Para explorar nuevos caminos en busca del Legado. A propósito de Toby y Biardeau.

¿qué es imposible pensar y de qué imposibilidad se trata?

Michael Foucault

Como era de esperarse, a dos años del doloroso fallecimiento de Hugo Chávez aumenta la temperatura del ya álgido debate sobre su Legado. En esta dirección vienen apuntando de manera explícita o implícita un conjunto de intelectuales de múltiples matices políticos: Temir Porras, Rodolfo Sanz, Carlos Lanz, Néstor Francia, Nicmer Evans, Toby Valderrama, Javier Biardeau e incluso a esta larga lista se le suman adversarios declarados de la Revolución Bolivariana como el mismo José Guerra. No obstante, el discurso/práctica de Hugo Chávez en veintiún años como líder revolucionario (desde su primera aparición pública el 4F) no resulta fácil de asimilar mediante conceptos preestablecidos y cual Cid aún sigue batallando contra los moldes teóricos que pretenden encasillarlo. Mas aún, en la actualidad esta polémica se agudiza proporcionalmente a los peligros que atraviesa el proyecto bolivariano. En estas líneas le apostamos a explorar nuevos caminos en busca del Legado de Chávez:

Sin lugar a duda una de las ventajas más importantes que nos permite generosamente adentrarnos en el debate sobre el pensamiento y acción de Hugo Chávez es que su Legado no es recogido por un testamento incierto o algún documento apócrifo. Al contrario, la trayectoria política del Comandante queda registrada en un sinfín de horas de grabación televisada, quizá por centenares de escritos editados en vida y lo más importante por una práctica que irrumpió en la forma de hacer política en Venezuela. No obstante, rebelde a los dogmas, el hijo de Sabaneta nunca se amparo bajo ningún paragua ideológico que regulará su acción, esquivo a los títulos que tanto nos gustan a la izquierda, Hugo Chávez renunció a todos ellos y a la vez se autodenomino de múltiples formas. En este sentido, la cuesta se inclina para aquellos aficionados a la taxonomías clásicas en las que a un líder se le califica de populista, a otro de marxista-leninista y a un tercero de socialdemócrata o liberal de izquierda.

Es así como en la pluma de Toby Valderrama cierta corriente de la izquierda esculpe un Chávez para si, a su imagen y semejanza. El Chávez de esta izquierda es un líder marxista-leninista de orientación guevarista, un dirigente del “proletariado” y promotor del “desarrollo de las fuerzas productivas nacionales”. Por otra parte, el profesor Javier Biardeau haciendo gala de la “distancia analitica” que es un comodín que siempre brinda la academia le opone a la concepción del Chávez de Toby las palabras del mismo Chávez cuando en entrevista a Sean Penn en el 2008 se asume “socialdemócrata” a diferencia de Fidel al que caracterizó como un “marxista-leninista”. Por último, cierto chavismo oficial se apuro por patentar el Legado de Chávez, convertirlo en patrimonio de unos pocos, reclamar su herencia como botín, trazar líneas divisorias entre hijos e hijas legítimos y bastardos, exigiendo cheques en blanco y convirtiendo el pensamiento de Chávez en una veleta que se mueva según la dirección de las tempestades.

No es nuestra intención hacer un compilado de las posturas y matices que se esgrimen a diario sobre este debate, sería embarcarnos en una labor agotadora y poco constructiva. Queda por sentado nuestro repudio a toda forma de expropiarles a las mayorías nacionales el Legado de Chávez oficializandolo y patentizandolo. Por otra parte, la provocadora cita que hace el profesor Javier Biardeau sobre la denominación socialdemócrata de Chávez cuenta con la virtud de poner en cuestión los supuestos, las naturalizaciones simplistas que fluctúan en ciertos ambientes intelectuales. Sin embargo, bien pudiera el compañero Toby Valderrama recurrir a una infinidad de citas donde Hugo Chávez se autodenomina “marxista” como en la clausura del VIII Cumbre Alternativa Bolivariana donde dijo “soy socialista, bolivariano, cristiano y también marxista” o aquella declaración en la Asamblea Nacional durante la toma de posesión donde hace referencia a trotsky e incluso más recientemente los “Aló Presidente Teóricos” donde cita recurrentemente a István Meszaros autor húngaro de incuestionable orientación marxista.

Ahora bien, la apuesta de Biardeau se constituye en un pedregoso campo de batalla donde se corre el peligro de que cada intelectual eche mano indiscriminadamente de citas de Hugo Chávez para justificar cualquier posición política. El camino estéril en el que cada autor cargue su arsenal con citas de Chávez para oponerlas a otras citas de Chávez conduce a un callejón sin salida. Además, implicaría la reedición de los viejos errores de la izquierda cuyos dilemas sobre el “verdadero Marx” o las polémicas alrededor de Lenin agotaron tinta durante décadas con resultados poco fructíferos.

La cita que hace el profesor Javier de la famosa entrevista del Comandante me remite a un conversatorio intitulado “¿Qué es hacer hablar a un autor?” en donde el sociólogo francés Pierre Bourdieu sentencia “siempre es necesario someter las citas a la crítica, examinar su función, su verdad, su validez.” posteriormente indica “por eso hay que establecer una relación desfetichizada con los autores, lo que no quiere decir una relación “no respetuosa”. Al contrario. Pienso que no se respeta suficientemente el esfuerzo de pensar cuando se fetichiza a los pensadores” decir que Hugo Chávez era “socialdemócrata”, era “marxista-leninista”, era “marxista crítico”, “populista”, etc simplemente no dice nada, se vacia de significado, se desvanece cada vez que se simplifica en códigos preestablecidos.

Pierre Bourdieu continúa señalando “para comprender una obra hay que comprender primero su producción, el campo de producción; la relación entre el campo en el cual ella se produce y el campo en el que es recibida...” ¿ a quien le hablaba Chávez cuando decía que era socialdemócrata? ¿a quien se dirigió cuando se autodenominó marxista? ¿Cuál fue el contexto en el que se emitió tal afirmación? ¿ cuales eran las condiciones de las alianzas del bloque nacional popular que hacían viable el proyecto bolivariano durante el pronunciamiento de tal afirmación? ¿existían matices en el discurso chavista durante un periodo electoral y un periodo postelectoral? Infinidad de preguntas atormentarian a quien se sirva de un fragmento del discurso de Chávez para imprimirle legitimidad y coherencia a su argumento.

Nuestra apuesta es radicalmente opuesta al camino iniciado por estos compañeros. Nuestra perspectiva nace en las antípodas de las coordenadas políticas de la polémica antes presentada. Para nosotros el Legado de Chávez debe comprenderse en clave popular, no desde quien enuncia sino desde sus receptores. ¿ que significa para las clases subalternas el Legado de Chávez?, ¿como interpretaron el socialismo del siglo XXI los venezolanos y venezolanas de los sectores populares? ¿hubo realmente una recepción del Plan de la Patria o del Golpe de Timón en las mayorías heterogéneas que conformamos el chavismo? Y este camino no puede emprenderse de manera panfletaria, ¡no! Se trata por el contrario de un esfuerzo de etnografía política, de descolonización y desdogmatización del pensamiento que salde una gran deuda histórica que tienen los intelectuales de izquierda en este país: pensar desde las clases subalternas y no sobre ellas. Creemos que este fue el camino que recorrió Chávez cuando la vieja izquierda se encontraba inerme frente al neoliberalismo, sin el menor apoyo popular y subsumidos en interminables debates doctrinarios.

No hay mejor forma de comprender el Legado de Chávez que recorriendo el camino que él emprendió junto con las mayorías en su clara interpretación de ellas. La aguda crisis del proyecto chavista amerita novedosos esfuerzos intelectuales, de poca ayuda es establecer un listado de diferencias y similitudes entre Nicolás Maduro y Hugo Chávez al estilo Giodani o dictar orientaciones macroeconómicas como Heinz Dieterich, mucho menos comparar como el Toby Valderrama la actuación de Chávez en el 2009 durante la Crisis Financiera Mundial y pretender que esa misma actuación sea repetida por Nicolás Maduro en la crisis economica y politica del 2013/2014.

Así como la caída de los precios del petróleo durante la Crisis de burbuja inmobiliaria que afectó la demanda de los grandes consumidores de petróleo no es comparable con la baja estrepitosa del petróleo durante el 2013/2014 cuando los Estados Unidos inundan el mercado con petróleo de esquisto y Arabia Saudita inicia una guerra de precios, tampoco es comparable Hugo Chávez con Nicolás Maduro, estas comparaciones resultan arbitrarias. Mucho más injusto resulta endilgarle a Nicolás Maduro la errática política económica de quince años de Revolución Bolivariana en los cuales hemos presentado serios problemas en los intentos por avanzar hacia una sociedad post rentista. Estos argumentos lejos de clarificar oscurecen el ya turbulento panorama político.

Para nosotros comprender el Legado de Chávez desde la codificación que le da el pueblo alumbra caminos importantes para atinar en salidas a la crisis, para comprender los efectos de tal o cual medida sobre los sectores populares, para reconstruir la alianza heterogénea del bloque chavista, para hacer emerger identidades revolucionarias, en fin, para reinventar la construcción del socialismo y darle viabilidad, síntesis y coherencia al  proyecto chavista desde las mayorías. Nicolás Maduro y todos los que militamos por un mundo más allá del capitalismo debemos afrontar este desafío



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Damian Alifa

Combatiente en la batalla de las ideas

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