(O cuando la universidad reta al Estado, la legalidad y la comunidad despierta)

El secretario de la UCLA y de la UPEL IPB

I

Dos instituciones universitarias de mayor tradición de Barquisimeto y el estado Lara en general, La Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, UCLA y el Instituto Pedagógico de Barquisimeto, núcleo de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, de siglas UPEL-IPB, desde la década de 1980; reciben al nuevo año 2015 con aires agitados. Lo cual no deja de ser interesante porque con ello se sacude la modorra y puede generar, como de hecho ha sido así, olvidadas emociones: al exigir que se defina el horizonte de futuro de estas (y todas las universidades del país), cuyas autoridades tienen ya sus períodos vencidos; se mantienen en una colita, como se ha llamado, que alcanza los dos años o más.

Se piden definiciones, rendición de cuentas y acatamiento a la normativa jurídica vigente tanto a las autoridades universitarias como al mismo Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología; dirigido ahora por un coterráneo larense que en su época de estudiante del Instituto Politécnico de Barquisimeto, hoy UNEXPO, compartió arduas luchas por una universidad democrática y popular, Ing. Manuel Fernández. En consecuencia, se espera mucho de su gestión y que comparte con otro joven, el Lic. Jheyson Guzmán. Ya veremos cuáles son esas exigencias y cómo es que se bate el cobre para lograrlas como metas a corto plazo y avivar la emoción y la responsabilidad en el plano personal e institucional por una educación de calidad, con pertinencia social y relevancia científica, técnica y humanística.

Objetivos por los que apostara la Consulta Nacional por la Calidad Educativa en Venezuela. Pero que algunos olvidan al estar solo medrando en los cargos de los casas de estudios universitarios, y frente a cualquier pregunta o exigencia sobre la administración de los recursos callan muy dignos, el presupuesto es público solo alcanzan a balbucear. Pero tampoco el Gobierno Bolivariano ha logrado articular una estrategia efectiva para impulsar con mayor fuerza el proceso de transformación universitaria, o que al respecto ha tenido ciertos obstáculos y contradicciones. Y, aunque no es el caso de analizar ahora, conviene señalar que uno de esos obstáculos lo ha constituido la debilidad en la acumulación de fuerzas revolucionarias que impulsen y apoyen decididamente la transformación universitaria. La falta de unidad entre estudiantes, empleados, profesores y obreros para formar un frente común. Pero que, como veremos más adelante algo está cambiando en ese sentido. Hay algunos signos que sostienen esta sospecha. Veamos.

Como sugiere el antetítulo y título de esta nota, los respectivos Consejos Universitarios de la UCLA y la UPEL retan al Estado Nacional Venezolano y a la legalidad, entendiendo por tal que los actos administrativos deben estar ajustados y sometidos al marco legal vigente y no a la voluntad de ciertos individuos, según el arbitrio de sus intereses particulares sino a tenor de las leyes escritas que le dan aprobación al acto, etc. Eso lo sabe hasta cualquier neófito en derecho. Pues bien. Resulta que el Consejo Universitarios de la Ucla en su última sesión designa a un nuevo Secretario sin tener competencias para ello, según puede leerse en Cécil Pérez: “Designan de manera ilegal a Secretario de la Ucla. La universidad reta al Estado, (en: www.aporrea.org, 10/ 01/ 2015); y el Consejo Universitario de al Upel, con sede en Caracas, porque esta es una universidad de estructura matricial y centralizada que comprende 8 institutos y demás núcleos extendidos en todo el territorio nacional, al parecer también ilegalmente destituye al Secretario encargado del Pedagógico de Barquisimeto, Prof. Magister Esteban Oliva; y decide intervenir esa instancia académica-administrativa, al designar a la Secretaria nacional de la Upel, Dra. Liuval de Tovar como la encargada a los efectos, (Resolución 2014.409.13.09).

Al respecto cada cual y según los grupos de adscripción ideológica o militancia habrá tomado partido, unos por la vida y otros en contra de ellos mismos, como diría Alí Primera en su canción panfletaria. Aunque también habrá impolutos académicos que dicen no involucrarse en esos arrabales y quieren ser como “Mi comadre La Patoja, que cruza el agua y no se moja”…”De todo hay en la Viña del Señor”, también dicen. Pero cabe también preguntarse, ¿cuál será el grado de corresponsabilidad que a este respecto tiene de manera inexcusable algunas instancias del Gobierno Bolivariano, principalmente el ministerio de educación universitaria?

II

Ya se ha dicho que en particular las autoridades de la Ucla y la Upel van para los dos o tres años con sus períodos vencidos y por efecto, suponemos, que del principio llamado de continuidad administrativa, se mantienen en sus cargo y otros renuncian o siguen haciendo acrobacias y malabares, como los fanúnculos de un circo que caminan en la cuerda floja. Sin embargo, esos mismo Consejos universitarios se han negado reiteradamente a adaptar o desarrollar el respectivo reglamento de acuerdo al artículo 3, 33 y 34, numeral 1 y 3, de la Ley Orgánica de Educación (2009); eso no es que sea la panacea pero sí pudiera contribuir a la mayor gobernabilidad de estas y otras universidades, las cuales tienen que redefinir sus proyectos estratégicos. Acordes, dice uno con la ley marco de la planificación de Venezuela que es el Plan de la Patria 2013-2019.

Estos fanúnculos que hacen vida en altas instancias de algunas universidades a diferencia de aquellos de los circos no deleitan a nadie, más bien con sus decisiones arbitrarias hacen enardecer a la gente más consciente y politizada, ya que ejercen en una especie de regímenes híbridos: puestos allí mediante elecciones y después se deslegitiman al gobernar arbitrariamente, con un ejercicio del poder en cuyos actos agreden y lesionan los derechos humanos en general y los laborales, medio ambiente de trabajo, el derecho al estudio y la calidad de vida, entre otros, de la población. Porque las autoridades universitarias, ¿al servicio de quién están? ¿De la comunidad universitaria o de los grupos de poder constituidos? La claque gobernante olvida con frecuencia la legitimidad de origen y los modelos de gestión, que de un tiempo a esta parte tienden al empoderamiento de las comunidades, lo justo y a tiempo y el achatamiento de los polos determinados por las jerarquías y se ha impuesto como parte de un proceso de reconocimiento de filosofías ancestrales en sociedades colapsadas por el impacto de la conquista y colonización, por ejemplo el principio gobernar-obedeciendo, según ha recordado el presidente boliviano Evo Morales, (www.rebelion.org/noticia.php?id=126703).

En ese sentido, como nos decía hace poco un colega en las oficinas de la Aproupelipb, en la universidad venezolana domina la noción y la práctica de la democracia participativa, el de la llamada por Germán Carrera Damas “La república civil”, que desarrolló una institucionalidad que sería parte de sus instancias sostenedoras. Una de ellas, la universidad que pude comportarse como ente social conservador o revolucionario, según sean los agentes que muevan su proceso educativo, pues siguiendo al Dr. Luís Beltrán Prieto Figueroa en sus Principios Generales de la Educación, es preciso cambiar la sociedad para que la educación cambie, y viceversa: hay que cambiar la educación para que la sociedad cambie. Agrega en otro texto Prieto Figueroa (1978, El Estado y la Educación en América Latina) que “Son los hombres formados adecuadamente los que generan riqueza y desarrollo, pero debe entenderse que no es desarrollo la riqueza producida para un grupo o una casta. El desarrollo va paralelo a la redistribución del ingreso, tal como acontece en la democracia socialista”, (p. 59).

A propósito de esto conviene señalar que la Revolución Bolivariana desde el comandante Chávez hasta el presidente obrero y buen discípulo Nicolás Maduro, (dos personas que se desarrollaron política e intelectualmente en los ámbitos de la Academia Militar de Venezuela y los grupos culturales, las organizaciones de base revolucionarias y el Metro de Caracas, pero que han hecho mucho más que otros en su posición por abrir al pueblo las casas de estudios en Venezuela), la revolución bolivariana, decíamos, poco a poco ha ido calando y ya ha abierto una brecha importante en los campus universitarios. Uno puede hacer el ejercicio de oír a ciertos grupos de estudiantes, obreros, empleados y hasta profesores y advierte que no están muy dispuestos a aceptar pasivamente y sin chistar las decisiones en forma de actos administrativos sin la consulta de la base comunitaria. “No se calan” las arbitrariedades de las viejas cúpulas que sobreviven en el claustro. Menos aún cuando lesionan gravemente derechos colectivos difusos, que por demás están consagrados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999).

Progresivamente se ha venido creando una especie de cultura organizacional participativa como parte de un nuevo imaginario social democrático que Chávez bautizara como democracia social, apoyado incluso en metateóricos de la democracia de la gran nación del norte como Lincoln, Alexis de Tocqueville, Rousseau y otros, eso ha prendido en Venezuela. Ha surgido una nueva subjetividad y se han recreado viejos conceptos que la llamada tecnocracia neoliberal había hecho olvidar por ser demodé y hasta se podría decir que existe mayor soberanía cognitiva. Hay nuevas esperanzas y aspiraciones de cosechar los frutos maduros de una siempre en tierra buena que hizo a tiempo y a destiempo el comandante Chávez con su pedagogía de la esperanza, pensando en la zona de desarrollo próxima del individuo y la sociedad, sin detenerse solo en el estado actual marcado por las dificultades; por eso también las comunidades, cualquiera estas sean, populares o universitarias exigen más a sus autoridades y hasta sobrepasan al poder constituido esas fuerzas sociales que, a su manera aplican lo que podríamos denominar el tridente gnoseológico de Chávez: (i) concienciación, (ii) organización, (iii) movilización. O la aplicación de la investigación, acción, participación, donde el conocimiento sea un instrumento intelectual para transformar (como puede leerse en Reinaldo Rojas, 1992. La crisis. Seis ensayos de interpretación histórica. Ucla. Barquisimeto; Carlos Lanz Rodríguez: El método invedecor, en www.aporrea.org; José Rafael Herrera, 2009, Principios de Filosofía de la Praxis. Ucv. Caracas; Kurt Lewin, en: IAP-Diccionario de Acción Humanitaria, www.dicc.heoa.ehu.es/listar/mostrar/132; Jorge Mario Bergoglio. Papa Francisco. A los educadores. El pan de la esperanza-No te canses de sembrar. Librería Edirice Vaticana. R. Romana; Rafael Luciani Romero, 2000, Despertar a la abundancia de la vida. Paulinas. Caracas; Boaventura de Sousa Santos, 2004, La universidad en el siglo XXI. Para una reforma democrática y emancipadora de la universidad. Centro Internacional Miranda. Caracas…).

Finalmente nos interesa consignar aquí que se ha dicho y lo hemos leído y oído por los mass media y se hace una búsqueda en este portal (www.aporrea.org) se hallará abundante documentación oficial y de las más variadas opiniones que para lograr desarrollar la transformación universitaria, se ha de tener una masa crítica que empuje la cosa desde adentro e ir construyendo el poder popular también en las casas de estudios, con sus consejos de trabajadores y estudiantes, ello con vistas a tomar el poder; aunque algunos dicen, así como al desgaire: ay, si los chavistas toman el poder en las universidades, las acaban como ha pasado supuestamente con ciertas empresas estatizadas; y ciertamente Maduro señaló recientemente que había que ser más eficientes en eso y que sean empresas más productivas. Pero en lo concreto, en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto muchos no habíamos entendido que cuando el Consejo Directivo local designa al Prof. Esteban Oliva como Secretario encargado de la Upel-Ipb era parte de los avances logrados por los sectores revolucionarios, con la participación de los tan satanizados colectivos estudiantiles, que como dijo en una intervención el estudiante y concejal por el PPT-Lara Jesús Superlano los han tratado de despectivamente siempre, pero que son una expresión de quienes luchan por reivindicaciones democráticas en el Pedagógico local; cuando el C. U de la Upel destituye al Secretario le está asestando un duro golpe a los estudiantes y demás miembros de la comunidad universitaria en general que en la persona del Prof. Esteban Oliva tuvo allí un aliado.

Por eso este 12 de enero cuando nos incorporábamos a las actividades académicas en la Upel-Ipb, luego de cerciorarnos de que apenas había unos tres alumnos en nuestra sección, nos encontramos con una encendida asamblea general frente al auditorio de la institución, donde se pudo apreciar que los grupos estudiantiles pidieron cuantas claras al señor Director-Decano, Dr. Nelson Silva, quien soportó estoica o como si fuera un discípulo tardío de Diógenes el sínico toda una andanada de acusaciones y exigencias, dando alguna respuesta a las más pragmáticas demandas; como eso de tener que contratar autobuses del transporte estudiantil porque los del Pedagógico ya no sirven. Pero como discípulo tardío de Diógenes de Sinope las otras preguntas nos pareció torearlas hábilmente o utilizando sutiles ironías, el sarcasmo y la sátira. Por ejemplo, cuando se refirió al estudiante de una segunda carrera Darwin González (no estoy seguro de su apellido) tratándolo formalmente como profesor y, en consecuencia, usó un argumento ad hominem, una falacia para desacreditar pero que rápidamente fue corregida con la mayor humildad, reconociendo la importancia de la superación personal.

Cerremos esta crónica acotando que esa asamblea acordó rechazar los procedimientos arbitrarios de las altas autoridades de la Upel nacional, que no solo destituyeron ilegalmente y violando el debido proceso, según los testimonios allí expuestos y documentos mostrados al Secretario encargado, de cuya gestión eficiente y eficaz todos dieron fe, por ser persona muy trabajadora y capaz de trabajar en equipo; y ese es el premio que le dieron por sus funciones, irónicamente a quien más trabaja le vuelan la cabeza, se dejó oír allí; sino que también impusieron sanciones administrativas o amonestaciones a la Decana de Docencia, Dra. María Regina Tavares de Arguelles y al Decanos de Extensión, Dr. Oscar Chapman, la expulsión del Consejo Directivo de la Upel-Ipb de la representante electa de los Jefes de Departamento y la Representante de otro organismo ahí que ahora olvido, una muy digna docente. ¿Podrá el C. U., de la Upel reconsiderar esas medidas? O como en el libro de Harper Lee “Matar a un ruiseñor” se permite que continúe la injusticia, la discrecionalidad en la aplicación de la ley o las excepciones al margen del derecho administrativo?

Como fuere, consideramos que para fines didácticos en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto debe desarrollarse un clima organizacional más propicio al trabajo académico, y cunado vaya a pedirse cuentas de la gestión al decano y demás autoridades, por ejemplo, se debe conservar el respeto y la actitud morigerada. Porque hubo señalamientos allí que requerirían ser demostrados o llevarlas a instancias jurisdiccionales; inclusive, consideramos que de parte del señor Director-Decano fue más interesante lo que cayó de lo que dijo. Ello fui así tal vez porque, entre mil razones, la Upel aún no ha desarrollado y así todas las universidades una cultura organizacional tendiente a la rendición de cuentas minuciosas acerca de cada aspecto del presupuesto. Simón Bolívar hacia 1824, en Lima, Perú, cuentan las crónicas históricas que decretó la pena de muerte para “Todo funcionario público, a quien se le convenciere en juicio sumario de haber malversado o tomado para sí de los fondos públicos de diez pesos arriba”, (Diario Vea, Caracas, 12-01-2015, p. 14); cosas muy interesantes y particularmente sensibles, dichas sin la estridencia de querer mancillar el buen nombre de alguien, pero Venezuela aún necesita desarrollar en sus leyes y procedimientos del Poder Moral…


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Luís Saavedra

Docente, Trabajador popular.

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