Maestras y maestros celebran hoy su día con nuevas herramientas

Credito: Correo del Orinoco

15 Ene. 2014 - El maestro Simón Rodríguez aseguraba que “educar es crear voluntades”, pensamiento que sigue vigente entre las educadoras y educadores venezolanos, quienes hoy conmemoran su día con el reto de encender la voluntad de las nuevas republicanas y republicanos que recibirán el relevo de la sociedad del siglo XXI.

Durante la última década Venezuela se ha convertido en una gran aula con más de 8 millones de estudiantes en los niveles básico y medio, pero además anualmente gradúa a miles de docentes para que se sumen a la revolucionaria tarea de educar, transformar y liberar. Cuenta, además, con herramientas como las computadoras Canaima, distribuidas gratuitamente por el Gobierno Nacional. A partir de la semana pasada, además, hay un nuevo titular del despacho educativo: Héctor Rodríguez, quien sustituye en el cargo a la profesora Maryann Hanson.

No obstante, para la maestra y actual alcaldesa del municipio Zamora del estado Miranda, Thaís Oquendo, las educadoras y educadores “hoy más que nunca tenemos un gran reto y tenemos que comenzar a revisar y a replantear nuestra misión para dar un aporte más eficiente y contundente en la formación de nuestras niñas, niños y jóvenes”.

Oquendo considera que las y los docentes tienen el deber de formar para la libertad, la vida y la paz, pero “vemos que abrimos un periódico privado y la primera noticia es la muerte. Educamos para la vida, pero los resultados y el peso es para lo negativo, así que debemos fortalecernos”.

EDUCAR EN VALORES

La educación sustentada en los valores y la ética, sostiene Oquendo, es uno de los principales roles que las maestras y maestros deben asumir como compromiso de su misión: “Estamos en una situación en la que pareciera que tener valores y ser éticos es ser tontos… Olvidamos que es esa base lo que realmente te hace ser un ser humano social que tiene y comparte las normas de convivencia”.

Partir de lo cotidiano a lo macro es la estrategia que plantea Oquendo como docente para continuar avanzando en el desarrollo de una nueva sociedad. Enfatizó que no se puede olvidar que los primeros educadores de cada niña y niño son sus madres y padres.

“Debemos rescatar ese principio, pues hoy día los padres trabajan y el niño llega a una casa sola, donde lo recibe es la televisión, la computadora y el teléfono. Es en ese entorno en el que el niño va creando su propio mundo y ese es uno de los riesgos que debemos superar para que no caigan en caminos equivocados”, indicó Oquendo, quien ha dedicado más de 15 años de su vida a la docencia.

VOCACIÓN PARA EDUCAR

Con la llegada de la Revolución Bolivariana, el sistema educativo venezolano ha sido satisfactoriamente transformado, tal y como lo ratifica Oquendo; sin embargo reitera que la tarea no termina ahí, ya que considera que “necesitamos un maestro más activo, comprometido e integrado a la comunidad”.

Antes de finalizar el año 2013 el Gobierno Bolivariano realizó el lanzamiento de la Micromisión Simón Rodríguez para promover la formación permanente de las y los maestros. En este sentido, Oquendo destacó la acción como un importante paso para consolidar el perfil de la educadora y el educador que demanda Venezuela.

“Ojalá pudiésemos tener más Simón Rodríguez porque así tendríamos más Simón Bolívar en la patria”, expresó Oquendo, además de manifestar que siente que “las maestras y maestros tenemos una deuda con la población porque debemos de parecernos más este gran educador que demostró con la práctica cómo la educación puede transformar a un ser humano”.

La vocación, asegura Oquendo, es la esencia fundamental de toda educadora y educador, ya que éstos deben tener la visión para poder enseñar a descubrir a las niñas y niños cuáles son sus potencialidades, habilidades y verdadera pasión.

“Simón Rodríguez no tenía el apoyo de la computadora, y bueno, quizá eso fue lo que lo salvó a Bolívar de alienarse, pero el maestro hoy tiene que centrarse en esos principios fundamentales que son la esencia de un educador”, indicó la docente.

Oquendo recuerda que fue su maestra Mery, en cuarto grado, quien inspiró su vocación y desde entonces “me enamoré de mi carrera, sentí que quería ser maestra y cuando me quiero divertir soy maestra, es la forma de sentirme bien”.

LA EDUCACIÓN INICIAL

Con base en casi dos décadas de experiencias en las aulas, Oquendo ratifica la importancia de la educación inicial y el primer grado, ya que es la etapa más importante en la que el docente puede incidir en el aprendizaje de la niña y el niño para toda su vida.

“Si hacemos un buen trabajo en los primeros años de educación básica, nosotros vamos a tener unas bases fuertes para que la niña y el niño vaya adquiriendo el conocimiento, la socialización y convivencia ideal en sociedad, y eso tiene que pasar porque esa maestra o maestro no sea apático o solo piense en 15 y último; se necesita amor a la profesión y capacitación permanente”.

Enfatizó la importancia de que las educadoras y los educadores de hoy día motiven en las niñas y niños a sentir como una hermana y hermano al que tienen al lado: “Tenemos que entender que no podemos educar para que un hermano mate a otro hermano, sino para que lo ayude”.

En este sentido, hizo un llamado no solo a los docentes, sino también a los líderes políticos y medios de comunicación a revisar su conducta ante la opinión pública, ya que todos estos son factores de incidencia en la formación de las niñas y niños de la patria.

HERRAMIENTAS REVOLUCIONARIAS

Partiendo de la importancia de la educación inicial, Oquendo destacó el rol de los Simoncitos como herramienta revolucionaria para la transformación de la educación y la sociedad. En esta etapa el objetivo es socializar al niño para poder integrarlo a la comunidad.

“Un bebe se siente y es el centro de su familia, así que la escuela lo lleva a un salón de clases para que socialice con el resto de niñas y niños, y él comience a entender que a hay otros que tienen intereses y necesidades similares. Ahí se le enseña a compartir, colaborar, participar y a ser solidario”, detalló Oquendo.

Recordó que el sistema educativo venezolano parte del árbol de las tres raíces: Simón Rodríguez, Simón Bolívar y Ezequiel Zamora. En ese sentido, la consolidación de la República, comienza formando republicanos: “Nosotros queremos ciudadanos y para poder tenerlos tenemos que aprender a formarlos y a tener educadores que sean capaces de formar en estos tiempos más complejos, donde las practicas de la violencia acechan desde el internet, la televisión y los videojuegos”.

La Canaimita es otra de las herramientas ofrecidas por la Revolución Bolivariana para fortalecer la formación de las niñas y niños en Venezuela. Oquendo sostiene que además es un instrumento que le permite a las y los docentes reducir los francos alienantes de los espacios comerciales de internet.

Según Oquendo, la Canaimita ha sido de gran ayuda para que las niñas y niños tengan menos necesidad de visitar esos espacios que no son educativos, y en sustitución tengan los programas que el Gobierno Nacional dispone para la sana recreación y formación a través de juegos, preguntas e investigaciones que motivan al conocimiento.

Considera que, gracias a la Canaimita, “Venezuela va a tener la mayor capacidad de ingenieros en sistemas que pueda tener cualquier población”. Destacó que el Gobierno Nacional ha sido el primer garante del acceso a la tecnología, lo cual no ocurría anteriormente ni siquiera para las maestras y maestros.

“Hoy tenemos centros de información, bibliotecas de aula y toda esa tecnología permite que el niño tenga acceso al conocimiento y los maestros mayor compromiso en la formación que debemos darle”, señaló la educadora, además de considerar que uno de los retos actuales para los educadores es estar en sintonía con las herramientas que presenta el siglo XXI, entre ellas el manejo de la tecnología y el poder orientar a las niñas y niños en su formación, junto a la corresponsabilidad que tiene el Estado y la familia.

CHÁVEZ: EL GRAN PEDAGOGO

El máximo líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, sostenía que “nadie mejor que los maestros para seguir encendiendo la llama, el fuego sagrado de la patria nueva”, y es por ello que Oquendo lo ratifica como el gran pedagogo de Venezuela en los últimos tiempos, ya que “fue capaz de orientar a un pueblo hacia el amor, la libertad, la democracia y la paz”.

Asegura que Chávez brindó a Venezuela un aula abierta y a través de su programa Aló Presidente se convirtió en un maestro para todas y todos los venezolanos: “fue un líder, conductor, un comunicador, pero fundamentalmente un pedagogo”.

Oquendo recuerda a Chávez como un maestro de maestros y como el hombre que tenía la capacidad de narrar la historia de Venezuela hasta sembrarla para siempre en el corazón del pueblo, mientras lo paseaba por la poesía, la música, la matemática y la geografía: “Fue el maestro durante 14 años de esta sociedad, por eso estoy segura que este tiempo no ha sido en vano, estoy convencida de que hay Revolución para rato porque Chávez nos metió hasta los huesos el sentido de pertenencia por la patria”.

VOCES

José Brito
Profesor de matemática y física con 24 años en la docencia

“Es muy importante que se reconozca nuestro espacio en la sociedad, ya que nosotros somos un bastión de gran importancia para fortalecer la Revolución y cambiar las conciencias de los ciudadanos del futuro. Aquí estamos formando a las personas que mañana van a tener los lineamientos del país, es por ello que tenemos que velar por promover los valores, el compañerismo, la superación y el socialismo que visionamos. La idea es que seamos profesores integrales; que no solo enseñemos la materia en el salón, sino que enseñemos a cada instante.

Pienso que aún hay que hacer cambios profundos en cuanto a la aplicación del currículo y la concepción del docente en su propio rol y eso debe iniciar en las universidades que se encargan de formar docentes. Los cambios también deben ser humanistas y con una política estructural que se adecue a cada región, a sus necesidades y realidades”.

Maite Ponte
Maestra de sexto grado con 7 años de experiencia

“Para mí ser maestra ha sido una experiencia muy significativa, ya que este es un sueño desde pequeña y al cumplirlo día a día es muy satisfactorio. Se trata de poder compartir la enseñanza con mis niñas y niños para que tengan un aprendizaje importante en su vida. Decidí ser maestra porque siempre me ha gustado trabajar con las niñas y niños, esto ha sido mi pasión toda la vida. Mi misión es que ellos cada día aprendan más, es mi granito de arena para que sean en el futuro sean buenas republicanas y republicanos para la patria”.

Luz Colmenares
Maestra de tercer grado con 10 años en la docencia

“Desde pequeña siempre quise ser maestra. Esa era y es mi vocación, así que además de mis 3 hijos, tengo otros 36 aquí en el aula. En estos 10 años he podido tener muchas experiencias satisfactorias y la más hermosa es encontrar a mis alumnos convertidos en abogados, doctores y hasta docentes. Me los encuentro en la calle y aún me dicen maestra y eso me llena de mucho orgullo, así como cuando aprende a leer o te dicen mamá en el salón”.

EN 1932

La celebración del Día de la Maestra y el Maestro en Venezuela tiene su origen en el 15 de enero de 1932, cuando se fundó en Caracas la Sociedad de Maestros de Instrucción Primaria para luchar por la dignificación y los derechos de las educadoras y educadores.

En el año 1936 la sociedad convocó la Primera Convención Nacional del Magisterio, de la cual surgió la Federación Venezolana de Maestros.

El 13 de enero de 1945 el presidente Isaías Medina Angarita decretó el 15 de enero como el día nacional de las y los educadores. En 1952 la celebración se trasladó al 29 de noviembre, natalicio de Andrés Bello, por su condición de maestro del Libertador, pero a partir de 1959 se retomó la fecha inicial.


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