Un consejo universitario (UCV) conservador, reaccionario y aburrido

Muchos tienen en su imaginario que la máxima instancia de la UCV, el Consejo universitario (CU), se caracteriza por presentar una intensa dinámica en sus sesiones semanales ordinarias y extraordinarias en la toma de decisiones, con el fin de buscar los cambios que requiere la universidad, tales como una mayor democratización, un mayor logro en su nivel académico y una mayor transparencia y eficiencia de los recursos financieros. Más de 25 cerebros funcionado con lluvias de ideas, propuestas y análisis profundos, creando escenarios creativos y pro activos. Más lejos de la realidad.

Después de casi 6 años en el CU como representante profesoral elegido, y con ello, me coloco como testigo presencial, puedo decir que esta instancia, el CU, salvo algunos de sus miembros, está para mantener el status quo de una universidad muy lejana de aquella que fue transformada en 1827 por el Libertador para sacarla del ámbito monárquico y eclesiástico. Esto fue con el propósito de formar republicanos para las nacientes repúblicas. Pero el desarrollo del capitalismo en el mundo impuso poco a poco una forma de hacer las cosas, de pensarlas, que la resumen muy bien Karl Marx: "el sistema capitalista, no precisa de individuos cultivados, sólo de hombres formados en un terreno ultraespecífico que se ciñan al esquema productivo sin cuestionarlo". Esa es parte de la desgracia de nuestra querida alma mater y para el país. No estamos formando profesionales cuestionadores y observadores de una realidad nacional y latinoamericana, solo encargados de reproducir metabólicamente el sistema imperante. Las costumbres conducen no solamente a repetir errores sino que aburren y el CU está lleno de costumbres y adicciones.

Contrario al espíritu del art 4 de la ley de universidades vigente que dice " La enseñanza universitaria se inspirará en un definido espíritu de democracia, de justicia social y de solidaridad humana, y estará abierta a todas las corrientes del pensamiento universal, las cuales se expondrán y analizarán de manera rigurosamente científica", lo único que les inspira a las autoridades universitarias es como mantener sus privilegios personales y/o grupales, mediante un "enfrentamiento" de las futuras "intervenciones" de un gobierno revolucionario por la defensa de una dizque autonomía, la cual es "autoviolada" constantemente por las decisiones y acciones que realizan. Véanse los "auto impuestos" doctorados honoris causa, su negación a una apertura de la democracia interna de la UCV y otros muchos etc.

Pero no hay manera que parte de sus reflexiones y posibles acciones del CU sea para cambiar algo de la Universidad, caduca y "monoteísta" en el pensamiento, así sea para cambiar reglamentos que datan desde hace más de 50 años! Aproximadamente el 80% del tiempo de las discusiones en el seno del CU tienen un tono político (con p minúscula), 10% administrativos-académicos y 10% en derechos de palabras, tomas y correderas por los pasillos del rectorado por supuestas tomas de estudiante, obreros, etc.

En ese CU se sufre de una tortura china, un ciclo de momentos críticos e intensos y momentos tranquilos que no implican precisamente reflexiones: el inicio de una campaña electoral endógena, el cierre temporal del comedor con sus consecuentes tomas del CU y de rompimientos de puertas, los recursos financieros perdidos, las denuncias de una rendición de memorias y cuentas (más de memoria que de cuentas), hurtos y robos dentro de la comunidad universitaria, pasa el tiempo y nada nuevo. No hay responsables, y si los hay, soy encubiertos, y pobre de aquel mortal que ose enfrentar estas corruptelas, se le recordará de su mortalidad, será vetado académicamente, no existe pues.

Numerosos profesores de la UCV temen si requieren que ciertas decisiones académicas para accionar cambios en su catedra o Escuela deban pasar por el CU, saben que la toma de tales decisiones durarán "100 siglos de soledad" y de desidia, prefieren aplicar esos cambios sin ser reglamentados o autorizados por esa instancia. Hay situaciones académicas delicadas que al llegar en la agenda del CU son extemporáneas. Pregunten a los responsables del postgrado cuanto se ha demorado para aprobar cambios en un sencillo reglamento de funcionamiento del mismo: numerosas sesiones, diferimientos y discusiones eternas, conllevando a meses para algo tan simple. Peor, con la ausencia por meses de disciplina y orden en la facultad de ciencias jurídicas y políticas, del cual, el CU unánime exhortó a las autoridades de la Facultad a poner orden al caos existente pero no fueron escuchados, ni leídos ni acatados. Eso es una triste imagen a lo que me refiero.

Lo más tragicómico, es que una eterna bandera que usan los candidatos a rectores, cargos profesorales y estudiantiles, es la manoseada "transformación universitaria". Por ejemplo, cuando en la última campaña electoral, en ese entonces, el candidato al cargo de vicerrector académico prometió junto con la futura rectora "Vamos a transformar a la UCV con la participación de todos" a través del "Plan de transformación y Desarrollo". NO pregunte como va eso, ya que es suficiente trabajar y/o estudiar en la UCV para percatarse que NO ha cambiado nada, su reforma universitaria consistió en crear gerencias, luchar por colocar unas puertas de la universidad y accionar contra el reggiemenn del gobierno de Chávez y ahora el del presidente Maduro. Si Ud no lo cree, lea sus artículos cotidianos en el periódico El Nacional o de entrevistas en medios de comunicación, respectivamente.

Nada de propuestas para que la UCV se incorpore a una política del Estado, todo es un rechazo, ni siquiera quiere enterarse de los convenios como los del ALBA en materia científica, del cual, un miembro del CU le preguntó al vicerrector académico y no supo cómo responder.

Para no aburrirlos más de lo que se sufre en ese CU, quiero terminar con un pensamiento que dibuja muy bien del pensamiento crítico que NO es impartido en el CU, en el rectorado y demás adyacencias de la UCV del maestro latinoamericano Paulo Freire: "sería en verdad una actitud ingenua esperar que las clases dominantes desarrollasen una forma de educación que permitiese a las clases dominadas percibir las injusticias sociales en forma crítica".



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