"El show debe continuar"

Parte de los problemas que enfrenta el desarrollo de políticas comunicacionales públicas vanguardistas y transformadoras en Venezuela y América Latina, derivan de aspectos concernientes a la adaptación de formatos y contenidos atractivos para el espectador que a su vez generen criticidad del mismo frente a su entorno. El gran reto parece ser calar en el “menú” de apetitos mediáticos del usuario, reconociendo y remontando en primer lugar su profunda alienación y la penetración cultural continuada de la que ha sido objeto históricamente. Esta empresa representa un obstáculo formidable.

En una sociedad marcada por la diversidad étnica, religiosa, social y política, así como por un esquema de relaciones de poder entre el ciudadano y las instituciones atravesado íntimamente por lo mediático; es pertinente un enfoque comunicacional desde el Estado que genere contenidos que sirvan como insumo para el reconocimiento de la complejidad del entorno y nuestras profundas contradicciones como sociedad. Ese sería un buen primer paso: reconocernos.

Desafortunadamente, en el caso específico de Venezuela, parece predominar y robustecerse una tendencia a reducir el debate de lo político y lo comunicacional desde la lógica de la dramaturgia. La discusión y manejo de la cosa pública y el poder llega a niveles de “reallity show”. La lucha ideológica esta reducida a la colocación de contenidos virales de carácter frívolo e intrascendente en las redes sociales. La política es un tema de medios, post-producción, hashtags y “escenario”.

Independientemente de posiciones partidistas, el ciudadano común venezolano, en medio de sus contradicciones y nebulosidad, conlleva expectativas de una transformación social. Esto amerita un cambio radical en la manera en que se ha manejado el asunto de la comunicación en lo público, privado y académico. Es inminente reconsiderar y modificar el enfoque bajo el cual se ha direccionado el trabajo en este sentido, pues las políticas comunicacionales ahora deben servir como recurso para la esa transformación y no para alimentar y perpetuar el modelo de la chatarra enlatada, ni (en el otro extremo) desconocer a su espectador y su historia atiborrándolo de productos mediocres y opacos sin atractivo.

El conocimiento y la crítica deben ser insumo clave dentro de la nueva comunicación, la cual no sólo debe satisfacer una demanda intelectual, sino también ética, política, psicológica y material. Se hace necesario restablecer una nueva mirada en el asunto o quedaremos destinados a replicar chatarra (además sin rating). En cuanto a la producción de contenidos es prioridad revisar su pertinencia, su utilidad, el contexto en el cual se concibe y como podría servir para reconfigurar relaciones de poder más equitativas entre individuos más críticos sin que esto resulte ser una imposición o un sermón. Por ahora independientemente de partidos, desgraciadamente compartimos la misma ideología del espectáculo chatarra: “El show debe continuar”.


comunicador81@gmail.com


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