El Inpsasel: Elementos para un debate

Todos los que le han hecho seguimiento a esta institución saben que debió haber nacido en el año 1986 que fue cuando nació la LOPCYMAT, que de paso, vale decir, esta ley nació gracias a la voluntad de compañeros como Emigdio Cañizalez y Pedro Ortega Díaz, entre otros. Pero no fue así y como otras leyes, esta permaneció engavetada durante muchos años, no fue sino después de dieciséis años que nació este instituto y no nació por iniciativa de los dirigentes del Estado sino por la clase trabajadora organizada y movilizada que exigió su creación, el único crédito que se le puede dar a la dirigencia institucional es que aceptó la creación del INPSASEL y la de colocar como presidente a un candidato postulado por estos colectivos.

Durante el año 2002, año en que nació el instituto, sucedieron algunos acontecimientos que conmocionaron al país y por supuesto el sano desarrollo del INPSASEL, uno de ellos fue el golpe de Estado fascista, llevado a cabo por la CTV, FEDECAMARAS y la CIA y que fue derrotado por el pueblo y un sector del ejército, posteriormente, ya a finales de ese año, las mismas instituciones dirigen un golpe de Estado económico, impulsando un paro sabotaje a nuestra principal industria, PDVSA, apoyándose en la “meritocracia” y/o “gente del petróleo”, el cual se extendió hasta principios del 2003 y que le generó cuantiosas pérdidas a nuestro país. Esta acción también fue derrotada por los trabajadores de la industria y el pueblo organizado.

Es precisamente en este año (2003) cuando el INPSASEL comienza a desarrollarse como institución, mientras se realizaba el trabajo político en materia de seguridad y salud de los trabajadores.

En este devenir se venía impulsando la reforma de la LOPCYMAT a través de marchas y discusiones y dentro de la institución se discutían las políticas a seguir y se impulsaba la organización de la clase trabajadora, se discutía el Plan Operativo Anual Institucional (POAI) y se llevaban a cabo las acciones, todo esto se hacía en colectivo y fue precisamente este colectivo el que le dio características distintas a esta institución, hasta coronar en julio del 2005 con la reforma de la LOPCYMAT e inmediatamente el impulso, con los Comisionados Especiales de la elección de los Delegados y Delegadas de Prevención en un sin número de empresas.

Entre errores, aciertos, acuerdos y diferencias se construyó un Plan de Formación con la participación del colectivo nacional de Promotores y Promotoras (Hoy Facilitadores y Facilitadoras) y, vale decir, este plan causó un impacto positivo en la clase trabajadora y por supuesto un impacto negativo en la oligarquía venezolana, personificada en el diario El Universal que lo atacó de manera sistemática sin que las “autoridades” de INPSASEL se pronunciaran.

Aunque ya se venía gestando es precisamente allí donde comenzó la debacle de lo que pudo haber sido la “nueva institucionalidad”, mediados y final del 2008, donde con el cambio de autoridades comienza una nueva historia del INPSASEL.

Con este apretado recuento y posterior análisis trataremos de exponer algunos elementos que nos sirvan para el debate en función de lo que está ocurriendo en nuestras instituciones y las personas que las dirigen. A lo que necesariamente se le debe dar un marco.

El mismo Chávez lo dijo en el PLAN DE LA PATRIA 2013-2019, “No nos llamemos a engaño: la formación socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista”. En ese sentido, nuestra cultura es reflejo de esta situación, los grandes medios de producción siguen en manos privadas, la soberanía alimentaria, a pesar de los esfuerzos del gobierno, sigue en manos privadas, las grandes obras civiles las ejecutan grandes consorcios privados, entre otras, que a pesar de los esfuerzos del gobierno no se ha logrado tocar estructuralmente nuestra formación socioeconómica y por ende nuestras estructuras estadales.

En ese sentido, el INPSASEL no podía escapar, a pesar de su historia atípica, a esta realidad latente, aún después de catorce años de proceso revolucionario. Las reformas, el asistencialismo y el paternalismo siguen siendo las formas metodológicas por excelencia, olvidando la democracia participativa y protagónica hacia la democracia directa. Solo se llama participación y protagonismo al apoyo a las políticas emanadas del alto gobierno, cosa que no negamos, pero, si impulsamos y practicamos lo contrario estaríamos por buen camino, de lo contrario estaremos, de alguna manera reafirmando la democracia representativa.

Por supuesto, en forma de cascada, esto se refleja en las instituciones y en las organizaciones del Poder Popular y de la clase trabajadora, llegando inclusive a degenerarse mucho más, como ocurre en el INPSASEL, que es el caso que nos ocupa.

Todos los que han dirigido esta institución, en mayor o menor medida perdieron el contacto con la clase, esto es normal, partiendo del marco en que la ubicamos, es decir, en el marco del sistema dominante; el único modelo de gestión que conocemos es el modelo de gestión capitalista, nuestra formación es la formación impuesta por el modelo capitalista, nuestra cultura, nuestras acciones son a imagen y semejanza del modelo dominante. En ese sentido, las direcciones institucionales, de manera intencional o no caen en el juego del sistema.

Estos cargos de dirección institucional, bajo el sistema dominante, dan muchos privilegios, privilegios que los alejan de la realidad concreta de la clase, llegando inclusive a justificar ideológicamente los hechos de corrupción, ineficacia, ineficiencia, entre otros, como “contradicciones Capital-Trabajo”, justificación ideológica que solo aplica a las direcciones y no a los trabajadores de base que caen en estos hechos. Sea de dirección o de base, estos hechos deben ser denunciados con su nombre exacto y preciso y no con fraseología ideológica, fundamentalmente con la movilización de la clase trabajadora y de los sectores populares, la movilización revolucionaria no puede ser canalizada a través de las instituciones y menos aún lo podemos permitir cuando tenemos unas direcciones que se reclaman socialistas, revolucionarias y antiimperialistas. Toda institución sirve y por eso debe ser reforzada, si ayuda a la continuidad de la movilización revolucionaria, por el contrario, si la frena o atenta contra los intereses de la clase, su dirección debe ser desechada.

El Estado burgués gobierna a través de instituciones y las instituciones burguesas gobiernan a través del Estado. El Estado se apoya en ellas y las utiliza, por esta razón los que llegan a los cargos directivos son absorbidos indefectiblemente por el sistema dominante, convirtiéndose en agentes de este sistema aplicando medidas ajenas a los intereses de las grandes mayorías explotadas y oprimidas. Lo contrario ocurre cuando al cargo de dirección llega alguien que impulsa su gestión de la mano con los sectores populares y de la clase trabajadora, este durará poco en el cargo.

En ese sentido, de lo que se trata es de forjar un sistema político que facilite la transición al socialismo y que permita al sujeto social protagónico, la clase trabajadora, liderar esa transformación, los fracasos del sistema representativo burgués no se corrigen con más democracia. Por eso el proyecto socialista no debe apuntar a profundizar lo que plantea el comandante en cuanto a nuestra formación socioeconómica, sino a crear otro régimen político, con una democracia que permita rectificar colectivamente y sobre la marcha los errores del proceso, cualquier crítica, autocrítica, giro o revisión instrumentados desde arriba resultarán inútiles para revertir estas dificultades.

En ese sentido, el salto de la democracia política hacia la democracia económica constituye un eje del programa socialista y necesariamente requiere avanzar hacia la apropiación colectiva de los medios de producción y del Estado.

El socialismo sólo podrá emerger por abajo como un proceso participativo a través de autoridades legitimadas por la mayoría popular, cosa que no ocurre en nuestras actuales instituciones. El intento de instaurar ese objetivo desde arriba mediante dispositivos paternalistas, asistencialistas, reformistas, restringiendo las libertades y anulando la disidencia, ha fracasado como experiencia y el INPSASEL no será la excepción.

Las formaciones burocráticas indican la vitalidad o deterioro del proyecto socialista, esto depende del grado de intervención popular y de la clase trabajadora, en ese sentido, en nuestro proceso estamos viendo una formación burocrática que debería alertarnos para tomar medidas al respecto. Estas medidas las debemos tomar como clase trabajadora organizada, unificada y movilizada de manera autónoma e independiente.


turkialmaaz@gmail.com


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Turki Al Maaz

Facilitador en Salud de los Trabajadores TII. INPSASEL

 turkialmaaz@gmail.com

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