Volver a la raíz

Están hablando de la Guerra Económica. El periodista le pregunta al diputado que cómo se puede entender lo dicho por el presidente Maduro de que ahora iba a radicalizar la revolución si todavía no se ha evaluado el desempeño de las empresas en manos del estado que se dedican a la producción y distribución de alimentos. Pero al diputado, al pensar el asunto de la radicalización de la revolución, parece que en segundos se le extravió la raíz, y dijo algo de corregir las distorsiones de la economía, de los especuladores, acaparadores y similares fantasmas que viven asustando al gobierno.

            Y yo que pensaba que en la raíz de la revolución socialista se encontraba la injusticia social, la explotación de los trabajadores, la división de clases, la pobreza, la indiferencia, en fin, en la raíz de la revolución está la necesidad de cambiar la sociedad burguesa, al sistema capitalista, que hacen posible tanta injusticia, “cambiar todo lo que deba ser cambiado” para hacer posible  el proyecto socialista.

A estos diputados se les tuerce la boca en televisión cuando deben hablar de socialismo. Y sí lo pueden evitar es mejor para su salud. En la raíz de la revolución no hay anhelos de reformas. En una revolución no se piensa  si no  en cambiar el orden de las cosas. Así lo pensó Marx. Así lo pensó Bolívar cuando se propuso liberar a los esclavos y cambiar el modelo de producción feudal de explotación, como condición para organizar una sociedad justa y de ciudadanos, de igualdad entre todas las clases sociales, y liberar a América de la dominación española. ...Por donde retomemos la raíz de nuestra revolución, el cambio tiene que venir.

Radicalizar la revolución es entonces retomar el camino hacia el socialismo y comenzar a “cambiar todo lo que deba ser cambiado”, que no es lo mismo que decir “reformar todo lo que deba ser reformado”. Reformar las instituciones burguesas no es otra cosa que un absurdo. Las instituciones burguesas reformadas siguen siendo burguesas. Y donde la burguesía está, la burguesía gobierna y  gobierna la desigualdad, la injusticia y el dinero.

Retomar el camino hacia el socialismo es comenzar a ver el cambio de sistema como una necesidad imperiosa. Hay que sentir de nuevo los efectos del orgullo y la dignidad humanos, vergüenza por nuestra condición humana. Sentir horror a la oligarquía. Indignación por las injusticias, la indiferencia y el desprecio al prójimo. Irritación por el despilfarro, el derroche. Para radicalizar la revolución hace falta un acto de constricción, de autocrítica, de conciencia revolucionaria para retomar el camino de los cambios radicales. La Revolución Bolivariana No se “radicalizará”, nada más encarcelando a los que “la sabotean” desde lo económico, habría  que expropiar a toda la economía burguesa capitalista para acabar de raíz con todos los saboteadores. O llamando a la “eficiencia y eficacia” en la producción de bienes y administración de los recursos. Hay que acabar definitivamente con los modelos burgueses y aburguesados de vida. La idea tonta que con esfuerzo todos podemos llegar a tener un carro y una empresa y muchas cosas más. Acabar con la demagogia y el populismo.

Estas declaraciones son las que vacían de contenido real a las palabras. Confunden a la población. No se amenaza a nadie con radicalizar la revolución de esa forma. Es como amenazar al gobierno de Obama con denunciarlo en la OEA por la violación de los derechos humanos. La verdad que no se me ocurrió otro ejemplo de falta de propiedad en el uso de las palabras, de vacuidad del discurso.

“Radicalizar” la revolución contra todos los que “sabotean” la economía, sin importar “el apellido” que tengan”, dice el presidente Maduro. ¿Y es que acaso hay una burguesía que no sea ladrona, hipócrita y conspiradora? ¿Qué no sea altanera, clasista, racista? ¿Acaso hay otra distinta? Radicalizar la revolución es, primeramente, acabar con el burgués que gobierna nuestra conciencia, que llevamos dentro, para que no nos tiemble la mano a la hora de actuar en contra del capitalismo.

El control sobre la situación actual lo tienen los empresarios, los comerciantes. Lo tienen en las redes de distribución, en la producción, en la importación, en los medios y en nuestra conciencia. ¿Dónde está el mensaje a la población para que deje de consumir fruslerías? ¿Dónde están las campañas socialistas y los ejemplos socialistas para invertir los valores burgueses de consumo del lujo,  de prestigio y de éxito individual?  Si existiera, haría mucho para mejorar el desempeño de nuestros empleados públicos y de nuestra población en general en favor de la revolución.

Así como las universidades representan una oportunidad de ascender socialmente obteniendo una acreditación, también los Ministerio y entes gubernamentales lo son dentro de un sistema burocrático burgués, deshonesto, donde gobierna la ignorancia y el abuso de la autoridad, y, por supuesto, la corrupción. ¿Dónde está la revolución política y social? Y es que el enemigo tiene “cazada” desde hace rato una guerra social y política, la cual se da con mucha ventaja para él dentro de la los espacios de la administración pública. Suena ridículo hacer estas clasificaciones, lo sé, pero es una forma didáctica para hacer ver que a los lectores que se trata de una sola guerra que se libra en todos los frentes. Y creo que en donde estamos perdiendo cada día más terreno es en el de la conciencia del deber social, en el de la conciencia socialista llevada a nuestras acciones diarias.

 



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Héctor Baíz

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