¿Aquién le venderemos nuestro petroleo y a quién?

Una mirada sobre el futuro próximo de nuestro país

¿DE DONDE SACAREMOS LAS DIVISAS PARA SEGUIR IMPORTANDO LO QUE COMEMOS?

Me siento obligado a una iniciar este artículo con una importante premisa: si usted es alérgicx a usar su cerebro y su tiempo en cuestiones económicas y prefiere disfrutar escribiendo o leyendo sobre chismes de la política y de los políticos, entonces, quédese en lo suyo y no siga leyendo estas líneas.

Desde siempre he insistido en que todas y todos los que leemos (y escribimos en) “Aporrea.org” deberíamos darle la mas alta prioridad de reflexión al tema económico porque los problemas de nuestro país -y la misma proyección en el tiempo de su proceso revolucionario- tienen que ver con lo económico. Ese es el factor fundamental.

Debemos preocuparnos por el hecho de que todavia sigamos consolidando el modelo rentista-petrolero-parasitario luego de 15 años de Revolución (cuyas ideas y propuestas llegaron, precisamente, al corazón de nuestro pueblo debido a las fuertes críticas avanzadas contra dicho modelo parasitario). El que ellos siga así es inaceptable para cualquier revolucionarix que se considere realmente tal.

Debemos preocuparnos por los altibajos que sufre el precio de nuestro crudo y sus derivados porque eso impacta fuertemente nuestro proceso interno (en la medida en que el modelo rentista-petrolero-parasitario es, hoy, la determinante fundamental de nuestra economía).

Debemos preocuparnos por el hecho que nuestras reservas monetarias se encuentren actualmente por debajo de los 20 mil millones de USD y de que la “quema” de divisas luzca absolutamente indetenible a causa del subsidio a la importación de casi todo lo que consumimos y usamos (aún de cosas no necesarias para las necesidades básicas del pueblo).

Debemos preocuparnos de que nuestro aparato productivo permanezca estancado y se deteriore cada vez mas o de que la inversión social pudiera paralizarse y hasta disminuir mientras, paralelamente, la nómina pública (es decir, la burocracia) continúe aumentando de manera exponencial (mermando, por esta vía, recursos y potencialidades a la inversión social misma).

En fin, debemos preocuparnos de que el sistema cambiario que tenemos estimule el florecimiento de un potente y paralelo mercado de divisas que lo encarece todo … absolutamente todo!

Definitivamente, el tema económico debe ser la prioridad de nuestras reflexiones y contribuciones. Y eso es lo que pretendo en las próximas lineas que, a continuación, expongo.

En los últimos diez años, la demanda mundial de alimentos y de cada vez mas grandes cantidades de materias primas, ha provocado un renovado interés de las firmas trasnacionales por el tema agrícola, no sólo porque se ven interesadas en el gran negocio de la producción y distribución de alimentos para el consumo humano, sino también porque ven que el gran negocio está en la producción y venta de “bio-petróleo”, en substitución del petróleo fósil.

Se estima que entre 50 y 80 millones de hectáreas de tierras de las zonas mas pobres del planeta han sido adquiridas por inversionistas internacionales. Las dos terceras partes de las compras de dichas tierras se han realizado en el Africa Subsahariana. Ya en el 2006, alrededor de 14 millones de hectáreas eran utilizada para la producción de biocombustibles. Se estima que en el 2030, entre 35 y 54 millones de hectáreas (es decir, entre el 2.5 y el 3.8% de toda la tierra cultivable en el mundo) será empleada para la producción de biocombustibles.

Todos estos macro-procesos tienen que ver con nuestro presente y, aún mas, con nuestro futuro si no modificamos nuestro enfoque de país productor de materia prima fósil y altamente dependiente de la importación de casi todo lo que consumimos internamente.

Respecto al interés de las trasnacionales por la producción y distribución de alimentos para el consumo humano, conviene subrayar que, en efecto, el “factor comida” ha dado lugar a una preocupante carrera hacia la compra de tierras a nivel mundial por parte de dichas trasnacionales, pero no sólo por ellas: un importante número de países que dependen profundamente de la importación de alimentos ha externalizado su producción de alimentos mediante la compra o el alquiler de tierras agrícolas en otros países.

Es el caso de China, India, Japón, Malasia y Corea del Sur en Asia; Egipto y Libia en la zona del Maghreb africano; Bahrein, Jordania, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos en el Medio Oriente. Funcionarios de alto nivel de estos países recorren las áreas mas pobres del planeta en busca de tierras para comprarlas o alquilarlas a precios muy ventajosos.

Esta opción asegura alimentos baratos a dichos paises a expensas de los habitantes de aquellos que han vendido o alquilados sus proprias tierras fértiles. Esto, a su vez, pone un serio problema de seguridad para aquellos países que se dirijen al mercado mundial para comprar alimentos. Es el caso de nuestro país.

A esta situación se une también el fenómeno de la compra de tierras en los paises mas pobres del planeta para cultivar alimentos no dirigidos al consumo humano sino que son usados para fabricar biocombustibles: son los llamados “biocombustibles de primera generación” o sea, los producidos a partir del maíz, la soja, el aceite de palma, la caña de azucar, etc, etc.

Este absurdo uso de los productos de la tierra pone grandes problemas éticos (en la medida en que dice relación con productos que pueden ser dirigidos al consumo humano), económicos (en la medida en que se utilizan grandes extensiones de tierra, de agua y de fertilizantes para cultivar dichos productos, lo que implica, además, una “cacería global” de tierras a cultivar) y políticos (en la medida en que los mencionados apectos éticos y económicos implican aumentos del precio de los alimentos a nivel mundial, con las consiguientes protestas y rebeliones a las cuales hemos asistido en los últimos tiempos, especialmente en Africa y Asia).

Para obviar los problemas éticos y económicos que ponen los biocombustibles de primera generación, las inversiones de las trasnacionales han volcado sus miradas hacia el enorme potencial representado por los residuos agrícolas que se utilizan actualmente como abono, como forraje para animales, para generar calor en hogares y para otros usos menores.

En efecto, las investigaciones de punta en el campo de la bio-tecnología han hecho posibile la producción de biocombustibles a partir de desechos de la industria agrícola. Es decir, a partir de derivados de materiales de orígen vegetal y de bajo valor agregado que contienen azúcares o aceites que se pueden extraer y transformar en etanol o biodiesel. Según los cálculos, entre el 10 y el 25% de estos residuos agrícolas podrían ser utilizados para la producción de biocombustibles (a este propósito, y para imaginar el impacto que este proceso pudiera tener para nuestra exportación de petroleo fósil, cabe recordar que el mercado norteamericano se caracteriza por ser un gran consumidor de gasolina y que el mercado europeo, en cambio, consume diesel. Y esta es la razón por la cual los grandes productores de biocombustibles se están especializando en etanol (para colocarlo mayormente en EE.UU) y en biodiesel (para venderlo preferencialmente en la Unión Europea).

Pero el último esfuerzo de las trasnacionales para liberarse lo mas pronto posible del costoso y contaminante petróleo fósil, se está concentrando en la producción de biocombustibles a partir de las algas marinas: son los llamados “biocombustibles de tercera generaciòn”.

En dicho esfuerzo ya están lanzadas las grandes trasnacionales del petróleo fósil (Exxon, BP, Chevron, Shell, Total, etc.), las grandes firmas multinacionales de la industria farmacéutica (Roche, Merck), los grandes nombres de los alimentos y de la agricultura (Unilever, Cargill, DuPont, Monsanto, Bunge, Procter & Gamble) y los grandes amos de la industria química (Dow, BASF).

Un ejemplo? La Exxon Mobil Corp., el mayor fabricante mundial de gasolina y diesel derivados del petróleo fósil ha invertido, a través de la Synthetic Genomics Inc., mas de 100 millones de dólares (de un total de 600 millones programados) para desarrollar biocombustibles derivados de las algas marinas.

Synthetic Genomics ha analizado mas de 20.000 cepas de algas y seleccionado 10 de ellas porque tienen un gran potencial es decir, se les puede modificar su composición genética utilizando trozos de ADN artificial los cuales, en la medida en que se agregan, programarán las células de las algas para maximizar la producción de bio-petróleo.

Además de los avances alcanzados por Exxon Mobil y su socia, la Synthetic Genomics, también tenemos los del Bio Architecture Lab (BAL), un laboratorio de investigaciones de punta con sede en Berkeley. Allí, investigadores expertos en bio-ingeniería han construido un microbio capaz de extraer de las plantas del mar sus principales azúcares y convertirlos en una fuente green y muy barata de la que se podrán derivar bio-combustibles y otros productos.

Otro ejemplo? DuPont, la sexta empresa química mas grande del mundo es, también, la segunda empresa de semillas y la sexta agroquímica mas potente del mundo. Durante los últimos años DuPont ha construido una red de relaciones con British Petroleum (BP), Bio Architecture Lab (BAL), General Mills y Tate & Lyle para comercializar biocombustibles y plásticos derivados del maíz. DuPont y BP tienen, además, una empresa de capital de riesgo (la Butamax) que comercializa combustibles derivados de algas.

Un ejemplo mas? La empresa estadounidense de biología sintética, Bio Architecture Lab (BAL), desarrolla granjas de algas marinas para producir etanol en la costas chilenas en colaboración con la empresa local de petróleo ENAP, al tiempo que realiza acuerdos con la petrolera noruega Statoil para desarrollar también granjas de algas para etanol en dicho país.

La BAL ha logrado estos resultados gracias a financiamientos otorgados por el gobierno norteamericano a la Energy's Advanced Research Projects Agency. El objetivo de esta agencia pública de investigaciones estratégicas consiste en encontrar nuevas maneras de superar la dependencia del petróleo fósil. Los cálculos dicen que, a nivel mundial, menos del 3% de las aguas costeras albergarían algas capaces de reemplazar a mas de 1 millón 600 mil de barriles de combustibles fósiles.

Con la invención de BAL 1611 (asi se llama el microbio artificial inventado en el BAL) los Estados Unidos contarán con una plataforma microbiana que les podría permitir, en el muy corto plazo, producir etanol a partir de algas y a través de procesos relativamente simples.

Además de los mencionados ejemplos referidos a la industria de las macroalgas, aquellas de las microalgas también están viviendo un proceso de gran expansión debido a la posibilidad de derivar biocombustibles de algunas especies de microalgas. En ese sentido, reconocidos actores de la biología sintética, como Solazyme, Synthetic Genomics, Inc., y Joule Unlimited están apostando a las microalgas porque son de rápido crecimiento y relativamente fáciles de modificar con la ingeniería genética.

En linea con esto, las grandes empresas energéticas y químicas, como ExxonMobil, BP, Chevron y Dow Chemical se están asociando para extraer los hidrocarburos naturales producidos por algunas especies de algas (en el 2011, la trasnacional Monsanto invirtió un monto de capital no divulgado públicamente para entrar como accionista de la empresa líder en biocombustibles derivados de microalgas: la Sapphire Energy).

Frente a este panorama global de inversiones, investigaciones, experimentaciones y de reorientaciones estratégicas para reducir la dependencia del petróleo fósil, nosotros en Venezuela, ¿Qué estamos haciendo y cómo nos estamos preparando para dicho escenario global?

La pregunta es mas que legítima, pues, me preocupa profundamente que estémos enfrascados en debates superficiales o inventando ministerios sín sentido (como el de la Suprema Felicidad para el Pueblo!), mientras nos olvidamos de invertir en futuro es decir, en investigaciones de punta para estar al paso con los movimientos de los que actualmente compran nuestro petróleo fòsil.

El día en que nuestros actuales clientes externos incrementen la producción y consumo, a gran escala, de biocarburantes derivados de desechos agrícolas o de algas, ¿A quién le venderemos nuestro petróleo fósil y de dónde sacaremos las divisas necesarias para seguir importando lo que comemos?

Por todo esto, insisto en la importancia de darle la mayor relevancia y prioridad a los temas económicos de nuestro Proceso porque, con todo respeto, considero mucho mas interesante discutir acerca de la substitución del petróleo fósil por los biocombustibles derivados de la caña de azúcar, del maíz, de los resíduos agrícolas o de las algas marinas, que discutir acerca de si el líder carismático del futuro Estado Comunal deba ser calvo o no.



(*) serrano.edgar536@gmail.com


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