En la brillante, fresca y serena intervención que nos regaló –el 5 de julio en la Asamblea Nacional— la estudiante universitaria Libertad Velazco, día por cierto de jubiloso acontecimiento por que honramos una vez mas la gesta independentista de 1.811, valga decir, nuestra celebérrima Independencia Nacional; quedó reseñado y digitalizado para la historia, ese reflexivo acontecimiento que bajo la firme y decidida dialéctica (cual poemario nectarino) nos supo brindar “Libertad”. Quedó evidenciado ante la presencia de los cinco poderes y ante los asambleístas e invitados especiales, y sobre todo a los que vimos por televisión emocionados, pletóricos y llenos de regocijo el desarrollo de ese inédito acontecimiento, que más que una reflexión de una estudiante en un evento ceremonial de esa naturaleza, hubo de parte de esta insigne compatriota toda una conjugación de citas históricas, que a la postre significaron una asertiva homologación (o paralelismo) con el vivo acontecer de nuestros días.
En Libertad Velazco se acumulo la sumatoria de más de 200 años de reclamos de un pueblo ávido de gritar ¡libertad, libertad! ¡libertad. Por que no es para menos, que después de dos centurias de férreo colonialismo y abyecta sumisión, queden todavía bajo el descarado dominio injerecista de las potencias extranjeras (EEUU y sus egregios adláteres), el velado servilismo a ultranza de una oligarquía criolla que no da su brazo a torcer ante lo equivocado de su modelo y ante lo adverso que le ha sido la historia. Fueron las palabras de Libertad todo un poema libertario o la palmaria demostración de que vamos por buen camino. Después de todo ¡No estamos arando en el mar…!! Sus frescas palabras con un verbo llano, sabio y reflexivo, estuvieron cargadas de la pasión, aliento y de la firme determinación de que sí hay –como en efecto quedó demostrado— una nueva generación de relevo y un nuevo amanecer. En donde el sur a decir de Galeano, ha de signar sin duda alguna, el norte del socialismo del siglo XXI.
En las palabras de Libertad retumbó una vez mas la voz de los muchos que ahora sí se sienten incluidos, porque ella desde muy adentro de sus raíces indígenas, negroides, mulatas o mestizas, trasmitió con humildad y recio carácter ese reclamo de “libertad” que llevamos clavado por mucho mas de 500 años de atropellos e injusticias, y que se traduce en una cultura colonialista que nos inocularon sin piedad los variopintos imperios (español, europeos, norteamericano…) sin haber podido a estas alturas liberarnos de las inequidades y de las botas neocolonialistas que aún nos oprimen, someten, transculturizan, subyugan y expolian.
Esta sencilla muchacha (en representación de los estudiantes) de reposado verbo y de recia estirpe revolucionaria –encarna a mucha honra— la más genuina expresión de las nuevas generaciones venezolanas. Hecho muy significativo si tomamos en cuenta, a decir de una de una sus citas, lo pobre y exiguo que se extrae de aquellos jóvenes formados en las universidades privadas, donde el servilismo y lo conductual no obedecen a los intereses connacionales sino mas bien a intereses foráneos. Valga decir, a los intereses pronorteamericanos. Y como hecho curioso, es dable comentar, que nunca se había visto en la historia contemporánea venezolana que un grupo de estudiantes –no afectos al proceso revolucionario— defendieran a ultranza a los patronos antes que defender sus reivindicaciones o su sentido de pertenencia. La formación de estos jóvenes estudiantes cuya educación la reciben desde instituciones privadas, tienen un alto ingrediente de reglas y métodos de memorización, en vez de instruirlos en el aprendizaje de la lógica, el pensamiento crítico y solución de problemas y creatividad; y qué decir de la que reciben desde su seno familiar, el cual obedece a un comportamiento fundamentado en antivalores, desdeñando lo propio por lo extraño y haciendo prevalecer lo vacuo, lo fútil y lo antipatriótico. Su genuflexión y abyecto servilismo Made in Usa, sus modelos y obediencia al reality show, rayan en lo fatuo y lo banal y desdicen mucho de su condición de ciudadanos venezolanos de primera, de verdadera extracción nacionalista.
Comandante Hugo Chávez, ¡alégrese! ¡No estamos arando en el mar!! Sí, querido compatriota, hoy por hoy estamos cosechando lo que se ha sembrado con tanto amor y sapiencia, durante estos últimos 8 años de vivencias revolucionarias. Cambios que se traducen en un legado de jóvenes muchachos(as) o nuevas generaciones estudiantiles, con elevados niveles de conciencia y connatural capacidad de discernimiento, discriminación y sentido crítico. O lo que es lo mismo decir, una muy elevada cifra de jóvenes estudiantes que se revelan en el aquí y el ahora contra los viejos paradigmas del pasado, esgrimiendo como sus armas de lucha la razón, el buen juicio, el sentido común y un gran poder que se traduce en un sentimiento per se por la verdad, el amor, la justicia social, la solidaridad, el humanismo y por la búsqueda de una sociedad de iguales con igualdad de oportunidades.
En la humanidad se libra actualmente una lucha de corrientes ideológicas que tiene como su centro de masas el hombre del siglo 21, y de las que no escapan en su protagonismo y activa participación los jóvenes estudiantes de nuestra patria… ¿Por qué libramos esta lucha en la Venezuela de hoy? Esta lucha la libramos, en buena hora, por que los pueblos han decidido revelarse contra el estatus quo que ha sido nefasto, servil y entreguista, y porque ha habido durante mucho tiempo una abrasiva negación de nuestro gentilicio y sentido de propiedad.
Gracias a la conducción política y al atinado liderazgo que nos ha profesado sin vacilación ni tregua el comandante Hugo Chávez, quien con su atinada y sabia dirección –desde que llegó al poder el año 1.999—supo catalizar y consustanciarse con los reclamos de los más infortunados y excluidos; supo entender las prioridades de la sociedad venezolana y el drama social de los pobres y olvidados; supo proveer recursos del estado para masificar la educación y para destinarlos a los enfermos y los necesitados, los ancianos y los débiles. Mientras que bajo el formato político de aquellos que gobernaron durante las últimas cuatro décadas del siglo pasado, los recursos se destinaban a hacer más rico y poderoso a los acaudalados, a los influyentes y los bien colocados.
Libertad Velazco, imbuida de justicia, amor, resolución y pletórica de pasión por ver transformadas las estructuras políticas de su país, tiene todo un reto y toda una historia por delante. Por que ella además de ser dueña y poseedora de esa estirpe libertaria que nos legaron los prohombres de esta tierra, es también el súmmu y digna depositaria de los jóvenes estudiantes universitarios que hoy se identifican con los cambios revolucionarios que se viven en Venezuela; realzando y elevando hacia otros niveles de conciencia superior las esperanzas de una juventud que ha escogido como su modelo político, el socialismo del siglo XXI. Por ello, es justo darle un merecido reconocimiento a esta tenaz luchadora estudiantil y a todos los estudiantes venezolanos, por que Libertad Velazco con su soltura y su decidida y humilde presencia le ha hecho honor al semillero revolucionario de los nuevos líderes estudiantiles. Lídres que se fraguan al abrigo de una revolución participativa y protagónica y signada además por la justicia, la solidaridad, la igualdad, el amor, la paz y el respeto mutuo.
¡Venceremos!
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