La Universidad: una asignatura pendiente de la Revolución, que pensamos aprobar desde la UCVAG

"Cuando la tarea que se tiene por delante no es la de ensanchar el círculo de los privilegiados, sino la creación revolucionaria de una comunidad solidaria a partir de una sociedad dividida en clases antagónicas y crudamente desiguales, ademas segmentada como un archipiélagos de islas culturales, cumple al universitario dar lo mejor de su saber y de su imaginación para encontrar formas masivas de acción renovadoras en el plano cultura" (Darcy Ribeiro).

Hay conjunto de retos que se le plantean a la Universidad Campesina de Venezuela “Argimiro Gabaldón”. Esta universidad nace en un contexto político y económico lleno de dificultades, en lo interno, una revolución asediada por la guerra económica orquestada por los EE.UU. y sus cómplices, y en lo externo, el escenario mundial caracterizado por una profunda crisis del sistema económico de dominación, el capitalismo.

Es necesario precisar estos elementos para trazar la hoja de ruta que debe seguir esta novísima iniciativa de Educación Popular, que comienza a dar sus primeros pasos.

En primer lugar, esta universidad debe responder a la deuda histórica del pueblo venezolano con la propuesta de educación para la liberación del maestro Simón Rodríguez, que ha sido postergada por más de doscientos años. Este ideario debe ser la guía que sirva de brújula a nuestra propuesta educativa, ella debe contener los principios fundamentales de nuestro paradigma universitario, y de igual forma, siempre se debe presente al sujeto histórico al que se debe la Universidad Campesina: el pueblo campesino. Éste ha sido el representante histórico de las grandes jornadas de lucha por la liberación y por la conquista de una educación para todos; tales aspiraciones entran en contradicción con el modelo universitario heredado de la Cuarta República; inclusive, siendo más atrevidos, significa romper con la rémora conservadora colonial que representa el claustro universitario.

Debemos tener claro cuál es el modelo universitario heredado para no reproducirlo, pues es la copia de un modelo europeo que nunca llegó a ser eficaz, ni siquiera para sus mismos intereses, es decir, este sistema universitario no produjo en Latinoamérica ni la unificación de la nación que logró su aplicación en el caso francés, ni el pragmatismo norteamericano; tampoco promovió en nuestros pueblos el florecimiento de las ciencias y sus aplicaciones, como lo hizo en el caso alemán, y mucho menos provocó el esfuerzo de auto superación cultural que logró en los japoneses. No dudamos en afirmar que en nuestros territorios, este modelo universitario ha sido ineficiente hasta para el mismo capitalismo.

Para lograr un modelo universitario radicalmente opuesto al colonizador hegemónico, es necesario revisar históricamente cuál ha sido el papel o el desempeño de la universidad en los diversos periodos de nuestra historia.
Es así como, las primeras instituciones universitarias fundadas en la época colonial en América, estuvieron al servicio del clero y de la élite dirigente con el fin de perpetuar el colonialismo monárquico, resultando de ello, que la universidad naciese con un pecado original: carencia de originalidad y de creatividad.

Esta institución colonial, sólo va a representar un instrumento puesto al servicio del colonialismo para la reproducción de una mentalidad e "intelectualidad mediocre y reaccionaria".

En el proceso de independencia nacional, el eco solitario del maestro venezolano Simón Rodríguez no fue escuchado, su clamor sobre la oportunidad que se le presentaba a las nacientes repúblicas para desarrollar una educación orientada a la liberación y la independencia nacional, no fue tomado en cuenta. El plan educativo de Robinson presentado en Chuquisaca, no fue oído, su propuesta para educar a toda la sociedad fue despreciada, y nuevamente la educación en las nacientes repúblicas, pasó a cumplir el mismo papel conservador de preservar los intereses de la nueva clase latifundista y oligárquica que se hizo del poder luego de la lucha anti colonial, tal como lo sostiene el investigador brasileño Darcy Ribeiro.

La educación republicana sólo formó a un pequeñísimo grupo de "unos letrados de mentalidad impregnada de socios anti clericales y anti realistas, pero siempre leales a los intereses de las nuevas clases dominantes".

Es a mediados del siglo XIX, cuando la educación universitaria comienza a experimentar algunos visos de cambio, con la implementación del modelo modernizador napoleónico "que reorganizó la educación superior en Francia” y esto, obviamente tuvo repercusiones mundiales. Este modelo es el que orientó los procesos universitarios conocidos hasta nuestros días, con pequeñas intentonas de reforma como el Movimiento de Córdoba y el Mayo Francés.

Actualmente, en América Latina la universidad es solamente un laboratorio de experimentación de modelos tecnocráticos, impuestos por la nueva hegemonía planetaria que se hizo del poder luego de la Segunda Guerra Mundial: el imperialismo norteamericano. Este patrón ha acentuado la dominación y la dependencia tecnológica y científica, haciendo de los centros universitarios verdaderos guetos aislados que sólo sirven para reproducir el neo coloniaje y la dependencia en todos los órdenes. Nunca como en nuestros días las ciencias han alcanzado niveles de desarrollo tan elevados, pero, de igual forma, nunca como ahora la humanidad ha sido sometida a la dominación imperial. Lamentablemente, la universidad moderna ha estado al servicio de la instauración de este orden de cosas, que garantiza el pensamiento único y la globalización del capital.

En los últimos 150 años, pero más aún, en el recién finalizado siglo XX, la educación universitaria latinoamericana ha servido para entre otras cosas, reforzar los siguientes prejuicios según las apreciaciones de Pablo González Casanova:

  1. La educación superior debe ser para las élites y no para las masas.

  2. La educación superior disminuye la calidad conforme se imparte a un mayor número de gente.

  3. Sólo una porción mínima es apta para la educación superior (digamos el 0,01%).

  4. Para la educación superior se debe seleccionar a los más aptos.

  5. No se debe proporcionar educación superior más allá de las posibilidades de empleo.

  6. El Estado ya está gastando demasiado en educación superior, la educación superior no debe ser gratuita o semi-gratuita.

  7. No se debe querer que todos sean profesionales. Sería horrible un mundo en el que no hubiera obreros.

Éstos y otros prejuicios más, son los retos que debe superar la iniciativa de Educación Popular propuesta y en construcción permanente de la Universidad Campesina de Venezuela “Argimiro Gabaldón”, más aún si partimos del criterio de marginalidad con el que la "academia tradicional" ha mirado al campesinado, no sólo en Venezuela, sino en toda América Latina. Los campesinos han sido vistos solamente como una clase incapaz de actuar más allá del modelo servil al cual han estado sometidos.

La pedagogía de la Universidad Campesina de Venezuela es revolucionaria, no por el simple hecho de decirlo, sino porque en ella, la construcción del conocimiento se da bajo las premisas de que “se aprende estudiando”, “se aprende del encuentro de los cocimientos ancestrales con los otros tipos de conocimiento”, “se aprende investigando”, “se aprende reconociendo el sujeto histórico protagonista de los cambios”, “se aprende enseñando”, “se aprende en la comuna y en el territorio comunal”, “se aprende aplicando creativamente lo que se sabe”, “se aprende trabajando”, y “se aprende principalmente viviendo y sobre todo, cuando se está consciente de la necesidad de cambiar el modo de vida, es decir, cambiar las relaciones de explotación engendradas por la sociedad de clases”.

Quizás la tarea de mayor envergadura de la Universidad Campesina, es destruir el viejo claustro universitario y volver a la idea originaria de la universidad, donde la pluralidad del conocimiento es reconocida, aquélla en la que el encuentro pedagógico es la constante, donde la dialógica y la dialéctica marcan el renacimiento de las verdades…

"Exclaustrar a los profesores y a los estudiantes, volcándolos hacia la convivencia con la población [diríamos nosotros, la comuna] allí donde ella vive y trabaja. Y hacerlo no en calidad de observadores motivados por una curiosidad intelectual, sino de acompañamiento activo y solidario, predispuesto a poner el hombro para ayudar, más por actos que por palabras, a mejorar sus condiciones de vida y trabajo" (Darcy Ribeiro)



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Arnaldo Guédez


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