18 de noviembre de 2015.- Movimientos populares se acercaron a la Asamblea Nacional en Caracas para que se inicie la segunda discusión de la ley de la semilla que, según organizadores, "ayudará a combatir la guerra económica que sufre el país", según un texto redactado para la ocasión.
Esta propuesta ha sido impulsada, entre otros, por la campaña Venezuela libre de transgénicos, que está compuesta por más de cuarenta comunidades organizadas rurales y urbanas del país como Lara, Trujillo, Mérida, Carabobo, Vargas, Sucre, Anzoátegui y Barinas, entre otras. Es un movimiento que data del año 2010.
Entre los puntos tocados en esta propuesta de ley están el de la lucha contra los transgénicos; el plan popular de semillas; y el impulsar las tradiciones a la hora de cultivar de los campesinos e indígenas.
Gabriela Ferreira Soto, de la Escuela Popular de Cultura Urbana, señaló que "esas semillas transgénicas hace que los campesinos sean dependiente de ellas, porque cuando se acaba un cultivo no quedan semillas y tienen que volver a comprarlas. Son semillas ‘terminator’ porque se siembran y los frutos no cuentan con nuevas. Con las semillas autóctonas no pasa lo mismo, ya que pueden utilizarse las que den los frutos".
Agregó que "en todos los estados del país hay productores de semilla, que pueden ayudar a las comunidades promoviendo intercambios y producción. Debemos leer la ley en la página web Venezuela Libre de Transgénicos".
CON ESCUELA
También Ferreira informó sobre el proyecto de la Escuela de Agricultura Urbana, que "tiene como objetivo que todos seamos productores, aunque vivamos en ciudades. Este tipo de siembra no es tradicional, ya que no son grandes extensiones de terreno, sino espacios pequeños que pueden ser en el barrio, tu casa o apartamento".
Recalca que la Escuela de Agricultura Urbana tiene un pensum "pero la idea no es educar solo formalmente, sino intercambiar experiencias. Que no seamos solo consumidores sino que podamos producir también alimentos".
Una de las sedes de esta escuela es el huerto organopónico situado en la zona de Bellas Artes en Caracas. Ferreira señaló que se pueden cultivar hortalizas como espinaca, acelgas, la auyama, el ají "y otras que aguantan la pela porque son resistentes. La idea es que familias y comunidades sean autosustentables".