Decía Hegel que para que hubiera síntesis era necesaria la antítesis, en un debate de ideas, en una confrontación de ideas, en la batalla de las ideas entre dos visiones, dos perspectivas, si una de las perspectivas se presenta sin armas, es decir, sin ideas, difícilmente se puede llegar a la síntesis.
El fanático, y más cuando esta dominado por el odio y el resentimiento, no da razones ni quiere tener razón, pretende sólo imponer sus opiniones. Y llamar opinión a esto es de por sí una irresponsabilidad, por lo que recurro a Simón Rodríguez cuando afirmó que la voluntad no motivada era un capricho y una pretensión infundada, voluntariedad. Explicación que sigue resultando elegante para lo que sólo es una mezcla de conspiración, manipulación, rebeldía sin clara causa (por no decir sin causa), disociación y aburrimiento y vacío canalizado.
El día jueves 14 tuve la oportunidad de estar presente en un debate realizado en el Instituto tecnológico de Aragua, institución por la que fuimos invitados, experiencia que junto a las diversas intervenciones oposicionistas que he venido analizando me han permitido observar dos cuestiones fundamentales que tienden a caracterizar los discursos de los compañeros adversos al proceso revolucionario. También relucieron dos perlas que es importante resaltar y que demuestra una vez más como los sofismas brotan espontáneamente cuando se es aplastado por una idea.
Recordé en ese momento parte del discurso-guión del compañero Douglas Barrios, sobre todo la parte en la que afirmó que no eran socialistas sino seres sociales, cuando dijo que no eran liberales sino “seres libres”. Si definieran esos conceptos darían un interesante aporte para el debate, si definieran por ejemplo lo que ellos entienden por “libertad de expresión” en vez de cacarear que se van a mantener en la calle por ella, le harían un gran favor al país. Este es el primer error consecuente de los compañeros: luchan por algo que desconocen porque siempre han sido prisioneros.
Goethe dijo: Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo. Si esta sentencia es dedicable a los compañeros, esta adaptación no lo es menos: Nadie es más tonto que el que se tiene por esclavo sin serlo. Y me pongo un tirro en la boca, y huyo por la derecha. En todo caso, hay otro error consecuente que he venido observando en estos discursos y es el analfabetismo político. Defiendo a rctv pero no soy político, marcho y voy a la asamblea pero no juego a la política, aprovecho la coyuntura para criticar con el apetito al gobierno pero soy neutral. Compañeros, si no se meten en política la política se mete con ustedes. Se puede ser apartidista, y todos lo dejaremos de ser, pero nadie puede ser apolítico. Esa es otra ilusión liberal.
La primera perla provino de una estudiante de psicología de la Bicentenaria de Aragua, que defendió el uso invertido de la bandera porque según un familiar suyo, militar (nos comentó después de que un palo de agua pusiera fin al debate), constituye un signo de auxilio ante la inminencia de una masacre, exterminio o genocidio. Le recomendé que averiguara mejor, que yo lo haría también, pero que sin embargo me parecía una burda descontextualización, una vaga justificación que estoy seguro que sólo me la podía dar ella, considerando que fue granielito el promotor de esa triste expresión de fascismo.
La segunda fue proferida con torpeza por un estudiante de ese instituto (donde hay grupos revolucionarios que están bastante claros), que después de escuchar la intervención de uno de nuestros compañeros donde este recordó la represión sufrida por los estudiantes en el marco de la cuarta república, se le ocurrió de repente decir que este gobierno también había matado estudiantes. Algunos compañeros nos levantamos, de inmediato le empezamos a pedir nombres, fechas, sucesos, pedimos al moderador un derecho a réplica inmediata que es tan necesaria en el desarrollo de estas dinámicas, comenzaba a llover.
Los estudiantes muertos eran los de Kennedy y los hermanos Faddoul, que por supuesto, eran estudiantes. En este punto nos dimos cuenta que hay unos compañeros que dicen no ser ni chicha ni limonada, y otros que pretenden hacerlas pasar por lo mismo. Ya pueden ver en que consiste la infamia, la torpeza, la estupidez, la precariedad de ideas. Estamos discutiendo sobre los estudiantes que han caído en batalla, marchando, protestando, en un contexto de protesta y de lucha contra el sistema. Este compañero habla de ciudadanos asesinados por el crimen organizado, el hampa común o el sicariato. Suponemos porqué no nombró a Andrina Gómez, estudiante muerta recientemente y en plena coyuntura.
Decir que los estudiantes que han muerto por causas tan distintas en el marco del proceso revolucionario son las mismas causas por las que mataron a cientos de estudiantes en el marco de la cuarta república, es como decir que las muertes de los 140 dirigentes campesinos que han asesinado en los últimos años son la expresión actual de las muertes de los cientos de dirigentes asesinados por la digepol o la seguridad nacional en el marco de la “democracia representativa”.
Y la diferencia es clara, aquellas muertes ocurrieron en medio de la lucha contra un estado y una oligarquía represiva; las muertes del presente ocurren en medio de la lucha de un estado revolucionario contra los reductos de esa misma oligarquía.
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