Se nos ha catalogado de ultraizquierdistas ¡por nuestras opiniones!, ¡es un honor! En el origen, toda Revolución, todo Revolucionario ha sido imputado de ultraizquierdista. Lo fueron la Revolución Soviética, la Revolución Cubana, y lo fue esta Revolución, recordemos los discursos del congreso después del 4 de febrero, los gritos de "Muerte a los golpistas".
No queremos que la discusión se reduzca a lo personal y, de esa manera, se despache con un linchamiento moral en la Asamblea, unas risotadas, algunos retruécanos, unos aplausos efectistas, pero cero argumentos: así nos distraeremos mientras la restauración camina. No responderemos a descalificaciones personales, sólo atenderemos los ataques que vengan con argumentos, con rigor, con reflexión, con eso que ahora llaman "dogmatismo". Vayamos entonces al grano.
Aceptado ya que el "Plan de la Patria" fue modificado, que el que salió de la Asamblea no es el original de Chávez, que fue reformado, ahora pasemos a otro punto. Obviemos quiénes lo hicieron, centrémonos en por qué lo hicieron, qué camino pensaban abrir con la modificación y, sobre todo, hacia dónde nos conducen las modificaciones.
Sostenemos que en el momento que atraviesa la Revolución, lo más importante, lo vital, es el alma de los humildes, de los desposeídos. Es allí, en nuestra base social, que se está decidiendo la batalla. Y sostenemos que la estamos perdiendo. Nuestra base social se transvasa hacia filas enemigas o se paraliza, apática, confusa. Los números electorales, lo débil de las movilizaciones, de la organización social revolucionaria que ha quedado en el papel, los valores del egoísmo y consumismo que, más allá de la retórica, la Revolución alienta, todo indica que se está perdiendo terreno.
Pensamos que las alianzas estratégicas con la burguesía, como reza el plan de la Asamblea, y como han declarado voceros del gobierno con la justificación de elevar las fuerzas productivas, son un error.Porque el capitalismo no sólo es una cuestión económica, sino que viene aparejado, además de la depredación del hombre y la naturaleza, con una conciencia, una cultura, que es enemiga del Socialismo. Los ensayos, como el chino, de “dos sistemas un solo país”, de elevar las fuerzas productivas “con las armas melladas del capitalismo", conducen inevitablemente a la restauración.
Si estas alianzas son malas en cualquier circunstancia, lo son mucho más ahora que en la conciencia de la masa se afianzan los valores capitalistas. Al intentar estabilizar al capitalismo, elevamos la conciencia capitalista y golpeamos la conciencia socialista. Así, a pesar de nuestras buenas intenciones, entregamos la Revolución.
Entonces, recalcamos, por este camino vamos hacia la restauración, y muy posiblemente esta restauración conlleve un horrible periodo fascista.
El Socialismo sólo se puede hacer con Socialismo y enfrentado a la burguesía, nunca con su colaboración. Pretender que los capitalistas construyan Socialismo es, además de una ingenuidad, un atajo hacia la restauración. Y en las condiciones nuestras, debilita rápidamente al gobierno y nos conduce al fascismo. Nos deja sin proyecto, más allá de la declaración retórica, sin enemigo, sin razones sagradas por las cuales luchar, desmotiva a la masa. Recordemos que el capitalismo es insaciable, incontrolable, cada día nos exigirá más y más entrega.
No es casual que el enemigo sea ahora eso que cómodamente llaman ultraizquierda, que funciona como una hoja de parra para tapar deslizamientos al capitalismo, y no lo sea la derecha de la mud, concreta, agresiva, acechante, sentada allí en la Asamblea, llamada a gobernar junto a la Revolución, a hacer planes económicos conjuntos. Lo que sucede es la consecuencia inevitable de la alianza en lo económico, que exige un pacto y silenciar a quien se oponga… hacia allá vamos, ese es el rumbo que debemos corregir.
¡Viva Chávez y su legado original: El Socialismo!
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