basada
en la búsqueda objetiva de la verdad. Vanzetti supo que los argumentos legales
no los salvarían. A menos que un millón de americanos se organizaran, él y su
amigo Sacco morirían.
No palabras, sino lucha. No súplicas, sino demandas. No peticiones al
gobernador, sino tomas de fábricas. No lubricar la maquinaria de un sistema
supuestamente justo para hacerlo trabajar bien, sino una huelga general para
llegar a parar las máquinas.
Eso nunca pasó. Miles se manifestaron, marcharon, protestaron, no sólo en Nueva
York, Boston, Chicago, San Francisco, sino también en Londres, París, Buenos
Aires o África del Sur. No era bastante. En la noche de su ejecución, miles se
manifestaron en Charlestown, pero fueron mantenidos lejos de la prisión por una
multitud de policía. Se arrestaron a los manifestantes. Había ametralladoras en
las azoteas y grandes reflectores barriendo la escena. Una gran muchedumbre se
congregó en Union Square el 23 de agosto de 1927.
Después de medianoche, las luces de la prisión oscurecieron y los dos hombres
fueron electrocutados. El New York World describió la escena: "La muchedumbre
respondió con un sollozo gigante. Las mujeres se desmayaron en quince o veinte
lugares. Otros, también superados, se reprimieron y escondieron las cabezas
entre sus manos. Los hombres se apoyaban unos en otros y lloraban".
Su último crimen era su anarquismo, una idea que hoy todavía nos sobresalta como
un relámpago debido a su verdad esencial: todos somos uno, los límites y los
odios nacionales deben desaparecer, la guerra es intolerable, deben compartirse
los frutos de la tierra, y sólo a través de la lucha organizada contra la
autoridad, puede llegar un mundo así.
Lo que nos ha llegado a nosotros hoy del caso de Sacco y Vanzetti no es sólo
tragedia, sino también inspiración. Su inglés no era perfecto, pero cuando ellos
hablaron parecía poesía. Vanzetti dijo de su amigo Sacco:
Sacco es un corazón, una fe, un carácter, un hombre; un amante del hombre de
naturaleza y de la humanidad. Un hombre que dio todo, que sacrifica todo a la
causa de libertad y a su amor por la humanidad: el dinero, el descanso, la
ambición mundana, su propia esposa, sus niños, él y su propia vida.... Oh sí, yo
puedo ser más inteligente, como algunos han dicho, yo soy mejor hablando que él,
pero muchas, muchas veces, oyendo su corazón expresar una fe sublime,
considerando su sacrificio supremo, recordando su heroísmo, yo me sentía
pequeño, pequeño en presencia de su grandeza, y compelido a secar de mis ojos
las lágrimas, apagar los latidos de mi corazón que late en mi garganta para no
llorar ante él- este hombre fue llamado jefe, asesino y condenado.
Lo peor de todo, eran anarquistas, lo que significa que tenían alguna noción
loca de democracia plena en la que ni lo extranjero ni la pobreza existiría, y
pensaban que sin estas provocaciones, la guerra entre las naciones acabaría para
siempre. Pero para ello habría que luchar contra el rico y sus riquezas ser
confiscadas. Ese ideal anarquista es un crimen mucho peor que robar una nómina,
y por ello la historia de Sacco y Vanzetti no puede evocarse sin gran ansiedad.
Sacco escribió a su hijo Dante: "Así que, hijo, en lugar de llorar, sé fuerte,
para poder confortar a tu madre... llévala de paseo por el campo, recogiendo
flores salvajes aquí y allí, descansando bajo la sombra de los árboles... Pero
siempre recuerda, Dante, en esta obra de felicidad, no uses todo para ti
sólo...ayuda a los perseguidos y a las víctimas porque ellos son tus buenos
amigos... En esta lucha por la vida, encontraras más amor y serás amado".
Sí, era su anarquismo, su amor por la humanidad que los condenó. Cuando Vanzetti
fue arrestado, él tenía una octavilla en bolsillo anunciando un mitin cinco días
después. Es una hoja impresa que podría distribuirse hoy, por el mundo, tan
apropiado ahora como lo era el día de su arresto. Decía:
"Has luchado en todas las guerras. Has trabajado para todos los capitalistas.
Has vagado por todos los países. ¿Has recogido la mies y los frutos de tu
trabajo, el precio de tus victorias? ¿El pasado te conforta? ¿El presente te
sonríe? ¿El futuro te promete algo? ¿Has encontrado un trozo de tierra dónde
puedes vivir y puedes morir como un ser humano? Sobre estas preguntas, estos
argumentos, y estos temas, la lucha por la existencia, hablará Bartolomeo
Vanzetti."
Ese mitin no tuvo lugar. Pero su espíritu todavía existe hoy en las personas que
creen, aman y se esfuerzan en todo el mundo.
(*) Howard Zinn es coautor, junto con Anthony Arnove, de Voices of a People's
History of the United States. Su libro más reciente es A Power Governmets Cannot
Suppress (Un poder que los gobiernos no pueden suprimir).
Fuente: Causa Popular
|
Por Federación Anarquista Uruguaya
Corren
tiempos difíciles para los pobres del mundo. Son momentos de aumento de
la miseria y la desocupación a escala mundial. Unos países sufren más
que otros este fenómeno social. Los de abajo de nuestro Continente han
visto empeorar a pasos agigantados sus condiciones materiales y
espirituales.
El fenómeno no pertenece a una dinámica socialmente
amorfa. Pertenece sí a la política despiadada que la clase dominante
lleva adelante. Desde hace cerca de dos décadas, con el impulso
arrollador de las grandes transnacionales, se profundiza un modelo que
se ha designado como neoliberal.
Son muchos los cambios operados en
el sistema capitalista en estas últimas tres décadas. Tantos que bien
podríamos hablar de una nueva etapa histórica, con especificidades que
a ella le corresponden, de este sistema de dominación. A tren de
ejemplo digamos que la etapa que hacía lugar al "Estado de Bienestar"
ha quedado atrás y que hoy asistimos al achique del Estado y a la
incorporación a la esfera privada de muchas de las funciones que, en
general, caían antes en su órbita. Incluso zonas represivas que eran de
su monopolio.
La articulación de lo político con lo económico parece
haber sufrido cambios de importancia en esta etapa. La decisiva
incidencia política a nivel mundial o de área de las grandes
transnacionales parece ser un hecho. Un capitalismo salvaje, cuya
"alma" ya fue conocida en tiempos de Sacco y Vanzetti, se expresa hoy
en un marco tecnológico y social que cambia muchos aspectos
fundamentales del mundo actual. Dentro de estas casi dos décadas
últimas se plasman estos cambios.
|
Con claridad lo ha dicho Chomsky: "En general, la década de 1980 aceleró una división mundial entre un pequeño sector que disfruta de enormes privilegios, y una creciente masa de personas que sufren privaciones y miseria. A pesar de ser superfluas para la producción de riqueza o para el consumo, que son las únicas funciones reconocidas por las instituciones dominantes y su ideología, a estas personas se les ha de tener en cuenta de algún modo. La política social actual en EE.UU. consiste en apiñarlos en centros urbanos donde pueden convertirse las unas en presas de las otras; o encerrarlas en las cárceles, útil factor concomitante de la guerra de las drogas".
Como
rasgos salientes de la estrategia de la clase dominante, en esta etapa
del sistema de dominación, podríamos señalar: revolución tecnológica al
servicio de los poderosos; mundialización de la economía; reestructura
del poder mundial; aumento de la dependencia de los países pobres;
nueva organización del trabajo; disminución o anulación de políticas
sociales; desplazamiento del modelo del Estado de Bienestar; capital
financiero todopoderoso y cierto sector de él actuando con autonomía;
tecnificación de los procesos productivos con reducción de obreros;
flexibilización y desregulación para dejar las manos libres a las
empresas y anular derechos laborales; reducción de los salarios; ataque
creciente a los sindicatos obreros; promoción de una cultura más
descarnadamente individualista.
Corren tiempos también, y queremos
recalcarlo, en los que se quiere borrar la memoria de lucha y
resistencia de procesos y gente que soñó y peleo por un mundo mejor. En
esta tarea no está sólo la reacción.
En nuestro país se ha venido
dando un proceso que acompaña las coordenadas de ese modelo neoliberal
que campea en el mundo. Sabido es, que las coordenadas políticas
fundamentales vienen dictadas de afuera. Son organismos internacionales
y la presión directa de transnacionales las que indican el que hacer
del gobierno en cuestiones vitales. El llamado Estado nacional con
determinados grados de independencia va pasando a la historia. La
brutal y creciente dependencia es lo real.
Pese a todos los cambios
históricos, muchos de gran relevancia, una misma línea brutalmente
represiva cruza los tiempos. La clase dominante mantiene y acrecienta
sus privilegios a sangre y fuego. Un 23 de Agosto de 1927 los
asesinatos en Boston un 24 de Agosto del 1994 la bestial represión y el
asesinato de Morroni y Facal en Uruguay.
Un sistema que no depara en asesinar y hambrear a los pueblos.
Distintas épocas y una misma lucha. El combate por libertad y justicia también atraviesa los tiempos.
Sacco y Vanzetti, lección y ejemplo para todos los tiempos
El
episodio de Sacco y Vanzetti fue y sigue siendo una fuente de lecciones
para el movimiento popular y para cualquier intención transformadora.
Una de las cosas que nos permite es comprender algunos de los
mecanismos de funcionamiento del sistema de dominación.
Una sociedad
fundada sobre el privilegio económico que reporta la propiedad privada
capitalista de los medios de producción y sobre el poder político
centralizado que implica un orden distinto de privilegios, cuenta con
un conjunto de normas y organizaciones destinadas a preservarla. Un
aparato ideológico, con sus poderosos medios masivos de comunicación,
envuelve y apuntala toda esta estructura de dominación. El Estado a
través de sus mecanismos legislativos consagra un cuerpo jurídico que
refrenda al sistema.
Contrariamente a lo que nos informa la
ideología liberal, el Poder Judicial no es independiente del poder
político sino un mecanismo privilegiado de preservación del sistema de
dominación. En tal sentido se acomoda a los designios del poder
político-económico y puede ser el brazo ejecutor de sus necesidades
ocasionales.
Frente a urgencias del poder la administración de
justicia no resulta otra cosa que una ridícula parodia de si misma. El
caso Sacco y Vanzetti dan fe de ello. Como también lo dan en nuestro
tiempo y nuestro país el episodio de los vascos en el Hospital Filtro.
Los
Estados Unidos de América habían emergido de la primera guerra mundial
elevado al rango de potencia de primer orden. Con anterioridad de
décadas se había realizado una intensa acumulación de capital y, con
posterioridad a la misma, dichos capitales se proyectaban fuera de
fronteras; muy particularmente en México, Centro América y el Caribe.
América
se ufanaba también de su liberalismo como ideología oficial . Sin
embargo, oscilaba, entre la hipocresía y el cinismo toda vez que la
sociedad real transponía los umbrales del pensamiento dominante y la
respuesta no era la tolerancia sino la represión en sus diversas
formas. De tal suerte, mezclada con el prejuicio y la discriminación
social, la represión se ocupó de una desenfrenada casería de las ideas
socialistas. En América, la otra cara del liberalismo también era la
persecución ideológica, sobre todo cuando su objetivo era expresado por
luchadores sociales insobornables como Sacco y Vanzetti o un Salsedo.
La gran democracia del Norte, una historia de sangre y fuego
En
los años previos a la primera guerra mundial se forman los Industrial
Workers of the World (I.W.W.) de inspiración anarcosindicalista, y que
marcan discrepancia con la actitud reformista y conservadora de la
A.F.L.
Con la I.W.W. se extiende una poderosa corriente de lucha. Se pronunciaron contra la participación de los EE.UU. en la guerra.
Es
en filas de la I.W.W. que Bartolomeo Vanzetti y Nicolás Sacco, dos
obreros italianos, trabajan, ya clandestinamente, ya públicamente,
organizando sindicatos, editando y repartiendo propaganda, recolectando
fondos para la lucha, enfrentando a las patronales, y a las fuerzas
regresivas, en un momento donde hacer una huelga era ilegal.
Son
momentos en que pagando salarios miserables sobreexplotando a la masa
de inmigrantes y negros del sur, se sigue desarrollando el coloso
norteamericano.
|
En
1912 invaden Nicaragua para sofocar el movimiento de Sandino; en 1914,
en plena revolución Mejicana se apoderan de Veracruz; en 1915 ocupan
militarmente Haití. En 1916 ocupan militarmente la República
Dominicana. Con pretextos varios y los marines afirman su poder
económico-político.
En lo interno un hecho como el siguiente pinta
de cuerpo y alma el ambiente brutalmente represivo existente. En 1913
los obreros de las minas de la Colorado Fuel y la Iron Company, en
Ludlow, están en conflicto. Elementos policíacos y patronales irrumpen
y rocían con petróleo las carpas de los trabajadores y las incendian.
11 niños y 10 mujeres perecieron entre las llamas. Un ejemplo brutal,
pero no excepcional.
En la post-guerra el descontento crece y la
reciente revolución en Rusia y las luchas en otros países de Europa
hacían temer a la burguesía norteamericana.
En este marco el asunto
era perseguir encarnizadamente a los luchadores sociales, y nada mejor
que acusar de rojo infiltrado a todo el que levante la voz.
"Los
rojos estaban por todas partes, en cada esquina y sobretodo en las
fábricas donde se decía que el salario no alcanzaba para alimentar y
vestir a sus familias", (Howard Fast). ¡Cuanta similitud de miseria
para los de abajo a 80 años de la situación descripta!
Desde las más
altas esferas se lanzaban campañas propagandísticas, destinadas a
ambientar las razzias policiales. El Ministro de Justicia, A. Mitchell
Palmer proporcionaba a los diarios artículos pagados por el ministerio
y destinados a excitar a la opinión pública contra los extranjeros y
los izquierdistas.
Arreciaron las deportaciones, las
"desapariciones", las torturas y asesinatos. Políticos y militares
habían dicho cosas como: "Los radicales deben ser primeros fusilados y
luego juzgados". "Me gustaría colgar a todos los radicales en el patio
de mi casa".
En este contexto bestialmente represivo aparece el caso
del anarquista Andrea Salsedo. Sacaba un periódico revolucionario "Il
Domani". Estuvo preso, no pudieron comprobarle nada y lo dejaron libre.
Pero en la Primavera de 1920, en una razzia fue nuevamente detenido y
desapareció.
una razzia fue nuevamente detenido y desapareció.
En
una reunión militante dijo Vanzetti: "Silencio, que esto es importante
y serio". Era una carta de Andrea Salsedo, se las había ingeniado para
hacerla llegar, decía: "Hace seis semanas que estamos ocultamente
encarcelados. Acusaciones graves. Situación insoportable".
Se
resolvió organizar mítines en Boston y en ciudades cercanas. El primero
sería el 10 de mayo y Vanzetti sería el orador. Sacco por su parte
debía encargarse de aspectos organizativos. Mientras tanto, por
elección de sus compañeros Vanzetti iría a Nueva York para denunciar el
secuestro de Salsedo y recolectar fondos para pagar abogado.
El 3 de
mayo asesinaron a Salsedo. La prensa con total cinismo dijo que se
había suicidado lanzándose desde el piso 14 del Park Building. La
policía secreta, que allí tenía sus oficinas lo había tirado del
edificio después de haberlo torturado.
En plena actividad relacionada con este crimen estaban Sacco y Vanzetti cuando fueron detenidos.
Algunos datos sobre Sacco y Vanzetti
Nicola Sacco
Italiano
de Torre Maggiore, provincia de Foggia, nació el 23 de abril de 1891. A
los 17 años, fundamentalmente la situación de su familia lo llevó a
emigrar.
Llegó a la tierra prometida en 1908, año de hambre y
desocupación. A pesar de tener conocimientos de mecánica no encontró
trabajo en este oficio. Los extranjeros no eran considerados para las
tareas especializadas y apenas si conseguían trabajo en fábricas.
Trabajó primero como mozo de agua, consiguiendo luego colocación como zapatero en la fábrica de calzados de Kelly.
Cuando
estalla la guerra Sacco se define contra ella. "Esta guerra no es para
empuñar el fusil... se hace en beneficio de los grandes millonarios"
dirá más adelante.
En la lucha antibélica organiza mítines y
conferencias. Por esa época se une a la Federación socialista Italiana.
Rápidamente es impulsado "por un ardor y voluntad de acción hacia las
agrupaciones libertarias". Participa activamente en la huelga de
Middford, y en todas las luchas por la libertad de muchos de sus
compañeros.
Su capacidad de amor y de ternura hacia su compañera
Rosina y hacia sus hijos se vuelca a todos los seres humanos, a su
clase explotada, y lo impulsa al combate.
Detenido cuando
organizaba la protesta por el asesinato de Andrea Salsedo, vive en la
cárcel con el convencimiento de que es el único motivo de su prisión y
que se está condenando su militancia revolucionaria. Supera los
momentos difíciles, tiene claro quien es su enemigo, y se siente
orgulloso de su crimen: "Mi crimen, el único crimen, del que estoy
orgulloso, es el de haber soñado una vida mejor, hecha de fraternidad,
de ayuda mutua; de ser, en una palabra, anarquista, y por ese crimen
tengo el orgullo de terminar entre las manos del verdugo".
Dirá en
sus momentos finales: "Yo muero dichoso de añadir mi nombre oscuro a la
lista gloriosa de los mártires que han creído en la revolución social y
en la redención humana.
Bartolomeo Vanzetti
Nació
en Villafalleto, en el Piamonte, en 1888. Le gustaba el estudio pero
sólo pudo hacer la escuela. Empezó a trabajar a los 13 años de edad,
eran 15 horas diarias sin descanso semanal, sólo tenía un asueto de
tres horas dos veces al mes.
A los 20 años de edad decide abandonar
Italia. Llega a Norteamérica en 1908. Lo espera un largo peregrinar en
busca de trabajo, muchos días de hambre, sin ni siquiera un lugar donde
descansar. Recibe en su andar el desprecio de los patrones, la
solidaridad de sus iguales. En su oficio de confitero no encuentra
plaza fija. En muchos lugares lo echan a los pocos meses de trabajo.
Trabajó de picapedrero, albañil, foguista, barredor de nieve.
Hacía
jornadas de 12 y 14 horas en verdaderos tugurios insalubres,
recibiendo, por ser extranjero, la mitad del jornal de un
norteamericano, de por sí bajo.
Con ansias de leer y estudiar se quedaba de noche, después del trabajo, dormido sobre los libros.
"Aprendí
que la conciencia de clase no era frase inventada por los
propagandístas, sino que representaba una fuerza vital, real, y que
aquellos que comprenden su significado no son ya simples bestias de
carga, sino seres humanos". Sus palabras, como sus escritos y alegatos
están llenos de fe en la clase obrera y en la revolución.
Se define
como ferviente libertario, como anarquista, porque siente que
"solamente en la libertad podrá surgir el hombre a su noble y armoniosa
integridad".
Su convicción clasista y de pelea lo lleva a participar
en huelgas y mítines, a colaborar en la creación de sindicatos. Es en
1913 que comienza a participar activamente en el movimiento obrero. En
1916 estalló un gran conflicto en la Plymouth Cordage Company y allí
estuvo Vanzetti en primera línea, dirigiendo la huelga. Salen
victoriosos, conquistan sus reclamos.
Después sufre persecución, es
incluido en las listas negras, tiene seguimiento policial durante 18
meses, es el castigo de la clase dominante. Más difícil le es entonces
conseguir trabajo.
Cuando es detenido en mayo de 1920, su ocupación
es vender pescado en la calle. No había abandonado la lucha en ningún
instante, estaba en ese momento organizando la movilización contra el
asesinato de Salsedo.
Su condición de agitador lo llevó a la cárcel.
"Permanezco siete horas en un lugar lleno de gas, 40 minutos en un
patio polvoriento, 16 horas en una estrecha celda... Tal es mi vida
diaria, salvo en los días de fiesta en los que debo permanecer de 21 a
23 horas en mi jaula".
Después de siete años de prisión, fue asesinado en la silla eléctrica.
Hasta
el último momento conservó su actitud firme y digna, todo un símbolo de
ejemplo para la clase obrera en la que tan profundamente creía.
Detención y proceso
El
5 de mayo de 1920 fueron detenidos, por sospechosos. Los llevaron a la
jefatura de Brockton, en averiguaciones, como dicen ahora.
El primer interrogatorio fue claro, la cuestión ideológico-política era lo central.
Los
ficharon como activistas. Los tenían adentro. Se trataba de no dejarlos
salir. Impedirles que volvieran a sembrar inquietudes por fábricas y
talleres. No encontraron nada mejor que acusar entonces a Vanzetti del
asalto de Bridgewater Shoes Co. del 24 de diciembre de 1919, y luego a
ambos del atraco a la paga de la fábrica de calzados Slater and
Morrill, de South Baintree, donde son muertas las dos personas que
trasladaban el dinero, poco más de15 mil dólares. Lograban el objetivo,
dos militantes fuera de circulación.
Las cosas no encajaban bien,
pero a la burguesía y su justicia ello le importaba poco y nada. Hoy
por hoy lo que está claro es que Sacco y Vanzetti eran gente de pueblo,
que vivían para sus hermanos de clase. Pobres, trabajadores, luchadores.
Lo
otro que está claro es que no había prueba alguna, de esas que la
justicia del estado de Massachusetts necesitaba para procesar.
Pero la decisión estaba tomada. Se corrieron las disposiciones legales, se forzaron los procedimientos y se inventaron pruebas.
La cosa costó dólares, violencia, despidos. Pero se armó.
Primero
le hicieron a Vanzetti un proceso y una condena. Ya condenado lo
engancharon con Sacco y lo llevaron a la segunda acusación.
La farsa
fue descarada. El proceso toda una pieza de hipocresía y cinismo. El
odio de la clase dominante estaba presente. Los testigos que presentaba
la defensa eran desestimados y puestos en ridículo. Hasta la
declaración de un funcionario de la Legación italiana, que confirmaba
la coartada de Sacco fue desestimada, a pesar de existir la declaración
jurada del testimoniante.
En 1927 se presentaron diez testigos ante
el juez solicitando ser encarcelados: ellos habían confirmado las
coartadas de Sacco y Vanzetti y no se les había creído, entonces,
decían acusárseles de falso testimonio.
La arbitrariedad llegó hasta
el absurdo. Uno de los testigos de la acusación describió al acusado en
forma minuciosa y exacta y resultó finalmente que era corto de vista,
su campo visual no llegaba hasta el escenario de los hechos.
Al
principio no encontraban quien atestiguara contra ellos. Entonces
emplearon diversos convencimientos, donde no faltó el significado
patriótico de la causa.
Here's to you Nicola and Bart |
Lewis
Peter, trabajaba en una fábrica de zapatos, relacionada con la del
atraco. Había sido testigo presencial, pero no logró identificar a los
detenidos.
Horas después recuperaba la memoria; lo habían echado de
la fábrica. Reconoció al acusado como asesino y recuperó el empleo. Y
como esta acusación muchas otras.
Sirva de ejemplo la de otro de los
testigos fundamentales: Splaine. En una primera instancia no identificó
a Sacco, después de verlo varias veces y de triquinuelas y presiones de
la policía, dice: "la mano izquierda estaba colocada sobre el respaldo
del asieno delantero. Llevaba algo gris que me pareció una camisa y la
cara era lisa y afeiada. Por aquí (indicando) era un poco angosta. La
frente era alta. El cabello estaba peinado para atrás y era, me parece,
de dos a dos y media pulgada de largo y tenía cejas obscuras, pero el
aspecto era blanco, el blanco peculiar que tira a gris. Esta persona
habìia visto a los atracadores de uno y medio a tres segundos y en
circuntancias muy especiales. Lola Andrews, otra testigo principal dirá
en confianza a un conocido: "El gobierno me citó y quiere que reconozca
a esos hombres, y yo no sé nada acerca de ellos". Después atestigurá
terminantemente.
Desfilaron 99 testimoniaron por la defensa, 20 que
habían visto a Vanzetti en su trabajo el día del atraco, y 55 por la
acusación. Ganó la acusación. Para redondear la "cristalinidad" del
juicio sólo resta agregar que el Presidente del jurado era el
presidente de la compañía contra la cual Vanzetti había contribuido a
organizar la huelga.
Cuando la ley no alcanza, los burgueses cambian
la ley o la reacomodan a su gusto, y si no da para cambiar la ley
cambian los hechos.
Llenas de significado aparecen las palabras del juez Thayer cuando informa del proceso ante los jurados:
"Las
leyes garantizan a todos los ciudadanos por igual los mismos derechos y
privilegios e imponen a cada uno y a todos los mismos deberes,
obligaciones y responsabilidades. Para todos los que deseen aceptar las
bendiciones del gobierno y que deseen servir con fidelidad y cariño a
aquel mismo gobierno".
Y el fiscal leyó entre las acusaciones el
interrogatorio que le hicieran a Vanzetti en la primera noche de su
detención, donde afirmaba: "soy partidario de cambiar el gobierno, aún
por medio de la violencia si fuera necesario".
"Yo se que el fallo
va a ser entre dos clases: la clase oprimida y la clase rica". Expresó
Sacco el día que fue leída su condena a muerte. Y Vanzetti reafirmó:
"No sólo he luchado toda mi vida por desterrar los crímenes, los
crímenes que la ley oficial y la moral oficial condenan, sino también
el crimen que la moral oficial y la ley oficial no condenan y
santifican: la explotación y la opresión del hombre por el hombre. Y si
hay alguna razón por la cual yo estoy en esta sala como reo, si hay
alguna razón por la cual dentro de unos minutos usted va a condenarme,
es por esa razón y por ninguna otra".
El 14 de julio de 1921 el jurado los declaró culpables, el 23 de abril de 1927 el Juez Thayer dictó la sentencia de muerte.
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Ayer, como hoy, el juego sucio y clasista de la prensa burguesa
La
prensa reaccionaria norteamericana secundó en forma prolija a la
justicia burguesa. Los condenó de inmediato, categóricamente.
Preparaban
el ánimo del jurado y el de la población. Nada mejor para ello que
anunciar cosas como esta: que gente enardecida se habían abalanzado
sobre Sacco y Vanzetti pretendiendo lincharlos. La noticia era falsa.
Había que hacer creer que todos los odiaban.
Con la barba crecida,
las ropas desaliñadas, despeinados, después de largos interrogatorios,
les tomaban las fotos. Algún retoque y ya estaban listos los rostros
asesinos. Al otro día aparecían en la prensa.
sucias de la justicia, enterraron las noticias. El caso desapareció de la prensa, reapareció con la noticia del fallo.
Era
ahora conveniente echar un manto de olvido. Si primero fue la
conspiración de las falsas noticias diarias, ahora venía la
conspiración del silencio. Y siempre el ocultamiento del carácter
político del proceso.
Pero, no pudieron. La movilización, de raíz
obrera, rompió el cerco. Los hermanos de clase fueron los primeros en
dar un paso adelante, y así, con la lucha decidida fueron incorporando
a más sectores de la población.
En todo el mundo se formaron Comités
por la Defensa de Sacco y Vanzetti. En la sede de un sindicato, en una
sala pública alquilada, en un pequeño escritorio, en una casa de
familia. Centenares de Comités, impulsando la lucha, junto a los
sindicatos, junto a la gente de abajo, junto a las organizaciones
populares.
De Argentina a Méjico, de Portugal a Rusia, de Inglaterra
a Austria, en el mismo Estados Unidos. Huelgas, paros parciales,
manifestaciones, bombas, conmovieron al mundo. A lo ancho y largo del
mundo se denunciaba el crimen de clase, el crimen político.
Y
entonces, ante el vigor solidario de los pueblos, la prensa
reaccionario no pudo mantener su silencio cómplice. Tiene que informar,
referirse a los diversos recursos que la defensa presentaba impugnando
el fallo, glosar los alegatos, informar de las acciones solidarias. No
podía ocultar lo que ocurría. Pero de todas maneras, hacían lo
imposible por confundir.
Veamos un ejemplo en aquí en el Uruguay. El
diario "El País", en su edición del 10 de agosto de 1927 editorializa
bajo el título: "El sentimiento de humanidad y una explotación
tendenciosa". Dice: "Sacco y Vanzetti serán en adelante dos símbolos
trágicos del "capitalismo opresor" y del "proletariado oprimido". Y la
falsedad de la afirmación se intenta disimular con lo terrible de la
condena. Porque Sacco y Vanzetti no han sido condenados por un delito
social... el delito que se le imputa es un delito común, la comisión de
dos asesinatos y robo".
Desde sus poltronas montevideanas tienden la
mano a sus parientes de clase de los Estados Unidos y aseguran a
sabiendas que el juicio prefabricado es justo.
Por su parte el
diario "El Día" dirá el 24 de agosto de 1927, al día siguiente de la
ejecución: "No estamos autorizados para afirmar ni negar la
culpabilidad de Sacco y Vanzetti, porque no es con sentimentalismo sino
con pruebas que ha de abordarse una cuestión tan delicada. Lo que
condenamos desde el primer momento y condenaremos siempre, es la
aplicación, la existencia de la pena de muerte, en el capítulo de las
sanciones del código criminal de una nación civilizada de nuestra
época". Y con pena inocultable termina diciendo el artículo: "Este
error se pagará colocando a Sacco y Vanzetti en una categoría a la que
seguramente nunca hubieran pertenecido por falta de verdaderos
merecimientos: en la de mártires".
Caso Sacco y Vanzetti [Enciclopedia Encarta] Polémico proceso por asesinato celebrado en Massachusetts, que duró desde 1920 hasta 1927. Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, dos emigrantes italianos que llegaron a Estados Unidos en 1908, fueron acusados del asesinato de un cajero y de un vigilante y del robo de más de 15.000 dólares en una fábrica de zapatos de South Braintree (Massachusetts) el 15 de abril de 1920. La ejecución de Sacco, zapatero de profesión, y de Vanzetti, vendedor ambulante de pescado, en 1927, suscitó una unánime repulsa internacional. La vista oral se celebró en Dedham entre el 31 de mayo y el 14 de julio de 1921. El Estado basó su acusación en dos pruebas que muchos consideraron circunstanciales e insuficientes: Sacco poseía una pistola del mismo tipo que la utilizada en los asesinatos y los acusados fueron detenidos cuando se hallaban en un garaje tratando de recuperar un automóvil que había sido visto en las proximidades del lugar donde se habían producido los hechos. También se produjeron testimonios contradictorios entre los testigos. El juez Webster Thayer y los miembros del jurado fueron acusados de actuar con prejuicios. Cuando el jurado pronunció su veredicto de culpabilidad, surgió la protesta por parte de socialistas, radicales e intelectuales destacados de todo el mundo, que afirmaban que los dos hombres habían sido condenados por el simple hecho de ser emigrantes y anarquistas. Durante los siguientes seis años se presentaron mociones para la aportación de nuevas pruebas y se interpusieron recursos que fueron denegados. En 1925, Celestine Madeiros, recluso condenado a muerte por otro asesinato, confesó haber pertenecido a la banda que cometió los delitos de South Braintree. Sin embargo, en abril de 1927 se falló la sentencia de pena de muerte para Sacco y Vanzetti. Los recursos interpuestos ante el gobernador de Massachusetts, Alvan Tufts Fuller, le obligaron a designar un comité, formado por el rector de la Universidad de Harvard, Abbott Lowell, el director del Instituto de Tecnología de Massachusetts, Samuel Wesley Stratton, y un antiguo juez, Robert Grant, para investigar el juicio y sus repercusiones. El 3 de agosto el gobernador anunció que, de acuerdo con las recomendaciones del comité, no iba a conmutar las sentencias de muerte. Se produjeron varios aplazamientos de las ejecuciones, pero el 23 de agosto de 1927, Sacco y Vanzetti murieron en la silla eléctrica. En agosto de 1977, el gobernador de Massachusetts, Michael Dukakis firmó una declaración en la que reconocía los errores cometidos durante el juicio y afirmaba la inocencia de Sacco y Vanzetti. Microsoft ® Encarta ® 2007. © 1993--2006 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. |
El buen zapatero y el pobre vendedor de pescado no podían tener méritos para "El Día".
Estallido solidario en el mundo
Patrones,
fuerzas represivas, la estructura de dominación toda, se unieron en los
distintos países para enfrentar la movilización obrero-popular. Si no
podían borrar de los corazones ardientes la solidaridad por lo menos
intentarían impedir su manifestación. Fracasaron estrepitosamente.
Prohibían
los actos y éstos se realizaban. Acordonaban los edificios
norteamericanos y las bombas estallaban igualmente. Amenazaban con
despidos, igual se paraban las fábricas. Contenían las cosas de un lado
y estallaba en otro.
La conciencia obrera había acusado el golpe.
Sacco y Vanzetti, trabajadores, luchadores, simbolizaban la clase
obrera. Era una afrenta a todos y había que decirlo, había que
marcarlo. Era imperioso luchar por su vida y por todo lo que
representaban. Eran tiempos en que no había tanto militante sindical
"maduro y realista".
Y el gesto obrero despertó otras conciencias.
El caso de Post, ex-subsecretario del Departamento de Trabajo es un
ejemplo. Se incorpora al Comité el 17 de Agosto de 1927, luego de
muchas dudas y finalmente denuncia que la raíz de la situación se
encuentra en las razzias de 1920 contra los militantes. El profesor de
Derecho Penal que revive Howard Fast: "En todo el transcurso de las
vacaciones se sintió desgarrado entre el deseo de irse a tomarse unas
verdaderas vacaciones en las montañas o en la orilla del mar y un
sentimiento de alivio, al poder, después de todo, estar en Boston,
estudiando y observando la fase final del caso Sacco y Vanzetti", y que
finalmente comprende el carácter de clase del proceso, que ellos saben
arreglar los códigos cuando les se necesario, y si no armar pruebas.
Que luego de mucho andar entre carpetas y documentos descubre lo que
los compañeros habían comprendido desde el primer momento, y pone su
parte en la lucha.
Abogados, religiosos, intelectuales, se unieron a
los trabajadores. La lucha combativa no aísla. La pelea bien encarada,
genera definiciones, solidaridad. Eso ocurrió.
Por el sentido de esa
lucha es que "El Día" del 7 de agosto de 1927 dice: "Agitar banderas
rojas sobre los condenados y presentarlos como víctimas de la venganza
de un régimen contra el cual combatían no tiene sentido y si lo tiene
no es el que corresponde". Les duele que los obreros identifiquen al
enemigo, y que lo enfrenten. Preferirían que se hablara solamente
contra la pena de muerte, que se enfrentaran sentimientos, ideas, sin
referencia a la burguesía, al proletariado.
Hubo los que se
marginaron. Hubo dirigentes sindicales que eligieron el balconeo, la
"cordura". Al fin de cuentas, decían, ¡Qué podemos hacer nosotros
contra la máquina de la justicia estatal. Dirigentes traidores,
vacilantes de todo tipo. De la pasta de ese espécimen que hoy abunda en
nuestro país.
Las movilizaciones del 27
En la fase final del proceso, especialmente en el mes de agosto de 1927, la movilización se hace más intensa.
Durante
el mes de julio hay paros y manifestaciones en Argentina. El día 23
estallan dos bombas en Buenos Aires. Una en el monumento a Washington y
la otra en una casa de venta de autos norteamericanos.
El 4 de agosto el gobernador del estado denegó el pedido de indulto. Los telegramas internacionales anunciaban: "Actos de protesta contra la condena de Sacco y Vanzetti. Las embajadas y legaciones estadounidenses fueron informadas del fallo del gobernador para que tomen precauciones".
Los
trabajadores hacen sus listas negras. En Berlín son publicadas en la
prensa de izquierda las direcciones de embajadas, consulados y
agregados militar, naval y comercial norteamericano. Hacia los símbolos
del gobierno norteamericano se dirige la protesta popular. En diversos
lugares se decreta el boicot a los productos americanos.
El
gobernador de Washington hace un alerta a los extranjeros: los que
participen en mítines contra el gobierno serán deportados. En Chicago
hay orden de tirar sobre el primero que se acerque al Palacio de
Justicia.
En la iglesia presbiteriana de Filadelfia estalla una
bomba: el día anterior el pastor emitió un discurso condenando a Sacco
y Vanzetti. Policías de particular detienen a los transeúntes que
llevan paquetes en Nueva York.
En Ginebra las películas norteamericanas son recibidas con silbidos, aullidos, discursos de denuncia.
En
París prohiben los mitines. Los hacen en las afueras. En Nueva York
estalla una bomba en la casa del alcalde de Baltimore. En Asunción hay
paro general.
En Estocolmo, en Londres, en París, en Rusia, en
Montevideo, en Buenos Aires, en Boston, Rochester, Filadelfia,
Scranton, Tampa, Detroit, Baltimore, Kansascity, Newark, Hay huelgas.
En la casa de Lewis Mac Hardy que fue miembro del jurado, estalla una
bomba. En el Parlamento resuelven hacer una colecta para pagarle los
daños.
Múltiples
son las actividades en el mes de Agosto en la Argentina: estudiantiles,
obreras, de propaganda. En Bahía Blanca y Rosario, por ejemplo, la
huelga obrera es general. En Rosario los huelguistas apedrean los
tranvías y ómnibus que no pararon, así como las casas de comercio que
están abiertas. Las tropas están acuarteladas.
En Buenos Aires se
paralizan las actividades el 9 y el 10. El paro fue total en los
servicios de recolección y limpieza, a pesar de las amenazas de la
Intendencia que resolvió que el que faltara esos días era considerado
como habiendo hecho abandono del trabajo. Pusieron pizarras en todos
los corralones con la amenaza. En Buenos Aires las casas
norteamericanas no osaron abrir sus puertas.
Las movilizaciones en Uruguay
El gran paro del día 10 y el multitudinario mitin del 22 de agosto de 1927
Muchas
fueron las actividades que se hicieron en Uruguay desde la detención de
Sacco y Vanzetti en 1920 hasta la fecha de su asesinato. Hubo actos,
manifestaciones callejeras, propaganda general, paros obreros.
La
bomba en un cubil yanqui. El Jefe de Investigaciones de la Policía
había visitado al ministro norteamericano para informarle que estaban
tomadas las providencias ante cualquier atentado. Se habían apostado
policías de civil en los alrededores de la legación, consulado y
residencia de él. De nada le valió. El 4 de junio de 1926 fue colocada
una bomba en la legación cuya explosión provocó importantes destrozos.
La
crónica del diario "El Día" dirá que fueron "detenidas varias personas
sindicadas como anarquistas y complicadas o autores de delitos de la
misma calidad que el que noticiamos". 5 militantes anarquistas son
procesados, Rosigna logra burlar a la represión.
En Uruguay la
Federación Obrera Regional (FORU) y la Unión Sindical (USU) llaman al
paro general del día 22 de Agosto y organizan una gran demostración de
protesta. El acto central será en la Plaza Independencia. Cuatro serán
las columnas de manifestantes: la del Cerro avanzando por Carlos M.
Ramírez y Agraciada desembocando en el Palacio Legislativo, la de Unión
y Maroñas que recorrería General Flores y se encontraría con la del
Cerro en el Palacio, otra avanzaría por Av. Italia y la cuarta partiría
directamente de la ciudad vieja a la Plaza Independencia. En el Palacio
se haría una oratoria breve y se partiría por Rondeau hacia Plaza
Libertad para encontrarse con la columna que viene por 18 de Julio.
El
apoyo fue general, la concurrencia fue imponente. Una multitud rodeó la
Plaza Independencia y muchas cuadras de 18 de Julio, en las bocacalles
la gente estaba apretujada. Como en aquellos tiempos no se usaban
altoparlantes ni micrófonos tuvieron que levantar varias tribunas. El
orador que cerró el acto, a nombre de la FORU, propuso que el paro se
prolongara hasta el mediodía del 23, al día siguiente nadie concurrió
al trabajo.
El Paro del día 9 de Agosto había sido inmenso. Abarcó también todo el país.
La
Jefatura de Policía moviliza a la guardia republicana. El ministro de
guerra acuartela a las tropas y hace venir a la capital al Regimiento 2
de Caballería que estaba en los Cerrillos.
Los tranviarios no están
sindicalizados, y como se teme el contagio destacan una fuerte custodia
militar. Los coches circulan con custodia armada de máuseres en la
plataforma.
Manini Ríos se queja en la Cámara porque los
ferroviarios de Peñarol (talleres) pararon, y reclama custodia del
ejército para la próxima vez.
En Mercedes hay paro y manifestación.
El Comercio mayorista y minorista también para. Es el primer paro
general exitoso de esa ciudad. En Florida, Rocha, Salto, La Paz, San
José hay paralizaciones y mitines.
El 10 de agosto habrían de ser electrocutados. Se posterga la ejecución para dar lugar a otra instancia judicial.
En
Montevideo se plantea realizar un nuevo paro. Fue negada la posibilidad
de revisar el proceso. Entonces "El País" del 20 de agosto bajo el
título "¿Otro paro?", dice: "¿No podrán los organismos obreros
encontrar otra forma de protesta por Sacco y Vanzetti o por cualquier
otro asunto?... Todo viene a los mismo a no trabajar... el paro del 12,
ahora el paro del 22... ¿no podrán protestar por ejemplo, trabajando el
doble?".
La FORU y la USU llaman al paro. Los sindicatos adhieren:
la Sociedad de Resistencia de Obreros Panaderos, el Sindicato Único del
Automóvil, el Sindicato Puestero y Vendedores Ambulantes, el de
Vendedores de Diarios, el Sindicato de Artes Gráficas. No faltó el
anuncio de la Federación comercial del Automóvil y la Cámara de
Comercio del Automóvil (importadores) diciendo que sus casas estarían
abiertas que ya se había hecho otro paro, que son muchos los perjuicios.
Además del paro y mitin en Montevideo hay también paro y conferencia en Colonia, Trinidad y Paysandú.
El 23 de agosto en lo internacional
Una ola de dolor e indignación recorre el mundo
En
Boston se cancelan todos los permisos para reuniones al aire libre para
el domingo 21. Todos los policías son concentrados. En Nueva York se
ponen a la orden a 14.000 policías.
Finalmente, en la madrugada del
23 de agosto, son ejecutados Sacco y Vanzetti. La democracia americana
estaba dispuesta a pagar el precio.
En las primeras horas de la
madrugada, al conocerce la noticia del asesinato, se forma en Buenos
Aires una espontánea manifestación por la Avenida de Mayo. Vuelan las
sillas de los cafés, se apedrean las vidrieras. Los obreros, dice la
prensa, llevaban bulones y tuercas.
Los choferes paran. Las
centrales obreras preparan el riguroso boicot a las empresas
norteamericanas. Los ferroviarios se adhieren y en algunas líneas se
propicia la idea de no conducir por las líneas ningún producto
norteamericano. Los portuarios se aprestan para no trabajar en los
buques norteamericanos ni desembarcar mercaderías del mismo origen. Las
organizaciones obreras preparan una lista negra.
En Córdoba estalla
una bomba en los talleres de la Ford. En el Departamento de Policía de
Buenos Aires se intenta llevar a cabo una huelga de hambre por Sacco y
Vanzetti.
En Rosario, ciudad en lucha por los compañeros asesinados,
el Escuadrón de Seguridad de la Policía, usando sus armas contra un
grupo de mujeres y niños que comentaban la ejecución, hiere a tres
niños de bala.
En París la Agencia Norteamericana de Viajes, al
conocerce la noticia retiró inmediatamente las banderas norteamericanas
de todos los automóviles que destinaba al transporte de turistas.
Se
prohiben las manifestaciones, tanto en las proximidades de la embajada
como en los grandes bulevares. Se realizan igual. Las vidrieras de los
lujosos comercios del Boulevard Sebastopol caen hechas añicos. Se
invaden los cafés de los Campos Elíseos.
Son arrasados diversos lugares que frecuentaban los norteamericanos.
Ya el 22 hay doscientos detenidos en París, la mitad por negarse a circular, y 40 agentes heridos, 10 de ellos, graves.
En
Ginebra la enorme multitud derriba los carteles norteamericanos, ataca
los cine que proyectan Films yanquis, y van contra la sede de las
Naciones Unidas.
En Londres se reúnen 6.000 obreros en Hydepark. En Johanesburgo queman una bandera americana.
En
Sidney, Australia, los jefes de ferrocarril despidieron a 1.000 obreros
que trabajaban en la construcción de ferrocarriles y que pararon por
Sacco y Vanzetti. El ayuntamiento de la ciudad, por el mismo motivo
despidió a 800 obreros y empleados de la usina eléctrica.
Una
manifestación de más de diez mil personas se congregó en Londres y el
gobierno declaró el estado de sitio. En Rotterdam, en Cherburgo, en el
Havre, represión y protesta.
Fueron años de protesta, de
movilizaciones, de acción directa, reclamando por la vida de estos
ejemplares militantes obreros y anarquistas. Corrieron la misma suerte
que aquellos otros obreros y anarquistas de Chicago. La clase enemiga
repetìa su frase: "hay que sacarlos del medio, están contra nuestro
sistema". Se ha dicho recientemente que "las movilizaciones por Sacco y
Vanzetti movieron tres veces más perrsonas que la lucha contra la
guerra een Vietnam". Ello da una clara imagen del sentimiento y apoyo
que envolvió toda esta larga pelea contra el cinismo asesino de la
clase burguesa y en defensa de la vida de esos militantes que tanto
representaban.
Un día después y el "triunfo" de la burguesía
Y
"El Día" comenta entristecido, el 24 de agosto de 1927, "una
movilización que nunca un juicio concitó... Desgraciadamente todas las
personas que intervinieron en el asunto, desde el gobernador Fuller
hasta las autoridades judiciales más elevadas a quienes se recurrió en
última instancia confirmaron el primer fallo condenatorio del juez
Thayer... Lo que produjo (esta movilización) fue una verdadera agonía".
Otra es la opinión de Sacco y Vanzetti sobre esos siete años de pelea:
"Nosotros
os hemos dicho que a ese grito inmenso y a ese estallido debemos
nuestra vida. Las fieras sintiéronse quemar encima el pelo y aflojaron
el nudo. De otra manera se hubieran apresurado a entregarnos al
verdugo, que en el silencio de un mala noche, nos habría atado y
abrasado sobre la hoguera sin llamas del siglo XX".
A los compañeros, a los amigos y al proletariado, Sacco y Vanzetti.
La
burguesía Yanqui los asesinó. Triunfaron en ese momento, cobraron sus
víctimas. Pero, en definitiva perdieron. Como siempre que se les
enfrenta, como siempre que peleando se hace conciencia, se siembra la
rebeldía. Perdieron y perderán ante los más, ante los que tienen
razones y en el combate adquieren la fuerza. Perdieron, esas
gigantescas figuras, esos símbolos universales de los pobres que son
Sacco y Vanzetti por generaciones han estado estimulando las luchas por
justicia y libertad. Y aún hoy tienen mucho que decir.
Ellos lo sabían, con modestia y firmeza ejemplar lo dijeron:
"Esta
ha sido nuestra carrera y nuestro triunfo. Jamás en toda nuestra vida
hubiéramos podido hacer tanto por la tolerancia, por la justicia,
porque el hombre entienda al hombre, como ahora lo estamos haciendo por
accidente.
Nuestras palabras, nuestras vidas, nuestros dolores.
-¡Nada las pérdidas de nuestras vidas. -La vida de un zapatero y un
pobre vendedor de pescado- ¡Todo! Ese momento final es de nosotros. Esa
agonía es nuestro triunfo".
B. Vanzetti. Al ser condenado a muerte.
El Uruguay de hoy: Violencia y miseria para los de abajo
Cierran
fábricas y talleres. En diversos lugares se despiden obreros a nombre
de reestructuras empresariales. Bajan los salarios. Atacan los
sindicatos y están al orden del día los despido de militantes
sindicales. La tercerización y sus salarios de hambre continúa su
desarrollo. Propician el pasaje de trabajadores a empresas
unipersonales. Se quiere destrozar el sistema de Previsión social
asegurando un futuro de hambre para los jubilados, desconociendo
pronunciamientos populares sobre el tema.
Se aprueban proyectos como
el de Seguridad Ciudadana que apunta al control y vigilancia de la
población al tiempo que menudean las razzias agresivas, especialmente
contra los jóvenes.
Los conocidos de siempre se juegan enteros por
evitar que la corrupción que practican no salga a la superficie, cuando
no hay más remedio, como los casos del Banco de Seguros y Banco Pan de
Azúcar tratan de mediatizarla.
Procuran oxigenar su sistema de descarados privilegios con Reformas Constitucionales que ningun cambio de importancia traen.
Los
ajustes fiscales se repiten y el saque es siempre contra la población
que vive de su trabajo, o de lo que puede. Los organismos
internacionales, las transnacionales y los procesos y decisiones de
nuestros colosos vecinos, Brasil y Argentina, dictan nuestra política
fundamental.
Las privatizaciones continúan, por el costado y en
contra del terminante veredicto del pueblo. El respeto a la vida
institucional es para la defensa del privilegio, pero si, casualmente,
cae en beneficio de los pobres no vale.
Los problemas de la vivienda, la salud, la enseñanza se tornan dramáticos.
Una
especie de ideología económica cubre el horizonte. Los medios de
comunicación la repiten permanentemente. Descollan en ella términos
como: flexibilización, competitividad, productividad, desregulación,
mercado, bajar costos, achicar gastos del estado.
Palabras tras la
cuales viene una mayor explotación y miseria para trabajadores y
población en general. Junto a estas y otras palabras va un "estilo"
agresivo que exige "buena letra" para iniciar cualquier diálogo. Los
que incorporan la exigencia de buena letra y sus valores, son los
interlocutores válidos. Gran parte de la "inteligencia" de la izquierda
está en esa. Se trata al mismo tiempo, de endemoniar cualquier planteo
firme, es ultra o radical. Términos estos que quieren sean sinónimos de
desubicación o paranoia. También gran parte de las direcciones de
izquierda están en esa.
Las bandas oficiales para el robo empiezan a
salir del anonimato. No sólo las oficinas de técnicos en
"asesoramientos" económicos van quedando al descubierto. Los propios
policías, en el marco de sus rencillas internas, denuncian bandas
compuestas por jerarquías que están aprovechando sus funciones
privilegiados para hacer la suya, tal el caso de Canelones. O aparece
ese símbolo de tortura y crimen: Gavvazzo, con su banda. Banda cuyas
ramificaciones quedaron en silencio.
Los barrios, especialmente los
pobres, se inundan de milicos con perros, patrullas que van y vienen,
coches policiales pasando lenta y provocativamente al lado de la gente,
examinándola como objeto propio. Curiosamente los robos a toda hora se
suceden, ello sugiere, cuando no es silencio a voces, que hay transas
de por medio. El asunto es que no se le robe al rico. El robo del pobre
al pobre no preocupa y hasta es una forma "sana" de canalización para
el sistema.
La gente joven que está en una esquina, en la colectiva
con un litro de vino, es chicoteada. Si anda caminando en barra
también. En festivales y otras formas de expresión les están arriba. No
hay para ellos ocupación ni horizonte, represión preventiva entonces.
Multitud
de desocupados recorren la ciudad tras un puesto de trabajo. Cuando lo
consiguen la paga es miserable y las condiciones carentes de los
derechos que las luchan lograron en otros tiempos. Las patronales
abaratan los costos quitando seguridad y salubridad en el trabajo. La
construcción tiene sus muertos mensuales.
La legislación laboral se
reinterpreta y se complejea deliberadamente. La telaraña jurídica
recorta, quita o mediatiza conquistas por años practicadas. Los
abogados desplazan amplias zonas de prácticas sindicales.
Este es, en suprema síntesis, el panorama general, del Uruguay de nuestros días.
Solo un camino por delante: la Resistencia
La
situación es difícil para los pobres de nuestro país. Lo sabemos. No
crearemos condiciones imaginarias para que calcen con recetas. Asumimos
nuestro tiempo. No será tampoco la primera vez que nuestro pueblo, como
tantos otros pueblos, remonta una situación que le es crítica.
Reconocemos
que la miseria ha crecido y que sigue creciendo. Que las perspectivas
inmediatas que hay por delante son poco halagüeñas. Que junto a la
miseria tenemos una situación espiritual de la población que no es la
mejor. Hay cierto nivel de descreimiento general, hay cierta
desmoralización, hay impotencia y sube la desesperación. Pero estos
elementos conviven, dualmente, con aumento de la bronca, con
iniciativas buscando soluciones inmediatas a la cotidiana, con
arranques de lucha.
Estamos constantemente bombardeados por una
cultura individualista. Todo el aparato ideológico, con los medios de
comunicación a la cabeza, están en eso. Varios de los factores sociales
existentes coadyuvan a cierto clima individualista. Un grito enfermo
alentado oficialmente sobrevuela: ¡que cada cual cuide y haga la suya!
Se
atomizan luchas y grupos sociales. Un efecto de aislamiento recorre la
sociedad uruguaya. Se remarca un mensaje: el interés de la persona y la
"chacrita" debe ser lo fundamental, lo colectivo no paga. El egoísmo
brutal, fundamento moral del sistema capitalista, se eleva a condición
sublime. Los demás no importan. Tratan de generar el sentimiennto de
aquel cuento de Barret donde la madre se sintió aliviada por que el
niño atropellado por un vehículo no era su hijo.
Pero nuestro
pueblo, si bien atraviesa un momento difìcil, ha dado pruebas en su
rica historia de poseer reservas solidarias y una sensibilidad que nada
tiene que ver con los mezquinos valores que se intentan instalar.
Ese
efecto de aislamiento, esa atomización, ese individualismo que ha
ganado algun terreno debe ser combatido y superado. No es tarea fácil,
pero no es un imposible y es obligatorio hacerlo. El capitalismo puede
ser toda esa bestialidad que se ve, el ser humano no. La solidaridad
nos ha legado todo lo mejor que poseemos. Un tropezón no es caída.
Nuestro pueblo sabe de aspiraciones nobles, de sueños de justicia, de sufrimientos y de logros sociales importantes.
El
modelo neoliberal actual es expresión cruda de como es este sistema de
dominación. Quiere hoy, es lo que mejor fundamenta sus practicas, el
vaciado de valores humanísticos y solidarios de la sociedad uruguaya.
No
desconocemos el estado en que se encuentra hoy el movimiento popular.
No hay una capacidad de respuesta acorde a la dramática situación que
se vive.
La gran mayoría de las direcciones políticas y sindicales
de la izquierda han ido profundizando su inserción al sistema,
adoptando comportamientos y valores que ayudan a sostener la propuesta
de los de arriba y desarman la resistencia posible de los de abajo.
Un
Frente Amplio, donde su fuerza mayoritaria, se inclina progresivamente
a posiciones básicamente de centro, donde ni siquiera sostiene viejos
planteos reformistas.
Una mayoritaria dirigencia sindical que
reniega de la lucha y que sólo ve como válido los espacios que la clase
dominante ofrece. Dirigencia que adopta valores y hasta modismos que
son sobresalientes en las esferas del poder. Responsables directos del
descreimiento y debilitamiento existente en los sindicatos.
El
movimiento sindical, por su historia lo más poderoso del movimiento
popular, se encuentra hoy altamente debilitado. Contribuye también a
ello el hecho de sectores industriales semidesmantelados, la
tecnificación de muchas grandes plantas que hoy ocupan pocos obreros,
la disminución de puestos de trabajo en el medio estatal, la
desocupación creciente.
Pero, lo que es peor, los sindicatos están
casi desiertos. No cuenta ellos con la estimación de décadas
anteriores. Tanto conflicto desangrado en soledad, la ausencia de
propuestas de defensa de la clase obrera, ayudó a crear importante
nivel de descreimiento.
Un recambio de estilo y de gente está imponiendo la experiencia vivida y la necesidad.
Hay
que reconocerlo para encararlo, es uno de los momentos más difíciles de
nuestra historia. Un momento de la sociedad uruguaya donde hay mucho en
juego para el futuro de los de abajo.
De arriba y de los dirigentes "maduros y sensatos" nada puede esperarse. Hay una dirigencia que "ya fue". Es tranca y no empuje.
En
los barrios, en sindicatos, en medios estudiantiles, en sectores
jòvenes, vemos aparecer peleas y resistencias a la miseria y a la falta
de perspectivas que nos ofrecen. Un grito de no resignaciòn va tomando
forma.
Es cierto, es de manera dual, y muchas veces intermitente,
que vemos aparecer estas diversas luchas y expresiones. Buena.parte son
reivindicaciones diversas hechas por grupos de población que pelean por
tomar en sus manos soluciones inmediatas a problemas urgentes.
Cantidad
de veces estos combates se dan en forma aislada, para su
fortalecimiento y eficacia necesitan de un tejido solidario, de un
espacio que los una en la diversidad.
Muchas son formas nuevas de
encare y pelea. Tienen afinidades y diferencias con las de otros
momentos históricos. La lucha en torno al Hospital Filtro es un ejemplo
de ello.
Es la pelea específica de los oprimidos del Uruguay de
nuestro tiempo. Puede ser ella la búsqueda de un camino que vaya
encontrando su rumbo. Es la lucha, la resistencia y los sueños de
siempre envueltos en la tela de las condiciones actuales.
Hay que ir
hoy, al encuentro y al rescate del protagonismo popular auténtico al
que la sociedad uruguaya debe gran parte de sus valores humanísticos y
de justicia social.
Ir a la forja, con las características de los
nuevos tiempos, de forma comunes y articuladas de acción popular. Al
rescate de nuestra raíz solidaria para superar el canibalismo
individualista.
Reafirmar una vez más la dignidad, la lucha, la
solidaridad y la esperanza como herramientas indispensables para los
logros de una mejor vida social.
En tal sentido, la misma pelea de ayer de Sacco y Vanzetti es hoy nuestra pelea.
Las últimas palabras de los mártires de Boston
"El
afecto y el heroísmo de nuestros compañeros de tdo el mundo, la
implacabilidad del enemigo, han hecho que en lugar de haber sido
condenados y muertos en el término de pocos meses, como habría ocurrido
si nos hubiéseis abandonado a nosotros mismos, hemos sido torturados
siete años, tres meses y cinco días, antes de ser quemados vivos.
Sin
embargo, estoy contento de que haya durado tanto, pues, si no otra
cosa, será una lección para la reacción americana como para quitarle
por un tiempo las ganas de desahogar su bestial sadismo sobre otras
víctimas eventuales que acecha vorazmente.
Como anarquista me
consuela el saber que si la burguesía me hubiese dejado vivir todos mis
días no habría podido hacer por la gran revuelta lo que hice
involuntariamente a través de mi martirio.
...Nos odian a nosotros y
a los nuestros; son amigos de nuestros mortales enemigos... Todo el
poder de la reacción esta contra nosotros.
Sí esta es la última, recibid el extremo adiós.
¡Mantened en alto nuestra bandera!
¡Animo compañeros!"
Bartolomé Vanzetti.
"Muero
como he vivido, luchando por la libertad y por la justicia. ¡Oh, si
pudiera comunicar a todos que no tengo nada que ver con ese horrendo
crimen...
Mi corazón está lleno, rebosante de amor por los míos.
¿Como despedirrme de vosotros? ¡Oh, mis queridos amigos, mis bravos
defensores, a todos vosotros el afecto de mi pobre corazon, a todos
vosotros mi gratitud de soldado caído por la causa de la libertad!
...Continuad
la soberrbia luucha, que yo también en lo poco que pude, he gastado mis
energías por la libertad y por la independencia humana.
...¿Que
culpa tengo si he amado demasiado la libertad? ¿Por qué he sido privado
de todas las cosas que hacen deliciosa la vida? Ningún reflejo de la
propia naturaleza, del cielo azul y de los esplèndidos crepúsculos en
las tétricas prisiones construídas por los hombrres para los hombres.
Pero yo no he llevado mi cruz en vano. No he sufrido inutilmente. Mi
sacrificio valdrá a la humanidad a fin de que los herrmanos no
continúen matandose; para que los niños no continúen siendo explotados
en las fábricas y privados de aire y luz.
No está lejos el día en que habra pan para todas las bocas, techo para todas las cabezas, felicidad para todos los corazones.
Tal triunfo será mío y vuestro, compañeros y amigos."
Bartolomé Vanzetti
"¡No hay justicia para los pobres en América!
...¡Oh,
compañeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran
causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este horror debe
terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero como
mueren todos los anarquistas -altivamente, protestando hasta lo último
contra la injusticia.
...Por eso muero y estoy orguloso de ello! No
palidezco ni me averguenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy
a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi
corazón, que no será destruída..."
Nicolás Sacco
"Queridos amigos y compañeros del Comité de defensa.
Mañana, inmediatamente después de la media noche, deberemos morir en la silla eléctrica.
No tenemos ya ninguna esperanza.
...Hemos
decidido, por eso, escribir esta carta para expresar nuestro
reconocimiento y admiración por todo lo que habeís hecho en favor de
nuestra defensa en estos siete años, cuastro meses y once dias de lucha.
El
hecho de que hayamos perdido y que debamos partir, no disminuuye para
nada nuestra actitud y nuesttra apreciación de vuestra conmovedorra
solidaridad hacia nosotros y nuestras familias.
Amigos y compañeros:
ahora que la tragedia de este proceso toca a su fin, unamos nuestros
corazones, nuestros errores, nuestras derrotas, nuestra pasión, para
las batallas futuras, para la emancipación final. Unamos nuestros
corazones en esta hora, la màs negra de nuestra tragedia. Armaos de
valor, saludad a los amigos y a los compañeros de todo el mundo. Os
abrazamos a todos y os damos el último adiós, con el alma desgarrada,
pero llena de amor.
Ahora y siempre un viva a todos nosotros, un viva a la libertad.
Vuestros en la vida y en la muerte"
Nicolás Sacco - Bartolomé Vanzetti
Fuente: www.nodo50.org/fau/home.htm
"Hermoso día"
Algunos sitios con más información, la mayoría en inglés: http://www.law.umkc.edu/faculty/projects/FTrials/SaccoV/SaccoV.htm |
Dice el gobernador del estado de Massachusetts.
A la medianoche de este lunes de agosto, dos obreros italianos se sentarán en la silla eléctrica de la Casa de la Muerte, en la prisión de Charlestown. Nicola Sacco, zapatero, y Bartolomeo Vanzetti, vendedor de pescado, serán ejecutados por crímenes que no cometieron.
Las vidas de Sacco y Vanzetti están en manos de un mercader que ha ganado cuarenta millones de dólares vendiendo autos Packard. Alvan Tufts Fuller, gobernador de Massachusetts, es un hombre pequeño sentado detrás de un gran escritorio de madera tallada. Él se niega a ceder ante el clamor de protesta que resuena desde los cuatro puntos cardinales del planeta. Honestamente cree en la corrección del proceso y en la validez de las pruebas; y además cree que "merecen la muerte todos los malditos anarquistas y mugrientos extranjeros que vienen a arruinar este país."
FUENTE:
http://www.elortiba.org/savanz.html