Las dos últimas elecciones municipales en San Cristóbal del Táchira y las de San Diego en Carabobo, merecen un análisis exhaustivo por quienes llevan la responsabilidad o el mayor peso político en nuestro país.
En el Táchira por ejemplo dos veces nos convocó ese fuera de serie que fue el presidente Hugo Chávez y allí colocamos a Ronald Blanco La Cruz y al actual gobernador que de acuerdo a los rumores callejeros se encontraba en Forlaudale gozándose sus churupitos ganados en tanto tiempo en el Seniat, cierto o falso, cualquier candidato que hubiese puesto el presidente, nunca hubiese perdido la elección, porque Fuenteovejuna no perdona.
Ni en el Táchira ni en San Diego, ganó la guarimba que tiene casi el80% de rechazo en nuestro pueblo esforzado y trabajador pero es un fenómeno para estudiarlo detenidamente pues la votación fue unánime y la abstención no llegó al 20%, ese mensaje a García deben descifrarlo los sesudos y magos económicos políticos del país, ese cuento de que se votó por la causa de dos mártires es de otras épocas, lo cierto, fue que se recibió una verdadera paliza política no cónsona con los esfuerzos hechos por el presidente Nicolás y su ministros para llevar la mayor suma de felicidad a nuestro pueblo, entre líneas se lee un descontento popular a pesar de que más del 60% del presupuesto nacional se dedican a desarrollar y atender a las misiones sociales que sin duda alguna han sido un verdadero paliativo en ese desastre y desangre que nos dejara todos los políticos demagogos y raponeros de la IV.
La situación de San Cristóbal es anómala pues somos una región fronteriza y por tanto susceptible a todas las trapacerías políticas y económicas que cocina la ultraderecha apátrida y Santanderiana al otro lado de la raya, hoy día respiramos un poquito mejor, pues ganó también la burguesía tradicional Colombiana pero con una propuesta de paz que esperamos no sea demagógica, hasta tanto no salgan las 7 bases Norteamericanas de suelo Colombiano no habrá territorio de paz en toda la patria grande, esa papa caliente, la tiene el presidente Santos en la mano, ya que en su momento, permitió y no dijo pío a la voluntad del pequeño sátrapa pitiyanqui.
¿Existe descontento de una parte importante de nuestra población?, indudablemente que sí, las encuestas son elementos de medición científica casi inobjetables, la guerra económica nos ha hecho mucho daño, la carencia de productos básicos de uso diario ha sido nuestro talón de Aquiles e igualmente la inconsciencia del bachaqueo, de los raspacupos y de las empresas fantasmas han abierto un gran hueco en la principal fuente de nuestra parasitaria economía que son las divisas. Por cierto, todo esto me hace recordar la famosa lista de Luis Piñarúa Ordaz con la que siempre amenazó y jamás tuvo el valor de darla a conocer.
Gobernar no es nada fácil, porque es imposible mantener feliz y contenta al 100% de la población, pero si existen parámetros que nos dicen que un gobierno es exitoso, eso es indudable, un ejemplo de ellos es la mayoría de las políticas sociales, al menos en teoría, no puede ser que el flagelo de la ineficiencia y corrupción se estén llevando por las sentinas y albañales, las lecciones, las buenas intenciones el deseo de superación del atraso y la miseria en el que más de cien años de saqueo por los yanquis y sus cipayos sumieron al pueblo venezolano, hasta que llegó el comandante y mandó a parar.
La clave para el éxito, está en el educación, hay que hacer una revisión inmediata y urgente, meterla en la eficiencia científica y tecnológica del siglo XXI, reabrir las escuelas técnicas con nuevos conceptos, al igual que las de agricultura, llevar adelante las políticas de cooperación del Alba, Mercosur, el grupo de los 77 más, China, Rusia, los países del Briggs, etc, Brasil, Argentina, que nos llevan adelantos tecnológicos en muchas áreas científicas y de investigación.
Ya es tiempo de que se imponga la sensatez, cordura y probidad, en las llamadas universidades autónomas, cuyos curriculunms no se corresponden con las realidades sociales y económicas de nuestro país, sin excluir a las universidades creadas en nuestra revolución que son verdaderas máquinas de hacer profesionales mediocres que van a engrosar la gran cantidad de jóvenes y gente adulta que son simplemente analfabetas funcionales.
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