O nos concientizamos o seguimos siendo títeres

En la lucha por la radicalización sistemática de la revolución, erramos cuando el proceso se ancla más en un rostro y no en un ideal.

El fanatismo hacia los "políticos" es un error que comenten a menudo los pueblos, llegan hasta el punto de cegarse, negar incluso, las fallas de quien tiene el liderazgo en la marcha hacia un fin ideológico.

Cuando estos procesos se llevan a cabo por elección popular, siempre son encabezados por un "líder" y aceptado por la población. Los pueblos son los que deciden qué camino seguir, pero para ello se necesita la concientización, más allá de diferenciar si eres “rojo” o “azul”. Se requiere un pueblo consciente, para que no sea un instrumento ciego de los populistas y/o falsos izquierdistas.

Los "políticos" son expertos en hacer discursos demagogos durante campañas electorales y cuando se carece de conocimientos políticos-históricos, muchos caen en el error de seguirlos. Pero en el momento en que esos roles electorales van más allá de simples palabras acomodadas y un cambio de persona en el poder, y se tiene el planteamiento de un proyecto que conlleve a una nueva vía y visión de sociedad, en este caso la SOCIALISTA, se le infunde a sus seguidores las ganas de adquirir conocimientos de dicha teoría y organizarse para llevarla a cabo de la manera más correcta.

De nosotros; Los ESTUDIANTES, el PROLETARIADO y el CAMPESINADO, depende de que esta radicalización triunfe. No solo de estos monos diplomáticos con corbatas, para eso necesitamos que el poder político este ejercido por gente comprometida con el PUEBLO, con el IDEAL y no por un SUELDO.

De esto carece Venezuela, no poseemos un pueblo en su totalidad consciente de lo que es Socialismo, ni un gabinete que en su mayoría sea proletario. Más allá de que nuestro presidente actual haya sido sindicalista, podemos notar que muchos han dejado a un lado su representación y compromiso con la clase que representan, ya que sus cargos los han privilegiado, garantizando primero su comodidades y necesidades, victimas del pensamiento individualista que se busca suprimir.

Después de la muerte de nuestro gran comandante Hugo Chávez Frías se presenció un auge político; de confusiones, discrepancias y sentimientos de desesperanza, sobre el destino de esta revolución. Esto se demostró en el resultado del 14 de Abril del 2013 cuando la cantidad de votos que sacamos fue muy por debajo de lo que lograba Chávez, y desde mi perspectiva fue un fracaso después de que antes se tenía una racha muy ventajosa en las votaciones. Con ese resultado se pudo apreciar un pueblo aferrado más a un rostro que al mismo ideal, sin obviar, la feroz campaña mediática que se vivía en ese momento en contra de Nicolás Maduro, en el que muchos “Chavistas”, “Socialistas” y/o “Revolucionarios” fueron víctimas de las patrañas que los medios de comunicación privados impulsaban. Se podían escuchar frases como; “Chávez se murió, la revolución acabo”, “no hay chavismo sin Chávez”, “Maduro no es Chávez”, etc. La cual les funciono de cierto modo, pero por suerte no alcanzo el objetivo principal que era ganar las elecciones presidenciales. Pudimos notar que la jerarquía de todo este proceso dependía de Hugo Chávez sin duda alguna para ningún sector político de Venezuela y del mundo, y de esto se aprovechó la oposición.

Durante las campañas electorales de Nicolás Maduro, todo el marketing político que se llevó a cabo, se podría decir que el nombre de nuestro comándate Chávez fue usado en honor a él, pero también fue clave para garantizar el triunfo de una forma más simbólica, ya que el pueblo tenía y tiene una lealtad absoluta hacia al comandante por su grandiosa gestión. Se vio claramente la influencia que ejercía su figura.

En estas elecciones, muchas personas, hasta supuestos “Revolucionarios”, consideraban que solo estaba en juego un cambio de presidente y ya, cuando en realidad se estaba jugando el futuro de la lucha por el cambio socio-político que se planteó en Venezuela por el comandante Chávez.

Podemos apreciar el vacío ideológico, en las convocaciones por parte de la derecha, con el fin de la salida del gobierno de Maduro. Se aprovechó del desespero de algunos venezolanos por su descontento con la situación social y económica que están aconteciendo en el país, la cual en realidad nos afecta es a nosotros, las clases menos privilegiada. Podemos notar aquel vacío ideológico en los pobres argumentos de los participantes de las guarimbas, cuando ningunas son encabezadas por propuestas políticas-ideológicas serias, solo les ha servido para expresar su odio y mediocridad que ha causado muertes de hermanos venezolanos por actos vandálicos y terroristas, simplemente por dejarse llevar por políticos que como único objetivo tienen hacerse con el poder y llenar sus bolsillos. Muchos pasaron de ser “victimas a victimarios” prefirieron ser peones y no formarse. Los estudiantes del bando opositor siguen siendo un instrumento muy importante para los dirigentes del partido contrario al gobierno.

Esto no solo se está presenciando ahora sino desde hace mucho tiempo atrás, por eso es que seguimos siendo víctimas de un circo de politiqueros.

Estos casos ya no se les pueden permitir seguir surgiendo, más cuando muchos decidieron integrarse a la lucha contra el Capitalismo. No podemos continuar cometiendo los mismos errores anclados por décadas. Sin concientización seguirán siendo los pueblos las herramientas de monos diplomáticos con corbatas.

Los pueblos tienen que despertar, para no ser aplastados por el sistema burocrático que se ha podido presenciar en las instituciones públicas que son representadas por oportunistas comprometidos con seguir incrementando sus cuentas bancarias de cantidades de dinero, dejando a un lado los principios ideológicos humanistas que busca inculcar cualquier proceso revolucionario verdadero, que han caído en las manos de populistas con ideas reformistas que temen a una radicalización por miedo a perder su negocio corrupto.

En este asunto, el pueblo juega un importante papel, ya que puede manifestarse haciendo contemplar su descontento, reflejando su conocimiento político gracias a su formación ideológica, con propuestas, sin irse a los extremos inútiles cuando el gobierno Bolivariano se ha caracterizado por su inclusión social.

“Tenemos que hablar de socialismo, no de personas, ni de etiquetas." Alberto Müller Rojas


Twitter: @larasjunior

Correo: sotolara95@gmail.com


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