Chávez y ¿su última palabra?

Una joven candidata a las elecciones primarias del PSUV recientemente narraba como durante un recorrido por una barriada caraqueña fue increpada por un ciudadano, este hombre de edad avanzada luego de haber expresado su afinidad con la propuesta de la joven, le pidió que lo acompañara hasta su casa. En el momento en que llegan al lugar se encontra con una vivienda improvisadas de esas que abundan en los cerros de Caracas, en su interior no contaba con ningún objeto de mayor valor, sin embargo, se encontraba en la sala de esta casa de precarias condiciones una suerte de altar, en cuyo centro estaba un retrato de Hugo Chávez. El dueño de la casa le pidió que refrendara su posición política mediante un juramento frente al retrato de Chávez colgado en una pared, el pacto se cerró con el compromiso de la joven de “jamás traicionar el legado”.

 

¿Sentimentalismo populista? Algunos lo afirmarían sin titubeos. Sin embargo, creo que aún hay mucha tela por cortar en este asunto. En tiempos en los que Toby Valderrama saca un documento apócrifo como testamento de Hugo Chávez, que Luis Fuenmayor niega la existencia de un legado pues argumenta que no es una obra escrita, que decenas de intelectuales recortan fragmentos del discurso de Hugo Chávez a su conveniencia y que otros tantos acusan al compañero Nicolás Maduro de no continuar por el sendero de Chávez, consideramos urgente replantear el debate. En este sentido, nos preguntamos ¿Qué significara para aquel ciudadano no traicionar al Legado de Hugo Chávez? Es un enigma que como diría Galeano “reposa como un desafío candente sobre los hombros” no solo de aquella joven candidata sino de todos aquellos que nos sentimos parte del proyecto anticapitalista de Hugo Chávez.

 

En un artículo del profesor Javier Biardeau titulado “Políticas de interpretación del legado de Chávez” nos advertía de los peligros de un posible “fetichismo de las claves de recepción popular del discurso de Chávez” en nuestra propuesta y nos imputaba no comprender la existencia de “las huellas del discurso, las ideologías e imaginario de los sectores dominantes y de sus aparatos de hegemonía” en las clases subalternas, en nuestro articulo “para explorar nuevos caminos en busca del legado”. En consecuencia se nos confunde a quienes creemos en una interpretación del legado de Chávez en clave popular con una suerte de reedición del “mito del buen salvaje”. Nada más alejado de nuestro análisis.

Tomemos prestado un fragmento de la definición que el profesor Biardeau extrae de la RAE a propósito de la definición de “legado”: “En general cuando se habla de legado, se plantea la transmisión de una cosa material o inmaterial desde una procedencia, que se deja en “testamento” de padres a hijos, o de generación en generación, a través de una “cadena de traspaso” que asegura la relación entre legado y procedencia” De acuerdo a esta definición ¿Que es esa “cosa material o inmaterial” que Hugo Chávez lego?

Para nosotros la gran obra de Hugo Chávez consistió en reconstruir las identidades populares-nacionales alrededor de un discurso amplio de izquierda donde gravita la idea del socialismo. Este es para nosotros la obra práctica de insondable valor estratégico para la transición al socialismo que dejó Hugo Chávez. Esto no implica la coexistencia plenamente armónica entre las identidades populares, el discurso de izquierda y la idea difusa de socialismo. En efecto, la relación entre estos tres discursos es una relación no exenta de tensiones, contradicciones y dificultades.

En este sentido, así como vemos “las huellas del discurso, las ideologías e imaginario de los sectores dominantes” y las telarañas clientelares en las identidades populares, también detectamos los resabios dogmáticos, conservadores, anti-democráticos y deterministas en el discurso de izquierda. En ambos polos se envilece el legado de Hugo Chávez y se le despoja de su potencial transformador. Por ejemplo los que en otrora despotricaban de Chávez al exigirle una suerte de guión leninista hoy realizan lo propio con Nicolás Maduro. En este sentido, creo que la pregunta central es ¿cuál es el guión chavista que exigió aquel anciano del altar a la joven candidata o que le exigiría seguramente al mismo Nicolás? En la política no solo hay decisiones “racionales”, tambien hay sentimientos, pasiones e intuiciones.

Siguen las interrogantes por responder. Si, ¡Que se abra el debate! Profesor Javier, tenemos la firme convicción que ese es el camino correcto. Ademas, coincidimos con la importancia del estudio minucioso del discurso de Hugo Chávez. Sin embargo, insistimos en que no creemos en apropiaciones dogmáticas de fragmentos de ese discurso. Tampoco estamos reñidos con la rigurosidad y el manejo ético de fuentes para el abordaje del discurso de Hugo Chávez, por ello, insistimos vehementemente en que cada frase diseccionada de su discurso debe estar enmarcada en un agudo análisis de coyuntura sobre el momento en que fue enunciado para que no pierda su sentido transformador. Por último, no creemos agotado el potencial emancipador de Hugo Chávez en su discurso, creemos que existen efectos incalculables de la práctica transformadora de Hugo Chávez. Asimismo, para nosotros defender el legado revolucionario de Chávez es lograr sostener y estrechar esa articulación entre las identidades populares y el discurso de izquierda, así como entroncar la idea del socialismo con la identidad nacional popular, ese es desde nuestra perspectiva el camino del no retorno. Esto implica rectificación, pero no solo de los que dirigen, sino tambien de las coordenadas del debate que esta planteado.

 

En el marco de la celebración del nacimiento de Hugo Chávez la pregunta emanada de la anécdota del anciano se escucha cual eco en todos nosotros, mientras tanto nosotros cerramos las presentes lineas coincidiendo con Emilio de Ipola en lo dicho en una entrevista donde le preguntaron acerca del fallecimiento de Chávez:

me produjo tristeza la muerte de Hugo Chávez. Más allá de que no compartí muchas de sus iniciativas (...), lamento que haya desaparecido, todavía joven para los calendarios políticos, un líder auténticamente popular, que no había dicho aún su última palabra. Hablo ante su tumba abierta y dejo el análisis para másadelante.”



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