La
disputa electoral es un censor colocado en el núcleo de los desempeños
políticos, sitio a donde convergen críticas buenas y de las otras,
devela áreas débiles en la ejecutoria revolucionaria, escruta
concepciones políticas de uno y otro bando y sobre todo descubre las
carencias de una oposición que se quedó sin discurso, sin hechos qué
mostrar, sin candidato idóneo, con las mentes y las manos vacías, en
imposibilidad de exhibir siquiera una esperanza. Tanta escasez les hace
incurrir en mamarrachadas electoreras, en ridiculeces y desaciertos
vergonzantes.
Sobre la
revolución bolivariana pueden emitirse juicios más o menos rigurosos
sobre la ejecución o sobre el abordaje de algunas de las innumerables
tareas que ha emprendido. Pero en justicia, en el terreno de la
racionalidad es necesario aceptar que está procurando actuar sobre las
raíces de los problemas sociales y económicos en forma integral, en sintonía
con la situación económica del mundo moderno. Esta posición surge del
pensamiento visionario del líder revolucionario, querámoslo o no,
orientado con recta sensatez frente a la historia.
En un
pueblo ignorante es imposible abordar el desafío del desarrollo.
Exactamente igual si el pueblo es desnutrido, enfermo, desvalido desde
el punto de vista de la salud. La miseria del hábitat se hermana con el
analfabetismo y la desnutrición. En carencia de infraestructura
industrial, pequeña, mediana y pesada es casi un contrasentido pensar en
el desarrollo social y económico avanzado. El atraso agrícola convierte
en quimera la posibilidad de desarrollo independiente. La
precariedad de vías y medios de comunicación hace difícil, titánica, la
tarea del desarrollo industrial. La brecha de recursos tecnológicos y
científicos distancia como algo iluso la posibilidad del desarrollo. El
piso fundamental para abordar la tarea colosal de una vida mejor para
todos, consiste por una parte, en disponer de recursos económicos y
financieros y por otra en levantar una concepción política de
independencia y soberanía y estar dispuestos a defenderla dignamente.
Este
recuento sucinto constituye la enumeración de la tarea histórica que
transita con avances, retrocesos y obstáculos, la optimista voluntad
encabezada por el Presidente Hugo Chávez y su equipo de trabajo. Es lo
que se denomina la lucha por un desarrollo integral de Venezuela,
abriendo espacios a la expresión artística y espiritual del humano
promoviendo los valores éticos y morales. De ahí en adelante comienzan
los sueños y la concreción de ellos como algo perfectamente real. Sueños
realizables porque se están tensando al mismo tiempo todos los hilos
del desarrollo, sin descuidar alguno, en forma integrada.
La
concepción política centrada en la justicia social para el desarrollo de
todos y cada uno de los ciudadanos y de todo el conjunto al mismo
tiempo, es el núcleo esencial que anima las voluntades, el optimismo y
el fervor de los líderes encabezados por Chávez. Esto no se conocía en
la patria desde la guerra de independencia idealizada y ejecutada por
Bolívar, porque entonces como ahora, se concibe el sistema de desarrollo
integral como premisa indispensable del desarrollo de cada ciudadano
individualmente.
Las
repercusiones políticas de esta visión representan ejemplo y esperanza
para otros pueblos de nuestro continente y de otros continentes. Pero
incuba y acarrea al mismo tiempo toda suerte de obstáculos y
conspiraciones provenientes de quienes detentaron el poder político y
económico, aquí y allá, explotadores del mundo para su causa y por su egoísmo.
Esta
disyuntiva se decidirá el 7 de Octubre. El pueblo en la posibilidad real
de desarrollo, participa animado, alegre, en el proceso de revolución
integral. No le está permitido descuidar cualquier detalle un solo
instante porque en ello va la vida de la patria.
Tristemente
y por contraste la oposición farfulla un discurso simplón lleno de
generalidades sobre un “progreso”, sobre un “camino” anodino que más
parecen disfraces incapaces de disimular el contrabando del
neoliberalismo en crisis. No entienden que el pueblo se está educando, se está desarrollando intelectual y políticamente para jamás volver a ser engañado.
Aunque
duela a los opositores recalcitrantes, Chávez, con todo y su verruga,
comanda una nueva visión de desarrollo integral para la patria, ejemplo
en el mundo y para la historia que reclama la participación de todos los
venezolanos de buena voluntad.
mavet456@cantv.net
Mérida