A 100 años de historia petrolera, seguimos haciendo lo mismo

 

-¿Un siglo de la industria petrolera se nos agotó la creatividad para repensar las políticas sobre hidrocarburos?

 

En esta época de la historia no hay mucho que repensar en cuanto a las Políticas sobre hidrocarburos en Venezuela. Considero que se encontró el camino ideal que por tantos años muchos académicos, gobiernos y gran parte de la población soñó en cuanto a la administración de los recursos energéticos del país. Ahora la política petrolera está cónsona con la política social, para la cual exige que cada acción lleve inmersa una racionalidad estrictamente rentista. Lo social es más importante que lo económico.

Para hablar de política petrolera hay que diferenciar sus dos objetivos fundamentales: la política para la captación del ingreso petrolero y la política para la distribución de ese ingreso. Y en cien años de historia, las estrategias gubernamentales para esos dos ámbitos de acción han variado en el tiempo. En la praxis, se han identificado dos enfoques tradicionales vinculados directamente con la producción petrolera: el enfoque rentista y el de maximización de la producción, que por definición ambos son antagónicos.

Bajo el enfoque rentista, la política petrolera va dirigida a controlar el volumen de producción para incrementar los precios y la renta. Se basa en la comprensión del negocio petrolero como producción de bienes y servicios energéticos, pero defiende la tesis del aprovechamiento de los recursos no renovables y su valor de cambio en el mercado internacional.

Ese enfoque es el embrión del modelo de Estado que se ha desarrollado mayormente en Venezuela en lo últimos 100 años: el modelo de Estado rentista, que es aquel que no se apoya de la renta que aportan los excedentes de producción de la sociedad nacional, sino que es dependiente de los ingresos generados en el exterior por la vía de rentas, en nuestro caso, las generadas por la venta del petróleo en el sistema internacional.

Por su parte, el enfoque de maximización del petróleo o productivista se concentra en el acceso al mercado internacional y el crecimiento del volumen de producción, no importando los niveles de precios. Plantea el desarrollo de la producción de  bienes y servicios energéticos desde una perspectiva economicista-materialista, que considera al ser humano como un objeto social, y desarrolla conceptos como eficacia, eficiencia y productividad a partir de la utilidad económica, y donde la actividad política está en función de lo económico

La política petrolera de Hugo Chávez defendió el rentismo como negocio, para financiar el modelo de desarrollo político, económico y social que impulsó en Venezuela. Porque era consciente de utilizar la renta petrolera como apalancamiento del resto de la economía. Sin embargo, se diferencia del rentismo tradicional porque incorporó el humanismo, que considera al ser humano como el centro de todo, y el socialismo, que lo considera como un sujeto social, con un manejo conceptual de los términos eficacia, eficiencia y productividad visto desde la utilidad social, y con la actividad económica estando en función de objetivos políticos.

 

-¿Cuáles son los desaciertos de la política petrolera en los últimos 15 años?

Son pocos los desaciertos en materia de política petrolera que ha tenido el gobierno revolucionario si se considera que el objetivo de la industria petrolera nacional es generar los mayores beneficios económicos y sociales al país. Este sector aporta el 96% de los ingresos en divisas al país, los demás sectores exportadores son incipientes, viven deprimidos, no son independientes financiera y tecnológicamente y se la pasan rogándole al Ejecutivo que les dé un cupo de dólares para importar y ensamblar sus productos en el país. En Venezuela, no hay una empresa privada que se muestre en el futuro como el sustituto o complemento de Pdvsa como generadora de divisas, con independencia económica y tecnológica.

El desacierto sigue estando en el aprovechamiento de la renta petrolera para estimular otros sectores productivos y ayudarlos a independizarse, que alcancen a producir todos sus insumos, tecnologías, capacitación y con miras a exportar con fines competitivos, es algo que nos diferencia de los países altamente industrializados, que no dependen de un sólo generador de divisas.

En los últimos cuatro años, la economía venezolana se ha mantenido gracias al precio del petróleo, que se ha ubicado relativamente alto y estable, cercano a los 100 dólares por barril.

Otra falla que he visto, es que la planificación de la producción petrolera del futuro contradice a la política de producción del presente. Los directivos de Pdvsa la visualizan produciendo duplicando la producción para el año 2018, es decir, produciendo 6 millones de barriles diarios, y vemos que en el presente se plantea la defensa de las cuotas de la OPEP y la estrategia de recortes de producción para mantener precios a niveles rentables.

Algo que no está aún claro es sobre la estrategia que tiene Pdvsa para aumentar la producción petrolera efectiva actual (2014) de 3 millones de barriles diarios a 6 millones de barriles diarios en el año 2018. Esto contrasta con las cifras oficiales de Pdvsa y la tendencia que indican las cifras. Pdvsa muestra que en los últimos años la capacidad de producción ha venido mermando, pasando de 3,8 millones de BD en el año 2008, a 3,3 millones en el año 2013, en una clara tendencia a la baja; y también, la tendencia a la baja de la producción efectiva en los últimos años que en el año 2008 fue de 3,39 millones de BD y cerró en el 2013 en 3,02 millones de BD.

Cabe preguntarle al Ministro Ramírez si la política petrolera cambiará para el año 2018, y si se aupará la política de maximización de la producción sacrificando precios. Pero sería una producción de pesado y extrapesado que según las propias cifras de Pdvsa, ha venido creciendo a un ritmo promedio de 5,8 por ciento interanual, mientras que el mediano ha venido mermando en un mismo ritmo (5,8 por ciento) y el liviano viene cayendo en promedio en 3,8% interanual. Algo que es contrario al espíritu de la política petrolera de Hugo Chávez Frías.

 

-¿Cuáles son los aciertos de la política petrolera en los últimos 15 años?

 

La política petrolera del gobierno de Chávez, que es la misma que viene aplicando el gobierno de Maduro, se basa fundamentalmente en la conservación estratégica de la producción, que tiene como finalidad fortalecer los precios del petróleo y favorecer una política más rentística en un contexto de respeto a los acuerdos emanados del seno de la OPEP. El respeto a esta organización es un punto de honor, algo que en contraposición de la estrategia de "maximización de la producción", donde era común ver a sus países miembros violando los acuerdos continuamente. A la OPEP la llamaban el “Club de los Pinochos” a finales de los noventa. Una política petrolera que quedó en el pasado.

También, el presidente Chávez acabó con la "tecnocracia" que existía en PDVSA, siendo desplazada por una nueva forma de conducir la política petrolera nacional, las relaciones comercio petroleras nacionales e internacionales, el negocio petrolero y el destino de la renta, en el marco de un proceso estrictamente político-social e ideológico denominado: la revolución bolivariana. Ahora, el diseño de las políticas públicas vinculadas a este sector y a otros sectores relacionados con la energía son abordadas por el gobierno nacional bajo el pensamiento estratégico pero con una "visión política”.

El desarrollo de ese modelo alternativo utiliza como eje central al sector petrolero, por la dependencia de la economía de los ingresos fiscales que éste reporta. Según cifras del Ministerio del Poder Popular de Planificación y Finanzas, en el período 2004-2013, el aporte promedio de este sector al fisco nacional fue de 52,30%, es decir, por cada dos bolívares que ingresaron al fisco, un poco más de uno lo reportó el petróleo, a pesar que representó un promedio del 15,90% del PIB real en el mismo período según el Banco Central de Venezuela; y al mismo tiempo, reportó el 96% del valor de las exportaciones al país (Portal BCV, 2014).

Los ingresos fiscales venezolanos dependen de fluctuaciones en la cotización de la cesta petrolera en el mercado internacional. En la medida que aumentan, este país recibe más dólares por la misma cantidad de petróleo (volumen) exportada en forma cruda o en productos derivados. Es por lo anterior, que la defensa de los precios es una de las estrategias dentro de la política petrolera promovida por el gobierno actual, y no sólo constituye una acción de carácter económico sino también político, porque se defiende en el mercado petrolero internacional.

La política petrolera de Hugo Chávez, fue blindada legalmente desde que fue aprobada la Ley Orgánica de Hidrocarburo en agosto del año 2001, que fue uno de los elementos detonante del Golpe de Estado de Abril de 2002, que lo derrocó por 48 horas. Fue un golpe petrolero, y cuyo Golpe continuó con el Sabotaje de Pdvsa que duró desde diciembre de 2002 hasta febrero de 2003.

Luego de eso, el gobierno revolucionario tomó el control de Pdvsa hasta los momentos. Hoy, se puede decir, que la política petrolera es independiente, algo que contrasta con la historia petrolera contemporánea. Ahora, todas las actuaciones de Pdvsa, como actor fundamental del sector, están subordinadas al Estado venezolano, y actúa bajo los lineamientos trazados en los Planes de Desarrollo Nacional diseñados por el Ministerio de Energía y Petróleo.

Desde el 18 de agosto de 2005, la política petrolera se rige en lo que se denomina "Plan Nacional Siembra petrolera 2005-2030", y sus líneas estratégicas institucionales están marcadas en el "Plan Estratégico de Pdvsa".

Evidentemente, que la política petrolera de la revolución hacia la captación de los ingresos es la mejor que hemos tenido en estos cien años.

Antes, la participación de PDVSA estaba limitada solo el 30%, no podía tener mayoría, PDVSA era una empresa que estaba en vías de privatización, entregaron los buques, taladros, la inyección de gas, suministro interno de combustibles, entre otros, y la mayoría de los trabajadores estaban tercerizadas por empresas explotadoras.

Chávez recuperó la soberanía de los recursos peroleros, ahora por cada barril de petróleo que se vende en el mercado internacional al país le queda un 94% y a nuestros socios, valga decir, las compañías transnacionales les queda el 6%. Esto es un cambio radical. En esta política petrolera no hay que repensar nada. Es la más cónsona con los intereses de la nación….

A pesar que la planificación de la producción está chocando con la realidad, PDVSA sigue siendo una empresa altamente rentable para el país. Las cifras oficiales develan que es la compañía más importante del país y que sigue arrojando altos beneficios para seguir financiando el desarrollo económico y social, incluso, para mantener el poder político de la revolución por muchos años más.

Los resultados de la gestión de PDVSA del año 2013, fueron uno de los mejores en muchos años. Sus ingresos totales fueron de 134 mil 326 millones de dólares, con una utilidad neta de 12 mil 907 millones de dólares, un valor en los activos de 231 mil 120 millones de dólares y su patrimonio se ubica en 84 mil 486 millones de dólares. Cuando comparas estas cifras con las de cualquier otra compañía en Latinoamérica te encuentras que PDVSA es una empresa sólida financieramente.

 

 

Cifras de PDVSA 2013:

  • Primera reserva petrolera del mundo con 298.353 millones de barriles, que al ritmo de producción actual, se tendría petróleo para más de 300 años.
  • Se exportan 2,4 millones de barriles diarios a cuatro continentes.
  • Fuerza laboral de 140.626 trabajadores.

Aportes a la nación:

  • Aportes Fiscales petroleros: 111.072 millones de dólares
  • Aportes al desarrollo social: 23.341 millones de dólares.
  • Aportes al Fonden: 10.418 millones de dólares.
  • Quinta mejor empresa petrolera del planeta, por su capacidad instalada, que incluye las reservas (1) y producción petrolera (6), las reservas (6) y  producción de gas (16), su capacidad de refinación (6) y sus ventas (14). 
  • Sexta en capacidad de refinación: 2,8 millones de b/d. (Nac: 1.303 y Int: 1.519)
  • Ingresos Totales: 134.326 millones de dólares.
  • Ganancias Integrales: 12.907 Millones de dólares

 

 

-¿Qué le  depara a Venezuela el próximo siglo como país petrolero?

 

Venezuela seguirá siendo uno de los países más atractivos para las inversiones en el sector petrolero. Los niveles de riesgos son menores en comparación con el resto de los países petroleros. Los inversionistas saben que somos el segundo país más seguro para colocar su dinero y con alta garantía de obtener producción de petróleo en corto plazo. Venezuela sigue y seguirá siendo por muchos años un lomito energético para el resto del mundo.

Muchos países quieren hacer negocios con PDVSA en infraestructura de producción, almacenamientos, oleoductos, gasoductos, buques, sistemas eléctricos, tecnologías petroleras, petroquímica, en diversos conglomerados industriales, incluso en reciclajes ferrosos. En fin, son negocios que hay cuajarlos.

En ese sentido, estoy de acuerdo con lo que dice el ministro Rafael Ramírez, que hay que montarse en el tren de la Faja. Allí está nuestro futuro, allí están los recursos para el desarrollo económico y social de nuestras futuras generaciones. Pero, definitivamente, hay que darle un vuelco al modelo industrial parasitario que tenemos. Allí tenemos la gran debilidad estructural del proceso de industrialización.

Pasa el tiempo, pasan los años y pasan los gobiernos y aún seguimos hablando de lo mismo: ¡Hay que sembrar el petróleo!, un frase utilizada por Uslar Pietri en su breve escrito del Diario Ahora del 14 de julio de 1936, para criticar y llamar a la reflexión a la sociedad venezolana de esos tiempos, sobre la gran parte de la economía destructiva que había en la producción de nuestras riquezas, de cómo se estaba llevando a nuestro país con altos ingresos producto del petróleo a ser un parásito de esos ingresos, improductivo y ocioso, y exhortaba la necesidad  de crear riqueza agrícola, reproductiva y progresiva.

100 años de petróleo y aún seguimos haciendo lo mismo: hablando más de lo mismo sobre qué hacer con el dinero que se capta del resto del mundo, diría yo, del dinero fácil que nos da la naturaleza a este hermoso país. Y el meollo del asunto sigue siendo en la política de industrialización y el gasto público improductivo, que dilapida esos recursos.

La Venezuela de ahora, aún tiene ese reto perenne: construir una economía productiva. Donde el Estado tiene que jugar un papel importante, porque es el que genera 96% de las divisas producto de las exportaciones petrolera. Al ser la que genera los dólares es la que debe seguir rigiendo el destino de esos dólares. Pero debe ser una construcción alejada del pensamiento neoliberalismo, donde la empresa privada es la unidad por excelencia de la actividad económica y el mercado es su ente natural que regula la producción y el comercio.

Por el contrario, el Estado debe ser el director general de la reconstrucción de la economía. Donde tiene que hacer un mayor esfuerzo que el que ha hecho hasta la actualidad, para superar el problema de la paridad cambiaria que marcadamente le viene haciendo daño a la industria nacional, al tema de inflación, y la dependencia de las importaciones.

En la actualidad, nuestra economía tiene abundantes divisas disponibles, solo que no tiene capacidad para absorber esa gran cantidad de dinero. Es por ello que hay que revisar profundamente qué cosa se está haciendo con las divisas que le ingresan.

Es por lo anterior, que podemos decir, que los ingresos petroleros de los últimos 15 años, han representado una ilusión para los venezolanos. Cuando hay bonanza petrolera como en la actualidad, nos hace ver que todo está bien, que estamos caminando hacia el progreso, hacia el bienestar material de todos, pero cuando revisas en profundidad el cimiento que estamos construyendo, te encuentras que todo ha sido una ilusión pasajera. Aquí vale ese dicho: Pan para hoy y hambre para mañana.

No se ha sembrado los cimientos de una economía fuerte, diversificada, industrializada, independiente, pero sobre todo, independiente de los recursos petroleros, porque en este sector es donde se sigue prestando mayor atención, las cifras de PDVSA así lo demuestran, relativamente está cada vez más sólida. Sin embargo, la mayoría del parque industrial y comercial venezolano sigue dependiendo de los petrodólares, de atajar una porción de la renta petrolera para seguir importando. Alejándonos cada vez más de la libertad económica que las generaciones de estos últimos cien años han esperado.

Si bien es cierto que la sociedad venezolana como parte del sistema mundial, altamente vinculada a la economía globalizada, miembro activo de la mayoría de organismos internacional regionales y suprarregionales, esencialmente, por sus potencialidades energéticas que mayormente exporta y por su alta dependencia de las importaciones, no se ha quedado atrás en el consumo de bienes y servicios altamente tecnificados, con apertura total a cualquier tipo de moda musical, gastronómica, entre otras expresiones culturales, que nos hace ver como una sociedad en permanente evolución y retroalimentación.

Sin embargo, en lo económico seguimos dependiendo de los ingresos petroleros, y la política petrolera. En ese sentido yo insisto siempre, que hay que elevar el discurso en esos diálogos por la paz política, económica y social de Venezuela. Y que el tema central de discusión debe ser sobre el modelo de Estado rentista que tenemos, por cierto, bien teorizado por muchos intelectuales desde la academia venezolana; y cuál es su relación con las variables determinantes de la realidad económica nacional como la  inflación, empleo, sobrevaluación de la moneda, liquidez monetaria, reservas internacionales, niveles de productividad y escasez de bienes y servicios, entre otras.  Asi como, determinar el rol de las comunidades, los empresarios, trabajadores, las fuerzas armadas, de los gremios, de la iglesia, de las universidades, etcétera, para superar ese rentismo parasitario a  un rentismo productivo. Porque hay que estar consciente, querámoslo o no, que seguiremos siendo una economía que dependerá de los ingresos fiscales petrolero hasta que queramos, lo cual implica que estadísticamente hablando, la proporción de los aportes fiscales de los sectores no petroleros superen, al menos 2 veces, al del sector petrolero.

Imaginémonos, que en vez de dilapidar nuestros ingresos petroleros en importaciones de bienes y servicios de todo tipo, dedicáramos ese capital a multiplicarlo internamente por la vía de la producción de los bienes y servicios que realmente requiere la sociedad venezolana para vivir. ¡Allí seremos un gran país! Amén, de los beneficios en empleos directos e indirectos, de la reactivación del aparato productivo, del comercio nacional, del “hecho en Venezuela”, de la disposición de los bienes y servicios de primera necesidad, mejora en la recaudación fiscal, y de la caída de los niveles promedio de los precios.

 

 

A 100 AÑOS DE HISTORIA PETROLERA, SEGUIMOS HACIENDO LO MISMO

 

Por Dr. Andrés Giussepe

agiussepe@gmail.com

 

 

-¿Un siglo de la industria petrolera se nos agotó la creatividad para repensar las políticas sobre hidrocarburos?

 

En esta época de la historia no hay mucho que repensar en cuanto a las Políticas sobre hidrocarburos en Venezuela. Considero que se encontró el camino ideal que por tantos años muchos académicos, gobiernos y gran parte de la población soñó en cuanto a la administración de los recursos energéticos del país. Ahora la política petrolera está cónsona con la política social, para la cual exige que cada acción lleve inmersa una racionalidad estrictamente rentista. Lo social es más importante que lo económico.

Para hablar de política petrolera hay que diferenciar sus dos objetivos fundamentales: la política para la captación del ingreso petrolero y la política para la distribución de ese ingreso. Y en cien años de historia, las estrategias gubernamentales para esos dos ámbitos de acción han variado en el tiempo. En la praxis, se han identificado dos enfoques tradicionales vinculados directamente con la producción petrolera: el enfoque rentista y el de maximización de la producción, que por definición ambos son antagónicos.

Bajo el enfoque rentista, la política petrolera va dirigida a controlar el volumen de producción para incrementar los precios y la renta. Se basa en la comprensión del negocio petrolero como producción de bienes y servicios energéticos, pero defiende la tesis del aprovechamiento de los recursos no renovables y su valor de cambio en el mercado internacional.

Ese enfoque es el embrión del modelo de Estado que se ha desarrollado mayormente en Venezuela en lo últimos 100 años: el modelo de Estado rentista, que es aquel que no se apoya de la renta que aportan los excedentes de producción de la sociedad nacional, sino que es dependiente de los ingresos generados en el exterior por la vía de rentas, en nuestro caso, las generadas por la venta del petróleo en el sistema internacional.

Por su parte, el enfoque de maximización del petróleo o productivista se concentra en el acceso al mercado internacional y el crecimiento del volumen de producción, no importando los niveles de precios. Plantea el desarrollo de la producción de  bienes y servicios energéticos desde una perspectiva economicista-materialista, que considera al ser humano como un objeto social, y desarrolla conceptos como eficacia, eficiencia y productividad a partir de la utilidad económica, y donde la actividad política está en función de lo económico

La política petrolera de Hugo Chávez defendió el rentismo como negocio, para financiar el modelo de desarrollo político, económico y social que impulsó en Venezuela. Porque era consciente de utilizar la renta petrolera como apalancamiento del resto de la economía. Sin embargo, se diferencia del rentismo tradicional porque incorporó el humanismo, que considera al ser humano como el centro de todo, y el socialismo, que lo considera como un sujeto social, con un manejo conceptual de los términos eficacia, eficiencia y productividad visto desde la utilidad social, y con la actividad económica estando en función de objetivos políticos.

 

-¿Cuáles son los desaciertos de la política petrolera en los últimos 15 años?

Son pocos los desaciertos en materia de política petrolera que ha tenido el gobierno revolucionario si se considera que el objetivo de la industria petrolera nacional es generar los mayores beneficios económicos y sociales al país. Este sector aporta el 96% de los ingresos en divisas al país, los demás sectores exportadores son incipientes, viven deprimidos, no son independientes financiera y tecnológicamente y se la pasan rogándole al Ejecutivo que les dé un cupo de dólares para importar y ensamblar sus productos en el país. En Venezuela, no hay una empresa privada que se muestre en el futuro como el sustituto o complemento de Pdvsa como generadora de divisas, con independencia económica y tecnológica.

El desacierto sigue estando en el aprovechamiento de la renta petrolera para estimular otros sectores productivos y ayudarlos a independizarse, que alcancen a producir todos sus insumos, tecnologías, capacitación y con miras a exportar con fines competitivos, es algo que nos diferencia de los países altamente industrializados, que no dependen de un sólo generador de divisas.

En los últimos cuatro años, la economía venezolana se ha mantenido gracias al precio del petróleo, que se ha ubicado relativamente alto y estable, cercano a los 100 dólares por barril.

Otra falla que he visto, es que la planificación de la producción petrolera del futuro contradice a la política de producción del presente. Los directivos de Pdvsa la visualizan produciendo duplicando la producción para el año 2018, es decir, produciendo 6 millones de barriles diarios, y vemos que en el presente se plantea la defensa de las cuotas de la OPEP y la estrategia de recortes de producción para mantener precios a niveles rentables.

Algo que no está aún claro es sobre la estrategia que tiene Pdvsa para aumentar la producción petrolera efectiva actual (2014) de 3 millones de barriles diarios a 6 millones de barriles diarios en el año 2018. Esto contrasta con las cifras oficiales de Pdvsa y la tendencia que indican las cifras. Pdvsa muestra que en los últimos años la capacidad de producción ha venido mermando, pasando de 3,8 millones de BD en el año 2008, a 3,3 millones en el año 2013, en una clara tendencia a la baja; y también, la tendencia a la baja de la producción efectiva en los últimos años que en el año 2008 fue de 3,39 millones de BD y cerró en el 2013 en 3,02 millones de BD.

Cabe preguntarle al Ministro Ramírez si la política petrolera cambiará para el año 2018, y si se aupará la política de maximización de la producción sacrificando precios. Pero sería una producción de pesado y extrapesado que según las propias cifras de Pdvsa, ha venido creciendo a un ritmo promedio de 5,8 por ciento interanual, mientras que el mediano ha venido mermando en un mismo ritmo (5,8 por ciento) y el liviano viene cayendo en promedio en 3,8% interanual. Algo que es contrario al espíritu de la política petrolera de Hugo Chávez Frías.

 

-¿Cuáles son los aciertos de la política petrolera en los últimos 15 años?

 

La política petrolera del gobierno de Chávez, que es la misma que viene aplicando el gobierno de Maduro, se basa fundamentalmente en la conservación estratégica de la producción, que tiene como finalidad fortalecer los precios del petróleo y favorecer una política más rentística en un contexto de respeto a los acuerdos emanados del seno de la OPEP. El respeto a esta organización es un punto de honor, algo que en contraposición de la estrategia de "maximización de la producción", donde era común ver a sus países miembros violando los acuerdos continuamente. A la OPEP la llamaban el “Club de los Pinochos” a finales de los noventa. Una política petrolera que quedó en el pasado.

También, el presidente Chávez acabó con la "tecnocracia" que existía en PDVSA, siendo desplazada por una nueva forma de conducir la política petrolera nacional, las relaciones comercio petroleras nacionales e internacionales, el negocio petrolero y el destino de la renta, en el marco de un proceso estrictamente político-social e ideológico denominado: la revolución bolivariana. Ahora, el diseño de las políticas públicas vinculadas a este sector y a otros sectores relacionados con la energía son abordadas por el gobierno nacional bajo el pensamiento estratégico pero con una "visión política”.

El desarrollo de ese modelo alternativo utiliza como eje central al sector petrolero, por la dependencia de la economía de los ingresos fiscales que éste reporta. Según cifras del Ministerio del Poder Popular de Planificación y Finanzas, en el período 2004-2013, el aporte promedio de este sector al fisco nacional fue de 52,30%, es decir, por cada dos bolívares que ingresaron al fisco, un poco más de uno lo reportó el petróleo, a pesar que representó un promedio del 15,90% del PIB real en el mismo período según el Banco Central de Venezuela; y al mismo tiempo, reportó el 96% del valor de las exportaciones al país (Portal BCV, 2014).

Los ingresos fiscales venezolanos dependen de fluctuaciones en la cotización de la cesta petrolera en el mercado internacional. En la medida que aumentan, este país recibe más dólares por la misma cantidad de petróleo (volumen) exportada en forma cruda o en productos derivados. Es por lo anterior, que la defensa de los precios es una de las estrategias dentro de la política petrolera promovida por el gobierno actual, y no sólo constituye una acción de carácter económico sino también político, porque se defiende en el mercado petrolero internacional.

La política petrolera de Hugo Chávez, fue blindada legalmente desde que fue aprobada la Ley Orgánica de Hidrocarburo en agosto del año 2001, que fue uno de los elementos detonante del Golpe de Estado de Abril de 2002, que lo derrocó por 48 horas. Fue un golpe petrolero, y cuyo Golpe continuó con el Sabotaje de Pdvsa que duró desde diciembre de 2002 hasta febrero de 2003.

Luego de eso, el gobierno revolucionario tomó el control de Pdvsa hasta los momentos. Hoy, se puede decir, que la política petrolera es independiente, algo que contrasta con la historia petrolera contemporánea. Ahora, todas las actuaciones de Pdvsa, como actor fundamental del sector, están subordinadas al Estado venezolano, y actúa bajo los lineamientos trazados en los Planes de Desarrollo Nacional diseñados por el Ministerio de Energía y Petróleo.

Desde el 18 de agosto de 2005, la política petrolera se rige en lo que se denomina "Plan Nacional Siembra petrolera 2005-2030", y sus líneas estratégicas institucionales están marcadas en el "Plan Estratégico de Pdvsa".

Evidentemente, que la política petrolera de la revolución hacia la captación de los ingresos es la mejor que hemos tenido en estos cien años.

Antes, la participación de PDVSA estaba limitada solo el 30%, no podía tener mayoría, PDVSA era una empresa que estaba en vías de privatización, entregaron los buques, taladros, la inyección de gas, suministro interno de combustibles, entre otros, y la mayoría de los trabajadores estaban tercerizadas por empresas explotadoras.

Chávez recuperó la soberanía de los recursos peroleros, ahora por cada barril de petróleo que se vende en el mercado internacional al país le queda un 94% y a nuestros socios, valga decir, las compañías transnacionales les queda el 6%. Esto es un cambio radical. En esta política petrolera no hay que repensar nada. Es la más cónsona con los intereses de la nación….

A pesar que la planificación de la producción está chocando con la realidad, PDVSA sigue siendo una empresa altamente rentable para el país. Las cifras oficiales develan que es la compañía más importante del país y que sigue arrojando altos beneficios para seguir financiando el desarrollo económico y social, incluso, para mantener el poder político de la revolución por muchos años más.

Los resultados de la gestión de PDVSA del año 2013, fueron uno de los mejores en muchos años. Sus ingresos totales fueron de 134 mil 326 millones de dólares, con una utilidad neta de 12 mil 907 millones de dólares, un valor en los activos de 231 mil 120 millones de dólares y su patrimonio se ubica en 84 mil 486 millones de dólares. Cuando comparas estas cifras con las de cualquier otra compañía en Latinoamérica te encuentras que PDVSA es una empresa sólida financieramente.

Cifras de PDVSA 2013:

  • Primera reserva petrolera del mundo con 298.353 millones de barriles, que al ritmo de producción actual, se tendría petróleo para más de 300 años.
  • Se exportan 2,4 millones de barriles diarios a cuatro continentes.
  • Fuerza laboral de 140.626 trabajadores.

Aportes a la nación:

  • Aportes Fiscales petroleros: 111.072 millones de dólares
  • Aportes al desarrollo social: 23.341 millones de dólares.
  • Aportes al Fonden: 10.418 millones de dólares.
  • Quinta mejor empresa petrolera del planeta, por su capacidad instalada, que incluye las reservas (1) y producción petrolera (6), las reservas (6) y  producción de gas (16), su capacidad de refinación (6) y sus ventas (14). 
  • Sexta en capacidad de refinación: 2,8 millones de b/d. (Nac: 1.303 y Int: 1.519)
  • Ingresos Totales: 134.326 millones de dólares.
  • Ganancias Integrales: 12.907 Millones de dólares    

¿Qué le  depara a Venezuela el próximo siglo como país petrolero?

 

 

Venezuela seguirá siendo uno de los países más atractivos para las inversiones en el sector petrolero. Los niveles de riesgos son menores en comparación con el resto de los países petroleros. Los inversionistas saben que somos el segundo país más seguro para colocar su dinero y con alta garantía de obtener producción de petróleo en corto plazo. Venezuela sigue y seguirá siendo por muchos años un lomito energético para el resto del mundo.

Muchos países quieren hacer negocios con PDVSA en infraestructura de producción, almacenamientos, oleoductos, gasoductos, buques, sistemas eléctricos, tecnologías petroleras, petroquímica, en diversos conglomerados industriales, incluso en reciclajes ferrosos. En fin, son negocios que hay cuajarlos.

En ese sentido, estoy de acuerdo con lo que dice el ministro Rafael Ramírez, que hay que montarse en el tren de la Faja. Allí está nuestro futuro, allí están los recursos para el desarrollo económico y social de nuestras futuras generaciones. Pero, definitivamente, hay que darle un vuelco al modelo industrial parasitario que tenemos. Allí tenemos la gran debilidad estructural del proceso de industrialización.

Pasa el tiempo, pasan los años y pasan los gobiernos y aún seguimos hablando de lo mismo: ¡Hay que sembrar el petróleo!, un frase utilizada por Uslar Pietri en su breve escrito del Diario Ahora del 14 de julio de 1936, para criticar y llamar a la reflexión a la sociedad venezolana de esos tiempos, sobre la gran parte de la economía destructiva que había en la producción de nuestras riquezas, de cómo se estaba llevando a nuestro país con altos ingresos producto del petróleo a ser un parásito de esos ingresos, improductivo y ocioso, y exhortaba la necesidad  de crear riqueza agrícola, reproductiva y progresiva.

100 años de petróleo y aún seguimos haciendo lo mismo: hablando más de lo mismo sobre qué hacer con el dinero que se capta del resto del mundo, diría yo, del dinero fácil que nos da la naturaleza a este hermoso país. Y el meollo del asunto sigue siendo en la política de industrialización y el gasto público improductivo, que dilapida esos recursos.

La Venezuela de ahora, aún tiene ese reto perenne: construir una economía productiva. Donde el Estado tiene que jugar un papel importante, porque es el que genera 96% de las divisas producto de las exportaciones petrolera. Al ser la que genera los dólares es la que debe seguir rigiendo el destino de esos dólares. Pero debe ser una construcción alejada del pensamiento neoliberalismo, donde la empresa privada es la unidad por excelencia de la actividad económica y el mercado es su ente natural que regula la producción y el comercio.

Por el contrario, el Estado debe ser el director general de la reconstrucción de la economía. Donde tiene que hacer un mayor esfuerzo que el que ha hecho hasta la actualidad, para superar el problema de la paridad cambiaria que marcadamente le viene haciendo daño a la industria nacional, al tema de inflación, y la dependencia de las importaciones.

En la actualidad, nuestra economía tiene abundantes divisas disponibles, solo que no tiene capacidad para absorber esa gran cantidad de dinero. Es por ello que hay que revisar profundamente qué cosa se está haciendo con las divisas que le ingresan.

Es por lo anterior, que podemos decir, que los ingresos petroleros de los últimos 15 años, han representado una ilusión para los venezolanos. Cuando hay bonanza petrolera como en la actualidad, nos hace ver que todo está bien, que estamos caminando hacia el progreso, hacia el bienestar material de todos, pero cuando revisas en profundidad el cimiento que estamos construyendo, te encuentras que todo ha sido una ilusión pasajera. Aquí vale ese dicho: Pan para hoy y hambre para mañana.

No se ha sembrado los cimientos de una economía fuerte, diversificada, industrializada, independiente, pero sobre todo, independiente de los recursos petroleros, porque en este sector es donde se sigue prestando mayor atención, las cifras de PDVSA así lo demuestran, relativamente está cada vez más sólida. Sin embargo, la mayoría del parque industrial y comercial venezolano sigue dependiendo de los petrodólares, de atajar una porción de la renta petrolera para seguir importando. Alejándonos cada vez más de la libertad económica que las generaciones de estos últimos cien años han esperado.

Si bien es cierto que la sociedad venezolana como parte del sistema mundial, altamente vinculada a la economía globalizada, miembro activo de la mayoría de organismos internacional regionales y suprarregionales, esencialmente, por sus potencialidades energéticas que mayormente exporta y por su alta dependencia de las importaciones, no se ha quedado atrás en el consumo de bienes y servicios altamente tecnificados, con apertura total a cualquier tipo de moda musical, gastronómica, entre otras expresiones culturales, que nos hace ver como una sociedad en permanente evolución y retroalimentación.

Sin embargo, en lo económico seguimos dependiendo de los ingresos petroleros, y la política petrolera. En ese sentido yo insisto siempre, que hay que elevar el discurso en esos diálogos por la paz política, económica y social de Venezuela. Y que el tema central de discusión debe ser sobre el modelo de Estado rentista que tenemos, por cierto, bien teorizado por muchos intelectuales desde la academia venezolana; y cuál es su relación con las variables determinantes de la realidad económica nacional como la  inflación, empleo, sobrevaluación de la moneda, liquidez monetaria, reservas internacionales, niveles de productividad y escasez de bienes y servicios, entre otras.  Asi como, determinar el rol de las comunidades, los empresarios, trabajadores, las fuerzas armadas, de los gremios, de la iglesia, de las universidades, etcétera, para superar ese rentismo parasitario a  un rentismo productivo. Porque hay que estar consciente, querámoslo o no, que seguiremos siendo una economía que dependerá de los ingresos fiscales petrolero hasta que queramos, lo cual implica que estadísticamente hablando, la proporción de los aportes fiscales de los sectores no petroleros superen, al menos 2 veces, al del sector petrolero.

Imaginémonos, que en vez de dilapidar nuestros ingresos petroleros en importaciones de bienes y servicios de todo tipo, dedicáramos ese capital a multiplicarlo internamente por la vía de la producción de los bienes y servicios que realmente requiere la sociedad venezolana para vivir. ¡Allí seremos un gran país! Amén, de los beneficios en empleos directos e indirectos, de la reactivación del aparato productivo, del comercio nacional, del “hecho en Venezuela”, de la disposición de los bienes y servicios de primera necesidad, mejora en la recaudación fiscal, y de la caída de los niveles promedio de los precios.

 

agiussepe@gmail.com

 

 


 


 



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