Está claro que Venezuela es el país con más alianzas establecidas para ofrecer petróleo, pero es quien menos necesita carburante de otras naciones para desarrollarse. En consecuencia, debe establecer una suerte de Consejo Energético Regional (CERSC) en Sudamérica y el Caribe (CERSC) para analizar las nuevas posturas, realidades y acuerdos interregionales de integración. Dicho (CERSC) debería estar basado en un paradigma de una nueva ciencia, es decir, la geogerencia petrolera.
China es un ejemplo de crecimiento frente a nosotros y el mundo entero, su Producto Interno Bruto (PIB) es superior a 5,92 billones de dólares, acompañado de un modelo de crecimiento económico anual del 10%, los mismos que acaban de convocar la creación de 45 millones de nuevos puestos de trabajo e invertir en su economía cinco billones de yuanes (264 mil millones de euros), exclusivamente para relanzar su modelo económico fundamentado en la industrialización, comercialización y distribución.
Con estos ejemplos la nueva geopolítica geoestratégica de los hidrocarburos debe hacer referencia al reclamo de una nueva oportunidad para otras regiones limítrofes con Venezuela que precisan de una mejor mirada; por ejemplo, los que conforman los cinturones del Caribe y del Sur, cuyo aspecto fundamental se refiere al rompimiento de la inercia absolutamente institucionalizada; porque en toda realidad se encuentran conexiones y esta realidad se percibirá como en los movimientos de indignados —quienes reivindicarán en diversos grupos sus derechos— afectando no solo las definiciones existenciales de las organizaciones, sino también sus patrones conductuales, al colocar en jaque mate la alienación burocrática, cortoplacista, mediante la incorporación de visiones individuales o androcéntricas con talentos en la búsqueda de una flexibilización en los procesos de toma de decisiones, por eso el caso venezolano inspira el establecimiento de un acuerdo para que, al menos, se unan los mayores esfuerzos hacia una nueva dirección.
También ha de considerarse dentro de este nuevo examen el papel protagónico que desempeña Venezuela en la gran propuesta Petrocaribe: el Arco Caribeño. Sin dudas Venezuela es una potencia energética de vastas dimensiones. Sus nuevas reservas anunciadas en febrero 2015 ascienden a 300 mil millones netos de barriles de crudo. Esto sugiere la existencia de una línea de acción cuya operatoria nos la da la propuesta expuesta en la gestión desarrollada en los años 2013-2019 donde se señala en sus primeros puntos: "Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, económico y político en América Latina y El Caribe, que garantice la conformación de una zona de paz en nuestra América".
Este desarrollo vendrá acompañado con la intención de consolidar el papel de Venezuela como potencia energética mundial. Lo cual traerá como buena nueva, la propuesta de crear una Escuela Técnica del Petróleo capaz de diversificar su estudio y transformar —mediante la enseñanza— más de 200 productos directamente necesarios en la industria petrolera la cual serviría a la alianza Petrocaribe.
Este aspecto es bastante ineludible debido a las inmensas reservas de crudo que posee Venezuela, las cuales alcanzan a ser las más grandes del planeta. Así mismo fortalecer la inmensa tenencia al incorporar nuestras reservas al Caribe así como al Mercado Común del Sur (MERCOSUR) gracias a la geogerencia.
Los colosales almacenamientos de crudo deben estar en sintonía con la mayor diversificación de los productos petroleros. Las verdaderas reservas de Venezuela están por encima del billón de barriles en su subsuelo. Los anunciados casi 300 mil millones de barriles son apenas la base del portentoso arsenal de crudo del cual ahora todos saben en el planeta que se encuentran en suelo patrio.
Las líneas son muy claras: explotar grandes cantidades de crudo con un sentido nacional, racional, conservacionista y de respeto al medio ambiente. Aun cuando deban invertirse enormes cantidades de dinero en cualquiera de las monedas del mundo para fortalecer la industria nacional, lo más indicado es dar protección al manejo económico de nuestra soberanía energética. Pero cuidado: el apuntalamiento del crudo reclama nuevas inversiones y es un imperativo la conformación de un Consejo Regional Petrolero y gasífero.
En el seno de este proceso de expansión de Venezuela como potencia energética, es imperativo destacar la importancia de otro recurso energético, integrado dentro del marco de Petrocaribe, y desde la perspectiva de una gerencia surgen varias iniciativas en la nueva periferia geopolítica energética, dado que Venezuela es una potencia en amplios sentidos.