Educar sin barreras un compromiso de todos

        Educar es un compromiso y una tarea compleja que nunca llega a su fin los padres y los maestros tenemos la gran  responsabilidad de educar a nuestros hijos y estudiantes bajo un clima de paz y buen trato, donde el niño o joven se sienta en confianza, respetado y aceptado por sus semejantes.

         Todo ser humano tiene derecho a la educación.  Pero no a cualquier educación, sino a una educación de calidad donde lo que se le enseña le sirva para la vida, porque es en la vida misma donde lo va a poner en práctica. La educación tiene como misión preparar a los individuos para que puedan vivir y desarrollarse plenamente, relacionándose con sus semejantes  sin distinción de raza, ni  credo ni condición física o social.

         Nuestro sistema educativo debe contemplar dentro de sus políticas educativas la diversidad dentro de las aulas a través de la inclusión. Pero a que se refiere la educación inclusiva?  Al hablar de educación inclusiva necesariamente hay que hablar de las barreras que impiden la inclusión. Barreras políticas  como las  leyes y normativas contradictorias. Barreras culturales  las que clasifican y establecer normas discriminatoria donde se clasifica al estudiante, como  “normal y el especia”. Barreras didácticas  como los procesos de enseñanza-aprendizajes impartidos en las aulas de clases que no dejan ningún conocimiento significativo. Necesitamos con urgencia un cambio cultural donde se le brinde igualdad de condiciones al niño y al joven que es diferente, porque es lento en su aprendizaje o porque su discapacidad motora no le permite  correr con la misma rapidez que un estudiante aparentemente  en condición “Normal”. La educación inclusiva es un proceso para convivir con las diferencias de las personas. Por lo tanto es un proceso de humanización, de respeto y de participación.  A mi juicio las barreras que limitan la inclusión escolar son las mismas políticas educativas que hablan de una educación integral y participativa con un currículo  único, pero a su vez habla de adaptaciones curriculares. Es necesario que las políticas de estado vayan en concordancia con las políticas educativas. Así mismo la práctica docente si se quiere hablar de inclusión el docente con todo respeto debe cambiar su mentalidad pues el punto clave del éxito y avance de una inclusión depende de la disposición que tenga el docente  para transformar las peculiaridades del estudiante en fortalezas. Analizando los obstáculos que  impiden la participación y el aprendizaje.

         Cuando hablamos de inclusión el papel del docente tiene que dejar de ser ese maestro transmisor de conocimiento solo de contenidos y de fórmulas, y en su lugar debe dedicarse a enseñar cómo se construye el conocimiento que aún no existe, dejando  de ser un docente de técnicas y procedimientos para convertirse en un investigador abriendo espacios dentro del aula que permitan ese aprendizaje compartido donde todos aprenden de todos. Sin olvidar la corresponsabilidad que tienen los padres y el entorno familiar en la formación de sus hijos La educación debe ser es un espacio  para la convivencia democrática y participativa que  nos brinde  la esperanza para la transformación de una sociedad y de una humanización nueva, donde el pluralismo, la cooperación, la tolerancia y la libertad sean los valores que definan las relaciones entre la familias, la escuela y la comunidad, permitiendo el reconocimiento a la diversidad humana.

morenoyris_2010@hotmail.com

 



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