La ética sindical y Cruz Villegas

Serán nobles mis últimos pensamientos

Reafirmación de la ruta escogida

La que escogimos tú y yo

La que siguen nuestros hijos”. CruzVillegas

 

Hace mucho tiempo, para realizar un trabajo de investigación en una materia llamada Teoría y Práctica de la Acción Sindical, de la carrera de Sociología en LUZ, entrevistamos a Carlos Arturo Pardo, dirigente en ese entonces del MAS y representante del sindicalismo de dicho partido. Cuando le preguntamos acerca de la ética del dirigente sindical (hablamos de principios de los años `80), nos planteó que deberíamos entrevistar al “viejo” Cruz Villegas, puesto que Villegas era una de las máximas referencias en cuanto a la ética sindical y al revolucionario integral. No se pudo entonces, por dificultades de movilización, pero quedó esa imagen de una dirigencia sindical comprometida realmente con los intereses de la clase obrera, que no claudicó ante los cantos de sirena de la derecha venezolana e internacional.

Ahora, por vía de una de su hijas, Esperanza, tenemos en nuestras manos el libro “Cuando yo tenga mis manos”, homenaje de su familia a la vida y obra de Cruz Villegas, donde se leen pasajes precisamente de una vida integral, donde se conocen otras facetas de la vida de Villegas, como su amor hacia la familia y su condición de poeta. Y digo que es un homenaje de su familia, puesto que, tal como se lee en el mismo, la compilación de los textos que están contenidos allí fue realizada por mi su nieta Alejandra Teijido Villegas, hija precisamente de Esperanza Villegas y estudiante de la UCV y de UNEARTES, mientras que la portada fue diseñada por su otra nieta Karen Cortés Villegas, hija de Asia Villegas.

Es un libro importante, puesto que recoge en una Historia de Vida, lo que fue una época altamente conflictiva (¿cuándo no?) de la lucha política venezolana, de tiempos de persecuciones, muerte y tortura contra muchos revolucionarios, y al mismo tiempo de ejemplos de esa misma lucha, en función de los ideales de redención del pueblo contra los grandes intereses dominantes en lo económico, político y social propios de la sociedad capitalista, pero también de desviaciones e inconsecuencias al interior del movimiento revolucionario.

Es importante rescatar esos valores en los tiempos que actualmente vivimos en Venezuela, América Latina y el mundo en general. Legados como el que deja Cruz Villegas son necesarios de invocar, como hacen las culturas originarias que acuden a sus ancestros para hallar en ellos las claves de actuación en situaciones duras para la vida social. El sindicalismo nuestro, está ávido de este tipo de ejemplos. La ética de un dirigente sindical es fundamental para la formación del pueblo trabajador, para la lucha por sus reivindicaciones, por la transformación social y para mantenerse firme ante las tentaciones que le colocan los patronos, públicos o privados a esta dirigencia que debe entender acertadamente su papel, tantas veces truncado, desviado o tergiversado por una dirigencia sindical cuartorrepublicana que traicionó sus intereses de clase social.

Así que recomendamos altamente la lectura de esta obra, puesto que allí encontramos luces, faros que alumbran los a veces oscuros caminos del sindicalismo y la revolución verdadera.



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Cécil Gerardo Pérez


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