(VIDEOS) Michael Lebowitz en el Foro "Control obrero, consejo de fábrica y economía social" en Bolívar: "Venezuela está en el centro de la revolución mundial"

Michael Lebowitz

Michael Lebowitz

Credito: Google Imágenes

10 de agosto de 2009.- El Centro Internacional Miranda, organismo que se ha convertido en importante espacio para el debate revolucionario, llevó a cabo el Foro "Control obrero, consejo de fábrica y economía social" en la región guayanesa con participación de trabajadores de las industrias básicas, en el aniversario de la Escuela de Formación "Negro Primero", a continuación presentamos la intervención del colaborador internacional del CIM, Michael Lebowitz:

Quiero agradecerles por su invitación, ya que creo que lo que está ocurriendo aquí es muy importante para el proceso venezolano, pero también es importante para todo el mundo. Porque creo que en este momento Venezuela está en el centro de la revolución mundial, y todos los socialistas deberían estar observando lo que está sucediendo aquí y también aprendiendo de este proceso, sus pasos para adelante y sus pasos para atrás.

Como Jesús Dávila, yo también creo importante provocar la discusión, así que hay algunas cosas que voy a decir que creo podrán resultar provocadoras.

Dado que estoy aquí como representante del CIM pensé que seria apropiado empezar con algunas expresiones internacionales. Hay cuatro con las que voy a llamar su atención. La primera viene de Japón: “el éxito de la gestión japonesa se fundamenta en la captación del oro que existe en la cabeza de los trabajadores”. El segundo viene de Francia, de 1968, sobre cómo se conjuga el verbo participar: “yo participo, tu participas, el participa, nosotros participamos, ustedes participan, ellos sacan ganancia”. El tercero, y el cuarto vienen de Yugoslavia, donde tenían empresas de autogestión, donde los consejos obreros tenían la autoridad legal basada en la propiedad social de los medios de producción. La tercera expresión es: “nosotros hacemos nuestro trabajo bien, y tenemos la expectación que ustedes hagan bien su trabajo”. Y la cuarta expresión es: “no importa lo que haces, lo que importa es donde lo haces”.

La reflexión de hoy tiene que ver con el tema del control obrero, consejos de fábricas y la economía socialista. Quisiera empezar diciendo algo sobre el socialismo. Para mi el socialismo tiene que ver con el desarrollo humano, y ese énfasis explicito en el desarrollo humano es lo que diferencia al socialismo del siglo XXI del socialismo del siglo XX, porque está enfocado en el ser, en el desarrollo de las capacidades de los seres humanos, el concepto del desarrollo humano integral. Todas esas ideas están en la constitución Bolivariana, y cuando pienso en socialismo, pienso en tres aspectos, tres lados del socialismo, al igual que el presidente Chávez, quien ha hablado del triangulo del socialismo. Y los tres lados son: primero, la propiedad social de los medios de producción; segundo, la gestión obrera de la producción; y tercero, la sociedad solidaria donde la producción se da en función de las necesidades de los seres humanos.

Aquí nos enfocaremos en la cuestión de la gestión obrera, que tiene que ser vista como una parte de esta combinación, pero como una parte esencial. Pero ¿Por qué es esencial? Consideremos el proceso de producción bajo el capitalismo: en el capitalismo sabemos que los trabajadores están subordinados al capital y lo único que importa es la ganancia. Es importante entender que el trabajo bajo las relaciones de producción capitalistas es explotación, pero no es solamente explotación. Marx fue muy claro al decir que el trabajo bajo las relaciones de producción capitalista deforma al ser humano. Esto es natural porque al capitalismo no le preocupan los seres humanos, estos son medios para hacer ganancia. La producción capitalista transforma a los seres humanos en seres unidimensionales. Separa el pensar de la acción, intensifica el trabajo porque lo único que importa es la ganancia, pero también aliena a los trabajadores de su actividad, desde los medios de producción. Los trabajadores no ven a los medios de producción como el resultado del trabajo de los trabajadores anteriores o de su trabajo. Así que, naturalmente, no se preocuparan mucho de cuidar esos medios de producción, al menos que estén forzados a hacerlo. También están alienados de lo que producen y Marx describió este proceso de producción bajo el capitalismo como un “vaciamiento de los seres”.

Los trabajadores deberían tener la posibilidad de tomar medidas sobre las prácticas laborales contrarias a la salud de los trabajadores, deberían poder determinar el ritmo de trabajo para que sea un ritmo humano, deben tener la potestad de poder vetar a sus supervisores y escoger los supervisores que quieren. Pero estos sólo son actos defensivos, que les dan a los trabajadores el poder de negar. Para avanzar, los trabajadores deben tener la potestad de utilizar sus conocimientos para cambiar la y reorganizar la producción, para poder acabar con la ineficiencia y la despilfarro, y buscar mejores maneras de producir. Los trabajadores saben como hacer esto. Los gerentes japoneses sabían esto, eso es lo que querían decir cuando hablaban del oro en la cabeza de los trabajadores.

Pero la pregunta es ¿Quién se beneficia de esas mejoras? Eso es lo que quisieron decir los franceses cuando dijeron: “nosotros participamos, ellos hacen ganancia”. Pero pongamos a un lado la cuestión de quien se beneficia y supongamos que esto ya está resuelto. Una cosa es decir: “usen su conocimiento de la producción para mejorarla y hacer que la producción sea más eficiente”, pero si esto es todo lo que tú estas haciendo, la división entre pensar y hacer continúa existiendo. Ellos piensan, ellos planifican, tú haces.

Tenemos el ejemplo de Yugoslavia. Ahí existían empresas de propiedad social donde los consejos de trabajadores tenían la autoridad legal para tomar todas las decisiones. Los trabajadores fueron elegidos a los consejos por dos años y hubo una rotación constante, y los trabajadores también participaban en consejos de plantas además del consejo de toda la empresa, y como resultado del proceso de rotación, los trabajadores tenían un buen conocimiento de cómo funcionaba la fábrica y tenían el poder para tomar las decisiones claves. Pero de hecho, la realidad fue que los consejos de fábricas no tomaban las decisiones, fueron tomadas por los gerentes y expertos. Los gerentes y expertos diseñaron sus propuestas y las llevaban al consejo obrero, y los consejos obreros simplemente aprobaban las propuestas presentadas por los gerentes. Por ejemplo, los gerentes proponían que iban a invertir una cierta cantidad de dinero ese año para introducir un nuevo producto, para desarrollar una campaña de publicidad, para establecer algunos acuerdos con otras empresas, y lo que pasaba era que los consejos obreros escuchaban las propuestas, discutían muy poco y simplemente aprobaban las propuestas. Yo visité Yugoslavia frecuentemente en los 70 y los principios de los 80, y observé reuniones de los consejos obreros y vi muchos debates largos e intensos, pero nunca fueron debates sobre estas decisiones críticas, eran sólo sobre cosas como quién podía tomar sus vacaciones o cuál debería ser el sueldo designado para los trabajadores de diferentes plantas. Los consejos obreros discutieron estos temas por mucho tiempo, pero la pregunta es ¿Por qué fue que los trabajadores deliberaron sobre estos temas por mucho tiempo pero no se enfocaron en las decisiones claves, las decisiones que tenían que ver con la producción y las empresas?

Dejaban las decisiones claves a los expertos, y tenían la idea de que los gerentes y expertos tomarían las decisiones correctas, de ahí es donde viene la frase: “nosotros hacemos nuestro trabajo bien, tenemos la esperanza de que ustedes van hacer su trabajo bien”. Obviamente hubo casos donde los gerentes y expertos tomaron decisiones que llevaron las empresas a la ruina. Entonces, los trabajadores botaban a esos gerentes. Yo conozco dos ejemplos relacionados con esto. Un ejemplo adonde despidieron un gerente de la empresa y le dijeron que nunca más volviera, y otro donde amenazaron a un gerente con arrojarlo desde una ventana del tercer piso si no renunciaba. Así era como los trabajadores botaban a los gerentes que estaban causando problemas... Pero la diferencia entre pensar y hacer aún seguía existiendo. ¿Por qué? Los trabajadores sentían que no tenían suficiente conocimiento, no estaban aprendiendo. Es difícil aprender como gestionar una empresa después de un largo día de trabajo duro.

Cuando Marshall Tito introdujo la Ley de Gestión Obrero en 1950, dijo que algunas personas pensaban que los trabajadores nunca iban a ser capaces de aprender a gestionar, pero él dijo que iban a aprender con la práctica. Pero 20 ó 30 años después no habían aprendido, y uno de los problemas fundamentales fue la necesidad de poner un fin a la división entre pensar y hacer, y para eso es necesario reducir la jornada laboral o, mejor dicho, transformar la jornada laboral. Es decir, tomar parte de la jornada laboral y dedicarlo a la formación de los trabajadores para poder gerenciar la empresa, porque si no se elimina esta división entre pensar y hacer, lo que sucede es que los trabajadores no desarrollan sus capacidades, pero los gerentes sí desarrollan sus capacidades. Y no fue por casualidad que en la Unión Soviética, en Europa de Este, China y Yugoslavia los gerentes se convirtieron en los nuevos capitalistas.

Ahora llegamos a la última cita: “no importa lo que haces, lo que importa es donde lo haces”, y esta cita nos lleva otra vez a la cuestión de ¿Quién se beneficia de los cambios en la productividad? En otras palabras, ¿Cuál es la finalidad de la producción? ¿La ganancia? En Yugoslavia era para maximizar el salario de cada trabajador en la empresa, es decir, cada grupo de trabajadores estaba orientado hacia el interés propio, y cuando el interés propio es el fin de la gestión obrera, todos los cambios en productividad serán dirigidos simplemente a incrementar el salario de los trabajadores en la empresa. Y si esto es tu fin, tú puedes ver donde te va llevar. Una cosa que sigue es que los trabajadores compiten entre ellos mismo, compiten entre cada uno, todos intentando aumentar el salario de cada uno de sus trabajadores. Che Guevara visitó Yugoslavia, observó la experiencia y dijo: “bueno, muy interesante pero esta idea de competencia entre trabajadores, ¿Cómo ayuda para la construcción del espíritu socialista?” Y esto funcionando dentro del mercado, que genera la competencia entre diferentes grupos de trabajadores, generó un aumento de las desigualdades entre ellos. Las condiciones de desigualdad aumentaron en Yugoslavia, entre trabajadores de diferentes empresas, entre trabajadores de diferentes regiones del país, y eso ciertamente aumentó las tensiones, pero ya existía desigualdades anteriores a este proceso de competencia en el mercado, y esto está relacionado con el tema de los medios de producción disponibles para cada empresa. Medios de producción de propiedad social podrán existir, donde todos los medios de producción pertenecen legalmente a la sociedad en su conjunto, pero los medios de producción vienen en pedazos y todos los medios de producción no son iguales, algunos son mucho mejores que otros, más modernos que otros, y yo llamo a esto el problema del acceso diferenciado o desigual a los medios de producción.

El hecho de que haya un acceso diferenciado a medios de producción que son de propiedad social no es un problema si el propósito de la producción es satisfacer a la sociedad. Esta desigualdad que existe no necesariamente es un problema ni necesariamente va a llevar a una situación de ventaja para algunos trabajadores, pero si es un problema si estas empresas están orientadas por el interés propio, porque ahí los trabajadores de las empresas privilegiadas van a ganar un salario más alto que los trabajadores de empresas menos privilegiados. Por ejemplo, un trabajador trabajando en una empresa podría estar ganando tres veces más de lo que gana otro trabajador trabajando en otra empresa pero haciendo precisamente el mismo trabajo. De ahí viene la expresión: “no importa lo que haces, lo que importa es dónde lo haces.” En este caso, aunque legalmente los medios de producción son posesionados socialmente sería incorrecto pensar que los medios de producción son propiedad social, en este caso todos no tienen el mismo acceso a los beneficios de la propiedad social. Lo que existía en Yugoslavia es mejor definido como propiedad grupal: medios de producción de propiedad de grupos de trabajadores que trabajaban en esa empresa.

Estos son cuestiones claves y la razón por lo cual la gestión obrera no puede ser vista de una manera aislada. Necesitamos entender que es sólo un lado de la construcción del socialismo, donde la meta es el desarrollo de las capacidades del ser humano, el desarrollo humano. Tenemos que recordar que hay tres lados de este proceso: propiedad social de los medios de producción, gestión obrera que abre la posibilidad de que los trabajadores desarrollen sus capacidades en la práctica; y la producción para necesidades sociales, las necesidades de la sociedad, de las comunidades. Esa última parte requiere de la articulación entre Consejos Obreros, Consejos Comunales y otras expresiones de la organización social. Tenemos que ver esto como una guerra con tres frentes: para la propiedad social de los medios de producción, en contra del capital; para la gestión obrera, contra los burócratas del Estado, el verticalismo y los gerentes; para las necesidades sociales, contra intereses propios, y esta parte involucra, precisamente, la importante batalla de ideas en confrontación con las viejas ideas.

Cada uno de estos tres lados son necesarios para la construcción del socialismo, y si se descuida la batalla en estos frentes, los lados que son descuidados seguramente van a infectar los otros frentes de lucha. Yo creo que en esta guerra de tres frentes, la clase obrera organizada debería ser la vanguardia en cada uno de estos frentes.

Para terminar quiero hacer hincapié en la importancia de lo que ustedes están haciendo aquí, ya que no hay modelos para imitar, y por lo tanto es necesario inventar. Y ese es el punto que Jesús Dávila señaló antes: “ninguno de nosotros tenemos toda la verdad”. Creo que una de las mejores expresiones de esto es lo que dijo Fidel Castro en Noviembre de 2005, el dijo: “Una conclusión que he sacado al cabo de muchos años, entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el Socialismo”.

Parecía ciencia sabida, tan sabida como el sistema eléctrico concebido por algunos que se consideraban expertos en sistemas eléctricos cuando decían: “Esta es la fórmula, este es el que sabe”.

Creo que esto es algo que nos debería dar a todos una gran humildad, y el reconocimiento de la necesidad de tomar nuestros propios pasos, y en esto hay algo que se dijo acerca de la importancia de la crítica y aquí siempre cito algo que dijo Rosa Luxemburgo: “La clase obrera, reclama el derecho de poder cometer sus errores y así aprender en el proceso de la historia”



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