La Misión Sucre y la formación del nuevo docente universitario

Dirán, propios y extraños, que el proceso de transformación universitaria iniciado por la Revolución Bolivariana, ha sido un “mar de pesadumbres”, por lo improvisado de algunas acciones y la falta de espacios idóneos donde desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje; pero nada más lejos de la realidad, era un proceso necesario, urgente, que invitó a más de una institución universitaria autónoma a deslastrase de la academia elitesca y crear nuevos escenarios de extensión del proceso formativo a nivel superior. Hoy contamos con profesionales que jamás hubieran soñado con serlo por lo limitado de las condiciones socio-económicas del país, así como contamos con nuevos docentes universitarios comprometidos con la noble causa de profesionalizar a personas con conciencia social y con valores excelsos de autonomía e independencia tecnológica-científica. La educación bolivariana, consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), se hizo realidad, recogiendo y se profundizando los principios y normas que consideran la educación como un medio para lograr la justicia, la igualdad y la integración social, enmarcada en los derechos humanos y los referidos al deber social; por consiguiente, no existe discriminación alguna para acceder a la misma con carácter obligatorio y de forma gratuita.

De allí que el para entonces Ministerio de Educación Superior (2005), hoy Ministerio del Poder Popular Universitario, de Ciencia y Tecnología, promueve una serie de acciones y estrategias a través de la denominada Misión Sucre, la cual tiene por objeto potenciar la sinergia institucional y la participación comunitaria, para garantizar el acceso a la educación universitaria a todos los bachilleres sin cupo y transformar la condición de excluidos del subsistema de educación superior. Conjugar una visión de justicia social, con el carácter estratégico de la educación superior para el desarrollo humano integral sustentable, la soberanía nacional y la construcción de una sociedad democrática y participativa, además es indispensable garantizar la participación de la sociedad toda en la generación, transformación, difusión y aprovechamiento creativo de los saberes y haceres.

Sobre esta base, se puede señalar, desde el plano institucional, que la Misión Sucre es un plan del Gobierno venezolano, de carácter estratégico, no permanente, orientado a facilitar la incorporación y prosecución de estudios en la Educación Superior de todos los bachilleres que a pesar de sus legítimas aspiraciones y plenos derechos, no han sido admitidos en ninguna institución de Educación Superior oficial, en correspondencia con el mandato constitucional de garantizar el derecho a la educación de todos los venezolanos y venezolanas. Así mismo, el objeto de la Misión Sucre ha sido conformar y consolidar una red con todas aquellas instancias, instituciones y factores vinculados a la Educación Superior, que resuelva el problema del cupo universitario, a través de la generación de nuevos espacios y de la creación de nuevas modalidades de estudios convencionales y no convencionales. La idea es propiciar la transformación de todas las prácticas obstaculizadoras, los métodos de selección y admisión excluyentes, y de aquellas concepciones negadoras al derecho a la educación para todos y todas.

Por consiguiente, se creó en el 2005, el Programa Nacional de Formación de Educadores y Educadoras (PNFE), el cual ofreció un modelo innovador, dinámico e interactivo, para la formación de los educadores, bajo un enfoque dialéctico, desarrollando sus potencialidades, de forma integral e integrando las necesidades de su ambiente educativo y de la comunidad a sus aprendizajes, en correspondencia con los ámbitos particulares de la diversidad geográfica de la Nación. El Programa asume los pilares fundamentales para la educación del siglo XXI, planteados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 1997): “aprender a conocer”, “aprender a hacer”, “aprender a convivir” y “aprender a ser”, como referentes para responder a las exigencias de la Educación Bolivariana, los asume desde una posición holística La integralidad y la progresividad articulan de manera coherente y continua los ejes del aprender a convivir, saber y hacer que se dan a través de los niveles educativos correspondientes a cada período de vida, para formar como síntesis al ser social como el nuevo republicano bolivariano.

Este Programa vino a fortalecer la sinergia institucional y la participación comunitaria, con el objetivo de fomentar una sociedad participativa donde se democraticen los saberes, con pertinencia social y sentido de arraigo, impulsen la municipalización y promuevan el desarrollo endógeno y sustentable de cada región, elementos éstos expresados en la Carta Magna. Es importante destacar, que la Misión establece que el docente, se desempeñará en las funciones vinculadas con el proceso formativo del nuevo ciudadano, la familia y la comunidad, así como asumir los retos y exigencias de su contexto histórico social. De igual forma han de delinear características resaltantes que los hagan mejores formadores: Comprometido con el nuevo proyecto de País y su modelo educativo; Poseedor de valores que caractericen al ciudadano venezolano, latinoamericano, caribeño y del mundo: patriota, solidario, justo, laborioso; consciente de su labor social, capaz de asumir diferentes roles y de actuar en consonancia con las necesidades emanadas del diagnóstico de sus estudiantes, la institución educativa, la familia y la comunidad potenciando el desarrollo integral de cada uno; ejemplo ante todos los actores involucrados en el proceso formativo, por su convicción humanista bolivariana a favor de la construcción del Socialismo del Siglo XXI; y culto, creativo e innovador constante de la praxis pedagógica, se articule de manera coherente los ejes del ser, saber, hacer y convivir, en plena dinámica de los principios estos sustentan el PNFE: “desaprender”, “aprender a aprender” y “aprender haciendo”.

Estas características reflejan la importancia que tiene la educación superior la implementación de programas que faciliten el instrumento del aprendizaje integral estableciendo con ello que tiene la capacitación de los formadores y formadoras de este proyecto. La idea es conjugar una visión de justicia social, con el carácter estratégico de la educación superior para el desarrollo humano integral sustentable, la soberanía nacional y la construcción de una sociedad democrática y participativa, para lo cual es indispensable garantizar la participación de la sociedad toda en la generación, transformación, difusión y aprovechamiento creativo de los saberes y haceres.


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Ramón Eduardo Azocar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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