El Silencio Administrativo en la Secretaría de Educación del Zulia

En este mes de mayo, mes de convenios y acuerdos con los diferentes colectivos de trabajadores, específicamente con los docentes, ¡Qué bueno sería que también le cancelaran deudas a un significativo número de docentes!

A pesar del llamado que realizó el Presidente de la República Nicolás Maduro y su tren ejecutivo insistentemente en los meses de octubre y noviembre de 2014 y que repite cada vez con más insistencia, acerca de la necesaria eficiencia de la administración pública y con ello de los servidores públicos, no mejora el paciente.

Abordaré lo referente a pago por servicios prestados, mediante lo que creo se denomina "contratos" en el ámbito de la Secretaría de Educación del Estado Zulia, actualmente unificada con la Zona Educativa.

Por experiencia propia y por lo que he escuchado de otros docentes, ya que no tengo acceso a las estadísticas, es alto el número de personas a quienes se les debe un trabajo desempeñado; lamentablemente para muchos data de varios años, igualmente es penoso evidenciar el tiempo que se invierte esperando ser atendidas o atendidos por el encargado a quien tienen que acudir; lo que se une al mal trato generado al no recibir la respuesta oportuna, tal como es señalado en el Código Procesal Civil.

Luego de horas de espera, te dicen ya lo suyo está en proceso, pasa el tiempo y te das cuenta que lo que te dijeron tenía la pinta de una mentira sedativa, para de alguna manera mantenerte en el circulo vicioso en lo que se convierte tu reclamo.

Por otro lado, más allá de mejorar el servicio en general; es la actitud general, pareciera que algunos servidores públicos al llegar a su sitio de trabajo, se comieran un caramelito ácido.

Este círculo, transformado en vicioso, no virtuoso, puede girar un año, dos y dale como es mi caso y el de algunas compañeras o seis años y más, como me contó una licenciada exasperada, quien salió de la cola dispuesta ya a mover cielo y tierra, con influencias que tiene en el ámbito del partido político donde hace vida; según ella, no quería utilizar esa vía porque creía en la nueva gestión administrativa; no obstante, sintiéndose desesperanzada y percatando el peso del tiempo perdido, salió convencida que por esa otra vía, lo logrará.

¡Ojalá! Lo haya logrado porque quien trabaja y recibe un compromiso de pago debe por norma recibirlo, oportunamente.

Mi pregunta a quienes tienen que ver con esto: quienes no tenemos influencias como es mi caso ¿Cómo quedamos?

Lo otro muy triste, es comprobar que no todos los que entramos contratados producto del requerimiento del momento, de la coyuntura, unos primeros, otros después, no hemos sido tratados de manera igualitaria, como lo señala tan dignamente nuestra Constitución, con respecto a la cancelación de los compromisos adquiridos; para unos sí y para otros no. No debería estar pasando en nuestro gobierno.

Ahora bien, como no tengo influencias, ni me gusta estar haciendo antesala a los funcionarios a quienes le compete, para solicitar lo que es un derecho adquirido. Hubo un compromiso de pago, por lo que estoy esperando que se cumpla tal compromiso; no obstante, a pesar de haber introducido en dos oportunidades la solicitud del mismo, no he recibido respuesta, o mejor dicho, solo por respuesta he recibido el silencio administrativo, razón por la cual, utilizo esta vía.

Ahora bien, no sólo me motiva hacer esta exposición el deseo de que sea cancelado el compromiso contraído; la otra motivación es que se corrija esta situación de maltrato a quienes trabajan años y no reciben su pago; no es justo que se maltrate así al educador. Hace un tiempo, no muy lejano, me enteré del caso de dos docentes, quienes desde hace tres años están esperando que se formalice su nombramiento y no han recibido ni un bolívar, les pregunté cómo se mantienen, cómo pueden asistir a la institución, me respondieron nuestros maridos nos financian; me dije, menos mal tienen esposos.

Pienso que con esta manera de administrar los pagos al empleado, estamos imitando a la IV República como bien la definimos; bajo ningún concepto esto debería convertirse en el objetivo a cumplir, porque estamos defraudando a un número muy significativo de personas que han creído que con la nueva administración cambiarían las cosas y no lo estamos demostrando.

En mi caso, sólo me comprometí a trabajar unos meses que se extendieron a ocho, desde el mes de abril a noviembre de 2013, cumpliendo horario y otros cinco meses como colaboradora, desde el mes de noviembre de 2013, hasta abril de 2014, sin cumplir horario permanente.

En esos dos lapsos desarrollé, entre otras actividades propias de mi desempeño, dos programas publicados por esta vía a manera de propuesta a seguir sí así se consideraba pertinente; uno, alusivo a la organización del Consejo Educativo (disponible en: http://www.aporrea.org/poderpopular/a173111.html) y otro, referido a la organización del Programa Labor Social para los estudiantes de quinto año, (disponible en: http://www.aporrea.org/educacion/a179660.html).

Esta irregularidad de mantener deudas con los docentes por tiempo indefinido, de una u otra manera, contribuye con la calidad educativa; en algunos casos, se asocia la falta de pago con la ausencia y la desmotivación del docente, así como con la búsqueda de otras maneras de obtener una fuente económica que le ayude a sostener su situación de vida, y si a esto le agregamos el exorbitado incremento en todos los servicios y rubros que condicionan el nivel de vida actual del ciudadano en nuestro país, la inconformidad e impotencia se apodera del docente.

Propongo al Ministro Héctor Rodríguez que canalice la situación de la cancelación de deudas a los docentes y a todos los empleados con quien se tenga compromisos no cumplidos, tal como se ha canalizado la deuda de las prestaciones al personal jubilado de las universidades con el fin de dignificarlos, aunque es oportuno plantear que desde el mes de diciembre del 2014, no se ha publicado una lista mas, se publicó la lista Nº 34 y todos los meses transcurridos durante el presente año 2015 los jubilados universitarios que aún no han salido esperan la lista Nº 35.



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Ruth Cueto


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