22 de noviembre 2009.- En la historia, cuando hablamos de un preso político o prisionero político nos referimos a cualquier persona a la que se mantenga en la cárcel o detenido, porque sus ideas supongan un desafío o una amenaza para el sistema político establecido.
Con el mayor cinismo, es normal escuchar a la oposición decir que en Venezuela se persigue y apresa a quienes no están con el proceso revolucionario. Hay quienes recuerdan y otros simplemente prefieren olvidar, las atrocidades que aquí se cometieron durante la Cuarta República; donde si hubo verdaderos presos, desaparecidos, torturados y asesinatos políticos.
En todos los periodos de la democracia representativa, se violaron los DDHH por parte de los gobiernos de turno, contra todo aquel que se diera el lujo de disentir.
La campaña opositora “Navidad sin Presos Políticos”, no es más que una vieja práctica y una nueva forma de victimizar a los delincuentes y asesinos de la derecha venezolana, quienes han incurrido en graves delitos y son pintados ante la comunidad nacional e internacional como perseguidos y apresados por el Gobierno Bolivariano.
Esta campaña mediática, es una ofensa a la memoria de los hombres y mujeres que lucharon por los derechos humanos y una verdadera democracia en nuestro país. Fueron luchadores que sacrificaron todo, incluso sus vidas, por un ideal revolucionario donde prevalece lo colectivo, la justicia, la libertad, lo social.
La historia no puede ser borrada con palabras. Existen pruebas, testimonios y evidencias, de las barbaridades que cometieron los que hoy se hacen llamar demócratas y que tanto ayer como en la actualidad siguen conspirando contra el pueblo venezolano.
Los que hoy con descaro se hacen llamar “presos políticos” no son más que delincuentes comunes, políticos presos acusados y condenados por cometer delitos comunes que van desde la estafa y la malversación de fondos, hasta la instigación a delinquir y el homicidio.
¿Entonces con que cara vienen a mostrarse como víctimas?: Richard Blanco, Oscar Pérez, Manuel Rosales, Ivan Simonovis, Lázaro Forero, Henry Vivas, Patricia Poleo, Nixon Moreno, Gustavo Azócar y muchos otros opositores; que son juzgados no por su disidencia política, sino por sus acciones delictivas, penadas en cualquier país del mundo.
