La izquierda venezolana en conflicto: Como superarlo y no morir en el intento

La naturaleza conflictual de todo cuerpo social ha sido quizás una de las preocupaciones que más ha motivado especulaciones en la historia de la filosofía política, desde las posturas de izquierda tales como dialéctica Hegeliana aplicada en el análisis Marxista del materialismo histórico, donde la superación de un sujeto social (burguesía) por su antítesis (proletariado) arrojaría como resultado una sociedad relativamente homogénea, al difuminarse la dicotomía constitutiva de la sociedad capitalista, la contradicción capital/trabajo (Laclau y Mouffe, 1985), hasta la apuesta por neoliberal por un Estado que funja como espacio neutral que diluya los conflictos, produciendo un terreno apolítico para el consenso, mediante la construcción de una democracia dialógica (Giddens, 1997).

A pesar de estos esfuerzos, y de espacios temporales relativamente cortos que podrían considerarse períodos de estabilidad, el cuerpo social ha estado marcado por el conflicto, lo que genera la necesidad de interrogarse si es realmente posible diluirlo y neutralizarlo o es necesario generar espacios que permitan institucionalizarlo, en todo caso, para aclarar dichas dudas es de vital importancia determinar los parámetros en los cuales se desarrollara el análisis, es decir, en el ámbito de la política o de lo político.

Si bien es cierto que no existe un consenso en la ciencia política sobre la determinación espacial de los conceptos supra identificados, por razones metodológicas y por no ser el motivo de el presente artículo se tomara de forma arbitraria la postura que más se adapta al análisis desarrollado, es decir, a la cohesión del cuerpo social y no las políticas públicas en particular.

Gallardo (2007) define lo político como el espacio de sociabilidad fundamental, el momento de conformación del cuerpo social, que “indica hacia la división social del trabajo y las instituciones que la condenan y sostienen” (p. 15), mientras que habla de la política cuando hace referencia a las instituciones que se encargan de reproducir dicho orden. En una dirección similar, Mouffe (2007/2011) siguiendo a Heidegger fundamenta la dicotomía en cuestión de la siguiente forma:
…”la política” se refiere al nivel “óntico”, mientras que “lo político” tiene que ver con el nivel “ontológico”. Esto significa que lo óntico tiene que ver con la multitud de prácticas de la política convencional, mientras que lo ontológico tiene que ver con el modo mismo en que se constituye la sociedad. (pp. 15-16)

En este sentido, el artículo se circunscribe al ámbito de la política, entendida entonces no como la simple acción de gobierno o la elaboración de políticas públicas, sino a las prácticas políticas que sustentan un sistema determinado y se articulan en base al mismos, pero que a su vez son capaces de modificarlo a través de la instrumentación de sus propios mecanismos.

Partiendo entonces del espacio social como un terreno heterogéneo y conflictivo es necesario asumir que lo político se constituye, como afirmaría Carl Schmitt, cuando se define al enemigo, es decir, la negación de la relación amigo/enemigo, no es posible mediante la suscripción de ningún tipo de acuerdo, por lo que es necesario, con el objetivo de desarrollar una democracia verdaderamente radical y participativa producir espacios donde los adversarios pueden enfrentarse con unas reglas del juego determinadas y reconociendo la legitimidad de las demandas del otro, sin necesidad de ceder ante ellas; esto lo denomina Mouffe (2005) una relación agonista, porque no es antagónica puesto que trasciende la lógica amigo/enemigo, algo similar a una pelea de boxeo, el conflicto existirá, es inevitable, y necesariamente habrá un vencedor y un perdedor, pero la pelea se llevara a cabo en un ring, con unas normas preestablecidas y con la indumentaria reglamentaría.
Ahora bien, todo este debate teórico tiene como objetivo servir de referencia a la construcción de una democracia radical como sustento político del socialismo al que aspiramos, recientemente se han generado una enorme cantidad de conflictos en el interior de las filas del PSUV, lo que se ha hecho evidente por la declaraciones de Marea Socialista acerca de los ataques que consideran ha hecho la “cúpula burocrática” en su contra, sin embargo, esto no es nada nuevo, creo que la mayoría de quienes estarán leyendo este artículo han escuchado en numerosas ocasiones quejas de compañeros dirigentes de base que no se sienten representados por la dirección , así como críticas de algunos partidos que forman parte de Gran Polo Patriótico, que en numerosas ocasiones no han sido tomadas en serio.

Mi preocupación radica entonces en como generar un espacio político donde se puede luchar por la hegemonía y donde no se minimice el conflicto, todo lo contrario, se reconozca y se preste el apoyo necesario para su desenvolvimiento, debido a que en el momento en que se empieza a ver al mismo como un obstáculo o como simple materialización de las elites conspiradoras infiltradas, la relación agonista se vuelve antagonista, y en dicho Estado se producen realmente las fracciones, al desconocer la legitimidad del adversario.

Quizás uno de los principales logros de la izquierda venezolana ha sido consolidar su unidad, mediante un conjunto de articulaciones que en otros países parecerían imposibles, en el frente de masas que sustenta al actual gobierno es fácil ubicar Stalinistas, Trotskistas, Maoistas, Guevaristas y pare de contar, que a pesar de que en muchos casos pueden tener ideas poco agradables los unos de los otros se unifican en torno al enemigo, en conclusión la única forma de no fraccionar dicho frente en mil pedazos es ofreciendo espacios que oxigenen las contradicciones propias del proceso, tomando en consideración que partí de la izquierda por no extenderme pero el espectro ideológico es mucho mas amplió y mientras se niegue el conflicto y se satanice como ambiciones fraccionalistas el futuro se verá bastante turbio para la izquierda venezolana, basta con observar lo que ha quedado de ella en gran parte de Europa Occidental.

miguelangelhernandezalmeida@gmail.com

Referencias:
Gallardo, H. (2007) Democratización y democracia en América Latina. Bogota: Ediciones desde abajo.
Giddens, A. (1997) Mas allá de la izquierda y la derecha. Madrid: Cátedra.
Laclau y Mouffe (1985/2011) Hegemonía y estrategia socialista. Buenos Aires: Fondo de Cultura económica.
Mouffe, Ch. (2007/2011) En torno a lo político. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.


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