Las
Empresas de Propiedad Social Comunal, aunque no son una figura novedosa,
adquieren figura jurídica con la aprobación de la Ley Orgánica para
el Fomento del Sistema Económico Comunal en el 2010. De acuerdo con
este instrumento las Empresas de Propiedad Social Comunales son de dos
clases, tal como se definen en el artículo °9:
- Empresa de propiedad social directa comunal: Unidad socioproductiva constituida en un ámbito territorial demarcado en una o varias comunidades, en una o varias comunas, destinadas al beneficio de sus integrantes y de la colectividad, a través de la reinversión social de sus excedentes y donde los medios de producción son de propiedad social comunal.
- Empresa de propiedad social indirecta comunal: Unidad socioproductiva constituida en un ámbito territorial demarcado en una o varias comunidades, en una o varias comunas, destinadas al beneficio de sus integrantes y de la colectividad, a través de la reinversión social de sus excedentes y donde los medios de producción son de propiedad pública. El Estado progresivamente podrá transferir la propiedad a una o varias comunidades, a una o varias comunas.
Una EPSC
se diferencia de una cooperativa en varios aspectos. Por una parte,
las cooperativas no tienen una base territorial ni sociopolítica definida,
mientras que la Empresa de Propiedad Social Comunal se encuentra arraigada
en las organizaciones comunales que son responsables de su organización.
Además las EPSC surgen de un Proyecto de Desarrollo
Comunal, generado a través de la organización comunitaria con la guía
de herramientas como el ciclo comunal, mientras que, aunque algunas
cooperativas pueden surgir como respuesta a las necesidades comunales,
típicamente éstas responden a proyectos privados de promoción colectiva.
En cuanto
a la estructura también existen diferencias significativas. Las cooperativas
generalmente poseen tres instancias: administración, educación y control,
aunque en realidad la Ley permite que se organicen de acuerdo con el
criterio de los asociados. Por otra parte la máxima instancia de decisión
es la asamblea de los asociados, y el órgano ejecutor está conformado
por las vocerías de las diferentes instancias. Además, poseen tres
clases de fondos: de reserva, de protección social y de educación.
Estos fondos están dirigidos principalmente a atender necesidades internas
de la organización cooperativa y de sus asociados.
En cambio,
las Empresas de Propiedad Social se organizan en cuatro
unidades: administrativa, gestión productiva, formación y contraloría
social. El órgano de decisión es la Asamblea de Ciudadanos del Consejo
Comunal, mientras que el órgano ejecutivo es el equipo de coordinación
del consejo comunal o de la comuna, que debe articular la dirección
de la EPSC con los integrantes activos de la misma. También posee los
siguientes fondos: mantenimiento productivo, atención a los productores
y productoras y de reinversión social. A diferencia de las cooperativas,
los fondos de las EPSC no se encuentran dedicados solamente a las necesidades
de la organización productiva, sino también a la reinversión comunitaria.
Tomando
en cuenta lo novedoso de las experiencias de organización de las EPSC
parece necesario formular un modelo funcional que sirva para comprender
mejor cuál es el propósito y cómo funciona este tipo de organizaciones.
Para ello podemos comenzar por reiterar que las EPSC tienen como propósito
realizar una actividad económica, a través de la gestión social y
productiva de sus recursos, para el beneficio integral de la comunidad
y de sus miembros. Esta definición abarca al menos dos elementos claves:
primero, que la EPSC no sirve solamente para el desarrollo de factores
económicos sino también para el desarrollo de factores sociales que
tienen que ver con el bienestar de las personas, no obstante que deba
garantizarse las condiciones económicas de su mantenimiento. Segundo,
que las EPSC tienen como propósito el desarrollo integral de sus miembros,
pero también de la comunidad en la que se se encuentran, para lo cual
aportan con la reinversión de los excedentes.
Éste último
punto merece quizá alguna atención. En una empresa convencional de
tipo capitalista, el excedente, es decir, el resultado de restar al
beneficio económico los costos de la actividad productiva y otros gastos,
queda a disposición del dueño del capital. Esto se debe a que la empresa
capitalista es una organización para la gestión económica del capital
privado. En cambio, en la EPSC se debe garantizar que la producción
sea suficiente para garantizar el mantenimiento de la organización
y condiciones de vida favorables para sus miembros. Una vez que la empresa
puede alcanzar condiciones de rentabilidad, es decir, que es capaz de
sostenerse al satisfacer sus gastos y necesidades gracias a su esfuerzo
productivo, puede comenzar a redistribuir sus ingresos excedentes en
la comunidad. Esto puede realizarlo, como dice la Ley, a través de
la reinversión de recursos económicos, que serán ejecutados en los
proyectos de los consejos comunales. Pero también puede hacerlo de
otros modos, como por ejemplo a través de planes de formación educativa,
ofreciendo a la comunidad precios bajos por la producción, prestando
servicios que puedan derivarse de su actividad productiva (transporte,
semillas, etc.) o integrándose con otras organizaciones socioproductivas.
Es imperativo notar que, en tanto que la EPSC es una organización de
trabajo productivo, está obligada a garantizar condiciones de vida
digna a sus trabajadores, así como la oportunidad de mejorar progresivamente
estas condiciones con el tiempo.
Tomando
en cuenta su carácter particular, podemos identificar varios procesos
que integran la gestión socioproductiva de la EPSC. Un primer grupo
de procesos se refiere a la formulación del plan de producción y las
estrategias de integración comunal. Si los dos se presentan juntos
es precisamente porque la formulación del plan de producción requiere
que se tome información del medio comunitario, tal como disponibilidad
de recursos como materia prima, pero también porque es necesario plantear
desde el principio cómo la empresa servirá al desarrollo de la comunidad
a través de una actividad socioproductiva. El plan de producción plantea
cuestiones relacionadas con la gestión económica, tales como los objetivos
de la producción, las metas específicas, los recursos a invertir,
el tiempo estimado y los responsables. Este plan debe formularse atendiendo
a la dinámica del entorno, de manera que debe ser revisado y alimentado
con información del medio social. Además, como es de esperarse, el
plan de producción se alimenta del Plan de Desarrollo Integral Comunitario
y del Plan de Desarrollo Comunal, pero atiende cuestiones concretas
de la ejecución socioproductiva de la actividad económica de la EPSC.
Las funciones de planificación productiva debe asumirla la Unidad de
Gestión Productiva en conjunto con el Órgano de Coordinación del
Consejo Comunal o de la Comuna.
Un segundo
grupo de actividades son generadas por las necesidades de la producción
y el carácter organizativo de la EPSC. Éstas son las actividades que
corresponden a las funciones de coordinación, administración y control
de la organización socioproductiva. La función de coordinación tiene
el papel de orientar la gestión socioproductiva de la organización,
la ejecución de las decisiones en todos los ámbitos y de articular
las relaciones de cooperación y dirección con otros órganos del Poder
Popular. En este sentido la función de coordinación orienta tareas
específicas como la dirección interna de la organización y la articulación
comunal. Por otra parte, la función de administración debe responder
a las necesidades jurídicas, administrativas y contables de la EPSC,
garantizando la vinculación de miembros y colaboradores que puedan
apoyar directamente estas áreas. Así mismo, la contraloría realiza
la vigilancia interna del desempeño de los asociados, y hace medición
y evaluación de los resultados obtenidos por la unidad productiva en
el corto y mediano plazo. El proceso de control es importante para poder
valorar a tiempo si la organización está cumpliendo con sus metas
o si es necesario tomar otras medidas, o rectificar el rumbo, para cumplir
con sus fines productivos y sociales. Es claro que las funciones descritas
corresponden a las Unidades de Administración y Contraloría Social,
en coordinación con el Colectivo de Coordinación Comunitaria del Consejo
Comunal y las demás unidades de la EPSC.
El tercer
grupo de actividades son de tipo educativo. El plan de producción dejará
ver que, en ocasiones, existe un vacío de conocimientos que es necesario
cubrir para mejorar el desempeño de la unidad productiva. Estas necesidades
educativas pueden responder a dos clases: pueden ser necesidades de
capacitación técnica, generalmente para el área productiva o administrativa,
o pueden ser necesidades de formación integral y sociopolítica, que
son aquellas que sirven para la formación de los trabajadores en áreas
no estrictamente orientadas por las necesidades técnicas y productivas.
Esta función es responsabilidad de la Unidad de Formación, que debe
buscar medios y apoyos para responder a las necesidades educativas de
la EPSC.
Esta propuesta
de carácter funcional se inserta en la estructura propuesta por la
Asamblea Nacional para las EPSC, y presenta la ventaja de que es posible
visualizar de qué manera se integran las diferentes unidades y cómo
funcionan de manera que puedan atender los objetivos de la organización.
La pauta de inicio la da el plan de producción. Éste debe formular
sus metas atendiendo a los recursos y a la información disponible,
y estableciendo de qué manera la EPSC reintegrará parte de su esfuerzo
productivo a la comunidad. El plan de producción generará necesidades
de coordinación, administración y control, que serán atendidas por
las respectivas unidades de la EPSC, las cuales ejecutarán actividades
de apoyo en todas esas áreas. Finalmente surgirán en todo momento
necesidades de capacitación técnica y de formación integral, las
cuales deben ser cubiertas para el mejoramiento técnico y productivo
de los integrantes de la organización.
Ahora bien,
el futuro del modelo de las EPSC depende de varios factores relacionados
entre sí. Por una parte, es necesario que se publiquen oficialmente
las condiciones de organización y registro de estas organizaciones,
que está pendiente desde la aprobación de la Ley en el 2010. En segundo
lugar, es necesario agilizar los mecanismos organizativos que servirán
para la formulación de proyectos de EPSC y su pronto financiamiento.
Esto quiere decir que las entidades vinculadas con el fomento de la
economía comunal, tales como los entes públicos de financiamiento
y los órganos de gobierno popular (como las Comunas y las Salas de
Batalla Social) deben acompañar las dinámicas que sirven para el diagnóstico
comunitario, la generación de los Planes de Desarrollo Comunales y
las proyección de propuestas de EPSC. En tercer lugar es necesario
hacer un esfuerzo educativo importante, ya que la representación común
de “empresa” responde a patrones capitalistas y es difícil convencer
a la gente de que existen otras forma de organización económica. Uno
de los aspectos que presenta más dificultades es el de convencer a
las personas de que este tipo de organización socioproductiva no responde
al modelo de la propiedad privada, por lo cual siempre permanecerá
unida política y administrativamente con las organizaciones de gobierno
comunal. Otro aspecto a vencer es el de las deficiencias organizativas
de las organizaciones comunales, donde en ocasiones todavía se hacen
presentes el localismo y el grupismo, así como las permanentes faltas
de capacitación técnica.
En suma,
el modelo de las EPSC responde a la necesidad de generar una cultura
de la producción y del trabajo, que ayude a que las comunidades en
general sean cada vez menos dependientes del financiamiento estatal
y de la explotación del capital privado. Aunque ciertamente el esfuerzo
de promover las EPSC se orienta al interés de proporcionar una base
socioeconómica estable a determinados sectores sociales, también tiene
un sentido político y cultural significativo. Se trata de que las EPSC
se conviertan en órganos para profundizar la conciencia del deber social
y la hegemonía de la propiedad social, dos dimensiones que ayudarán
a configurar un sistema de convivencia política y de planificación
económica basado en la responsabilidad colectiva y fundamentalmente
en la atención de las necesidades sociales.
Sin embargo, es necesario responder a las amenazas que presentan dos factores ineludibles en nuestro momento actual: uno es la presión del mercado capitalista que, a través de las dinámicas de oferta y demanda basadas en el consumo irracional, presenta un rival importante para la educación socialista. Para entender esto no hay más que ver cómo la publicidad y el mercado de consumo influyen en las expectativas de vida de las personas, y especialmente de los jóvenes. El otro factor significativo es el burocratismo, que directa o indirectamente genera prácticas sociales que refuerzan la dependencia de las masas hacia el Estado rentista-burgués. Uno y otro factor funcionan de forma articulada para que el proyecto histórico del capital permanezca aún en la conciencia de una parte de quienes toman parte activa en la Revolución Bolivariana. Todo el éxito futuro dependerá de que las EPSC ayuden a demostrar en los hechos que un mundo mejor es posible, sin las presiones del burocratismo y del mercado, si es Socialista.