Si de bombas molotov se trata la Rectora de la Universidad de Venezuela, Cecilia Arocha sabe mucho, el viejo ruso Molotov, jamás pensó que su invento de defensa fuese tan bien apreciado por unas Autoridades Universitarias de este país suramericano.
Los “atentados” en la UCV se quedan cortos ante los sueños de un Gabo, o del venezolano del recuerdo de las “Falsas, Maliciosas y Escandalosas Reflexiones de un Ñangara” del recordarlo Alí García.
Si por las avenidas de la Ciudad Universitaria logra pasar una destartalada, humeante y explosiva moto de un pobre venido desde Catia, la cual rueda con el descontrolado pase de gasolina, causando explosiones por un remendado carburador con el estropeado y oxidado tubo de escape, entonces la Rectora grita: ¡se adelantaron, aun no lancen el atentado, paren el saboteo!
La alianza está dada con la cosa esa rara llamada Bandera Rosa, una fusión de locura ideológica, macarras de la moral, mucho saben de los atentados causados por las bombas molotov lanzadas contra las instalaciones de la UCV.
Se convirtieron en grandes maestros, directores, ensayistas, desde que pactaron con el entonces Presidente de la Federación de Centros Universitarios, Ricardo Sánchez, quien ante el ofrecimiento de una nueva camioneta comprada con los recursos de la UCV negocio que le la incendiaran su pasado de moda vehiculó. Mientras las Autoridades Universitarias permitieron que solo tres días después ingresaran las comisiones del CICPC a tratar de realizar las experticias de un hecho ya contaminado.
Posteriormente quemaron la propia sede de la FCU sin ningún tipo de vergüenza o molestia, hasta llegar al intento de incendiar la Escuela de Trabajo social la cual fue asediada durante horas, aterrorizando a valientes estudiantes quienes defendían con sus vidas aquellas instalaciones.
Esto sucedía mientras agentes de la CIA se paseaban por los jardines y pasillos de esta casa de estudios, igual comandados por el hoy candidato a la Asamblea Nacional, Ricardo Sánchez.
Mientras, en los predios de Cecilia se comenta, ¡que regrese Ricardo, que se deje de andar haciéndonos perder tanto dinero en una campaña electoral donde no va a llegar ni de ultimo, díganle que venga a enseñarnos como hacemos para incendiar el reloj de la Plaza del Rectorado¡
La maléfica Cecilia no descansa y en conjunto con los grupos de esa cosa diabólica llamada Bandera Rosa, ha contratado una serie de hechos en contra del patrimonio mundial de la humanidad.
Ruedan los atentados, semanalmente hay tiroteos, persecuciones, atracos, heridos, todos contra el patrimonio de la universidad y sus integrantes, ahora desataron un incendio contra las oficinas de Alicia, primero dañaron las cámaras de seguridad, pero afirman que fueron quince los encapuchados.
Mientras Cecilia llegaba media prendida, salía de una rumba de tragos de la Mesa de la Unidad, inmediatamente fue a declarar por teléfono en el pasquín de Kiko Bautista.
Afirmando sin pena, que daños al patrimonio histórico y cultural les traen dividendos políticos a favor de sus proyectos personales y de su desguañangado grupo.
Parafraseando al gran sabio, diremos, misterios de la ciencia.
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