Los nuevos bocetos de integración vienen propuestos desde Sudamérica permitiendo recientes y novedosas fórmulas de reconocimiento para ayudar en su financiamiento internacional, aparte de las inversiones con los Estados que se encuentran en las periferias de los Bancos del Sur y Petrocaribe. Pero esta vez no estando en líneas del desarrollo sujetos a los acostumbrados anuncios del Fotoshop de las fórmulas neoliberales; sin dudas los nuevos valores de otras economías más sus acaecimientos de monedas sociales vendrán inspiradas dentro de un hecho alternativo, complementario entre los países interesados en obtener una buena parte de ventajas comparativas y competitivas apostando hacia un sistema ganar-ganar. Ejemplo de ello, es el Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos, mejor conocido como El Sucre, moneda virtual utilizada primeramente entre Ecuador y Venezuela y ahora compartida entre otros países.
Por eso los primeros llamados a esta mesa del desarrollo por el intercambio económico son las naciones constituidas frente a la Alternativa Bolivariana para nuestra América, Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).
Estos nuevos conceptos están vigentes desde la presentación de PetroAmérica a principios de este siglo y a partir de ella se desprendieron los principalísimos puestos hacía: Petrocaribe, Petrosur, Petrocaribe, Mercosur, gasoductos; Abreu de Lima (Brasil), Antonio Ricaurte (Colombia) y las refinerías ubicadas sobre nuestra área y otros en diversos continentes; Camilo Cienfuegos en Matanzas (Cuba), Montego Bay (Jamaica), República Dominicana, China, Bielorrusia y Vietnam, más la conformación de un equilibrio geopolítico a partir de la Unión Nacional del Sur (Unasur) y la Comunidad de Estados latinoamericanos y del Caribe (Celac).
Estas han sido alianzas que han permitido acuerdos servidos hacia una mesa de integración marcada sin dudas tras la viñeta en los diferentes esquemas geográficos en principios hacia una unificación energética, acompañada de factores geoestratégicos, geopolíticos más seguridad y defensa, cada una de estas partes bien podrían servirnos sin dudarlo para las presentes y futuras agenda en los recientes y permanentes retos estratégicos de Venezuela como responsable de la principalísima reserva petrolera de este planeta.
De seguro estos serían caminos integracionistas hacia lo regional, subregional con un claro ejemplo al entorno mundial. La mayoría de todas estas alianzas fueron llevadas desde sus inicios a partir de aquellos días de diciembre del año 2011 cuando se expuso la importantísima Agenda para el Desarrollo de la III Cumbre de América Latina y el Caribe (CALC) celebrada en la capital venezolana con la intervención directa del entonces presidente Hugo Chávez, tejido orientado hacia propuestas en la creación de una nueva área económica, esto significó complementariedad monetaria, conformación de un fondo, más un banco del gran proyecto nacido en junio de 2005 conocido por todos a estas alturas con el nombre de Banco de Petrocaribe, pero sin dejar atrás la banca del Sur.
Después fue la Celac, iniciativa de memorable acontecimiento. Ocurrió ante mandatarios y representantes de 36 naciones todas de América Latina y el Caribe quienes se atrevieron a formularla y presentarla hasta llegar a su fundación. Toda una iniciativa mundialmente significativa con un dinámico peso para la región y catalogada como una de las más grandes e importantes alternativas que enfrente los atrevimientos de un mundo unipolar, marcadamente guerrerista el cual se acrecentó después del anuncio del fin de la Guerra Fría en 1989.
Estamos en la invitación de un nuevo piso que espera por la solicitud venezolana junto a los países del Alba la cual haría surgir una iniciativa para avanzar más allá del petróleo, exactamente hacia un área de complementación social y ambiental con visión integracionista de intercambio responsable y con cuerdos políticos que sienten bases para un manejo internacional capaz de enfrentar nuevos retos mundiales. Esto debe ser amable a la vista de las naciones pero debe estar establecida sobre bases y principios de respeto primeramente a las soberanías nacionales.
Este arco será visto como un crecimiento de los nuevos espacios frente a grandes oportunidades de cooperación para integración y defensa de regiones. Venezuela mantiene los depósitos de la garantía del planeta: materias primas entre esa la más importante; petróleo lo cual vendrá a garantizar las demandas energéticas de los cientos de países del globo.