El rentismo petrolero: antígeno de la Revolución Socialista Bolivariana

(Parte I)

La Revolución Bolivariana cuya reacción de contagio y expansión en los “pueblos” de América Latina y, aún, transamericanos, ha inoculado el “sentido” histórico contemporáneo, de la liberación, la independencia y la soberanía, haciéndolo presente como una necesidad de sobrevivencia antimperrialista, no sólo de carácter económico y político, sino ecoexistencial, habiendo logrado consolidar la arista positiva de una disyuntiva invisibilizada, hasta ahora, criminal e irracionalmente, por el imperialismo.

Sin embargo, la Revolución Chavista, que se esfuerza, exitosamente, a través del despliegue, práxico-político, de sus “Objetivos Históricos” en la construcción del socialismo, como la vía anticapitalista de liberación y, por tanto, de la edificación real, histórica, de la libertad, enfrenta, internamente, la colonialidad de una presencia omnímoda y onirizante, que resiste, poderosamente, los cambios revolucionarios y la irreversibilidad de los mismos: es el “rentismo” de base petrolera.

El rentismo petrolero a rebasado, ha mucho y en mucho, la mera “estructura económica” de nuestra sociedad y se ha ido convirtiendo, durante décadas enteras, en un modo de vida, en una manera de pensar y sentir, en una forma facilista y desinteresada de renunciar a la vida sin percibirlo. El rentismo petrolero es una abismo; es una atmosfera general en la cual la acción creadora del trabajo transformador y productivo es, insensiblemente reemplazada ( a manos del capital monopólico, a un presente en nuestra economía, consistentemente ) por la desmotivación, la impasibilidad, el anquilosamiento y la narcosis del facilismo, cuyo anonadamiento va anulando el pensamiento, productivo y transformador, convirtiéndonos, en unos idiotas, “llave en mano”, y a nuestros pobres inveterados, en unos pobres, insólitamente, reaccionarios.

La Revolución Bolivariana ha abierto las compuertas mayores de la inclusión participativa y. por tanto, realmente democrática, suscitando, así, la lucha durísima contra este mal, antígeno universal de toda revolución socialista.

Todo el largo y doloroso proceso histórico del avasallamiento y la colonización, ideológica y transcultural, que nos dio origen histórico, como los “pueblos” que hoy constituyen, por fortuna, cada vez más, la Gran Patria nuestroaméricana, se prolonga, sin embargo, hasta hacer aparecer un espacio, trágicamente particular, para Venezuela, la cual fue pavorosamente estremecida y lesionada por el súbito y extraordinario poder de un secreto “tesoro”, yacido en su subsuelo: el petróleo; lo cual no será, nunca, lo suficientemente reiterativo.

Durante décadas, y ante el advenimiento sobrevenido de aquella desconocida antiriqueza, , pudiéramos decir, que no tuvimos, como nación, como país, como colectivo nacional consciente de sí y de su contexto histórico internacional, y más aún, sin saber nada, a la sazón del capitalismo que nos incluía y determinaba, el “ojo” y la visión para comprender, de primera mano, la sujeción diabólica que nos anudaría a la dependencia más nefasta que hubiéramos que sufrir respecto al sojuzgamiento del imperialismo: la “manus petrolera”, primeramente en las manos de un antiguo jefe de guerra y de barbarie, Juan Vicente Gómez, y luego, de la obra macabra de la felonía entreguista de nuestro destino patrio, por los cancerberos, Acción Democrática y Copey, a las fauces de los hegemones norteamericanos que se sucederían, ascendentemente, hasta remontar la dominación de la cúspide global del imperialismo ( lo repetimos. con Borón, infatigablemente, la globalización no ha hecho más que consumar una “fase superior” del imperialismo ). Sucumbimos a la colonialidad profunda, antinacional y transcultural de nuestras vidas, a través del rentismo petrolero que se instaló en los tuétanos de nuestra cultura y en nuestra subjetividad, como un “dominio extranjero”, que nos dominara desde nuestro “interior”.

El facilismo cretinizante en el cual deviene el rentismo, inmediatamente, se transmutó en un monstruo de mil cabezas, poderoso y resistente al desarraigo; a saber, la corrupción universalizada, la cual asestó un golpe histórico de gran dimensión a la más poderosa fuerza productiva creada por los seres humanos, a través de la “creación y producción del mundo humano”: El Trabajo, hundiéndolo en ese marasmo somnoliento del rentismo petrolero que consolida la entronización y dominio de los tentáculos del imperialismo, poderosos e invisibles, sobre nuestro suelo, sobre nuestras verdaderas riquezas, sobre nuestras conciencias y nuestra cultura.



El rentismo petrolero: antígeno de la Revolución Socialista Bolivariana

(Parte II)



Este antígeno ontocolonizante de los esfuerzos revolucionarios que realizamos pueblo y gobierno Bolivarianos, día tras día y desde hace quince (15) años –decíamos- ha tenido un permanente efecto narcotizante sobre las capacidades e iniciativas de la “subjetividad” del venezolano, cuya dimensión social (colectiva) se ha manifestado o traducido en una especie de gran narcosis o anquilosamiento general de nuestra cultura, considerada universalmente y, en especial, políticamente, así como también en lo que pudiéramos llamar la cotidianidad existencial de nuestro modo de vida, durante muchas décadas, bajo la dominación del capitalismo y su poderosa colonialidad de nuestras vidas, a través de los hilvanes, fantasmales e intangibles, de su condición imperialista, apañada y dirigida, políticamente, por el bipartidismo puntofijista-corrupto y, en sus últimas etapas, neoliberal, del régimen antidemocrático de la IV república. Fue la dinastía corrupta del bipartidismo puntofijista quien abrió los grandes portales de nuestra sociedad a la transculturización colonial, ladina y sutilmente mimetizada, del imperialismo capitalista y la lógica económico-consumista de su “sentido común”, hoy, en mucho, nuestro sentido común, contra el cual se enfrenta, omnilateralmente, la Revolución Bolivariana.

Pero queremos, necesariamente, desmarcarnos de quienes al hablar del rentismo petrolero venezolano sostienen que nuestra “formación social” se apoya sobre un “capitalismo rentístico”, que en tanto forma particular o modalidad del capitalismo mundial, crea y ensambla los límites económicos y los condicionamientos de nuestra sociedad, sin explicar cómo, por la naturaleza de la “estructura económica” de ese extraño “modo de producción capitalista” que sería el “capitalismo rentístico”, la historia social y política desastrosa que desde las primeras décadas de la explotación petrolera y, por tanto, del siglo XX, hubo de generar tanta pobreza y desequilibrios sociales trágicos.

El “capitalismo rentístico”, así denominado y categorizado por su creador y propalador más destacado, Profesor Asdrúbal Baptista, junto a otros augures, no menos luminosos como el Profesor Bernard Mommer, constituye una peligrosa y deformada versión del capitalismo venezolano, de su historia y desarrollo social, por demás, con sinos de predeterminaciones fatalistas, que en muy poco o nada –hoy lo vemos- ha auspiciado el éxito de la revolución socialista, además, prácticamente, exculpando e invisibilizando, históricamente, a los factores y líderes políticos que fueron, en su momento, los artífices de las negociaciones que pactaron nuestra dependencia económica y sus poderosas amarras petroleras, principalmente, con el capitalismo imperialista norteamericano, responsables directos del “rentismo” que condicionó la peculiar y trágica caracterización de nuestra economía capitalista hasta el presente; nudo gordiano que en la trama económica imperialista internacional que nos incluye, tan funestas consecuencias nos ha deparado y tantas obstaculizaciones al proceso contemporáneo de nuestra liberación, simultáneamente.

Según el Profesor Baptista ( y epígonos consecutivos ) que trabaja desde los años 80 en la teoría del capitalismo rentístico, Venezuela, como país capitalista, como sociedad capitalista no se apoyaría tanto, extrañamente, en una estructura económica capitalista que como tal estaría integrada por el conjunto de las relaciones de producción habidas en élla, como producto histórico de su desenvolvimiento económico, sino más bien en la “estructura económica” del “capitalismo rentístico” y, por tanto, de su “capitalismo rentístico”, generada e instaurada, podríamos decir, por la renta petrolera.

Esta especial “estructura económica”, diferente de la estructura económica del capitalismo, en tanto “Modo de Producción”, ontológica y científicamente existente, luego de algunas etapas de bonanza, ha “colapsado” la economía capitalista venezolana, manteniéndola en esta situación de colapso, de la cual no podrá salir hasta tanto no asuma el despeje de las dificultades que el propio colapso fue creando ( el colapsamiento económico despejó las dificultades que- según- se habrían venido produciendo, en medio de su propia tendencia a la inmovilización y decrecimiento ).

La “estructura económica” del capitalismo rentístico es, así, una “estructura” que está montada o basada en dos pilares fundamentales que serían, por una parte, el mercado mundial, donde además, también tiene su origen la propia renta, y por la otra, en la propiedad territorial (o propiedad capitalista de la tierra) nacional del terrateniente, titular de dicha propiedad.

En realidad no hay título ni licencia alguna sí, previamente, no existe la relación capitalista de producción que se expresa en la propiedad capitalista de la tierra, que no es más que la forma de la propiedad privada capitalista sobre la tierra, y que es lo que da lugar a la generación y existencia de la renta de la tierra (Marx).

El Profesor Baptista –nos dice B. Mommer- está imbuido en la mejor tradición de la economía clásica. Sin embargo, creemos nosotros, contra esta tradición plantea, muy hipotética e infundadamente, que la “estructura económica” del “capitalismo rentístico”, a fuer del colapso de la economía que soporta, podrá transitar de nuevo al capitalismo propiamente dicho y comenzar desde las situaciones económicas despejadas que arrojó, como saldo positivo, el propio colapso de la economía del capitalismo rentístico.

Antes de continuar con la crítica, expongamos y citemos, de mejor manera, al Profesor Baptista desde su obra fundamental al respecto titulada “Teoría Económica del Capitalismo Rentístico”.

Según el Profesor Asdrúbal Baptista, en su obra anteriormente citada el capitalismo rentístico es una “experiencia histórica” caracterizada por la presencia de un espacio de la economía nacional “dominado” por la relación internacional del capital. Además, es muy importante resaltar, en esta caracterización fundamental, que su “estructura económica” abarca, desde el inicio, un ámbito espacial de doble vertiente, por así decirlo; un doble plano territorial, desde el cual sólo es posible comprender, históricamente, su dinámica.

Aquí la propiedad territorial versa sobre un objeto que es “materia muerta”, sin valor, por lo tanto.

El capital crea y produce, por su propio desarrollo mundial, tecnología mediante, la necesidad de ese objeto y así se da inicio a un proceso económico relacional donde el objeto referido cobra un “valor mercantil”, atribuido por el capital, y la instauración de una relación económica donde el propietario territorial del objeto ejercitará el derecho a cobrar una remuneración, con “cargo a la licencia de uso y aprovechamiento de su propiedad”.

Ahora bien, esa remuneración, la paga el mercado mundial o la relación del capital que es la base sobre la cual aquel mercado descansa.

Así que la “comprensión científica” del ingreso que recibe el propietario de este medio de producción no producido, tiene como punto de origen el capital, el cual, lo origina y lo paga. La renta, así, muestra su condición de ingreso capitalista.

La remuneración vista desde el ángulo nacional tiene su base en el derecho de propiedad sobre el medio de producción.

Este ingreso, esta renta, puede ser acumulada por el Estado Nacional, si este fuese el caso, y levantar sobre aquel un proceso de “estricto desarrollo capitalista”, por supuesto, en el entendido de que el Estado Nacional es el propietario, o bien pudiera ser dilapidado, por un terrateniente privado, en su calidad de propietario del medio de producción no producido.

El Profesor Baptista insiste en afianzar como fundamento central de este capitalismo rentístico nacional, que el mismo se apoya en un ingreso capitalista, originado por el propio capital. Su origen está en el mercado mundial, lo cual determina su “estructura económica”, y también define como “renta internacional de la tierra” el ingreso cobrado por el propietario nacional, ya que su correlato se halla en la “licencia” concedida para usar una propiedad (se apoya en Smith y en Turgot).

Además, el Profesor Baptista señala que desde el lado de la economía nacional, el capitalismo rentístico posee una “estructura económica” que en su dinámica acusa “condicionamientos” y “determinaciones” altamente decisivos, como aquel que proviene del grado de desarrollo de la sociedad considerada, para el momento que comienza la relación rentaría con la demanda, por el mercado mundial, del uso de la propiedad que se halla en su territorio, bien sea una sociedad en un estado de desarrollo maduro, o sea, por el contrario una sociedad atrasada, rural, poco desarrollada desde el punto de vista capitalista.

Por otra parte, otro condicionamiento es el proveniente de sí el objeto es de propiedad de privados o del cuerpo político de la nación (el Estado).

“El capitalismo rentístico, consiguientemente, es una peculiar estructura económica que descansa sobre la relación entre el mercado mundial y la propiedad terrateniente nacional” (Teoría económica del capitalismo rentístico, Pg. XXXII. Asdrúbal Baptista)

Toda la realidad del capitalismo rentístico descansa en el hecho fundamental de que el Estado, propietario de un medio de producción no producido, capta un ingreso que le es pagado por el mercado mundial, debido a su condición de propietario; todo lo cual revela la presencia de cuatro aspectos fundamentales:

“el carácter de excedente absoluto o incondicionado de ese provento puesto que su contraportada es un medio de producción no producido, y en tal carácter sin un costo de producción antecedente”.
“la causa primigenia que lo soporta, a saber, el simple ejercicio de un derecho de propiedad terrateniente”.
“la contraparte del derecho de propiedad territorial ejercido, que no es otra que la relación del capital”.
“el ámbito en el cual toma lugar el ejercicio de la propiedad, valga decir, el mercado mundial”
La renta petrolera es llamada por el Profesor Baptista “renta internacional”; y es un provento que obtiene el propietario del recurso, proveniente de unos ingresos excedentarios generados en el mercado del trabajo mundial, por tanto no proviene del mercado nacional (me llama la atención que nuestro autor ni siquiera reconoce a la plusvalía como formando la sustancia del ingreso excedentario) así pues al decir capitalismo rentístico, según Baptista, estaríamos en presencia de una “estructura económica” nacional con una doble determinación: “por un lado es capitalista, en cuanto una porción de su ingreso disponible total, de cuantía importante, se crea en la relación del capital a escala universal y allí se lo capta. Por el otro lado es rentística, puesto que la relación de origen de ese excedente se funda en una propiedad nacional ejercida por el Estado sobre un recurso no producido, al que demanda y requiere el mercado mundial”.

Continuará…




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