Desde finales del siglo XIX con la detección del petróleo, Venezuela se ha visto envuelta en una vorágine total. Desplazamiento de sus habitantes desde sus lares habituales de vida y labor hasta los centros y campos petroleros en busca de nuevos trabajos y con esto el abandono de los campos de cultivos agrícolas de nuestro país.
El negocio petrolero a nivel mundial también ha corrido en forma paralela con el negocio de la guerra impulsados ambos por los países desarrollados, con especial ímpetu por los Estados Unidos de América. El Estado Venezolano siempre estuvo maniatado por las empresas petroleras a las que poco le importaba ajustes petroleros a favor de aquel.
Aún cuando Venezuela aspirara a obtener una alta renta por sus riquezas petroleras, siempre se encontró y tropezó con las empresas transnacionales y sus pitiyanquis criollos que conjuraban los proyectos de leyes. Por supuesto que los bajos precios siempre se impusieron, lo cual resultaba en un regalo para la economía floreciente y guerrista de los EE.UU. Estas situaciones sin duda también influyeron e influyen en los bajos precios de los combustibles para la energía automotriz que ha venido perdurando en territorio venezolano.
El costo de los combustibles automotrices en Venezuela siempre ha resultado ser un coco para los gobiernos y no lo han querido tocar ni con el pétalo de una rosa, a pesar de que el costo de producción es mucho más elevado que el costo de venta por litro de gasolina y de gasóleo.
Se estima que el costo por litro de gasolina está por encima de los dos (2,5) bolívares cincuenta y el actual precio de venta de la gasolina verde está por el orden de los noventa y cinco (0,95) céntimos de bolívar. Para recuperar este costo es necesario ajustar hacia el alza dicho precio de venta, pero tomando en consideración una formula racional, que no incida en aumentos innecesarios de los precios de los bienes, artículos y alimentos y no influya en aumentos de la inflación.
Me atrevería a mencionar, tomando en consideración informaciones emitidas por los trabajadores y por el público en general, que una fórmula pudiese ser el aumento para los automotores que prestan un servicio público de pasajeros, hasta dos (2,00) bolívares por litro de gasolina verde y un aumento hasta cinco (5,00) bolívares por litro de gasolina verde para los automotores particulares.
Con esta fórmula se recupera el costo de producción y se obtiene, además, un beneficio para ser dirigido a los proyectos sociales que adelanta el gobierno nacional.
joserafaelmarval@gmail.com