¿Capitalismo o Socialismo? Esta es la cuestión

Ahora que la máxima preocupación del gobierno de Nicolás Maduro y, por extensión, de gran parte de la colectividad venezolana pareciera centrarse casi exclusivamente en la marcha de la economía del país, es oportuno advertir que se hace necesario dar pasos decididos hacia lo que debiera ser la construcción de un modelo económico realmente alternativo al capitalismo. Esto obliga a plantearse -entre otras cosas- la eliminación de la división social del trabajo y, por consiguiente, de la lógica del capital frente al interés general o bien común. Algo que no puede obviarse jamás si aún se tiene el compromiso de llevar a cabo una revolución bolivariana y socialista en Venezuela, con todo lo que ello implica de cambio estructural. Sin embargo, se debe advertir también de antemano que nada de esto se hará posible sin la debida comprensión de lo que ha sido y representa el capitalismo, con su carga histórica de alienación y de explotación de los trabajadores, independientemente de su rango profesional o laboral; así como de los rasgos que definen el perfil clasista del Estado vigente, ya que ambos elementos se hallan íntimamente conectados.

Por supuesto, habrá que vencer cierta renuencia en cuanto a aceptar que la economía venezolana se encamine resueltamente hacia un modelo íntegramente socialista. Los pragmáticos aducirán que dicho modelo es una quimera, vista la experiencia “fracasada” de la Unión Soviética, concordando así con los propagandistas y apologistas del capitalismo. Incluso, muchos de ellos fomentan desde las altas esferas del gobierno nacional un patrón consumista entre los sectores populares, imitando al extremo lo hecho por los gobiernos del bipartidismo reformista en el pasado. Esto último, de una u otra manera, tiene su incidencia respecto a la ambivalencia de muchas personas, sobre todo durante las campañas electorales, apelándose sin rubor alguno al clientelismo político, al igual que en los hechos de corrupción protagonizados por gente ajena a las estructuras del Estado, muchos de los cuales se han prestado para la obtención fraudulenta de dólares que luego son transferidos al mercado paralelo de divisas y cuentas bancarias en el extranjero, lesionando así la estabilidad económica venezolana y buscando su dolarización.

No obstante, tal situación se ha buscado solventar a través de medidas coyunturales que dejan intacto el meollo del asunto, el cual no es otro que la existencia misma del capitalismo. Es decir, se habla de socialismo, pero se apela a las herramientas melladas del capitalismo, lo que favorece ampliamente al sector privado de la economía, justamente los más interesados en acabar con cualquier posibilidad de revolución socialista en Venezuela. Así, por mucho que se aprueben leyes que tiendan a darle piso sólido a las iniciativas populares en cuanto a su emancipación económica y se ataque mediante discursos oficiales al sistema capitalista, si no se asume por completo el compromiso revolucionario de deslegitimarlo y de erradicarlo hasta en sus más mínimas expresiones, éste siempre será un freno en lo referente a la construcción de un modelo civilizatorio postcapitalista o de nuevo tipo. Se ha de comprender entonces que, para superar al capitalismo -y, junto a él, la sociedad imperante, diseñada según sus intereses y su lógica- se impone que las aspiraciones “naturales” de confort capitalista estén, en muchos aspectos, subordinadas al logro socialista del buen vivir y el bien común. Naturalmente, esto tendería eventualmente a modificar radicalmente las pautas de consumo tradicionales y permitiría, en consecuencia, la posibilidad de desarrollar un sistema de economía comunal autogestionaria, cuya orientación, control y beneficios directos estén en manos de los sectores populares conscientes y organizados, tal como debiera ocurrir bajo un régimen de carácter socialista y revolucionario. Para ello es esencial saber quiénes son realmente los enemigos del proceso revolucionario bolivariano socialista y hasta qué punto se ha desarrollado una lucha de clases en el país que ayude a comprender la necesidad histórica de reemplazar al capitalismo, lo que haría más efectiva la acción política a seguir, de manera que se haga irreversible la transición hacia el socialismo revolucionario.-


Maestro ambulante
¡¡¡Rebelde y Revolucionario itinerante!!!
¡¡¡Hasta la Victoria siempre!!!
¡¡¡Luchar hasta vencer!!!


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Homar Garcés


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