Los procesos sociales son largos. Ellos están sujetos a la vinculación de una serie de aspectos políticos, económicos y culturales. Pretender la transformación de sociedades obviando uno de tales aspectos, resultaría en una especie de ruptura del sentido del pensar, de sus movimientos, o de sus sentimientos. Tal vez por ello, en el caso de América Latina, y concretamente de Venezuela, por más que se hable de “reducción de la pobreza” (cifras hasta 2012, y aumentadas exponencialmente con el gobierno de Maduro) las mismas sólo responderán a una cifra circunstancial, irónicamente medidas en patrones de consumo (por cierto, término aplicado en las economías capitalistas) pero, difícilmente asociadas con el desarrollo integral del ser desde una perspectiva de sus potencialidades, es decir, convertirse en un ciudadano con las suficientes capacidades para generar no sólo desarrollo en la sociedad, sino convertirse en agente multiplicador de sus conocimientos y ejemplos positivos a las venideras generaciones.
Uno de los puntos que mencionan los (auto)líderes del gobierno de Maduro tiene que ver con que han llamado la construcción del “hombre nuevo” (término que por demás ya resulta machista, cuando estamos en un debate de permanente inclusión del ser, y así debería llamarse). Pareciera que en la filosofía (sí saben que significa esa palabra) de algunos personeros del gobierno debemos sujetarnos de aquellas palabras de Gea¹ cuando le dice a sus hijos: “Queridos hijos míos, vástagos de un padre culpable, si queréis obedecer, tomaremos venganza de la acción injuriosa de vuestro padre porque él fue quien primero meditó un designo cruel. Habló así y el temor invadió a todos, y no respondían ninguno de ellos. Por fin, recobrando ánimo el grande y sagaz Cronos, dijo así a su madre venerable: Madre, en verdad te prometo que llevaré a cabo esta venganza. Ya no tengo respeto a nuestro padre, porque él fue quien primero meditó un designo cruel.”
Por supuesto que tal historia mitológica tendría que ver con el amigo Héctor Rodríguez, máxima autoridad educativa del país, quien es el protagonista principal en la pretensión del Ministerio del Poder Popular para la Educación en que los maestros, supuestamente después de su formación extra-académica por parte del mencionado ente (lo que han llamado sábados pedagógicos o cualquier otra barbaridad epistemológica) serán “transformados” en su quehacer laboral, pensando que de esta forma los docentes se convertirán en cuales hijos de Gea, y por ende, éstos saldrán cuales Cronos para ir “formados” con la venganza sobre el enemigo; verbigracia, “un hombre nuevo” quien debe borrar cualquier vestigio de su historia reciente, porque ésta es parte del envenenamiento progenitor. Eso sí, sin contradecir en lo mínimo, y bajo la condición del miedo, los designios de quien ordena tal venganza. Algo así como decir, borra de tu mente todos los recuerdos, toma la espada y “rodilla en tierra”, ve en la búsqueda del enemigo que te he señalado porque ellos son la pestilencia y origen de todos los males del país.
Y eso es precisamente, lo que individuos como el propio ministro de Educación, aunque otros y él mismo, digan que sus palabras fueron “descontextualizadas”, al momento de afirmar ante un grupo de venezolanos, palabras más, palabras menos: que la revolución no los sacaría de la pobreza para llevarlos a la clase media y se conviertan en “escuálidos”, es la clara confesión que para los representantes del gobierno no somos hijos de Guaicaipuro o Bolívar, sino de Colón o los oligarcas en tiempos de lucha de independencia. Pareciera que no somos hijos de insignes venezolanos como Humberto Fernández Morán o Arturo Uslar Pietri sino de quienes en tiempos de la llamada “democracia representativa” (porque al parecer la “participativa y protagónica está vacunada) saquearon a la nación.
Lo anterior viene dado para explicar a los “tecnócratas” del gobierno de Maduro, tan dados por citar al llamado “Maestro de América”, Luis Beltrán Prieto Figueroa y la FAO (Food and Agriculture Organization, siglas en inglés, o traducido, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) los máximos logros de la revolución en los campos de alimentación y educación, cuando la realidad es que al parecer esos politiqueros de oficio, no sólo demuestran una gran ignorancia en lo que dicen, sino que también desnudan en su verbo que jamás se han leído a Prieto Figueroa, y menos conocer los planteamientos que ha realizado la propia FAO sobre las composiciones agrícolas del mundo y sus posibilidades de desarrollo en nuestro continente.
Sobre lo expresado por la FAO, en su momento Prieto Figueroa (ibídem), señalaba que dicho organismo calculaba para inicios del siglo XXI una población en más de 600 millones de personas en América Latina, cuyo promedio de proteínas apenas superaba los 25 gramos en promedio en analogía con los 55 gramos que consumían los países desarrollados y de una ingesta de calorías de 2.180 gramos diarios para los primeros y 3.315 para los segundos. Prieto Figueroa también reflexionaba en tal investigación que China estaba ubicado como un país de hambruna periódica, describiendo en sus palabras a los hambrientos como aquellos que carecen de dinero para comprar los alimentos y los pobres quienes comen menos e ingieren alimentos de menor calidad. La pregunta para Héctor Rodríguez y tecnócratas del gobierno sería: ¿Cuál es la realidad del venezolano desde que Maduro asumió el poder? Partiendo de la referencia del Maestro de América, desde ese entonces, década de los 80, ¿En qué se ha convertido China? ¿En qué se ha convertido Venezuela?
Por supuesto, que cuando revisamos el pensamiento de Luis Beltrán Prieto Figueroa (2012)² sobre el educando y su educabilidad interpreta sobre éstos: “(…) El educando no es ni malo ni bueno, ni ángel ni demonio. No es tampoco cera moldeable en la que el educador pueda imprimir a voluntad la imagen que se forja de un hombre futuro. Todos con el nacimiento, traemos a la vida un conjunto de posibilidades y ciertas limitaciones que son los extremos dentro de los cuales debe moverse el proceso de formación que implica la educación.” (pág. 226)
Entonces, si asumimos como ciertas las palabras de Prieto Figueroa, es evidente, que el pensamiento de los docentes podrá ser callado, pero nunca alterado en sus convicciones como formador de una sociedad. Y sí es así ¿Cómo pretender que emerja un ser distinto para la sociedad en las condiciones malogradas de crisis que vive en el país en su contexto político, económico, social y moral, apartado de esa suerte de conductas “corruptas”, “capitalistas” y “consumistas”, las tres “C”, que han secuestrado al gobierno de Maduro?
Si lo descrito, ya resulta demoledor, sabrá Héctor Rodríguez que también Prieto Figueroa señalaba que las familias que percibían para 1980 (cuando el valor de nuestra moneda se cotizaba en Bs. 4,30 por dólar y era considerada una de las de mayor valor en el mundo) salarios inferiores a los Bs. 2.000 mensuales, (es decir, más de 400 dólares en promedio) eran ingresos de “subsistencia”.
Entonces, Héctor, tú como “vice – presidente de esa entelequia llamada “área para el desarrollo social”. ¿Por qué no citas a Prieto y hablas que a tasa del mal llamado Sistema Marginal de Divisas (Simadi), el salario mínimo mensual no llega a superar los 40 dólares y peor si la calculamos con el llamado Dólar “Today”? Héctor ¿Has revisado que una de las interpretaciones que hace el Maestro de América sobre la conducta de las personas está asociada como producto de su vida en relación con la actividad de éstos, la cual crece en su interior y se adueña de sus acciones? ¿Son o no tus palabras contradictorias sobre el porqué esos venezolanos, hoy revolucionarios, pudieran convertirse en “escuálidos”, cuando ven actitudes consumistas y capitalistas de altos funcionarios del gobierno, quienes llegan y se van en lujosas camionetas vestidos con ropa de marca o viven comiendo y hospedándose en restaurantes y hoteles de lujo? ¿Es así como la educación podrá influir positivamente sobre la construcción espiritual y pensativa de un nuevo ser? Creo que no, porque desde lo más alto del Estado si algo se promueve es capitalismo y consumismo. Peor aún, es cuando ese capitalismo y consumismo se genera sobre la interrogante de ver a cualquier funcionario del llamado gobierno “revolucionario” gastando a manos llenas y obteniendo bienes impensables para cualquier ciudadano ¿Provenientes de la corrupción?
Héctor otro punto: ¿Cuáles son los criterios para entregar “canaimitas” (bachillerato) y “tabletas”? ¿Excelencia académica, deportiva o cultural? ¿O se entregan sin importar tales condiciones en los estudiantes? Es eso promover responsabilidad o consumismo sin tener una previa condición para la condición humana y plausible del ser, es decir entregar incentivos a quienes lo merezcan.
Héctor si quieres una recomendación, dile al presidente Maduro que si algo está promoviendo su gobierno sobre la población es la multiplicación de las tres “C”: Corrupción, capitalismo y consumismo en tiempos de una espantosa crisis económica, la cual apenas si permite un salario para medio comer (lee bien: para “medio comer”) pero que está dividiendo profundamente las clases sociales entre pobre ricos, y entre pobres y privilegiados. ¿En cuál espacio te ubicas? ¿En la corrupción, el capitalismo o el consumismo? Es bueno que te definas y le digas a Maduro en cuál dirección se orientan, porque es obvio que esas tres características sólo son posibles en una casta del país, porque el pueblo está muriendo de mengua. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
¹ Hesiodo – La Teogonia –
². Luis Beltrán Prieto Figueroa – El maestro como líder. Principios generales de la educación –