Sistema primario
Cerapio anda
pendiente del primer chubasquito de abril, señal de buen tiempo de
lluvia, -es la creencia-. Ya habló con Agustín, Eugenio
y Moisés pa’ cuadrar lo de la cayapa. Lista la coa, escardilla y
machete. Va a sembrar un cuarto de hectárea de maíz amarillo
asociado con tapirama. La huerta está con frutales, especies,
‘las matas de Elina’ y las gallinas. Y un potrerito con dos
becerros pa’ engordarlos.
Insumos y servicios
Los persogos de maíz, están bien conservados en el techo del fogón, y la semilla de tapirama se la dio su compadre Pablo que la escogió de las mejores matas.
Cada semana Cerapio recoge el cagajón de los caballos, de las vacas, las excretas de las gallinas, los coloca al sol, lo voltea todos los días, y cuando está bien seco lo guarda cerca de la huerta. También recoge la hojarasca y la mezcla con esos excrementos.
Elina en la cocina recoge todos los desperdicios de alimentos y los colocan en una totuma: unos pa’ las gallinas, otros pa’ un compostero que mezcla también con las excretas, y finalmente se los coloca a las matas que tienen en la huerta.
Como el agua
es muy escasa, recogieron varios envases plásticos, les hicieron un
hueco en la tapa y otro en el fondo, les lleno, y los colocó en una
horqueta a cada uno de sus preciados frutales: mamey, aguacate, limón,
níspero, cemeruco, entre otros. Ni se percató que acaba de implementar
el riego por goteo.
Transformación
Cuando llega la cosecha, ese suelo esterao’ ya sea de mango, aguacate, mamones, otro. Se intercambian por todo el caserío, se hacen conservas, le envían a los hij@s que se fueron pa’ la ciudad, o los mandan pa’ que el compadre Simón que tiene una nevera grandota que les congela ya sea la pulpa o las bolsas con los frutos enteros.
Los granos,
una parte se come fresca, otra se seca bien y se ensacan. Las
semillas seleccionadas, les colocan ceniza, pimienta u otro, y
la guardan pa’ la otra siembra.
Comercialización
Elina llama a su hija pa’ que le haga un mandado: “Vaya a que Francisca y le dice que me cambie esta ‘cabeza de ajo’ por papelón”. La hija va y Francisca le entrega una panela más o menos de un kilo.
La Hija: “Esto es mucho por esa cabeza de ajo”.
Francisca:
“Así está bien, Elina tiene esa casa llena de muchachos y lo
necesita”.
Consumo
Cerapio anda
un poco enfermo, y sólo siembra un pedacito de conuco. Eugenio
le lleva cada semana de su parcela, la mejor lechosa, parchita, patilla,
o medio saco de maíz, pa’ que coma fresco y se mejore; Oscar le lleva
tapirama; Ángel, llega ‘tempranito por la mañanita’ con
una jarra de leche de sus vacas; Rosa le da sus hierbas, y Elina le
ofrece caldito de gallina criolla…
Contexto
Mientras matan al vecino, amenazan a los perros y tirotean en el barrio, Cerapio en la Montaña de Tocópero cuenta el número de huevos que ponen las gallinas, cosecha según el tiempo ciruelas, nísperos, cerezos o parchitas.
Persigue con
azufre los caminos de bachacos, riega la huerta con agua de aljibe,
y atento a lo que cuentan los pájaros, se despecha y canta una serenata.
(Cerapio, escuchó
en la radio hablar sobre la construcción del ‘plan socialista agrario’.
Se quedó pensativo, y al rato murmuró: ¿Qué será eso?).
Ambiente institucional
Estos personajes, sobreviven con sus formas de resistencia, con su sabiduría, con su nobleza, con su altruismo, con su solidaridad, lo que técnicamente hablando, podríamos llamar: ‘la gestión sociocultural de los actores de una cadena’, es decir, su relacionamiento.
Allá en el
otro mundo, las instituciones del Estado en un derroche de incontinencia
protagónica e incoherencia político-ideológica-técnica, aunado al
desafuero financiero, compran con sobre precios empresas en actividad
para convertirlas en socialistas; atomizan a los diferentes componentes
de la cadena en ministerios, entes adscritos, misiones, otros; entregan
maquinarias, forman cooperativas, consejos campesinos, proyectos por
doquier, ofrecen agro soportes, infraestructura ‘rural’, otro.
Programas van programas vienen, fundos, nude, nuevos pueblos, empresas
socialistas, mixtas, entre otros, cuya coordinación pasan con una velocidad
sorprendente de una instancia otra, acusándose de ineficientes entre
ellos. Todo ello acompañado de un discurso lleno de consignas
huecas: ‘alianzas estratégicas’, ‘corresponsabilidad’, ‘conformación
de redes’, ‘un solo gobierno’, ‘revolución en el campo’,
‘soberanía alimentaria’. Mientras tanto, continúa
la importación de la mayoría de los alimentos, acrecentándose la
dependencia y vulnerabilidad del país en un contexto de crisis planetaria.
Lo sustantivo
¿Y lo sustantivo?
Olvidado: el alimento que desde antes de la invasión en 1492 (para
nuestro caso), fue vida producida para y por la vida, mediante actividad
unificadora cuerpo-mente-espíritu-ambiente, prevalece desde otrora
como mercancía. Secularmente, arma de dominio, opresión y explotación
de los pueblos.
*Docente de la Fagro-UCV. polanco.delia@yahoo.es