La Verdadera Autonomía Universitaria

Mucho se ha hablado y escrito sobre Autonomía Universitaria. Desde el Siglo XI, en la universidad de Bolonia, donde por primera vez se comenzó a usar este principio de organización, las más antiguas universidades europeas se organizaron sobre principios de autonomía.

Autonomía en términos generales es la condición, el estado o la capacidad de autogobierno o de cierto grado de independencia al margen del gobierno central y con competencias específicas propias. La autonomía es la potestad o el poder de establecer sus propias normativas y órganos de gobierno.

La autonomía universitaria es uno de los principios por los cuales se rigen muchas universidades. Expresa que los aspectos organizativos y de gestión se llevan a cabo de manera independiente de otros organismos y entidades, por ejemplo, el poder político. Es la figura jurídica que garantiza a las universidades una independencia político-administrativa del gobierno central.

Si bien la Autonomía universitaria es una figura que ha permitido un cierto grado de emancipación y libertad de la universidad para una evolución y un funcionamiento independiente de los caprichos de gobiernos o gobernantes, también es cierto que dicha autonomía no debe entenderse como el derecho a aislarse o ser algo completamente ajeno a la sociedad de la cual forma parte. "Del pueblo venimos y hacia el pueblo vamos", reza el lema de la Universidad de Oriente, y esto nos recuerda constantemente, que la universidad siempre está y debe estar en íntima relación con su pueblo. La fuerza de la costumbre ha logrado fijar la idea, en la mayor parte de la población, de que las universidades son instituciones aisladas, donde el estado no puede inmiscuirse, que tienen sus leyes internas independientes, sus contralorías independientes, etc. y que la función del estado es solamente la de otorgar el presupuesto solicitado año tras año, sin rendición de cuentas por parte de ellas, ni mayores responsabilidades para con el resto de la sociedad.

En realidad, las universidades son y deben ser el mayor potencial que tiene un país, la mayor esperanza, la mayor riqueza que pueda tener una sociedad. Allí se encuentra el mayor capital con que una sociedad puede contar, el capital humano, preparado y preparándose. Como todas las riquezas que tenemos, no las estamos apreciando en su justo valor; no apreciamos su enorme potencial para influir en la formación integral del ser humano; no estamos apreciando su enorme capacidad para contribuir con el desarrollo integral y armónico del país. Estamos desperdiciando su inmensa y valiosa capacidad de investigación en todas las ramas del conocimiento para lograr una real independencia y soberanía, lo cual nos permitiría alcanzar un verdadero desarrollo endógeno.

Todas las universidades, liceos, escuelas, instituciones educativas, contienen tesoros incalculables y no los estamos apreciando en su entera magnitud. En particular, las universidades debieran ser modelos y ejemplo de honestidad, ética, moral, humanismo, organización, eficiencia, patriotismo, solidaridad y todas las cualidades propias del socialismo, pues éstas son por naturaleza instituciones eminentemente sociales.

Desafortunadamente, el capitalismo ha logrado imponerse a nivel global y la universidad no ha podido escapar a su perversa influencia, convirtiéndose en su apéndice y una herramienta muy útil para su mayor fortalecimiento en perjuicio de la humanidad. La investigación científica ha sido aprovechada en muchas ocasiones para generar contaminación de la tierra, la atmosfera y el agua, con agrotóxicos, armamentos, bombas, industrias muy contaminantes, transporte descontrolado, etc., todo esto debido a la búsqueda incesante del lucro, que es inherente al capitalismo y que beneficia solamente a una muy pequeña élite mundial a costa de la inmensa mayoría de la población. La mayoría de las universidades en el planeta están, de muchas maneras, sometidas a los intereses de las Empresas Transnacionales(ET), las cuales determinan buena parte de la labor investigativa para obtener beneficios económicos.

En el caso particular de Venezuela el problema se torna aún más grave, debido a que desde hace muchos años las universidades han estado a su vez dirigidas, en su gran mayoría, por unas autoridades mediocres, sometidas a partidos políticos, interesados solamente en mantener un control electoral con una política clientelar y de amiguismo, lo cual ha dado por resultado una enorme corrupción, una total desorganización, una falta de objetivos claros y una carencia de ética a todos los niveles, lo que paulatinamente las han llevado a la lastimosa y deprimente situación en que se encuentran actualmente.

La autonomía universitaria ha sido incluso utilizada por estas autoridades para evadir la rendición de cuentas al estado, para alterar las nóminas de personal, permitiendo entre otras cosas, que personas ya fallecidas permanezcan figurando en ellas y por tanto "cobrando sueldo" como si estuviesen vivas. En ocasiones figuran con un número de estudiantes mayor que el que en realidad tienen, con el fin de poder contar con un presupuesto más alto.

Entre sus miembros se ha llegado a perder la conciencia, a tal grado, que cuando se hace una huelga de profesores, o trabajadores, casi siempre lo único que se reclama son aumentos salariales, y si la huelga es estudiantil casi siempre los reclamos son por fallas en los servicios internos o protestas politiqueras, pero nunca se solicitan revisiones, mejoras, transformaciones sustanciales o radicales que permitan generar un mejoramiento cualitativo de la universidad.

Es indispensable y urgente, por el bien de la humanidad, recuperar el carácter socialista de nuestras universidades y eso solo será posible hacerlo desde adentro de las instituciones, para lo cual es indispensable convocar a una Asamblea Constituyente Universitaria y posteriormente proclamar una nueva Ley de Universidades que permita una verdadera transformación de la universidad. Que la vincule a la sociedad y que sea la luz que ilumine el camino que debemos transitar. Es necesario actualizar los pensa de estudio en su totalidad. El programa de cada asignatura debe tener muy claros y específicos objetivos. Las actividades de cada universidad deben estar orientadas para satisfacer las necesidades especificas de cada región y también las del país, sin olvidar que pertenecemos a un mundo globalizado.

Lo que haya que hacer, que se haga, pero la universidad no pueden seguir siendo la institución más estancada y la que menos ha evolucionado de todas las que existen en el país. La Revolución requiere urgentemente la transformación universitaria, la cual es indispensable para transformar el país, pues las universidades constituyen y deben constituir la punta de lanza de nuestro desarrollo y nuestra independencia. Gran parte de nuestro atraso y el grado de subdesarrollo en que nos encontramos es debido a la indiferencia, descuido y abandono a que han estado sometidas, por la clase dirigente, nuestras instituciones educativas. Pero es desde el interior de nuestras universidades de donde debe ejercerse la presión para que ocurra un cambio positivo. Es allí donde se puede tener cabal conciencia de lo que puede lograr el pueblo organizado haciendo valer el Poder Popular.

En las universidades recae gran parte de la responsabilidad en la dirección del país, puesto que allí usualmente se encuentra el personal más capacitado y con el mayor grado de instrucción en todas las áreas del conocimiento y en consecuencia debe ser el lugar idóneo y más expedito para buscar todo tipo de asesoramiento que requiera el poder político y el pueblo en general.

Pero como hemos comentado anteriormente, nuestra universidades pueden y deben ser modelo y ejemplo de socialismo y tienen cómo serlo. Para la muestra podemos tomar un botón: Todas las universidades pudieran ser propietarias de empresas socialistas; dirigir y administrar centros socialistas de producción de los más variados bienes que podamos imaginar, desde laboratorios de investigación, industrias farmacéuticas, industrias químicas, hospitales, urbanismos, diseños industriales, industrias electrónicas, de aviación, estudios geológicos y ambientales, granjas agrícolas, plantas agroindustriales, fábricas de productos derivados del petróleo, del aluminio, del hierro, de la madera, etc., contando al mismo tiempo, con el espacio, las condiciones y la oportunidad de preparar al estudiante, con teoría y suficiente práctica para su completa formación.

Además, en estas condiciones todos los estudiantes podrían recibir una excelente remuneración y no serían una carga para el estado, pues al estar formando parte del equipo de producción y de investigación, su formación y capacitación serían además insuperables. Las universidades serían de esta manera autosustentables, lo cual incidiría notablemente en su autonomía.

Es importante insistir que cada escuela dentro de cada universidad tiene capacidad de autofinanciamiento y es autosustentable. Posiblemente requiera en un principio, un financiamiento, que podría pagarlo en corto tiempo, pero después debería caminar con sus propios pies. De esta manera, se pondría fin al auxilio económico anual de las universidades por parte del gobierno y más bien, estarían éstas en capacidad de colaborar con el fisco nacional y en general con el desarrollo armónico del país.

Esta es una visión completamente nueva de ciertos conceptos, pero es que en este Siglo XXI existen enormes diferencias culturales, sociales, políticas, tecnológicas con respecto al Siglo XI.

Qué estamos esperando para cambiar esos viejos conceptos de "universidad" y "autonomía universitaria"?. Qué espera el gobierno para estimular la producción y el desarrollo si podemos contar con la valiosa ayuda y la inmensa capacidad y potencialidad de las instituciones universitarias?. Es tiempo de cambiar!.

O es que acaso tendremos que seguir esperando que vengan las Empresas Transnacionales (ET) como Nestlé a elaborarnos chocolatines, o Frito Lay a producir platanitos fritos, o Maggi para fabricarnos los condimentos, o Heinz para hacer salsa de tomate, o Kraft para hacer la mayonesa?, o Kellogs para poder tener nuestras hojuelas de maíz?.

Acaso no podremos contar con nuestras universidades e institutos tecnológicos, para procesar nuestro arroz, nuestro maíz, nuestra carne, pollo, etc., producir plásticos, cauchos, baterías, rines, pinturas, detergentes, jabones, pañales, juguetes, cabas, termos, acrílicos, pegamentos, motos, muebles, automóviles, maquinaria y en fin, herramientas de todo tipo, teniendo además mayor respeto hacia la naturaleza que el que tienen las industrias capitalistas, a las que solo les interesa la ganancia económica?.

Como hemos podido apreciar, nada de lo que hemos planteado es posible conseguirlo dentro del marco del capitalismo, pues es precisamente el capitalismo el que ha llevado a las universidades a tal grado de dependencia y sometimiento que hace que la autonomía universitaria no sea más que un par de palabras sin contenido. Por consiguiente, todo el proceso de transformaciones que hemos estado considerando, son posibles solamente en el marco del Socialismo del Siglo XXI.

No estamos de ninguna manera en contra de la autonomía universitaria, por el contrario, la defendemos, puesto que constituye un principio de protección para evitar que los vaivenes del poder político produzcan cambios arbitrarios en la vida y el autogobierno de las universidades. El régimen autonómico debe ser el soporte esencial que le permita a la universidad ser centro de excelencia y de pensamiento crítico, así como también de una producción de bienes, respetuosa de la naturaleza. Esto a su vez en el marco de una democracia interna que garantice la libertad, aunada a la responsabilidad para con el país del cual forma parte. Pues la autonomía no es un privilegio que recibe la institución para aislarse de los problemas del pueblo y convertirse en círculo de intereses de un grupo en particular. Es por el contrario, instrumento de superación para convertir a la universidad en el factor principal de progreso y bienestar de la comunidad. No es ninguna casualidad que la Revolución Bolivariana de Venezuela haya consagrado la autonomía universitaria en la CRBV en su artículo 109.

gilnandez@hotmail.com


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Gilberto Hernández O.

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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