Las UPT se democratizan o no podrán leer al mundo

Las universidades si forman parte de las joyas de la corona. Tal vez la crisis perceptiva que padecemos nos impide darnos cuenta cuál es el tipo de sociedad hacia la cual nos encaminamos, qué futuro tenemos que definir, con cuáles capacidades nos tendremos que equipar para enfrentar esos desafíos. Tedesco (1996) considera que en este nuevo siglo presenciaremos la formación de nuevas estructuras sociales y económicas, y que quizás todas las dimensiones culturales serán alteradas. El conocimiento y su manera de producirlo y de difundirlo serán el centro de la dinámica social. A la Universidad, entre otras instituciones, le corresponderá este importante rol. Una pregunta es indispensable, ¿Tiene nuestra universidad una respuesta para eso? En la metáfora usada por Lanz (2005) sobre las velocidades de pensamiento hay algo. La manera como en la calle se lee el mundo y como se descifra desde los espacios académicos. El universo académico de hoy se inhabilitó para eso. Lo vemos en los contenidos, en las estrategias, en los tiempos; y lo más grave, lo vemos en nosotros mismos.

Al poner en marcha los tres tipos de pensamiento, el activo, el creativo y el crítico nos daremos cuenta que los procesos socializadores son los que indican el diseño del tipo de universidad necesario, y no al revés como se ha venido haciendo, donde se privilegia la docencia, la función menos importante. Esto lo tenía bien claro el Comandante Chávez, de aquí el empeño por las universidades politécnicas territoriales, las UPT, que en esencia se trata de la visión geoestratégica de un sistema de vida universitaria, que incluya el reconocimiento de las realidades físicas, económicas, sociales, institucionales, destinadas al logro del desarrollo humano sustentable, que ofrezcan las garantías de nuevos paradigmas de asentamiento poblacional, donde se ame, se trabaje, se viva de la tierra y sus entornos, donde se nace. La gran oportunidad del Estado para minimizar la escolaridad y estimular la investigación y la extensión. No es exagerado, las UPT podrían ser la plataforma de un nuevo proceso  civilizatorio. En esto y muchas cosas más hasta los ministros se rieron del Presidente. Y si no ahí están los resultados. En la forma tan odiosamente rutinaria como se consume el quehacer político, donde las incertidumbres, en vez de ser aprovechadas como fuente de inspiración, son consideradas demonios, a los cuales hay que salirle al paso, generando decisiones que al final se convierten en una estafa. Se desechan las ofertas, y la comodidad, la irresponsabilidad, la falta de compromiso terminan en los nombramientos apresurados; lo que señala el punto de partida de una especie de realidad fractal. Así como a mí me nombraron, igual voy a hacer con los demás, sin consultar, sin tomar en cuenta opinión alguna, de modo despótico, antiuniversitario. En una palabra alejado de toda ética. Por cierto hace más de 187 años que Bolívar otorgó la autonomía a la universidad de Caracas (hoy UCV), cuando en 1827 sancionó un Reglamento, por medio del cual el Claustro podía elegir al Rector.

Hoy asistimos a una nueva coloniedad en los asuntos universitarios de las UPT, lo plantea el discurso pronunciado en claves estériles, decadentes, dominantes, reaccionarios; por supuesto relacionados con el poder, no el poder personal, sino el poder de los grupos asociados al control. Y en el análisis de este tipo de discurso se pueden notar tres aspectos: ¿Qué productos se desean obtener, cuáles son sus características?; ¿Qué efecto se quiere causar en la gente?: ¿Cuál es el rol del tema planteado en los auditorios? Está claro que es un discurso orientado hacia la reproducción del poder, pero también a un contra poder. Como dice Malchiodi (2009) en los grupos sociales hay fuerzas que representan la dominación, y otras, aunque dominadas presentan resistencia. Y por ser fuerzas en movimiento, inestables, susceptibles de ser modificadas, posibilitan la emancipación que es la liberación de todas las energías positivas para apostar por la justicia, la tolerancia, la solidaridad, por una educación al servicio de la vida.

Pedro Ytriago

pytriago@hotmail.com



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