Todos sabemos que la actual crisis de los alimentos no es más que la crisis del modelo capitalista y su forma de producción, distribución, circulación y consumo. Este modelo de manera muy general esta determinado por la homogenización, estandarización, alta dependencia de energía fósil y especialmente por el valor de cambio que este le confiere a los alimentos. Aunado a esto, el modelo capitalista privilegia la agricultura empresarial corporativa, cuyos rasgos principales son: la deforestación y concentración de grandes extensiones de tierras para el monocultivo, uso de semillas híbridas o genéticamente modificadas, uso excesivo de maquinaria, uso excesivo de agrotóxicos, fertilizantes químicos, sofisticados sistemas de riego y mano de obra contratada estacionalmente, entre otros.
Científicamente este modelo ha sido estudiado, determinándose que el mismo ha tenido un impacto negativo en tres aspectos fundamentales: 1) en lo social: es altamente excluyente por que no considera la cultura y la lógica de producción y reproducción de las miles de familias campesinas o pequeños productores que habitan el mundo, quienes son marginados en las peores tierras u obligados a venderlas y ser la mano de obra barata que contratan los grandes productores; 2) en lo económico: los costos de producción son crecientes y los rendimientos decrecientes por que dependen de paquetes tecnológicos altamente dependientes de energía fósil, de tecnologías sofisticadas exógenas y poco adecuadas a las condiciones agro climáticas de cada país (suelo, precipitación, horas luz, temperatura, humedad y otros); 3) en lo ambiental: dicho modelo ha tenido un impacto negativo en los recursos esenciales suelo, agua, aire, y en consecuencia, en la salud humana, animal y vegetal, reflejado en altos niveles de contaminación y emisiones de dióxido de carbono.
En Venezuela, pese a todo lo expuesto, algunos especialistas o sesudos influyentes, continúan defendiendo dicho modelo, sin considerar, que otras alternativas distintas al modelo capitalista dominante son posibles. Un ejemplo es la agricultura campesina y el papel que históricamente ha jugado y jugara no sólo en la producción de alimentos, la cual es totalmente distinta al modelo de producción agrícola capitalista, sino también el papel que el campesinado ha jugado en la resistencia y emancipación de los pueblos.
Nuestros verdaderos campesinos vienen construyendo la sociedad socialista que queremos desde hace mucho tiempo, resistiéndose a desaparecer; es por ello que los asesinan; es por ello que sistemáticamente han querido hacer desaparecer sus conocimientos ancestrales y sistemas agroproductivos, como el conuco, la chara, la chacra, la milpa o la pequeña finca o granja familiar, los cuales aun subsisten hasta en EEUU.
A nuestros campesinos y campesinas los hemos invisibilizado, los hemos ignorado, e incluso los hemos insultado al comparar su sistema de producción (conuco), con el sistema de producción capitalista (hacienda o finca), y medir su eficiencia sólo en kilos por metro cuadrado o hectárea, cuando en realidad son mas eficientes por ser capaces de producir más alimentos por metro cuadrado o hectárea, y a mejor costo integral – el ecológico incluido - que cualquier otro sistema. Nuestros campesinos y campesinas son capaces de preservar no sólo su cultura, creencias, costumbres, valores de respeto, solidaridad y amor a la tierra, sino también la conservación y preservación de todos los componentes naturales de sus agroecosistemas.
Empero, el desprecio que algunos sectores sienten por el campesinado mundial y su lógica de producción y reproducción, el cual es antagónico al modelo de producción capitalista, corporativo y agrotóxico, se refleja en lo siguiente: el campesinado mundial y nacional representa la verdadera amenaza al modelo capitalista globalizado por que ellos, a diferencia del capitalismo, no homogenizan ni estandarizan sus procesos y, en consecuencia, son contrarios al libre mercado globalizado. El campesinado mundial y nacional es genuinamente socialista; no es dependendiente de la energía fósil, puesto que sus principales fuentes de energía son la luz, el viento y las corrientes de agua, así como el recurso humano y la tracción animal; ellos privilegian el consumo familiar y local, y le confieren a los alimentos valor de uso por encima de su valor de cambio; promueven la preservación y conservación de todos los componentes naturales que intervienen en sus agroecosistemas a través de la diversificación y rotación de cultivos autóctonos adaptados a sus condiciones locales.
El campesinado mundial y nacional es y será, en tanto esté organizado junto al movimiento obrero, la más grande fuerza de movilización que los pueblos tendrán para alcanzar la verdadera soberanía agroalimentaria y por ende la emancipación de los pueblos, puesto que la práctica y la acción de los verdaderos campesinos es genuina y naturalmente socialista.
En Venezuela, en el próximo ciclo norte verano (septiembre-febrero), comienza la siembra de: caraota, fríjol, quinchoncho y tapiramo; cultivos que al igual que otros (café, cacao, parchita, ocumo, auyama, piña, yuca, ñame y tantos más – como el “chachafruto”-) están en manos del 80% de los pequeños productores, cuya gran mayoría siembra con la lógica socialista de garantizar primero el autoconsumo familiar y local con los recursos que la propia naturaleza les provee: humedad del suelo, semilla y conocimientos que han guardado de generación en generación, y el uso de mano de obra familiar. Es por ello que siembran poco, pero seguro. No los mueve la codicia capitalista, sino el amor y la responsabilidad hacia la familia.
Muchos de estos campesinos todavía no saben quienes son FONDAS, SASA, INDER, INTI, CIARA, INIA, ISOPESCA o el BAV. Todo el proceso de siembra y cosecha lo realizan manualmente, puesto que a diferencia de los cultivos agroindustriales (grandes productores corporativos) no hemos desarrollado suficientes tecnologías, sencillas, apropiadas y sustentables para este modo de cultivo.
Pese a estas limitantes, en este ciclo norte verano, se nos presenta una hermosa oportunidad, como es el hecho de encontrarnos, sentarnos y reunirnos con nuestros campesinos; donde lo político, técnico y productivo se conjugan y se convierten en un triángulo indisoluble para la organización y movilización del campesinado venezolano en torno a la producción, distribución y consumo de granos como la caraota, fríjol y quinchoncho que garanticen la ingesta de proteína, vitamina y minerales de origen vegetal para, de esta manera, contribuir con la soberanía agroalimentaria. Sin embargo, en razón de las enormes amenazas que acechan la producción de alimentos, la responsabilidad de producirlos no puede estar en manos de un solo Ministerio; es imperante que unamos esfuerzos entre los diferentes Ministerios, las diferentes disciplinas y junto al pueblo y sus distintas formas de organización, impulsando una avanzada nacional por la soberanía y seguridad agroalimentaria; en otras palabras: “Todas las manos a la siembra”… En este orden de ideas se propone de manera muy general lo siguiente:
En lo táctico
1.- Iniciar una gran jornada de atención agrícola integral en las plazas o escuelas de los pueblos, aldeas, caseríos o campos de las sociobiorregiones productoras de granos, a fin de realizar de manera participativa la planificación de la siembra de caraota y fríjol (ciclo norte verano 2008-2009).
2.- Impulsar contundentemente la propuesta: “todas las manos a la siembra”; donde participen articuladamente los Ministerios del Poder Popular para la Agricultura y Tierras, Ciencia y Tecnología, Educación Superior, Alimentación, Industrias Ligeras y Comercio, Planificación y Desarrollo, Participación y Protección Social y Defensa.
3.- Organizar entre pueblo y Estado, una estrategia única comunicacional para incentivar la producción, distribución y consumo de caraota y fríjol, disminuyendo la alta dependencia de importaciones de granos.
En lo estratégico
4.- Promover la elaboración del Proyecto de Ley de Agricultura Campesina, por su carácter geoestratégico, sociopolítico, técnico y productivo.
5.- Promover la participación y el protagonismos del campesinado en todos los espacios de desarrollo (salud, educación, defensa, recreación, deporte, y cultura).
6.- Promover la producción, distribución y consumo de productos agroecológicos provenientes de la agricultura campesina.
Patria Socialismo o Muerte
VENCEREMOS!!!
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