La Corriente Bolivariana Guevarista (CBG) de Venezuela, luego de una breve reflexión decembrina, quiere expresar su más sentidas felicitaciones al pueblo zuliano y al comandante Francisco Arias Cárdenas por la victoria alcanzada el pasado 16 de diciembre en uno de los estados más importantes de Venezuela, por su condición geopolítica, petrolera, rica en recursos hídricos y tierras para el cultivo, la ganadería y potencial industrial.
Para la Corriente Bolivariana Guevarista la victoria del 16 de diciembre en el estado Zulia significa el camino del no retorno; una victoria estratégica en dos sentidos –sin ser exagerados ni triunfalistas-.
Por un lado le dimos muerte a las pretensiones de la derecha política zuliana, a la intelectualidad pequeña burguesa y a los grupos de poder económico que dominaron la última década el escenario político; de llevar a cabo en el estado la tesis de la autonomía que no es otra cosa que la secesión o separación del Zulia del resto de la República.
Pero no solo derrotamos a los traidores de la República sino a los sectores más reaccionarios de América Latina, a la burguesía y a la casta militar colombiana, que desde la época de la independencia han intentado anexionarse el estado Zulia.
Esta victoria trasciende los análisis positivistas, aunque una de las lecturas apunta a un crecimiento de los votantes hacia el chavismo, hacia la opción socialista.
Cuando el comandante Arias Cárdenas declaró, cual Gran Mariscal de Ayacucho en la Campaña del Sur: “Gloria a los vencedores, Honor los vencidos”, la Corriente Bolivariana Guevarista reconoció en la expresión todo el movimiento social y político que se sumó para darle al Zulia la oportunidad de pertenecer al Proyecto Nacional Simón Bolívar.
Cuando nadie apostaba por la victoria escuchábamos al Comandante Chávez dar orientaciones, ejecutar planes, adelantar proyectos, entregar todo de sí y del Gobierno Bolivariano para que la Gran Misión Vivienda Venezuela se alzara con éxito en el Zulia, para que los consejos comunales asumieran en los hechos aquella frase de Lenin: “Todo el poder para los soviets”. Chávez la tradujo, por supuesto, en todo el poder para los consejos comunales, es decir, el poder popular a la vanguardia de los grandes proyectos.
Se entendió, a final de cuentas, que sin los dirigentes de base, sin los sectores excluidos, sin los partidos aliados, sin el esfuerzo de todos los que creemos en el socialismo un triunfo en el Zulia sería un sueño.
Además, como lo dijo el Comandante Chávez, las elecciones presidenciales de octubre y las regionales de diciembre de 2012 no fueron dos elecciones más porque se redefinió el panorama político: el proyecto de republiquetas y pequeños feudos está a punto de morir, solo debemos empujar el carro de la historia para dar fin a lo que no termina de morir.
La victoria en el Zulia, acompañada de los triunfos en los estados Trujillo, Táchira, Apure y Mérida, es decir la media luna venezolana, ganamos terreno en términos geopolíticos porque le cortamos camino a las pretensiones gringas de aupar a los sectores militares de Colombia para que intervengan solapadamente en Venezuela, al narcotráfico, la delincuencia organizada y el secuestro dirigido por bandas paramilitares.
Estamos ante un escenario favorable para alimentar la estabilidad política y social de la Revolución: defender su soberanía sobre bases sólidas.
Queda mucho por hacer en materia de seguridad y fronteras, en el área geopolítica pues. Recordemos la preocupación del comandante Chávez expresada en el Aló, Presidente del 27 de marzo de 2011: sectores de derecha del Zulia y de la burguesía colombiana, aupados por Estados Unidos, promovían el proyecto de secesión del occidente venezolano (Zulia, Táchira y Apure) cual Media Luna de Bolivia.
Aunque el Comandante Chávez lo había denunciado el 3 de octubre de 2010; y también el ex vicepresidente de la República José Vicente Rangel, el 31 de enero de 2011, cuando develó que existía una movilización de paramilitares colombianos hacia territorio venezolano, fundamentalmente hacia el suroeste del estado Zulia.
Y no somos paranoicos cuando hablamos de los planes de secesión del occidente venezolano. Repasemos la historia.
Cuando Venezuela se constituyó como Capitanía General (1777), los comerciantes de Santander exigieron la anexión de Maracaibo porque entre ambas provincias existían más vínculos económicos que entre Caracas y Maracaibo.
Recordemos también que Maracaibo fue en la colonia el principal puerto del oriente colombiano utilizado para la salida rápida y segura hacia el Caribe y Europa de los rubros producidos en las plantaciones colombianas.
Con el uso del occidente, sus vías terrestres y lacustres, Colombia se evitaría un recorrido engorroso 900 kilómetros de trayecto hacia el Atlántico, o sea tres formaciones montañosas.
Y así la historia nos indica que después de 1881 los dirigentes de Santander reasumieron de nuevo la idea de anexar a Maracaibo (1812). San Cristóbal y Cúcuta para 1825 plantearon la necesidad de crear una provincia paralela a Bogotá y Caracas, aunque nunca tomó cuerpo esta idea.
Otros hechos han mantenido latente el proyecto separatista, como la solicitud (1858) que hiciera el General Vicente Herrera, gobernador de Cúcuta, de anexar nuevamente a Maracaibo como espacio vital para Santander; como de igual forma pidió el ex alcalde de Cúcuta (1999), Antonio Gelves.
Recientemente los dirigentes de Rumbo Propio promovían la “autonomía” zuliana con el auspicio de Manuel Rosales con la consigna: “No al socialismo, si al autonomismo”.
Se inventaron todo un arquetipo sociocultural, disfrazado de una deformada zulianidad para hacerle creer a todos los zulianos que el estado debía estar por encima del resto del país. No es casual el eslogan del gobierno regional saliente: “En el Zulia Venezuela es grande”.
Y los parlamentarios de la derecha, en el período legislativo pasado, se inventaron una constitución que pretendía estar por encima de la Constitución Nacional; este intento quedó derrotado en el Tribunal Supremo de Justicia.
Que esta victoria sea un salto hacia delante en términos cualitativos y que la geopolítica sea materia de primer orden porque por allí se nos iría la Patria.
¡Hasta la Victoria Siempre!
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