Alquimia Política

Hermenéutica y Educación: la fusión de horizontes

El presente ensayo, es el producto de una Conferencia que con el título de Festival de la Investigación, se realizará en los espacios de la Universidad Fermín Toro de Guanare, los días 15 y 16 de agosto, en el marco del cierra del curso introductorio de los estudiantes de los programas doctorales en Ciencias de la Educación y Gerencia Avanzada. La ponencia parte de la pregunta generadora: ¿qué se puede decir hoy día sobre libertad y tradición, sobre emancipación y capacidad productiva crítica de la hermenéutica con respecto de las tradiciones del pensamiento occidental? Para lo cual se planteó como propósito significar el lugar que hoy día ocupa la hermenéutica desde la fundamentación de H. Gadamer en el contexto de los horizontes del pensamiento occidental. Como metodología indagatoria, el ensayo es de carácter analítico-descriptivo, no experimental, bibliográfico, resaltando la triangulación teórica (autoridad teórica-corrientes teóricas-investigador), donde la conclusión alcanzada devela que la hermenéutica indica que los horizontes del intérprete y los textos se modifican, en el ámbito educativo, en razón del contraste de esos horizontes con el interés del intérprete y de quienes valoran lo interpretado. Comprender no significa “saber”, sino reconocer el recorrido del constructo teórico que es interpretado.

A todas estas, es importante definir la hermenéutica, desde sus raíces etimológicas; su significado viene del griego ἑρμηνευτικὴ τέχνη (hermeneutiké tejne), es arte de explicar; arte de interpretar textos. En filosofía, sobre todo bajo la influencia del alemán Hans-Georg Gadamer (1900-2002), la teoría de la verdad y el método que expresa la universalización del fenómeno interpretativo desde la concreta y personal historicidad. Gadamer (2007), describe que el término hermenéutica proviene del verbo griego ἑρμηνεύειν (jermeneueien) que significa interpretar, declarar, anunciar, esclarecer; significa que alguna cosa se vuelve comprensible o se lleva a la comprensión; que el objeto o fenómeno a estudiar se considera un realidad a fusionar con una serie de horizontes disciplinarios.

Se tiende a leer, desde el plano especulativo-histórico, que el término deriva del nombre del dios griego Hermes, el mensajero, al que los griegos atribuían el origen del lenguaje y la escritura y al que consideraban patrono de la comunicación y el entendimiento humano. La comprensión y explicación de una sentencia oscura y enigmática, precisa una interpretación correcta. La hermenéutica es la figura mediadora de la cual deriva el adjetivo griego ἑρμηνευτικἡ, que significa (saber) explicativo o interpretativo, así como el análisis de la propia teoría o ciencia en el marco de la exégesis de los signos y de su valor simbólico. Schleiermacher (1768-1834), es considerado el precursor de la hermenéutica moderna, destacando él que la hermenéutica debe ser entendida como el arte del entendimiento, a partir del diálogo. Por su parte Dilthey (1833-1911), sostiene que imaginar es interpretar comprensivamente y comprender será el mecanismo para percibir la intención ajena; lo cual incorpora aspectos internos del sujeto para un mejor análisis; así que para ser fieles a la dimensión valorativa del sujeto que es objeto de estudio, ya sea por su experiencia o por su palabra, el poder de interpretar comprensivamente el esfuerzo por reconstruir todo lo que rodea a ese sujeto, reconstruyendo, holísticamente, lo que supone reconocer que es lo que ve el intérprete y desde el propio contexto de él; el que condiciona en alguna medida el sentido y utilidad del texto producido por ese otro, es indudablemente el interprete.

La hermenéutica es asumida a través del método dialéctico que incorpora a texto y lector en un permanente proceso de apertura y reconocimiento; el texto ha de ser asumido, en el proceso de interpretación de discurso, en un permanente “siendo”. Lo fundamental en la hermenéutica es asumir el referente de la existencia y la coexistencia de los otros que se me da externamente; es a través de señales sensibles, que se alcanza a funcionar los horizontes cognoscitivos interpretados, que desvelar la actitud de la teoría y la práctica de la interpretación.

El interés debe ser por comprender los textos a partir del ejercicio interpretativo intencional y contextual; desarrollar la inteligibilidad del discurso contenido en el texto; traspasar los horizontes contenidos en las palabras para lograr entender el sentido de éstas en tanto están simbolizadas a través de la escritura. La hermenéutica persigue derrumbar los elementos simbólicos contenidos en la cultura, dinamitar las interpretaciones del mundo que se han construido como tradición, o heredadas en el término “prejuicio” de Gadamer, y que solamente constituyen una cara de la verdad y no las fronteras vinculantes de esa verdad que la acercarían a un entendimiento pleno. La hermenéutica es necesario asumirla a través de un método dialéctico que incorpora a texto y lector en un permanente proceso de apertura y reconocimiento; el texto ha de ser asumido en el proceso de interpretación de discurso, como un escenario donde se pueda cartografiar, permanentemente, los movimientos de ese texto en su desenvolvimiento social, cultural y político.

Para John Thompson, catedrático de Sociología en la Universidad de Cambridge, se ha valido de la hermenéutica para el estudio de la comunicación y usos ligados al contexto social. El autor, interpreta autores como Karl Marx, Max Weber, Jürgen Habermas, Pierre Bourdieu, entre otros; y expone sus fundamentos para una teoría social de los medios, y hace un recorrido que abarca el surgimiento y evolución de la imprenta y los impresos, hasta la televisión y las nuevas tecnologías informáticas y su impacto en la vida social.

A todas estas, Thompson parte de muchas interrogantes que trata de responder, y que hacen de estas el punto de inicio de lo que se conoce su “hermenéutica profunda”, donde se dan múltiples tópicos para confrontar, desarrollar, debatir y aplicar en las investigaciones sociales sobre los medios de comunicación, estrategias de interpretación que vayan más allá del texto o sujeto investigado.

En síntesis, el modelo de Thompson, acerca de la hermenéutica profunda, constituye un esquema de estudio para comprender los fenómenos culturales, pues considera que el análisis cultural se puede interpretar como el estudio de las formas simbólicas en relación con contextos y procesos históricos específicos y socialmente estructurados, dentro de los cuales se producen, trasmiten y reciben estas formas simbólicas. La hermenéutica para Thompson, es el estudio de la constitución significativa y de la contextualización social de las formas simbólicas.

Cuando se ahonda en lo educativo se tiende a confundir esta categoría con una categoría “educativa”, o de procesos de enseñanza-aprendizaje, cuando lo que simboliza es una categoría social. Lo pedagógico, o pedagogía, tiene como significado en sus raíces griegas, de paidos-niño y gogos-conducir, es la categoría que se refiere a la praxis educativa propiamente dicha. Como ciencia que tiene como objeto de estudio a la educación, enseñar a los que enseñan, es una ciencia perteneciente al campo de las ciencias de la educación, y tiene como fundamento logra apreciar, en textos académicos y documentos universitarios oficiales, la presencia del conocimiento y la ciencia, como dos campos independientes que definen la característica de la educación en el ámbito institucional de la Escuela o las Universidades: la docencia, enseñar; y la investigación, indagar sobre el conocimiento existente buscando nuevos enfoques y descriptivos. El objeto de estudio de la pedagogía es la educación, en el sentido general que le ha atribuido las legislaciones internacionales, en especial el documento Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO), la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y el marco legal jurídico de cada país, dándole un sentido de formación como objeto de estudio de la Pedagogía, siendo educación y formación, términos vinculados en los diversos contextos de la sociedad donde el fin último es la transferencia de cultura y saberes.

La hermenéutica, como ya se indicó anteriormente, es un arte y una filosofía de los procesos cuantitativos y cualitativos, que tiene como característica propia interpretar y comprender, para desvelar la condición humana y el sentido desde el cual esa condición humana ha proyectado sus ideas y pensamiento. Los procesos hermenéuticos conducen, comunican, traducen, interpretan y comprenden los mensajes y significados no evidentes de los textos y contextos (historia, cultura, política, religión, filosofía, sociedad, educación, entre otros) del que emergen cuando un hecho o escenario investigativo se asume desde el rigor científico. A los hacedores de hermenéutica, en el plano del proceso cualitativo, que es donde más suele presentarse, o en el ámbito de resultados cuantitativos, donde se utiliza para responder el alcance o expectativa alcanzada con el resultado obtenido, a esos hacedores se les califica de “hermeneutas”, ya que se ocupan de la sistematización metódica del conocimiento. Así, lo que ha caracterizado a las diversas escuelas, corrientes y enfoques de la hermenéutica ha sido su compromiso de conducir mensajes de un texto a un lector, como lo hizo el griego Hermes con la interpretación de los textos sagrados antiguos; la idea fundamental de la hermenéutica es comunicar un mensaje de un sujeto a otro, como lo hace el maestro o el padre; traducir y volver inteligible un mensaje de un interlocutor a otro, como intérprete de otra lengua; comprender o hacer comprensible el significado y fin de un texto o un contexto entre personas, permitiendo recuperar el sentido de la existencia humana.

Hay diversas concepciones filosóficas, históricas y sociales, en las que se inscribe la hermenéutica, que han dado origen a enfoques como el fenomenológico, el del Dasein, el de la comprensión del sentido, el neokantiano, el lingüístico, entre otros. Según Haskell, las seis escuelas más importantes enunciadas en la introducción, que apoyan a la hermenéutica para llevar a cabo sus procesos de interpretación y comprensión, provienen en su mayoría de la era Moderna (siglo XIX en adelante) y son: Ciencias del espíritu de Wilhelm Dilthey; Sociología comprensiva de Max Weber; Formación de conceptos y teoría de las ciencias sociales de Alfred Schütz; Lenguaje como medio de experiencia hermenéutica de Hans-Georg Gadamer; Filosofía del lenguaje de Ludwig Wittgenstein; e Intencionalidad y explicación teleológica de Henrik von Wright.

Haskell (Ob.Cit), destaca que Hermes contribuyó a generar la llamada literatura hermética, que significó un conjunto de papiros que contenían hechizos y procedimientos de inducción mágica. Por ejemplo, en el diálogo llamado Asclepio, el Dios griego de la medicina, se describe el arte de atrapar las almas de los demonios en estatuas, con la ayuda de hierbas, piedras preciosas y aromas, de tal modo que la estatua pudiera hablar y profetizar. En otros papiros existen varias recetas para la construcción de este tipo de imágenes y detalladas explicaciones acerca de cómo animarlas ahuecándolas para poder introducir en ellas un nombre grabado en una hoja de oro, momento esencial del proceso.

Para Scott Duvall y Hays, citando ideas de Dilthey, la historia es la diversidad en despliegue de las formas humanas de vida, diversidad que radica en la fuerza genética de la naturaleza humana y que se presenta en la existencia por la acción de las diversas condiciones geográficas, climáticas y sociales de vida. La doctrina del desarrollo extrae luego todas las consecuencias de la conciencia histórica. Acá se hace referencia al enfoque fenomenológico de la hermenéutica, el cual destaca situaciones en la sociedad que no son comprensibles desde dentro, por lo que se hace necesario reproducirlas, en el intérprete, en virtud de la percepción del contexto, y en la contemplación de la imagen del mundo histórico.

En otro sentido está en enfoque Dasein, o “ser-ahí”, del cual Jaspers es uno de sus fundadores teóricos. Desde la filosofía de la existencia, se da una forma de interpretación y comprensión de lo interior del ser humano, como su existencia y conciencia plena de ese hecho desde la autorreflexión, libre de convencionalismos, dice al respecto. La llamada filosofía de la existencia es una forma de la filosofía que subraya lo que constituye la tarea de valorar la realidad en su surgimiento originario y aprenderla del mismo modo que se aprende a obrar hacia lo interno mediante la autorreflexión.

Por su parte el enfoque de la comprensión del sentido, el cual esboza que la interpretación y compresión hermenéutica tiene como finalidad la interpretación y el abordaje mediante los procesos del método científico y los métodos humanista. En este aspecto expresa Max Weber: “Toda interpretación, como toda ciencia en general, tiende a la ‘evidencia. La evidencia de la comprensión puede ser de carácter racional (y entonces, bien lógica, bien matemática) o de carácter endopático: afectiva, receptivo-artística...Y hay evidencia endopática de la acción cuando se revive plenamente la ‘conexión de sentimientos’ que se vivió en ella".

Es decir, una acción con sentido es comprendida no solamente por medios psicofísicos, sino además, por medios intelectuales como sucede con los históricos y sociales. En este mismo sentido el enfoque neokantiano, escuela que dio un giro a la corriente histórica de Dilthey, introduce el concepto de teoría del conocimiento que en el siglo XIX, produjo la disolución de la filosofía hegeliana que sustentaba la correspondencia natural e inmediata entre el logos y el ser.

En cuanto al enfoque lingüístico, del cual Gadamer es uno de sus precursores, la comprensión hermenéutica se concibe y se da a través del lenguaje. Este hecho debería hacer pensar a los educadores que la escuela es un espacio privilegiado de acción comunicativa centrada en el lenguaje; sin embargo, la comprensión humana al parecer no es alcanzada, de ahí sus resultados. Es decir, el lenguaje como experiencia hermenéutica tiene tres momentos y son: la subtilitas intelligendi o comprensión, la subtilitas explicandi o interpretación y la subtilitas applicandi o aplicación, incorporada durante el pietismo (movimiento luterano fundado por Philipp Jakob Spener durante el siglo XVII y que tuvo cabida hasta el siglo XVIII; demostró ser muy influyente a través del Protestantismo y el Anabaptismo).

En cuanto al método, a la organización de las ideas para encararlas desde un plano hermenéutico, se destaca el método histórico-filológico o retórico, el cual es de compresión hermenéutica, teniendo como precursor a Aristarco de Samotracia (217-143 a. C.), quien durante la revisión y corrección de los poemas homéricos, llegó al principio básico de este método, consistente en encontrar que en la lectura del corpus general de los escritos de un autor, es donde se resuelven las dificultades de su interpretación, precisamente por la claridad que deja en el intérprete la lectura completa de sus textos. Como característica principal del método se tiene: Es un sistema filológico orientado a estudiar las leyes etimológicas, gramaticales, históricas y lexicológicas de las lenguas; e identifica y corrige manuscritos para verificar con la mayor certeza posible su versión original, excluyendo interpolaciones o corrupciones en la interpretación.

También está el método histórico-alegórico o simbólico, el cual surgió en Pérgamo, hacia el año 525 a. C. y se relaciona con los Sofistas y después con los Estoicos; se característica por la adopción de una interpretación de acuerdo a la mentalidad y contexto histórico del lector o intérprete, a través de alegorías o metáforas de los textos y contextos. En cuanto al procedimiento, este consiste en adaptar a la mentalidad y el contexto histórico del intérprete y mediante alegorías o metáforas, los textos de interpretación. Estos métodos vinculan la hermenéutica en el ámbito educativo a problemas de historicidad.

El origen de la hermenéutica se sitúa en la mitología de la Grecia antigua, donde Hermes fue designado por los dioses para llevar y traer mensajes, consejos o amonestaciones a los hombres. Sin embargo, la primera función consistió sólo en transmitir mensajes, sin mediar en su interpretación.

Como proceso, está ligada a la interpretación caracterizada por la interpretación literaria de los textos, bajo un enfoque dogmático. Debido al predominio de los métodos positivistas que dejaban fuera toda interpretación de lo sensible e interno de los individuos, la hermenéutica resurgió hacia el siglo XIX, como parte de un movimiento de rechazo al predominio de los cánones y hegemonías ideológicas y de apertura de una nueva dialogicidad.

La aplicación de la comprensión hermenéutica en los procesos educativos todavía está en revisión por parte de algunas disciplinas, dado que la investigación educativa de los distintos enfoques y escuelas hermenéuticas, aún no se ha esforzado lo suficiente para investigar, aplicar y difundir esta disciplina en el campo de la praxis educativa, en la formación y actualización de profesores, en la tareas de vinculación con los padres de familia y por supuesto, en la facilitación de los aprendizajes de los alumnos y la adquisición de actitudes de comprensión "del otro".

A todas estas, la aplicación de los programas educativos y la explicación de los contenidos curriculares es lo que más frecuente en la práctica educativa y que los resultados del aprendizaje de los estudiantes no son tan alentadores, la hermenéutica es una alternativa metodológica, no explotada en la educación, por lo que debería ensayarse sobre todo a través de los enfoques mediacionales que promueve la nueva escuela, ejercicio que podría acelerar los procesos cognitivos y metacognitivos de profesores y estudiantes.

En referencia a los enfoques mediacionales, son descritos por la psicología cognitiva desde los procesos que determinan la conducta de los sujetos, de manera que no solamente interesan las conductas observables. Al equiparar los términos de psicología cognitiva y de procesamiento de información, se hace referencia a que existe un proceso por el que el sujeto adquiere, transforma, almacena y utiliza la información; de esta forma aparece el símil de la Metáfora del Ordenador para referirse a la forma en que los sujetos procesan la información. Este postura le da fundamento al modelo es Mediacional, porque establece que entre los estímulos de entrada (inputs) y las respuestas (outputs) inciden multitud de fenómenos de carácter cognitivo. Son modelos que permiten centrar como unidad, el proceso de resolución de problemas y la toma de decisiones desde dos procesos que se producen en la actividad diaria del profesor y el estudiante.

La hermenéutica en tiempos de modernidad, postmodernidad e hipermodernidad, está cifrada en dos conceptos propios, a mi juicio, de la filosofía existencialista. Por un lado, el “ser y la nada” de Sartre, como síntesis del pensamiento de Hegel, Husserl y Heidegger, donde el autor idealiza a las personas como seres capaces de crear sus propias leyes al rebelarse contra todo tipo de estatutos, aceptando la responsabilidad, la ética y toda moral personal sin el apoyo de la sociedad, la ética o cualquier norma tradicional. Sartre dice que el hombre tiene la necesidad de plantearse la cuestión de la totalidad: “Ciertamente, existo aquí como comprometido en esa totalidad, pero puedo ser conciencia exhaustiva de ella, puesto que soy a la vez conciencia del ser y conciencia (de) mí. Solamente que esa cuestión de la totalidad no pertenece al sector de la ontología. Para la ontología las únicas regiones de ser que pueden elucidarse son la del en-sí, la del para-sí y la región ideal de la causa de sí…”

En esta obra divide la realidad en dos regiones: el ser-en-sí y el ser-para sí (o de forma abreviada, lo en-sí y lo para-sí). El ser-para-sí es el ser de las personas, es la persona en tanto que subjetividad, en tanto que dotada de conciencia y libertad. El ser-en-sí es el ser de las cosas, de los objetos, de las realidades no humanas.

Sartre, crear una idea abstracta del ser-en-sí, partiendo del antecedente de ser de Parménides (540-450 a.C.), que decía: “El ser es. El ser es en-sí. El ser es lo que es”. Con la afirmación “el ser es” Sartre quiere señalar que el ser es positividad, realidad, actualidad. En el ser no está presente la nada, ni la diferenciación, ni el movimiento, simplemente es, por ser compacto, denso, homogéneo, no incluye en su interior duplicidad alguna.

Para Sartre, las nociones tradicionales de acto y potencia, apariencia y realidad, no existen; la nada no está presente en el ser, es un atributo que se le ha dado a la realidad; en el ser-en-sí no hay duplicidad de potencia y acto; el ser-en-sí no es consciente, pues la consciencia exige una especie de escisión, de hueco en el ser, y el ser-en-sí es lleno. El ser en-sí es increado; la noción de creación de lo real le parece absurda a Sartre; pero por otro lado el ser-en-sí no es causa de sí, simplemente es. Y por ser de este modo, sin justificación, ni sentido alguno, sin poder ser explicado o deducido, está demás; es un puro hecho, sin causa, sin razón, su existencia es absurda.

Sartre distingue en el hombre dos niveles de ser distintos, el humano y libre, y la parte común con los seres no humanos, la dimensión de cosa u objeto, la existencia ya hecha; a esta última la llama Sartre la facticidad del para-sí” y tiene como aspectos destacados: el hombre es cosa; el hombre es facticidad por su pasado; el hombre es cosa también por su situación la circunstancia concreta que le toca vivir limita las posibilidades de escoger; y el hombre es finito, la muerte lo convierte en una cosa, en algo ya fijo, establecido. El hecho del estar presente la conciencia ante sí misma es un signo de la existencia de una cierta dualidad o separación en el interior de la conciencia, pues no parece posible el conocimiento de uno mismo sin una cierta distancia. El hombre se convierte así en el ente por el que la nada adviene al mundo; esta nada en el interior del hombre es lo que le hace ser libre, le permite estar abierto siempre al futuro y nunca identificarse completamente con su ser actual, el-para-sí no es lo que es, y es lo que no es.

En este sentido, Sartre contraste lo existente con lo no existente, ya Immanuel Kant, estableció diferentes categorías de nada, y Hegel afirmará que el ser y la nada, son igualmente indeterminados porque la nada tiene la misma falta de determinación que el ser.

Esta idea parte de vaciar al ser de toda referencia tras el objetivo de alcanzar la pureza absoluta; purificado, el ser y la nada son lo mismo, la absoluta inmediatez del ser lo coloca en el mismo plano que su negación y solamente en devenir podrá surgir como un movimiento capaz de trascender la identificación de la tesis y la antítesis.

A todo esto, concluye Sartre: “Nuestras investigaciones nos han permitido responder a la primera de esas preguntas: el Para-sí y el En-si están reunidos por una conexión sintética que no es otra que el propio Para-sí. El Para-sí, en efecto, no es sino la pura nihilización del En-si: es como un agujero de ser en el seno del Ser. Conocida es la amena ficción con que ciertos divulgadores acostumbran ilustrar el principio de conservación de la energía: si ocurriera, dicen, que uno solo de los átomos constituyentes del universo se aniquilara, resultaría una catástrofe que se extendería al universo entero, y sería, en particular, el fin de la Tierra y del sistema estelar. Esta imagen puede servirnos: el Para-sí aparece como una leve nihilización que tiene origen en el seno del Ser; y basta esta nihilización para que una catástrofe total ocurra al En-sí. Esa catástrofe es el mundo. El Para-sí no tiene otra realidad que la de ser la nihilización del ser. Su única cualificación le viene de ser nihilización del En-si individual y singular, y no de un ser en general. El Para-sí no es la nada en general, sino una privación singular; se constituye en privación de este ser. No cabe, pues, que nos interroguemos sobre la manera en que el para-sí puede unirse al en-sí, ya que el para-sí no es en modo alguno una sustancia autónoma.”

En otro aspecto, como categoría que define la hermenéutica moderna, está el Dasein, término que en alemán combina las palabras ser (sein) y ahí (da), que significan existencia, y que tiene su precursor en Heidegger, indicando el modo de existir propio del ser humano, el estar haciendo algo ahí como expresa el uso del gerundio en latín.

Heidegger interpreta la existencia como rebasamiento que trasciende la realidad dada en dirección de la posibilidad, así como un sobre-pasamiento de algo, que está siempre situado, está aquí. Existencia, ser-en-el-mundo, indican el hecho de que el hombre está situado de manera dinámica, por lo tanto su desenvolvimiento y evolución se enmarcan en lo “potencial” de las posibilidades y no en criterios de incertidumbre. El ser-ahí indica el grado de entrega del ser humano en relación al mundo, por lo cual es pieza fundamental en el proceso hermenéutico.

En una palabra, Heidegger ejercita la hermenéutica en su respuesta a la pregunta de la cosa. Dice el filósofo: “Planteemos ahora otra vez nuestra pregunta: ¿Qué es una cosa? Se ve enseguida que la pregunta no está en orden porque aquello que es cuestionado, la cosa, varía en su significación: porque justamente lo que se quiere cuestionar debe estar suficientemente determinado en sí para poder ser cuestionado correctamente. ¿Dónde está el perro? Ni se puede empezar a buscar el perro, si no sé si es el perro del vecino o el propio. ¿Qué es la cosa? ¿Cosa en qué sentid, restringido, amplio, o en el más amplio? Diferenciamos los tres significados, aún cuando el modo de delimitación queda todavía indeterminado: 1.- Cosa en el sentido de lo objetivamente presente…; 2.- Cosa en el sentido de lo antedicho pero que además, planes, decisiones, reflexiones, mentalidad, hechos, lo histórico…; 3.-Todo esto y además todo lo otro que es un algo cualquiera y no nada…”

En una palabra, Heidegger demuestra que los límites fijados para significar la cosa son arbitrarios y variados; es por ello que el significado cambia en razón del ámbito y direccionalidad desde donde se hace la pregunta.

Lo primero que hay que hacer, y es el inmenso aporte de Heidegger, es entender la palabra cosa en su primer significado, es decir en que contexto se va a valorar y entender. Ahora bien, hay la necesidad de encontrar en la postura de Gadamer ese refugio de la hermenéutica moderna caracterizada por él más como expresión interpretativa desde el lenguaje que interpretación a través de la experiencia que pudiese describir el lenguaje.

Gadamer refleja en una obra todo el carácter reflexivo de su propuesta hermenéutica. La obra “Verdad y Método”, publicada en 1960, plantea una situación crítico con respecto a la filosofía de la ilustración que había venido influyendo en el pensamiento occidental del siglo XX. El aporte de Gadamer se traduce en plantear que para llegar a la verdad no era un asunto de método, sino de experiencia. La verdad no es aquello que se llega por la vía del método, sino que es un proceso hermenéutico, de interpretación integral (texto-contexto), por medio del cual se manifiesta la verdad.

Ahora bien, Gadamer no plantea la hermenéutica como un “método” o “sistema integrado de pasos” para llegar a hallazgos, sino como una estructura de pensamiento que plantea visualizar el comportamiento humano desde sus acciones y pensamiento, en un constante fluir de información y situaciones. Es un mundo imbuido en la hermenéutica y no una hermenéutica que se busque integrar al mundo.

La propuesta de Gadamer tuvo sus críticas en el mundo intelectual de la época. Heidegger le acusó de desertor de la ontología del ser (el objeto de la ontología del ser es lo realmente existente, y su tarea es examinar lo existente frente a su ser y encontrar las diversas fases y transiciones dentro de lo existente; no existe el ser en sentido estricto); Habermas, lo acusó que Gadamer se había volcado en defender un idealismo lingüístico que es ajeno a las condiciones materiales de la producción de los cambios. Gadamer nombra más a Hegel que al socialista e investigador alemán Karl Marx (1808-1883).

Hasta el propio italiano y estudioso de la hermenéutica Emilio Betti (1890-1968), esgrimió que Gadamer traicionaba la tradición de la hermenéutica como metodología para la fijación ortodoxa del significado correcto y canónico de los textos jurídicos, religiosos, literarios, históricos, filosóficos y educativos en general.

A todas estas, Gadamer planteó en la contemporaneidad, la revisión de la hermenéutica en el plano de un escenario más teórico que ideológico, no prescindiendo de las ideologías, sino fusionándolas en un horizonte que permita generar opiniones e interpretaciones que vayan más allá de lo que desde un principio se planteó el autor del texto interpelado. ¿Es la hermenéutica una instancia de mediación entre el texto y los potenciales intérpretes del mismo para alcanzar cierto grado de verdad? Definitivamente es un espacio de contraste, comparación, indagación, interpretación y comprensión, que no se basta solamente con lo dicho sino que cobra interés también con lo no dicho.

Gadamer, resalta lo importante de la tradición; no se puede renunciar a la tradición, es necesario incorporarla. A esta tradición Gadamer la califica de pre-juicio, en contraste con la filosofía del juicio que considera que el pre-juicio es superstición. La reivindicación que hace Gadamer, se funda en el pre-juicio como estructura de la pre-comprensión que es la autoridad. En este aspecto, Gadamer expresa que no está en desacuerdo con Marx, solamente que la postura de éste está basada en la superación dialéctica de todos los pasados y el utopismo progresista, haciendo imposible cualquier efectividad de la crítica.

Esa ausencia de un pensamiento que sea efectivo desde una crítica nominalista y del lenguaje, es lo que aparta a Gadamer de Marx, no su postura ideológica. El punto de partida que Gadamer considera válido es que toda transformación eficaz de las realidades culturales, lingüísticas y políticas, ha de estar en la asunción consciente y la crítica consecuente de sus propios prejuicios y creencias.

Finalmente, Gadamer insta a que frente a la hermenéutica debe abrirse un espacio de autocrítica, un espacio para las diferencias. La hermenéutica precisa de la interrelación de lo científico, lo ético-político, y lo artístico, evitando su aislamiento. La filosofía no está para resolver problemas, sino para detectar problemas donde otras disciplinas no los pueden ver. La hermenéutica es una herramienta para llegar a identificar esos problemas.

En la modernidad la hermenéutica se presentó como mediadora entre el saber tradicional y el surgimiento de nuevas estructuras de organización del poder político; en la postmodernidad, ante el culto al individualismo y el rechazo al racionalismo, la hermenéutica se presenta como espacio para la confrontación de ideas y resignificación de categorías. En la hipermodernidad, desde la sabia postura de Gilles Lipovetsky, de ese individuo orientado hacia el hedonismo y la disociación ante un futuro incierto y en caos, la hermenéutica sirve de reconstructora de la realidad, tomando parte de tres principios que hoy día afectan lo cotidiano en las sociedades occidentales: los derechos humanos y la democracia pluralista; la lógica del mercado; y la lógica tecno-científica.

Las lógicas, por la vía de la hermenéutica, deben ser re-significadas, ya que no tienen una oposición fundamental, razón por la cual no entra en los avances de la post-modernidad, sino en esa figura, un tanto fundamentada por los psicoanalistas, de la hiper-modernidad.

Gadamer entiende la hermenéutica como un espacio donde el lenguaje es una realidad cargada con significado ontológico; un lenguaje que logra un alcance universal, no solamente de fenómenos históricos-espirituales, sino de todo cuanto pueda ser comprendido.

En cuanto a los antecedentes que le dieron forma al pensamiento de Gadamer, sin incluir a su maestro Heidegger, está Friedrich Shleiermacher (1768-1834), quien entendió la hermenéutica como un discurso que hace posible entender mejor que su autor los textos, añadiéndolo un elemento interpretativo de dimensión psicológica; y Wilhelm Dilthey (1833-1911), del cual ya se ha hecho mención, quien desarrolla tres conceptos básicos, denominados cosmovisiones, en los cuales se puede precisar una lectura más objetiva de la hermenéutica: 1.- Una visión naturalista; 2.- Una visión idealista de la libertad; y 3.- Un idealismo objetivo, estableciendo la relación histórico-social-humano.

En cuanto al círculo hermenéutico, propuesto por autores como Schleiermacher, Dilthey, Heidegger y Gadamer, éste se define como el recurso explicativo de tipo ideológico que intenta dar razón de los aspectos generales para el entendimiento.





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Ramón Eduardo Azocar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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