¿Qué es la Revolución Socialista Marxista?

Lo siguiente es una contribución marxista para el excelente debate revolucionario socialista que actualmente se desenvuelve en Aporrea.org con la participación de Juan M. Díaz ("Una polémica necesaria con Heinz Dieterich") y Basem Tajeldine (¿En qué se equivoca Heinz Dieterich? Contribución al debate" y "La III Internacional Comunista y Heinz Dieterich").

Véase también:

En nuestras publicaciones recientes hemos descrito la quintaesencia científica y filosófica de la concepción marxista original de la revolución social. Por el carácter local del actual “nuevo socialismo del siglo 21”, es obligatorio resumir los principios más importantes del verdadero Marxismo.

Hablar del Socialismo sin haber estudiado a Marx es igual que un Cristiano, que nunca ha leído el Nuevo Testamento o escuchado de Jesucristo.

Ya en 1970, en mi disertación para el doctorado en filosofía, tratando el tema de la Revolución Sudafricana, resalté las siguientes realidades sociales históricas, de las cuales voy a hablar más detalladamente en los siguientes párrafos.
http://www.geocities.com/maymartin2001/sa04_chap3.html

En cuanto a la teoría de la revolución social

Primero, igual que Simón Bolívar y Francisco de Miranda, Marx y Engels eran productos sociales de su época, de la Revolución Francesa, del amanecer de la sociedad burgués-democrático-capitalista. Ambos vinieron de una clase de demócratas radicales, que reclamaron la continuación de la revolución social francesa.

Después de haber estudiado la filosofía idealista objetivista de Hegel, la economía nacional británica y los socialistas y comunistas utópicos franceses, británicos y alemanes, Marx desarrolló su teoría de la revolución social y socialista en los años 1840-1844.

Tenemos que recordar, que esta teoría intentó ser un programa para la entonces retrasada revolución burgués-democrática en Alemania. Según Marx y Engels, quienes redactaron el Manifiesto Comunista de 1848, el retraso histórico alemán, comparado con sus vecinos occidentales burgueses (Inglaterra y Francia), le ofreció un chance histórico único a la revolución social alemana, no sólo para completar la “emancipación política” que se había producido por la revolución jacobiniana en Francia, sino incluso para sobrepasarla en una “emancipación humana”, que llegaría tan lejos como para superar la contradicción entre citoyen y burgués.

Para la Revolución Bolivariana, dentro de su dinámica de extenderse a todo el continente americano y el globo, esta explicación marxista, este desarrollo histórico transicional de la revolución jacobiniana, burguesa y política a la “emancipación humana” a nivel global es vital. Definitivamente hasta hoy día, cualquier estudio consciente podría revelar las consecuencias emancipatorias y lógicas de las actuales guerras genocidas de destrucción masiva asimétricas fascistas imperialistas.

En realidad, el estudio científico doméstico serio, ciertamente revelaría las profundas contradicciones sociales, que genera el mercado mundial, la “economía del mercado” y los procesos dialécticos iguales, desiguales y combinados, que chocan fuertemente uno con el otro, como explosivas luchas globales de clase y venideras revoluciones emancipatorias.

Como tal se pueden ver el golpe de Estado y los actos de sabotaje de la industria petrolera en Venezuela en el 2002.

Marx nos explicó el factor subjetivo - presente en todas las revoluciones sociales, incluyendo a la Revolución Bolivariana - del entonces esperado movimiento emancipatorio alemán. Esto ciertamente no es un asunto sui generis, no es un cálculo matemático de equivalentes, tampoco es maquillaje de la “economía del mercado” o incluso del socialismo computarizado, es más bien el acto valiente, colectivo y consciente de pasar el punto de no regreso, el Rubicon.

Para Marx significaba pasar la línea, no sólo del ideólogo burgués radical al teórico de la revolución socialista, sino también del socialismo utópico al socialismo científico, hecho que para sí sólo es susceptible de diseñar el puente de la práxis que necesariamente tiene que vincular la crítica del presente con la utopía concreta del futuro y de actuar la “alianza de los hombres y mujeres pensantes y sufridos”, que liberará la sociedad humana de las cadenas del modo de producción burgués y por lo tanto del sistema de clases a escala mundial.

Este fue el contexto histórico dentro del cual nació el Socialismo; ab ovo, era científico, filosófico, humanista, emancipatorio y permanente, era una lucha global de clases.

Cualquier Socialismo “viejo u obsoleto”, “real o existente”, “ortodoxo o dogmático”, “social-democrático o real-democrático”, nuevo u original de cualquier siglo, primeramente, como punto de honor y de partida, tiene que pasar ante los ojos críticos de Marx y Engels, de Lenin y Trotski y tiene que conocer la concepción marxista viviente del Socialismo.

Cuando desarrolló la práxis y la teoría de la revolución global permanente, Marx afirmó, que dos partidos se unen para encontrarse en una alianza temporal impulsada por la revolución, aunque difieren en su actitud política básica hacia esta revolución: Una de tipo pequeño-burgués que apunta a lograr y terminarla, y una proletaria que la empuja hacia adelante,

“hasta que todas las clases de más o menos propiedad han sido exprimidas de la autoridad, el poder ejecutivo ha sido arrebatado por el proletariado y las asociaciones de los proletarios no sólo en un país sino en todos los países líderes del mundo, serían tan adelantados, (...) que al menos las fuerzas de producción decisivas estarán concentradas en las manos del proletariado” (Véase: Marx y Engels, “Discurso de la Autoridad Central a la Liga”, marzo 1850).

Para nosotros es decisivo este postulado de la permanencia de la revolución proletaria. Ya en aquel entonces, era la plataforma común de la Liga de los Comunistas y de los Blanquistas, y contenía los siguientes criterios de una revolución socialista en Alemania y Europa:

a) Realización de la hegemonía del proletariado por medio de su partido o sus partidos, en la revolución burguesa históricamente retardada.

b) Instalación de una dictadura del proletariado, por ejemplo, apoderarse del control sobre el poder ejecutivo con la mira hacia la expropiación y reorganización de los medios de producción.

c) Internacionalización de la revolución para lograr la cooperación entre sociedades dominadas por el proletariado y en su mayoría altamente desarrolladas (dominantes), en función de impedir que el “comunismo” se convierte meramente en una forma generalizada de indigencia y necesidad, que sólo ocasionaría nuevos tipos de desigualdad, la formación de clases y la generación de maquinarias de represión frente a la mayoría de la gente.

Para nosotros es significativo, que al comienzo del siglo 20, los Bolcheviques y los Social-Demócratas alemanes del ala izquierda, una vez más descubrieron el “carácter local de la revolución” que informa los escritos de Marx de 1848.

Para nosotros y la Revolución Bolivariana, la pregunta transhistórica sigue siendo: ¿cual es el carácter de nuestra, de cualquier revolución social?

Era precisamente la Revolución Rusa de 1905, que levantó el problema del carácter de esta revolución, no sólo para los social-demócratas rusos sino también para la Segunda Internacional en su totalidad.

Habían tres diferentes opciones para la Revolución Rusa

a) La Menchevique.
b) La Bolchevique.
c) La del inspirador del Primer Consejo de Diputados de los Trabajadores de Petersburgo, León Trotski.

Las discusiones marxistas en cuanto a la revolución de 1905 y las revoluciones de febrero o de octubre de 1917 en Rusia, definitivamente son significativas para el actual debate revolucionario en Venezuela.

¿Cuál es el carácter social y cuál es la tarea histórica de la Revolución Bolivariana? En el Tercer Milenio ¿sigue siendo anti-colonial, pro-burgués, democrática, capitalista? ¿Tiene rasgos de un desarrollo socialista? ¿Es “reforma o revolución” (Rosa Luxemburgo)? ¿Reforma y revolución ... ninguna de las dos? ¿Exodo, Emancipación?

Al final del siglo 20, según la teoría menchevique, la tarea de la Revolución Rusa se restringió a tumbar el régimen zarista y establecer una república burgués-democrática, en cuyo marco el capitalismo ruso se podría expandir libremente, mientras la socialdemocracia rusa, a través de su oposición y organización poderosa, protegería a los trabajadores rusos de las peores formas de explotación.

Ahora, los Mencheviques, como futura “oposición”, apoyándose fuertemente en los renegados revisionistas Kautski y Bernstein y en la “social democracia” burguesa, es decir, en claro contraste a la concepción marxista materialista de la historia, de la dialéctica y de la lucha de clases, propagaron el reformismo, la defensa intra-sistémica de los derechos laborales, la reconciliación, el diálogo y los acuerdos entre caballeros.

Bajo las actuales condiciones globales corporativas y fascistas, tal estrategia contrarrevolucionaria menchevique y kautskiana, tal traición de las aspiraciones de los trabajadores, del socialismo científico y filosófico innovador, les jugaría justo en las manos del imperialismo yanqui y sería fatal para Venezuela y América Latina.

Hace un siglo atrás, abusando del marxismo “ortodoxo”, en la opinión ideológica de los reformistas, una revolución socialista en Rusia no sería factible, dado su desarrollo desigual, ya que un capitalismo altamente desarrollado sería la precondición necesaria para cualquier revolución socialista. Los Bolcheviques condenaron categóricamente este “Leninismo sin Lenin”.

La formula algebraica de Lenin para la Revolución Rusa hasta la Primera Guerra Mundial era la de la “dictadura democrática de los trabajadores y campesinos”. Su interés se dirigió principalmente a aquellas clases, que fueron conocidas para incubar a la revolución y sus protagonistas más probables.

El sujeto revolucionario ruso de Lenin lo formaron unos 100 millones de campesinos sin tierra que se liberarían de su esclavitud a medias y lucharían por la distribución de tierras; también 5 millones de trabajadores urbanos que apoyarían la guerra de los campesinos, utilizando el arma del paro en las ciudades, con los objetivos socialistas en mente.

Según él, el resultado sería una coalición revolucionaria entre los partidos de los trabajadores y de los campesinos, ya que la burguesía rusa, en consecuencia de las características especiales del desarrollo ruso, sería incapaz de jugar un rol político independiente.

En realidad, el campesinado, bajo el liderazgo de la políticamente consciente vanguardia del proletariado, tomaría el rol histórico de la débil burguesía rusa y primero que todo, llevaría a cabo las tareas democráticas burguesas. Esto fue definitivamente una “revisión” de la teoría revolucionaria marxista original; sin embargo, es otra cosa “revisar” el marxismo ideológicamente más allá del reconocimiento emancipatorio. Lenin y Trotski mantuvieron, que este proceso revolucionario transicional ocurrió durante la Revolución de Febrero en 1917.

Lenin explicó, que esta revolución rusa burgués-democrático-capitalista, la cual llevaron a cabo los campesinos y trabajadores, desde ahora adaptaría un carácter proletario, al menos en las ciudades, en virtud de las formas de lucha de clase adaptadas.

Lo que Lenin enfatizó dentro del contexto de la Revolución de Octubre de 1917, es la quintaesencia para la Revolución Bolivariana y para la instalación de un “Nuevo Socialismo del Siglo 21”. Resaltó, que la Revolución Rusa sería la señal para la erupción de la revolución “meramente” proletaria en Europa Occidental. Concluyó, que si esto no pasaría pronto, entonces la misma Revolución Rusa sería condenada al fracaso.

De manera similar, la Revolución Bolivariana no se puede realizar en un pueblito, en un Estado o en una isla. En la era de la Globalización, sólo puede triunfar a escala mundial. Por lo tanto, su práxis y teoría revolucionaria, sus programas, sus proyectos, sus misiones, su táctica y estrategia, sus objetivos emancipatorios de la necesidad tienen que ser introducidos local, nacional, continental y globalmente.

Trotski fue un poquito más lejos, pronosticando en 1905/1906, que a la coalición asumida por Lenin, necesariamente le seguiría rápidamente la hegemonía del proletariado urbano, puesto que en vista de la debilidad inherente a la burguesía rusa, la pequeña burguesía, la clase empobrecida de campesinos, como era dispersa y tradicionalmente incapaz de organizarse, sería destinada a subordinarse al liderazgo del proletariado urbano. Una vez tomado el control, los trabajadores urbanos, cuidadosos de sus intereses de clase, no tendrían otra opción que la de reventar el horizonte de las instituciones burgués-capitalistas tanto económicas como políticas y “poner en la agenda el colectivismo”.

¿Será que algo similar está pasando en Venezuela actualmente? ¿Será que aumenta el roce entre clases, entre las clases medias, los trabajadores y campesinos?

Trotski era de la opinión, que los trabajadores rusos llegarían a un conflicto con los intereses de clase de la pequeña burguesía de los terratenientes relativamente ricos y de algunos sectores del alto campesinado.

Trotski, igual que Marx, Engels y Lenin, enfatizó el carácter global permanente de la revolución socialista y advirtió, que sin apoyo de la revolución proletaria en los países capitalistas más desarrollados, la revolución proletaria no sería capaz de mantenerse en Rusia. Insistió que el destino de la revolución de los trabajadores rusos se decidiría a través de luchas sociales a escala internacional.

Esto vale también para la Revolución Bolivariana, la locomotora actual transhistórica de la revolución socialista en Venezuela y América Latina.

Durante la Primera Guerra Mundial, Lenin se acercó más a la posición de Trotski, y al regreso de su exilio propagó la segunda revolución proletario-socialista (las “tesis de abril”). Los eventos de 1917 en Rusia corroboraron plenamente el pronóstico de Trotski de 1905.

El ataque Bolchevique al poder en octubre / noviembre de 1917 sin duda fue acompañado por la expectativa, que la revolución socialista no fallaría en expandirse internacionalmente dentro de poco tiempo, como se pudo evidenciar a través de los manifiestos y debates tanto del primer congreso del KOMINTERN como de los congresos del Partido Comunista de Rusia (RCP) y además de las escrituras de los líderes revolucionarios. Lo que pasó después, es historia y no nos interesa directamente aquí.

Por motivo de claridad, en cuanto al significado de la revolución socialista, vamos a concluir con la esencia teórica de la explicación marxista de la revolución social, es decir, del salto cualitativo dialéctico de un modo obsoleto a un nuevo modo de producción.

Revolución Marxista y Socialismo

Un socialismo que no es capaz de revisarse, renovarse o innovarse, no es marxismo, no es científico ni filosófico. En este sentido creativo y germinador, hay que disfrutar lo siguiente:

Marx era el primer politólogo, economista y filósofo que explicó la quintaesencia de la revolución social, siendo ésta la contradicción social inexorable entre trabajadores y capitalistas, entre el Trabajo y el Capital, entre aquellos que sólo tienen su fuerza de trabajo para vender y aquellos que la compran, es decir, aquellos que al mismo tiempo poseen los principales medios sociales de producción y comunicación como propiedad privada.

Explicó además, que a un cierto nivel del desarrollo histórico, las fuerzas materiales de producción entran en un severo conflicto con las existentes relaciones de producción, es decir, con las relaciones de propiedad, bajo las cuales se han desarrollado hasta ahora. Originalmente fueron esas relaciones, que permitieron a las fuerzas de producción desarrollarse libremente. Ahora se han convertido en cadenas, que rompen su desarrollo. El resultado es, que empieza una época de revolución social, en nuestro caso, la actual revolución socialista del siglo 21.

Marx afirmó categóricamente, que un nuevo modo de producción, que una revolución socialista no está en el orden del día, hasta que no todas las fuerzas capitalistas de producción del viejo modo, del viejo orden mundial, se hayan desarrollado plenamente o se hayan vuelto ya obsoletas.

Peor aún, un nuevo modo de producción, un nuevo socialismo, una revolución socialista no puede nacer, desarrollarse y triunfar a nivel global, hasta que al menos en forma embriónica, las condiciones materiales y espirituales para su existencia no estén ya presentes en el viejo modo de producción que se está muriendo. Claro, esto lo dicta la dialéctica revolucionaria interna del sistema, que no permite procesos extrasistémicos.

La revolución social se caracteriza como un proceso, como una época. Precisamente de esta manera se ve la Revolución Bolivariana a sí misma. Además, todas las revoluciones sociales son subjetivas, son deseadas y requeridas por las respectivas clases revolucionarias.

Aunque Marx señaló, que se tiene que utilizar la fuerza revolucionaria para romper el cascarón del huevo, para liberar lo recién nacido, y también sabía, que ninguna clase dominante jamás dejará su trono pacíficamente - véase la “oposición” venezolana - no obstante no descartó la posibilidad de un desarrollo pacífico hacia el socialismo, dado que la revolución socialista primeramente ocurriría en los países metropolitanos y después se extendería globalmente. Marx y Engels incluso esperaron una transición pacífica al socialismo antes de sus propias muertes.

Explicaron, que aparte de los factores comunes de todas las revoluciones sociales, las individuales tendrán sus propias particularidades y que no existen paradigmas revolucionarias o incluso revoluciones “clásicas”. Enfatizaron, que no se puede importar o exportar ninguna revolución.

En todo caso, todas las revoluciones sociales, especialmente la actual socialista, tienen un factor en común: para los esclavos explotados de todas las categorías, las condiciones de vida a nivel global se han vuelto tan insoportables, que no tienen nada más que perder, salvo sus meras cadenas productivas.

Afirmar, que actualmente, después de 8 siglos de existencia del capitalismo, bajo la globalización, no existen condiciones objetivas (e incluso subjetivas) para la realización del socialismo científico y filosófico, es decir, del Marxismo auténtico, es equivalente a afirmar eternamente el capitalismo como modo de producción, incluyendo todas sus instituciones explotadoras, sus sobreestructuras dominantes “democráticas”, el Estado sobrenatural, la propiedad privada de los medios de producción y comunicación, la economía del mercado, el racismo abierto, el militarismo sangriento, la “verdadera democracia”, la democracia burguesa y la alienación laboral.

En pocas palabras, según Rosa Luxemburgo y Lenin, tales argumentos forman parte intrínseca de la esencia ideológica de fantasías contrarrevolucionarias de cualquier Kautskiano renegado o revisionista, que ha traicionado sus sueños diurnos juveniles, que ha perdido toda fe en la revolución socialista y en el Poder Ciudadano y que desea realizar algún tipo de maquillaje reformista del capitalismo y del imperialismo, en fin, que quiere hacer un poco más soportable el dolor del trabajo dentro del fascismo mundial.

Tal actitud arrogante, metropolitana, dictatorial y autoritaria ciertamente le hará más daño a la Revolución Bolivariana, que las 15 organizaciones de la CIA juntas. Seguramente confundirá su vanguardia revolucionaria emergente y sus propios cuadros en proceso. Será la capitulación total ante el fascismo mundial capitalista, imperialista y corporativo alias la Globalización.

Según nuestra opinión personal, mutatis mutandis, cualquiera que afirma cualquier cosa en el planeta tierra, como lo son el capitalismo, las guerras mundiales, el desarrollismo democrático, las alianzas del Capital y el Trabajo, el corporatismo oligopólico, la democracia participativa de clase, la hegemonía mundial imperialista, la economía “libre” del mercado igual, desigual o equivalente, las leyes patrióticas, los sistemas y las leyes del Apartheid, los campos de concentración, la tortura, el terrorismo, las estructuras violentas de clase, el racismo abierto, etc., todo, salvo el socialismo; quien enfatiza la imposibilidad de su realización a través de los siglos y milenios, definitivamente no refleja las aspiraciones más profundas y sagradas de las masas pauperizadas que viven en el “Tercer Mundo”, no es un verdadero amigo de la Revolución Bolivariana, de los suspiros emancipatorios de los millones de Americanos, Africanos, Asiáticos, Caribeños o Oceánicos empobrecidos y más explotados.

En el Tercer Milenio, ni Venezuela ni ningún país del “Tercer Mundo” tiene la tarea histórica de realizar su propia Revolución Francesa privada, es decir, su revolución especial burgués-democrático-capitalista, que introduce el capitalismo liberal competitivo, el “buen capitalismo” de Adam Smith. Es una absoluta estupidez, hablar hoy - 175 años más tarde - de una revolución actual burgués-democrático-capitalista en Venezuela. En la medida que la división internacional del trabajo y el intercambio desigual en el mercado mundial fue una conditio sine qua non para el triunfo del modo de producción capitalista, la eterna condición no-industrial, monocultural, colonial y neocolonial del “Tercer Mundo”, de Venezuela, era vital para la hegemonía capitalista para globalizarse económicamente, políticamente y socialmente a través de los últimos siglos.

Finalmente, científicamente y filosóficamente, todos de, por y para sí mismos, en todas partes, en cualquier tiempo, nosotros, los trabajadores de este mundo perdido, los “condenados de la tierra”, los “miserables” tenemos que hacer y pensar nuestra propia revolución socialista.

Original en Inglés:"Venezuela: What is Marxist Socialist Revolution?"
http://www.vheadline.com/readnews.asp?id=45593


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Franz J. T. Lee


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