La Educación Universitaria y las Desigualdades Sociales

Al momento de establecer una relación dialéctica, en la cual buscamos hablar de la educación superior como acción coadyuvante en los intentos realizados por los Gobiernos de cada país para reducir sus Desigualdades sociales, es necesario distinguir entre los factores que aportan a la solución y los factores que aceleran las Desigualdades Sociales.

Y es que parte de la desigualdad social yace en la clasificación que hacemos de la educación en nuestro país (esto quizá sea el principal elemento que acelera), ya que en el imaginario popular se establece como patrón mental que una educación establece elementos de mayor calidad que las otras, a lo cual vale la pena preguntarse ¿Acaso no es el mismo sujeto el que paso por los distintos subsistemas de la educación hasta llegar a lo que conocemos como subsistema de educación superior? Si nuestra respuesta se inscribe en la negación, entonces afirmamos con nuestras acciones, que la educación es una etapa de la vida y no una educación para la propia vida, en cuyo caso el sujeto siempre aprende como un proceso permanente que finaliza cuando deja este mundo terrenal.

Si seguimos hurgando en el problema (entendiendo así la desigualdad social), nos conseguimos que la incursión en el subsistema de educación superior se traduce en algunos casos, en avances en el "Status quo" con lo cual el sujeto cristaliza acciones de desarraigo con sus orígenes, causando una renuncia a los elementos de identidad regional e incluso local, so pena, de entenderse que la nueva realidad profesional, perfila a un sujeto que debe afrontar nuevos retos que la sociedad impone, naciendo con esta situación, el escenario que radicaliza la desigualdad social; ya soy un sujeto preparado, debo aspirar mejor calidad de vida.

Estas actitudes confeccionan entonces, un modelo de vida en el cual la persona, debe imperiosamente tratar de subsistir en un intento por mantenerse en una especie de nivel competitivo profesional, que no perfecciona dominio de temas en particular, sino mas bien, una realidad creada en función de la intelectualidad del sujeto, que se materializa con los títulos o reconocimientos alcanzados o por alcanzar.

Esta ultima conducta decimos, quizá sea las idónea para explicar el ¿Por qué? Los jóvenes recién graduados en el pregrado, inician estudios de cuarto nivel para alcanzar especializaciones y maestrías sin tener experiencia alguna en el plano laboral, lo cual tendría una repercusión inmediata en términos de mano de obra especializada y los costos operativos de estos en las empresas públicas y privadas, valores estos, que son recogidos en nuestro país por los indicadores publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas (Véase Indicadores de Cabezas de hogar con Nivel educativo Universitario por sexo)

El problema entonces, suma matices a la comprensión del mismo, muta en sí mismo, en una forma de evolución que demuestra el avance de su colocación en la sociedad, con ello, la solución se aleja y se hace poco visible en el escenario a corto plazo.

Ya el problema no solo es cultural, en los términos en los cuales el sujeto renuncia a sus conceptos de identidad, pasa por un vértice económico en el cual el costo de la mano de obra especializada sube, en detrimento de los avances inflacionarios en economías rentistas o de puerto, como se les suele llamar, hasta llegar a un plano personal en el cual el sujeto confecciona una conducta egocentrista, que lo aleja toda manifestación de humildad posible. En algunos casos, el avance académico marca la desigualdad social de forma tal que deja sujetos sin vínculos familiares inmediatos, haciendo de ellos, sujetos desprendidos del núcleo inicial que estructura la sociedad.

Ahora bien, la desigualdad social es tangible, es el estrato que nos separa en la vida social, en las reuniones públicas, diferencias marcadas desde la época colonial, hay que recordar que nuestro libertador Simón Bolívar, refería en sus memorias las reuniones de la clase alta en la Caracas de entonces, igual mención hacia Simón Rodríguez sobre el tema, llegando resaltar los títulos de "Expósito" para quienes no tuviesen un padre conocido en aquella sociedad patriarcal en las cuales los apellidos resultaban ser, una tarjeta de presentación.

Yace la desigualdad social en aquel que no tiene la misma oportunidad de acceder a los servicios, a los centros de salud y enseñanza, de la misma manera que lo hicimos quienes estamos incursos (as) en el sistema, distinto es el caso de quienes han sido expulsados del propio sistema, en el más estricto ejemplo de la teoría Darwiniana o la sobrevivencia del más apto.

Yace la desigualdad social cuando no sentimos la misma querencia por la tierra, cuando no nos inmutamos ante los niños y niñas que no pueden ir a la escuela, cuando no recocemos al otro, aun con las diferencias que no son más que semejanzas, decía Descartes que "la mayor diferencia entre los seres humanos es que cada uno se parece en su idea de ser distinto al otro".

No podemos dejar pasar por alto en un intento por concluir en estas líneas, el rol que la Universidad está llamada a cumplir con sus instancias sustantivas, no basta con la inclusión como saldo de la deuda social heredada, los esfuerzos deben orientarse a la formación de un sujeto cuyos conocimientos sean manifestación ciudadana para solucionar los problemas más elementales de la sociedad, no para alimentar pensamientos o talentos que distancien la humildad del profesional.

No basta con incluir y reconocer la desigualdad, decía Fals Borda, en sus aportes a la Investigación Acción, que la realidad no bastaba con conocerla, había que transformarla, solo así alcanzamos la lógica de la existencia del ser humano, aportar al desarrollo de la humanidad, tratando de erradicar sus problemas inmediatos partiendo de su propia identidad, de sus valores.

Cesara entonces, la desigualdad cuando la Universidad forme en el profesional del mañana el sentido de pertenencia a lo nuestro, al reconocimiento del otro en su complejidad, cuando la Universidad enseñe humildad.

(*) Profesor Universitario



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