Lo que fue y ya no es, ante lo que será

Partamos del principio básico y fundamental: una cosa es haber tenido la voluntad de construir el socialismo y otra cosa es decir que aquí hay o hubo socialismo. Haber convocado a construir el socialismo y desarrollar un método de redistribución de la renta petrolera es uno de los logros más importantes del Presidente Chávez, pero esa conquista, sin un pueblo armado de razones y herramientas para mantener ese camino es presa fácil de timadores e ilusionistas de oficio.

Cada acción desarrollada por el presidente Chávez tenía como centro de atención la defensa permanente de quienes vivimos de nuestro trabajo por sobre aquellos que viven del trabajo de otros. En el peor de los momentos nuestro sueldo mínimo podía cambiarse por 350 dólares, llegando a estar  incluso, de manera real en 600 dólares mensual. Pero hoy, bajo ese mismo parámetro de cambio, en menos de tres años, nuestro sueldo mínimo está en 32 dólares mensuales.

El gobierno de Maduro dice ser la continuidad del gobierno del Presidente Chávez, pero más allá del discurso, los hechos concretos expresan todo lo contrario. Y mientras tanto, en la televisora social empezaremos a ver un bodrio comunicacional tipo reality show de “los héroes de la patria” o los “legítimos hijos” de Chávez.

Hoy, la dolarización del consumo es un hecho, mientras el salario está anclado en los parámetros más irreales de una economía bizarra. Para ilustrarlo basta con saber el nuevo precio de unas toallas sanitarias, que al mes promedio equivale a un tercio del salario mínimo, o el de tres paquetes de centros de cama que hasta ayer se adquirían con un día de trabajo promedio, y hoy equivale al salario mínimo del pueblo venezolano.

Una mega devaluación sin precedentes en manos de un gobierno que en nombre de Chávez calla, oculta, miente, distrae, no es más que un gobierno traidor a sus mandatos, en especial indicados en el “Golpe de Timón”.

Quizá algún “cara e tabla” podría afirmar que la causa es la caída del precio del barril de petróleo, sin reconocer el desfalco a la nación por 259 mil millones de dólares, y peor aún, sin plantear como solución el cese negociado de la deuda externa que hoy deroga, arrebata, extrae más de 10 mil millones de dólares para comprar comida y para invertir en la reactivación del aparato productivo.

Pero mientras todo esto pasa, es más importante para el gobierno la investigación de casos policiales. No deseo quitarle importancia a los casos que hoy preocupan a la sociedad venezolana, pero esto no puede distraer los otros problemas puntuales que hoy aquejan a todos los venezolanos. Si el gobierno no puede atenderlos todos a la vez, y darle a cada uno la importancia que merece, es simplemente un incapaz. 

Y Mientras todo esto pasa, la dirigencia opositora, también distraída policial y faranduleramente, se hace cómplice permanente de la ausencia de liderazgo y conducción en el país, para poder formular salidas a la crisis que vivimos. Hoy no existe por parte de la dirigencia opositora ni una sola propuesta que se pueda siquiera mencionar donde se haga algún planteamiento concreto para solventar los problemas del país, la cosa es tan deprimente en la cúpula de la oposición venezolana, que simplemente no hay nada que decir de ella, más que poner en evidencia que por omisión hoy esta cúpula pretende ser receptáculo del voto castigo, creyendo de manera ingenua que el pueblo está dispuesto a retroceder a la nada sin intentar construir una nueva alternativa.

Hoy los traidores y los quinta columnas son acríticos, silencian, pasan agachados, se disfrazan para no ser vistos, pero siguen con sus privilegios, chupando la renta petrolera y peor aún, destruyendo nuestra principal industria. Esos, los que buscan culpables en quienes critican y aportan soluciones concretas, mientras ellos callan todo lo que saben, son protegidos por intereses que nada tienen que ver con la patria.

La cúpula del gobierno y la oposición, ayer opciones y proyectos distintos entre los que se debatía el país, hoy se casan, asociación y tienen hijos en común, ya que como dice el saber popular: los extremos se tocan, por lo que la polarización hoy es un artificio. Lo que ayer fue, hoy ya no es, y sólo lo bueno del ayer junto con lo nuevo y bueno del hoy podrán construir un mejor futuro para mañana.



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Nicmer Evans

Director de Visor 360 Consultores, una piedrita en el zapato, "Guerrero del Teclado", Politólogo, M.Sc. en Psicología Social.

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