¿Hemos comprendido y aprendido a desarrollar el proceso revolucionario?

¿Cuál es la realidad actual en y de Venezuela en este mes de septiembre (2014)? ¿Estaría el sub-conjunto de la “derecha radical” preparada para el “Otoño caliente caribeño”?

¿Fue el “sacudón”, realmente, el “sacudón” que estaban esperando tanto los chavistas como los anti-chavistas; es decir, “tirios y troyanos”? ¿Cuál es, verdaderamente, la relación: “pensamiento don Simón Bolívar”; “pensamientos Chávez Frías”; “Revolución Bolivariana”; y, los cambios profundos del “Estado rentista”? ¿Es la “Revolución Bolivariana” una revolución encuadrada dentro de los paradigmas de la “corriente marxista”? ¿Realmente y en la actualidad objetiva podríamos aceptar la matriz de opinión de las derechas, nacionales e internacionales, que nuestra revolución es comunista? ¿Comprende la sociedad venezolana como todo un conjunto social y económico que es el “comunismo”; qué es el “socialismo”? ¿La burguesía venezolana en su más amplio espectro podría exponer, públicamente, cuál es el capitalismo que trata de imponer en Venezuela bien durante una política reformista; bien logrando controlar Miraflores; bien alcanzando la derrota real de los sectores sociales que suscriben la “Revolución Bolivariana”? Realmente: ¿cuál es la realidad actual de Venezuela como estado-nación sobre las bases de desarrollo socio-económico para el siglo XXI?

En resumidas inquietudes: ¿dónde estamos parados, actualmente, en el marco del proceso revolucionario, realmente, venezolano como toda una globalidad revolucionaria sí, verdaderamente, hemos definido a nuestra revolución como socialista en el marco del proceso de “cambios profundos” del “Estado rentista” hacia aquello que hemos denominado como “Estado socialista”? Ahora bien, sí aún consideramos que estamos caminando por los “cambios profundos” del “Estado rentista”, nos preguntamos, entonces: ¿Por qué aún estamos en ese proceso cuando tanto la “estructura económica” como la “super-estructura” se han visto afectadas por importantes cambios reales no solo y gracias a los consecuentes discursos de los cuadros revolucionarios sino porque, también, las estadísticas nos informan los cambios objetivos que han sufrido los parámetros que definen el “Estado rentista”?

En fin: ¿Cómo definimos al “Estado en transición” hacia el “Estado socialista” para poder comprender los caminos que estamos transitando en las actuales realidades venezolanas?
Recientemente, la “Coordinadora Simón Bolívar” realizó una develación de una estatua del líder guerrillero, Baltazar Ojeda Negretti (Elías). El acto se realizó en los predios de la muy populosa realidad social del “23 de enero” (Caracas). No vamos a entrar a conversar sobre el renombrado y bien conocido “Comandante Elías”, civil convertido en militar, que comenzaría sus primeras realidades revolucionarias en la “Plaza de las Tres Gracias” (según el propio Elías nos referiría en los caminares londinenses), en la entrada de la Universidad Central de Venezuela, cuando los estudiantes comprometidos de aquella “Escuela Técnica Industrial” se confrontaban con los aparatos represivos del gobierno de don Rómulo Betancourt.

Tampoco vamos a exponer sus andares por las montañas occidentales del Venezuela menos por sus andares en Londres; nuestras líneas están dirigidas a exponer nuestra personal visión además de subjetiva de aquel conjunto de personas que, aunados, conversaban, se saludaban y abrazaban rememorando caminares personales revolucionarias en la espera del comienzo de aquel acto de reconocimiento público no solo a la persona de “Elías” sino, al mismo tiempo, a todos los presentes y ausentes.

Aquel escenario, curiosamente, estimuló nuestro inconsciente real trayendo al consciente algunos escenarios, sí se nos permite esa denominación, referidos al actual proceso revolucionario venezolano al mismo tiempo que nuestras muy cortas y limitadas lecturas se motivaron conformando todo un conjunto de ideas que provocaron, inevitablemente, las correspondientes preguntas. Es de toda obviedad cuando contrastamos a aquel conjunto de personas que se habían comprometido con sus propias vidas y las reales afectaciones a sus familiares más cercanos, nos sentimos incómodos porque, subrepticiamente, tratábamos de escuchar aquellas conversas entre camaradas que expresaban sus reales limitaciones cotidianas en sus actuales vivencias personales.

Aquello nos enervó por lo egoísta en que se estaba comportando la que hemos denominado como la “Revolución Bolivariana” cual se conjuga con el “pensamiento de don Simón Bolívar” y el “pensamiento Chávez Frías”.

Claro, sin expresarlo, pensábamos sobre las posibilidades que el Estado revolucionario dentro del cual estamos sumidos se asumiera a las responsabilidades reales, objetivas, morales, éticas e históricas obligantes hacia aquellas personas profundamente comprometidas con la “revolución venezolana”. Es decir, nos preguntábamos y aún nos preguntan: ¿Por qué hemos caído tan bajo dejando en la cuneta a los camaradas que merecen reconocimientos públicos y agradecimientos totales y sinceros de aquellos que están en altas responsabilidades?

En fin, aquello de las realidades de los “jacobinos” es cierto; cuanto egoísmo, cuantas debilidades, cuantos miedos es aquello de reconocer que no somos revolucionarios si nos olvidamos de aquellos que se comprometieron durante aquellos trágicos gobiernos de la 4ta. República; pero así es “la guillotina” que “acaba con sus propios hijos”.

En ese marco reflexivo, cuasi inmediatamente, nos preguntábamos y aún lo hacemos: ¿Cómo se podrían alcanzar acuerdos en el marco del proceso revolucionario actual con el “Gran Polo Patriótico” sí no atendemos a quienes conforman, realmente, sus bases sociales en “permanente revolución” desde aquellos años de la década de los 60? ¿Es que acaso nos creemos poseedores de la verdad revolucionaria en estas actuales circunstancias?
Debemos exponer que hay una molestia que nos viene “golpeando” desde hace bastante tiempo cuando el discurso oficial señala como comienzo de la “Revolución Bolivariana” el “27 de febrero”. ¿Será que, a pesar que reiteradamente nos referimos a la Historia de la Patria, nos mantenemos en los esquemas del positivismo criollo?

Desarrollar una revolución no es un asunto de un 2x3; para nada ese pensamiento ni es real, ni es objetivo y es contra-revolucionario porque, en nuestro entender, una revolución significa cambiar a toda una sociedad en toda su estructura de vida; es decir, a título de ejemplo histórico. Cuando el “burgo” castellano comenzó a expresarse, históricamente, “el rey” se vería en la objetiva necesidad que “era de necesidad estimular a aquellos campesinos convertidos en guerreros para que no solo se enfrentaran contra los denominados como “moros” sino que obtuvieran como premio real e inmediato aquel espacio geográfico conquistado post-reconquista temporal” con lo cual se irían constituyendo los “burgos” y toda su realidad socio-económica en el escenario feudal castellano. Alcanzar la revolución burguesa significó no solamente el proceso social de la “Revolución Francesa” sino cada uno de los escenarios de confrontación entre aquellos burgueses y los “señores de sangre azul” hasta el momento cuando “reventó” (se expresó históricamente) la “Revolución Industrial” manchesterana. Como también aquella realidad revolucionaria burguesa inconclusa se vería en la imperiosa necesidad de alcanzar acuerdos obligantes con aquel imperio británico, hoy en decadencia que lo obliga a “ser el paje” de Washington.

En ese marco, nos comunica una escritora estadounidense estudiosa del proceso revolucionario ruso cuando analiza en profundidad a la “Revolución bolchevique” que el proceso de la “Revolución rusa”, posteriormente, denominada como “Revolución bolchevique”, comenzaría sus primeras manifestaciones sociales de protesta en la segunda mitad del siglo XIX cuales Vladimir Ilich Lenin supo leer con el requerido detenimiento y objetividad frente a dos realidades socio-políticas: los mencheviques y los bolcheviques. Es de momento temporal inquirirnos: ¿la “Revolución Bolivariana” contiene sus propios mencheviques?

Regresemos a nuestros lares revolucionarios. Cuando analizamos los procesos políticos que están en curso en este mundo globalizado cuando, objetivamente, nos encontramos con ese proceso de desarrollo militar que camina hacia “el cul de sac militar” cual obligará a Venezuela a definir sus propias responsabilidades globales.

En ese marco referente sería de ignorantes, poco reflexivos, nada estudiosos y de un cúmulo de soberbia pequeño-burguesa pensar que Washington se quedará con “los brazos cruzados” y permitirá que las decisiones que se tomaren en Miraflores en contrario no fueran respondidas con la correspondiente contundencia que, por lógica del discurso oficial y partidista, requerirá de la movilización de sectores sociales que para nada están en los mismos niveles del conocimiento ideológico ni la preparación estructural (excepto la FANB) para una confrontación de “larga data”. Esto lo sabe un bebe de maternal con lo cual es de responsabilidades revolucionarias tener que decidir llamar a toda la experiencia previa revolucionaria en escena.

En ese marco referente, es de toda curiosidad que inunda nuestros pensares la inquietud por conocer los paradigmas ideológicos sobre los cuales se sustentan los discursos escuchados porque referirnos “al socialismo”, nos consideramos que más se parece a un mantra que a un esquema ideológico sustentado en las realidades históricas venezolanas sobre tesis modernas conocidas. Es decir, no deberíamos confundir los contenidos de “el sacudón” con bases ideológicas no explicitadas que conllevan confusiones que están permitiendo diatribas y discusiones, a nuestro entender, vacías, es decir, sin contenidos ideológicos sino “puros lugares comunes”. Es decir, nos preguntamos: ¿Cómo definimos el “socialismo a la venezolana”?

delpozo14@gmail.com




Esta nota ha sido leída aproximadamente 1033 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter