Así como millares de inmigrantes se dirigen a Estados Unidos en busca de oportunidades de trabajo, dejando un promedio de casi dos muertos por día en los pasos fronterizos desérticos o montañosos. Otra cantidad de personas de origen hispano, acostumbrada a una educación universitaria gratuita en sus países, se aventura a dejar su entorno familiar pensando que de la misma manera se registrará en las instituciones de educación superior una vez llegue a su nuevo punto de destino.
Para dar una idea de los reales costos de los estudios superiores, este redactor visitó varios portales de internet donde se ofrece la información.
Los gastos varían dependiendo de la universidad, el área geográfica y el tipo de programa. Los costos totales van desde $11.000 hasta $45.000 por año. El promedio resultante es de $18.000, según el Programa Fulbright, nombre de la Comisión para el Intercambio Educativo entre EEUU y Perú, organización binacional que igualmente está establecida desde los años cincuenta en diferentes países latinoamericanos.
De acuerdo al Centro Venezolano Americano de Mérida (Venezuela), uno de los tres centros binacionales ubicados en el país bolivariano, el costo total varía entre los 15.000 y 25.000 dólares al año, lo cual incluye precio de la matrícula, hospedaje, comida, seguro de salud, y gastos varios como libros y transporte.
Por su parte el blog stateuniversity.com, que enumera las 500 universidades más importantes de EEUU, de acuerdo al costo de la matrícula, coloca al Landmark College, de Vermont, en el primer lugar con un costo de $53.775, mientras en el lugar 500 aparece el Hanover College, de Indiana, con una matrícula por el orden de $33.770.
Finalmente, el periódico El Vocero de Puerto Rico ofrece su cálculo de un mínimo de $5.000 y un máximo de $30.000 al año. A esto deberá sumársele los gastos de alojamiento y manutención, que se pueden calcular en unos $8.000 a $13.000 por año, dependiendo de la ciudad y del nivel habitual de consumo del estudiante. Por su puesto, en todos los casos deberán multiplicarse los costos por cuatro, ya que la mayoría de las carreras tienen un período de duración de cuatro años.
Latinos tras el “sueño venezolano"
Mientras para algunos estudiantes venezolanos de clase media alta, su sueño expresado en los sitios web de redes sociales como Facebook, My Space y Hi5, es viajar al norte para huir de lo que consideran una amenaza socialista, jóvenes menos favorecidos del continente miran hacia ese país como la esperanza para sus sueños universitarios. Al menos, así lo reveló El Heraldo de Barranquilla, Colombia, cuando llegó a destacar en su portada el título: “Exodo de estudiantes a Venezuela”.
El diario expresó que el fenómeno se ha acentuado durante los últimos dos años y lo justifica de la siguiente manera “atraídos por la gratuidad en los estudios universitarios y subsidios para libros, transporte y parte de la alimentación, centenares de jóvenes costeños están adelantando, además, cursos en maestría y especializaciones”. Seguidamente cita como el destino preferido de jóvenes oriundos de la Costa Caribe, a ciudades como Barquisimeto, Maracaibo, Mérida y Caracas.
Si bien los estudiantes están cursando carreras como ingeniería de petróleos, enfermería y química, el grueso de la demanda es medicina comunitaria en instituciones como la Escuela Latinoamericana de Medicina en Venezuela y Cuba, cuyos gobiernos firmaron un convenio de formación para 1.200 nuevos profesionales de América Latina, según informó la representación diplomática venezolana al diario.
Reveló el reportaje de Alix López que desde Barranquilla, el 90 por ciento de quienes acuden al consulado a tramitar la visa, lo hace no sólo con el interés de ingresar a la universidad sino de adelantar postgrados, principalmente en universidades como las del Zulia, Carabobo, Los Andes y Universidad Central de Venezuela.
Igualmente informó que es en la Universidad Latinoamericana donde estudia el mayor número de colombianos y jóvenes de otros países, totalmente becados: “Allí hay estudiantes de Perú, Ecuador, Brasil, Argentina e, incluso, hay muchachos de Estados Unidos, porque allá también hay pobres”, dijo uno de los estudiantes entrevistados.
(*)Periodista independiente, venezolano, autor de "La mitad de un tamarindo".
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