AGROISLEÑA, es una empresa
capitalista, fundada en año 1955, por Enrique Fraga Alfonzo, dedicada
a la comercialización de insumos agropecuarios, entre los cuales destaca
agrotóxicos con alto impacto ambiental, que degradan y contaminan el
ecosistema agrícola.
Su lógica ha sido meramente
capitalista, sus propósito es generar altas ganancias, sin importan
los daños ambientales y el empobrecimiento de los productores agrícolas.
Unos de ramos fuertes
como he mencionado, han sido la importación, distribución y venta
de agroquímicos, con alta incidencia negativa en el ecosistema microbiano
del suelo, mucho de ellos prohibidos en buena parte de los países del
mundo, y que ha aquí en nuestro país los ofrecían enmascarados en
marcas comerciales como Karate, Gramoxone, Lannatte, por mencionar algunos.
A lo largo de su trayectoria
AGROISLEÑA ha fomentado la agricultura capitalista convencional no
sustentable (contraviniendo el Art.315 de la CRBV), con alto uso de
agroquímicos, los cual acarea los siguientes problemas: la agricultura
convencional, se impuso como un paquete tecnológico basado en el uso
de plaguicidas y fertilizantes, entre otros insumos externos. Esta agricultura
se plantea como una forma de hacer agricultura sin tomar en consideración
las características geográficas, climáticas y culturales de la zona.
Su uso intensivo y abuso en la producción de alimentos plantea problemas
de contaminación para el ambiente como riesgos para la salud de los
agricultores y los consumidores urbanos. Crea una dependencia tecnológica
en los productores empobreciéndolos cada vez más. Crea el círculo
vicioso de plaguicidas, usando cada vez plaguicidas de mayor toxicidad
y con más frecuencia. Contamina los recursos naturales, como fuentes
de agua superficial y subterránea, suelo, y el aire. Crea resistencia
de plagas, resurgimiento de plagas principales y brote de plagas secundarias.
Elimina controladores biológicos (mariquitas, crisopas, microavispitas)
que benefician al control natural de las plagas. Afecta a insectos polinizadores
(abejas) que ayudan en la polinización de los cultivos agrícolas.
Igualmente AGROISLEÑA
tiene en sus anaqueles para la comercialización, algunos “miembros”
de LA FAMOSA DOCENA SUCIA,
sobre la cual el 5 de junio de 1985, PAN Internacional (Red de
Acción en Plaguicidas), inició una campaña en la cual se promovía
el no uso de 12 plaguicidas que causaban muchos problemas en la salud
humana y del medio ambiente, esta campaña fue conocida como "LA
DOCENA SUCIA", en inglés "DIRTY DOZEN" o "
LOS 12 DEL PATIBULO". Dentro de ellos tenemos: LINDANO.
Nombre Común: Gramoxone, LOS DRINES:
Nombre Común: aldrin, dieldrín, endrín., PARATION:
Nombre Común: Paratión, Parathión, Folidol, Partiofen, PARAQUAT:
Nombre Común: Paraquat, Gramoxone
Esta empresa se constituyo
a lo largo de su fundación y bajo la mirada complaciente de los gobiernos
del pacto de “Punto Fijo”, en un brazo ejecutor de las políticas
imperiales y de opresión de empresas transnacionales como Monsanto,
Novartis, Basf, entre otras; a través el ofrecimiento de “paquetes”
de tecnología de punta a los agricultores, ocultándose bajo ello relaciones
de dominación y dependencia, ya que para desarrollar los cultivos necesariamente
tenían que adquirir las semillas, pesticidas y fertilizantes ofrecidos
por AGROISLEÑA, huelga decir que lo mismo conlleva un deterioro creciente
del recuso tierra y por ende un desmedro de las condiciones económica
de los agricultores.
Mas insultante sido la
política crediticia de AGROISLEÑA, quien por ejemplo para el caso
del Maíz, ofrece a los agricultores un paquete de financiamiento que
incluye semillas, fertilizantes y agrotóxicos. Corriendo la preparación
de suelos, siembra, mantenimiento y cosecha (la mayor carga de los costos
de producción) a cargo del agricultor. Esta relación de explotación
contempla la dotación de semillas a altos costos mucha de ellas con
bajo por de germinación, agroquímicos vetados a nivel mundial y con
alta toxicidad (los 12 del patíbulo), por su puesto los comercializados
por la empresa, y fertilizantes con altos precios, inclusive los producidos
por la empresa del estado PEQUIVEN (PDVSA).
No satisfecho con
esta humillante estrategia, el agricultor es obligado mediante contrato
doloso a arrimar la cosecha de Maíz a sus silos, generándose en su
interior el más vil y descarado robo, ya que sus laboratorios arrojan
siempre resultado son desfavorables para el agricultor en cuanto a peso,
humedad, impurezas y pare usted de contar quien sabe cuantas triquiñuelas
mas. A parte de que ese Maíz siempre va a parar a manos de la POLAR,
para la producción harina precoida.
Y si el agricultor no
logra con su cosecha amortizar la deuda, le imponen un plan de pago
de por vida, llegando la empresa en algunos de los casos a apropiarse
de las tierras como parte de pago. Esto me hace recordar, aunque parezca
increíble, en pleno siglo XXI, la relación entre el señor feudal
y el campesino de la gleba.
En hora buena, gracias
a la revolución bolivariana AGROISLEÑA ha sido expropiada, para convertirla
en una empresa de propiedad social, que apuntale el desarrollo agrícola
sustentable y la revolución agraria socialista, que propenderá a fomentar
e el campo la producción sana de alimentos bajo enfoques agroecológicos.
Viva Cristo, Viva Bolívar, Viva Miranda, Viva Rodríguez, Viva Zamora, Viva Nelson…Patria Socialista o Muerte… ¡Venceremos¡