Hacemos este comentario inicial para apoyar nuestras críticas con relación a la UNESR y, el proceso de abandono institucional que arrecia con la llegada del año 2012. Dadas las condiciones actuales, la Universidad puede sobrevivir sin autoridades rectorales –llámense Rectora y Vicerrectores-; el Núcleo Valera puede seguir sin las autoridades, ¿Existen algunas? Y, no es sólo decirlo, pues el papel aguanta todo, dicen por ahí. Podemos argumentar la calamitosa situación que vivimos ante la ausencia de planes y políticas que se traduzcan en la dirección y gestión apropiada, cuyo rumbo a seguir se inserte en el marco de las transformaciones que vive la sociedad venezolana. El 2012 comenzó con el mes de enero sin actividades académicas, tiempo institucional perdido sin ningún tipo de dolientes, ni siquiera Desarrollo Profesoral convocó algún taller de formación profesional, aprovechando el tiempo de ocio. La incorporación de nuevos y nuevas facilitadores y facilitadoras continúa siendo “a dedo”, se obvian las credenciales, los méritos, el estudio y la experiencia. Exdirigentes estudiantiles de poca monta se vanaglorian de su ingreso al cuerpo docente mediante acciones clientelares del llamado equipo rectoral, negando la formación profesional.
Volvemos al uso de pupitres, cuando las propuestas pedagógicas revolucionarias recomiendan mesas y sillas individuales que permitan convertir el aula en un ambiente múltiple que haga posible la participación y el trabajo en equipo, un aula que una y no individualice. No hay ninguna expectativa de incorporación como trabajadores ordinarios a profesores, como tampoco han sido incluidos administrativos y obreros; aun continúa el limbo institucional. Se ha atacado la acción docente del personal administrativo retirándolo de la oferta académica, violando la Normativa Laboral, vigente, “Cláusula 22”, con esta decisión se deja fuera a compañeros y compañeras con importante formación y experiencia. Por otra parte, se violenta la ley cuando miembros del equipo directivo poseen dualidad laboral con el doble retiro de los bonos de alimentación.
Así como lo señalaba Saint-Simon, la UNESR en su situación de inercia actual no necesita de autoridades, andamos solos, casi como en una suerte de orfandad. La Universidad necesita de sus trabajador@s: Obrer@s, administrativ@s, facilitador@s y participantes. Eso sí, comprometidos con su transformación y su adecentamiento. Los miembros de esta Institución debemos entender y comprender que nuestra unión va más allá de la mera relación salarial, que nuestra Institución es importante para el país y para la región. Exhortamos a tod@s los miembros de la comunidad universitaria a dialogar para conocer y a unirnos para emprender. Sólo así encontraremos el verdadero camino en la construcción de nuestra Universidad.
(*)Sociólogo