Si dentro de la economía apoyamos siempre la libertad del trabajo frente
a la dictadura del capital, porque para nosotros es impostergable
promover un sistema social donde la clase trabajadora reciba la justa
contraprestación de lo que produce sin elites empresariales que se
apropien del valor del trabajo ajeno; y por esa razón nos corresponde
enfrentar la conflictividad social del capitalismo en el siglo XXI,
simplemente el marxismo no tiene la culpa.
Si dentro de la familia fomentamos una educación para la convivencia
igualitaria, nos oponemos a monetizar el valor de los lazos familiares,
además de hacer valer los preceptos de idénticos derechos y obligaciones
para todos siempre en el marco del respeto, los buenos ejemplos, la
solidaridad, la humildad; y que por tal motivo, nos ha tocado alejarnos
de las culturas nocivas y los ambientes infectados de antivalores;
categóricamente aclaramos, el marxismo no tiene la culpa.
Si en lo que respecta a las etnias y las razas, invariablemente
rechazamos los mitos eurocentristas, reconocemos la valía de la
diversidad étnica racial, difundimos que negros, amarillos, pálidos y
gentes de todos los colores son iguales en inteligencia, fuerza y
voluntad; y que por tal posición filósofica nos compete combatir la
propaganda racista y xenófoba del capitalismo transcultural y la
manipulación del cristianismo facistoide; advertimos que el marxismo no
tiene la culpa.
Si en el ámbito del género, incasnsablemente hemos defendido el ideario
que equipara a mujeres y hombres en todos los órdenes de la vida social,
señalando al mismo tiempo que la insurrección del género no es una
figura genital ni organocéntrica, que no todo portador de falo es un
machista ni toda portadora de vulva es una feminista porque la ideología
libertaria del género es una filosofía y no una estructura física, y
que por esta concepción hemos tenido que hacer frente al machismo, el
patriarcado, el sexismo; hoy nuevamente aseveramos que el marxismo no
tiene la culpa.
Si en el ecenario de la religión condenamos abiertamente las iglesias,
predicadores, pastores, teólogos, presbíteros y sacerdotes que promueven
cultos y credos para contentar a los ricos y embrutecer a los pobres.
Si expresamos irreconciliable discrepancia contra bandidos que invocando
santos nombres y llevando crucifijos en sus manos son autores y
encubridores de graves delitos como el abuso sexual contra niños (curas
pederastas), y por esas concretas verdades abogamos por la sanción penal
de esos monstruos y para nada creemos en sus discursos falaces en
templos para incautos, evidentemente hoy reiteramos que el marxismo no
tiene la culpa.
Si porque somos insumisos, rebeldes, justos y testarudos en la
realización de una nueva sociedad donde ya no existan clases y todos
tengamos los mismos derechos sobre los medios de producción; además de
mantener nuestro empeño en la eliminación de la plusvalía, en el fin de
la explotación de las personas y nuestra convicción de que el amor (y no
el dinero) es la fuerza que debe gobernar en el mundo; y como producto
de ello, todo el universo de los mercenarios, palangristas, tarifados,
tránsfugas, adulantes y mercaderes nos hacen la guerra, una vez más
afirmamos que: ni el marxismo ni el comunismo tienen la culpa.
*Constitucionalista y penalista. Profesor universitario.
http://jesusmanuelsilva.blogspot.com
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