Chavismo a la Venezolana

Como bien dice un refrán, dar con el martillo en el clavo y poner el dedo en la llaga que carcome aceleradamente este proceso, sin piedad ni compasión. Hablan sus líderes, a nombre de una revolución socialista, aún incipiente y timorata; esta timidez, esta lentitud en decidir y hacer, entre la dialéctica y la praxis dirían los marxistas, es uno de sus principales frenos que ha impedido e impide que este proceso siga su marcha. Los revolucionarios de opereta, hacen de su capa un sayo, en estos momentos, hoy más que ayer, a muchos, -no todos- les importaba un comino lo que les decía el presidente Hugo Chávez sobre doctrina bolivariana y socialista. Tomando ahora en su ausencia decisiones incomprensibles que nos dejan a muchos turulatos.
Socialismo
El Socialismo, sabemos todos es un sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y se basa, en la regulación por el Estado de las actividades económicas, sociales, y la distribución justa y equitativa de los bienes. El movimiento político chavista en Venezuela, -PSUV- ha intentado sin lograrlo, establecer por diversos caminos este sistema. Esta teoría filosófica y política del alemán Karl Marx, que desarrolla y radicaliza los principios del socialismo, y que Hugo Chávez, con sus diferencias intrínsecas, dio por llamar Socialismo del Siglo XXl.
Acaso soñamos

Que sueños los nuestros, edificar la senda del socialismo igualitario como lo llamas muy acertadamente algunos, el camino que conduce al paraíso del comunismo perfectible. Esto Cristo lo llevó a la praxis con sus apóstoles. Pero sus enemigos, los poderosos de entonces, junto al Sanedrín judío lo crucificaron, siendo inocente.

¡Cristo era un terrorista!

Claro que lo fue, era un revolucionario dirían sus enemigos. Los que crucificaron a Jesús, son los mismos fariseos de hoy, y el mismo Judas que vendió al Mesías.

Hoy, traicionan y crucifican a sus pueblos.
Lucha de clases

Sin duda, en Venezuela existe una lucha de clases. De ricos contra pobres, explotadores contra explotados y el que no lo quiera entender así, no conoce de revoluciones ni luchas sociales, y no puede denominarse revolucionario. Los oligarcas pro imperialistas, tanto internos como externos, son los principales enemigos de este proyecto socialista en Venezuela, apoyados por el imperio del Norte, junto a lacayos que se creen reyecitos, y no por eso menos peligrosos.
Desaprenderse de lo malo

Existe un enemigo más peligroso que el primero. Ellos son los malos hábitos consumistas, mediáticos e individualistas. Heredados y aprendidos en el pasado, -largo pasado- o grabados en nuestro ADN, estos aun persisten, hoy día en muchos de nosotros. Como, la llamada “viveza criolla”. Muchos compatriotas han perdido la hoja de ruta, el horizonte, la brújula. Esos compañeros, no han aprendido a desaprender lo malo, de un pasado de injusticia social. Grabados aún en sus mentes. Consumistas, individualista, egoístas. Algunos compañeros hoy, se consideran dueños de nuestros destinos, toman decisiones por su cuenta, sin contar con nosotros –las bases del pueblo-. A estos compas, no les interesa aprender nada del saber socialista, mucho menos comportarse como tales. Ignoran que nuestras capacidades deben estar al servicio del pueblo, no de sus intereses particulares.
Esto, es necesario tenerlo muy presente presente, si deseamos de verdad hacer una revolución verdadera.
Cambio de ruta

Muchos son los que se dejan conquistar fácilmente por El Dulce Encanto de la Burguesía. -Hay una película de Federico Fellini, con este nombre-.
Esta mezcla de vetustas costumbres, unidas a estructuras del capitalismo salvaje como lo llamó una vez el Papa, aún están hoy latentes en el proceso social y político venezolano, luchando en contra de las nuevas estructuras bolivarianas y socialistas que el comandante Chávez quiso implantar, -pero no lo logró-. Aún después de muerto Chávez, el Plan de la Patria, es un volcán para este proceso (bolivariano y socialista), es como estar manejando nitroglicerina por una calle cubierta de rocas, como tratar de unir el aceite con el agua. Estas costumbres del pasado burgués, siguen presentes hoy, en los venezolanos, y no se pueden borrar de un carajazo de las mentes de muchos aunque se llamen “revolucionarios” y “bolivarianos”. Lamentablemente muchos, aún siguen anclados en el pasado, -de cuando como dicen los otros- (éramos felices, pero no lo sabíamos) estos piensan aún, muchos que se dicen chavistas y se ponen camisas rojas, y gritan a todo pulmón que ¡todos somos Chávez!, pero no lo son en su accionar.
Matamos al tigre.

Ahora sin el líder Chávez, le tenemos miedo al cuero.

¿Será cierto?

O será que, ciertos cueros metidos aún dentro del gobierno, no desean que el tigre muera.

¿Está aún vivo el tigre?

Es letalmente peligroso para el proceso, cargar con estos cueros a cuesta.
Para abrazar un modo de vida revolucionario, y por ende socialista, hay que ser revolucionario, sentirlo profundamente en los huesos, así tal como Cristo quería y respetaba a su padre. Y como los apóstoles predicar con el ejemplo cosa que muy pocos dirigentes, por no decir nadie hace en este país actualmente

La Dulce Vida continúa

Esto es difícil en verdad, más cuando muchos de los que se auto denominan revolucionarios, sucumben ante el encanto de una simple Coca Cola, que no huelan un Whisky, o vean un billete verde, de esos que dicen “en Dios confiamos”, pues por ellos, esto serían capaces de vender su alma al diablo.
Hay revolucionarios de opereta, ¡si señor!, que trabajan para si, se benefician del proceso ellos solos, sus familiares, o sus testaferros. Pero guardan los dineros en dólares o euros en bancos de New York, Curasao, Panamá o en las Islas Caimán, -paraísos fiscales-. No más allá llega su compromiso, su socialismo, su chavismo su ideal bolivariano.

Como me dice mi amigo Gago, (con gente así, no se puede hacer revolución).
Los encantos de la Burguesía

Tiene sus encantos esta burguesía, es cierto, ¡los tiene! y el cuerpo es de carne, la carne es débil y todos nacemos pecadores. No es lo mismo vivir en un rancho, en un cerro o en una casita de polipropileno, que vivir en el Country Club o en una mansión o en una urbanización elitista como la Lagunita Country Club. No, no es lo mismo andar en una moto china, que tener una Harley Davison, o disponer de una de las famosas camionetas 4X4 Homer. Ni lo mismo es ser dueño de un Banco –no de una plaza-, o de una empresa como Polar, que tener una venta de arepas, empanadas, perros calientes y refrescos a la orilla de una calle, en la Plaza Venezuela o en el Palito.


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José Juan Requena


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