No basta comer y leer, más bien cómo producimos alimentos y demás bienes, y
por eso, una Formación Técnica Integral luce como la verdadera
Transición hacia el Comunismo, como si se tratara de una religión
única y monoteísta, con repitentes, tal vez, pero sin rezagados
ni desertores ni no graduandos.
Es un hecho que a las relaciones sociales de producción constituyentes de la estructura económica de toda sociedad no sólo debe mirárseles como una división del papel de los hombres ante la producción de bienes(versión marxista en estricto sentido), sino bajo una óptica más dilatada, es decir, inclusiva de cómo se desenvuelven dentro de sí las clases imperantes: cómo operan los diferentes capitalistas en su incesante intracompetencia, cómo se organizan entre ellos mismos-con sus escasos miembros-y cómo lo hace el proletariado con su ingente población demográfica, todos éstos unos más pobres que otros.
Por supuesto, en la relación capitalista-asalariado la variable independiente es la primera parte. No puede haber igualdad de fuerzas en contradicción porque la contradicción desaparecería. Esa misma desigualdad clasista nos va explicando cómo la propia clase burguesa crea a sus propios enterradores. Lo está haciendo con su “Verdadera Tercera Revolución Industrial Proletaria”, a nivel mundial, y, según estamos planteando en esta entrega, podría seguir el ejemplo de China, o sencillamente la iniciativa puede perfectamente salir de cualquier país, como Venezuela para ir ensayando la mancomunión de la fuerza laboral dentro de la empresa capitalista con estricto respeto a la complementariedad de todos y cada uno de los trabajadores respecto de todos los demás, y en consecuencia que todos perciban salarios medios y sin importar para esos efectos el grado de complejidad productiva, porque cada trabajador concreta su capacidad y rendimientos sólo en mancomunión y no aisladamente.
Es otro hecho que entre las leyes fundamentales que moldean el Universo, en la Tierra y sus países actuales, se observa el imperio de la ley de simetrías. Así, coadmitimos que la división social económica, es decir, la dupla burguesía y el proletariado, o clases transitoriamente contrarias y finalmente antagónicas, es una división o desunión que se ve muy bien reflejada en subdivisiones dentro de cada una de esas clases, por ejemplo: entre los sindicatos de “obreros”, de empleados, de activos, de jubilados, de docentes de Primaria, estadales y municipales, de Educación Media, Universitaria, y la de los sindicatos de empresarios: de la construcción, variopintas cámaras de comercio, de industriales, de pequeños y medianos industriales.
Veámoslo así: A los docentes universitarios, por ejemplo, en Venezuela y otros países de viejo praxis se les marca divisionariamente, a unos como principiantes, a otros como “dueños” más acabados del conocimiento, y si bien se trata de una excelente y bien intencionada diferenciación técnica y empírica, sabemos que tales particiones del educador se traducen en diferencias económicas y, por derivación, en d. culturales.
Mal puede un docente “Instructor” dar de sí todo lo que guarda en su potencial productivo si su remuneración resulta miserable, y en el caso venezolano, donde se habla mucho sobre sus posibilidades de convertirse en un potencia, y con “añadiduras socialistas”, paradójicamente, de esa manera, discriminatoria en cuanto su paga-con sus moras incluidas-, se condena al docente a que desemboque en una persona tendente a colocar su interés personal por encima del social2, tal como la tendencia sufrida hasta por el más palurdo de los comerciantes al detalleo.
Otro hecho: Si la paga del Titular, con todo su infatuamiento de sabihondo, ya lo conduce a una vida mediocre a la que ese subpago lo condena, ¡cómo será la mediocridad que inducimos al Instructor!
No hay, en honor a la verdad, una diferencia sustancial y estructural, pongamos por caso, entre un médico de blanquérrima blanca y un bodeguero de esquina de manos sucias, en cuanto a su avidez inmediata por la riqueza fácil, y aceleradamente lograble, para lo cual poco les importaría razonablemente llevarse por delante la economía del paciente (eufemismo de cliente), de todo aquel que visite su empresa, llámese ésta “Consultorio médico” o bodeguita de la esquina. Sus marcadas diferencias son meramente técnicas, como las tienen 2 tejedores, uno armado con un telar semiautomático, y otro con uno estrictamente manual.
Tales son las distinciones propias, respectivamente, de la Economía y la Ingeniería, unas diferencias de fondo que ningún Ingeniero ni Físico ni Químico ni afines podrá asimilan mientras no cursen la carrera correspondiente, y no limiten-como hasta ahora- sus conocimientos sobre Economía a los “elementos de Economía Vulgar o de costes. Esta variante académica es la que figura en los pensa de Ingeniería de todas las universidades del mundo burgués3.
La simetría nos explica la coexistencia de gremios separados de: deportistas infantiles, juveniles, mayores; hay plomeros de primera calidad, de segunda. Se da el gremio de odontólogos, de geriatras, de ginecólogos y psiquiatras de primera y segunda calidad o renombre, de sastres y zapateros jornaleros, en fin que la precipua división social de burgueses y proletarios es sólo una síntesis muy apretada de múltiples y atomizados miembros que en común, separadamente, tienen sólo su condición de trabajar para vivir a cambio de cobros o rentas de sus explotadores, y estos en común tienen la de vivir para explotar a aquellos y conservar y acrecentar la riqueza privada que les brinda la pertenencia a esta clase , y ambas excluyentes entre sí.
Estamos presenciando que una sociedad así, atomizada en sus clases, carece de estabilidad, sus conflictos no dan viabilidad a la paz, y los despilfarros y ofertas invendibles con hambre degradadora en los dos extremos, entre los ricos y los pobres del sistema, están forzando a una reconsideración de las inversiones capitalistas. Ya parece haber tocado fondo la minimización de la paga de las mayorías y la mejor paga de una minoría, todos dentro de la propia clase proletaria.
A los trabajadores, fábricas adentro, se les trata como su fueran trabajadores de igual preparación artesanal, apelotonados, cada uno realizando labores independientes y desconectadas entre sí, como el los viejos tiempos de la manufactura burguesa preindustrial, y sin entenderse aún que se trata de un trabajo dividido en razón de las diferentes fases involucradas y propias de cada proceso de trabajo impuesto por cada mercancía. La excusa que ofrece el sistema capitalista para semejante trato es la mayor o menor simpleza de los trabajos concretados, un hecho que deja a un lado la homogeneidad de las personas como tales y opta por tratarlos como simples vendedores de su fuerza de trabajo.
Por eso, el proceso de la Verdadera Tercera Revolución que damos en llamar R. Proletaria Capitalista4, o Capitalismo Comunista, está en marcha y figura entre los llamados “Objetivos de este Milenio”, planeados por la ONU, que pudieran entenderse como objetivos de alcance más cercanos que tardíos. Pero, además, se trataría de una revolución desigual y combinada, porque, por ejemplo, los alemanes ya son expertos en ella y desde hace muchas décadas, lo mismo podemos inferior de los Chinos donde además de se reacomodo proletario estaría en práctica la solidarización o mancomunión de la mano e obra sin distingos de remuneraciones para ninguno de los trabajadores en funciones, más allá de la correspondiente complementariedad exigida por el concurso de los medios de producción y la mano de obra y sobre la cual y hemos conversado(http://www.aporrea.org/ideologia/a129690.html).
Suponemos y todo nos induce a hacerlo: Que el “secreto” de los alemanes orientales, chinos y euroasiáticos en general que explicarían sus éxitos industriales no menos capitalistas que los de la rancia Europa Occidental y de EE UU, puede perfectamente andar por allí. Se trataría de países que han sabido y están conscientes de que las diferencias salariales que actualmente rigen entre los trabajadores, lejos de ser estímulos positivos para la educación y progreso personal, por el contrario, jamás lograrán incrementar sus ingresos medios al nivel que lograrían con salarios iguales. Esto quedaría explicado porque todos los trabajadores operarían con acordes a su complementariedad, sin las trabas alienantes que caracterizan las diferencias de sueldos por el solo hecho de que unos ejecuten trabajaos más simples que otros, pero igualmente necesarios, al punto de que la complejidad del trabajo de otros sólo se puede concretar cuando el trabajo simple se halle simultáneamente presente y relacionado con aquellos.
Mucho se ha defendido y abogado por un “capitalismo popular, de Estado, democrático, liberal, neoliberal y afines, sin que hasta ahora ninguno de esas modalidades, evite las perturbaciones económicas que aquejan al sistema y sus recurrentes crisis. El resultado de la innovación que aquí estamos tratando, rayana en una nueva revolución industrial se reflejaría en un mayor y mejor PIB para la sociedad que la experimente. Este trabajo continuará, a solicitud de parte interesada.
1 http://www.sadelas-sadelas.blogspot.com marmac@cantv.net
2 El ostensible desarrollo que ha potenciado a países como Inglaterra, Holanda, EE UU, Italia, Francia y otros, más ha descansado en la explotación que han practicado sus industriales, comerciantes y banqueros fuera de sus respectivas fronteras que el alcanzado endógenamente por una población industriosa y obrera sumida en el pantano de los mismos patrones individualistas que han minimizado al máximo su productividad social. Lo han hecho sobre prejuicios y realidades como la asentada por Carlos Marx cuando nos regaló la siguiente cita, reforzada en cursivas por mí: “No hay tierra sin amo” y “el dinero no tienen dueño”, vale decir, mientras las tierras representan el asiento de cualquier “patria”, el dinero carece de estas (El Capital, Libro I, Cap. IV). Aquí se hallaría una buena explicación causal y estructural de sus inevitables crisis periódicas y forzosamente recurrentes. Sus apologistas, sin inmutarse por sus desaciertos frecuentes, han hecho pensar al mundo ingenuo que sus progresos responden al individualismo anticomunista, pero ya vemos cómo no es así, sino que se trataría de un progreso exógeno llamado imperialismo.
3 Y quede claro que no podrá ser Economista ningún estudioso interesado por esta Ciencia que de partida no admita y comprenda el carácter superior y científico del Materialismo Histórico sobre el Idealismo Teórico, especulativo y rezagado en los tiempos modernos.
4 Véase: www.aporrea.org/actualidad/a138993.html (R. estructural. Crítica a las imprecisiones de Noam Chomsky, antimarxista de fondo )
http://www.aporrea.org/ideologia/a71278.html (Ejemplo de “revoluciones” meramente técnicas o ingenieriles; no económicas por cuanto no van al fondo de la estructura económica.)
http://www.aporrea.org/actualidad/a141078.html (R. estructural, sobre la que trata específicamente esta entrega)
http://www.aporrea.org/actualidad/a139842.html (Verdadera Tercera R. Industrial Proletaria o Capitalismo Comunista)
marmac@cantv.net